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NAMJOON EN LA IMÁGEN DE ARRIBA

...

—Llevo desde poco más de cinco años. — sus ojos se abren en total asombro, noto las tres miradas sobre mí y siento que no se esperaban esa respuesta por mi parte.

Porqué si, no solo habían pasado meses, había pasado ya cinco años, solo que no me atrevía a decirlo, no quería admitirlo, porque en mi mente aún estaba aquella promesa, quizás era obvio que ya la rompí, pero quería creer que aún tenía algo de tiempo, si, más tiempo del que ya me había tomado.

—¿Qué pasó? —Namjoon vuelve a preguntarme, parece preocupado.

—No lo recuerdo bien.— digo algo triste pues no soy capaz de recordar más que algunas imágenes borrosas.

Era confuso, sabía con perfección que había estado presente en aquel desastre, que había llamas, humanos, gritos, aullidos, balas y más, mucho más, pero era como si yo misma bloqueará cosas y solo me permitía recordar lo que estaba por encima.

—De ese día recuerdo poco, estar con mi padre y hermano en el bosque, junto a la manda y de repente escuchar aullidos, gritos desgarradores y el olor a sangre inundar mi olfato, después recuerdo una sonrisa, una sonrisa macabra y sin duda aterradora, unas palabras y un empujón que me hizo caer por una pequeña ladera y eso fue después que me atravesara en las llamas de las que logré salir.

Todos me miran horrorizados por lo que acabo de contar, no entiendo sus expresiones, no es algo que ellos puedan cambiar o modificar.

—Dios. —Namjoon es el único que dice algo durante varios minutos.

—Si no la aceptas tú lo haré yo. —Jin parece cabreado ¿Por qué?

—Creo que la respuesta es obvia Jin, no sé cómo cojones ha conseguido aguantar tantos años sin manada y sin morir.— siento que se han olvidado de mi presencia y no me resulta cómodo en absoluto. —Está claro que se quedará aquí.

—Mañana comenzaremos a buscarte una casa y algo de ropa ¿Te parece bien? — Jin me sonríe y asiento sin mirar esa sonrisa, no quiero llorar y cada vez que alguno sonríe tengo ganas de hacerlo, me halaga y me alegra que quieran ayudarme de esta forma, pero sus sonrisas no ayudan.

—Sí, muchas gracias.

—Esta noche dormirás aquí. —Namjoon me sonríe y muestra unos hoyuelos que me recuerdan a mi madre, sonrío con algo de nostalgia, me muero por acariciar los hoyuelos de mi madre, pero no puedo, ella no está, al menos aún no la he visto.

¿Ellos aún estarán Aquí?

Me aterra pensar que ellos no hayan logrado llegar, que no estén aquí si no en otro lugar o peor, que ninguno haya podido sobrevivir luego de luchar por salir, que se hayan ido de aca luego de tanto esperar... de tanto esperarme.

Vuelvo en mí cuando detecto un olor diferente en la entrada, huele a primavera y es relajante, un chico de pelo gris, bastante bajito entra en la habitación, bastante alegre al parecer.

Sus ojos son rasgados y pequeños, de color avellana, su nariz es pequeña, sus labios anchos y puedo ver como uno de sus dientes está algo chueco, parece estar bien formado, viste con unos pantalones de media pierna y una camiseta negra de tirantes.

Me fijo en su cabello, puesto que los tres que he conocido, lo llevan teñido y este sigue el mismo patrón, solo que en vez de reflejos, su cabello está completamente de un gris platinado, que le queda bastante bien.

¿Cuántos alfas vivirán en esa casa? Es la siguiente pregunta que me hago cuando dejo de observar su apariencia. Sé que la manada del Sur es conocido por ser dirigida y cuidada por siete alfas, pero ¿Vivirán todos acá?

El alfa nuevo repara en mí y me señala con uno de sus dedos, su mano es pequeña y da cierta ternura, aún más sus pequeños dedos regordetes.

—Namjoon-Hyung, ¿Quién es ella? ¿Y por qué no la he olido? —Jin parece acribillar a Namjoon con la mirada.

—¡Deja de enseñar a nuestros doensangs a ser tan directos Namjoon! —no puedo evitar la carcajada, todos me miran, HoSeok luciendo algo más alegre de lo que le he visto en estas 24 horas.

Pero me pareció muy gracioso, me hizo recordar cuando mi madre regañaba a mi papá por enseñar a mi hermano mayor ser tan directo, aún más cuando se trataba de ligar con una omega, siempre las avergonzaba colocándolas de lo más rojitas, haciendo al final que estás se fueran porque su cortejo no fue del todo bueno.

—No me lo creo... —Hoseok susurra y hasta yo me sorprendo por su actitud. —Has reído ¡Te has reído!— parece incluso alegre de que me haya reído.

—A ver, Jimin-Ah. — Namjoon retoma la conversación con Jimin y quiero escuchar sus palabras, me sorprende que el primero en decirlo haya sido un desconocido, pero al menos puedo saber que no soy la única que se da cuenta de mi falta de aroma.

—Ella es Aysel, es nueva en la manada y esta noche dormirá aquí.—el peli-gris asiente, convencido por la breve explicación del líder. —Y yo tampoco sé a qué se debe su falta de aroma. —me mira y creo que quiere que yo conteste a esa pregunta no cuestionada.

—No lo sé, no tengo aroma y tampoco una clase establecida. —admito, aunque creo que ya se habían dado cuenta.

—¿Cuántos años tienes Aysel? —Jimin se sienta junto a mí y pasa sus dedos por mi pelo, su tacto me relaja demasiado a pesar de resultarme algo incómodo, más si lo acabo de conocer.

—Dieciocho años. No sé mucho sobre las clases pero sé lo básico.—explico, tratando de que dejen de mirarme como lo hacen, Jimin sigue peinándome con cuidado. —Si hubiese sido alfa u omega lo hubiese sabido a los pocos años de mi nacimiento y si hubiese sido beta, lo hubiese sabido desde poco después de los nueve o diez años.—Namjoon asiente y me da la razón.

—Tus ojos son iguales en forma de lobo y humana. —él también se ha dado cuenta. —Es demasiado extraño, eso no quiere decir nada malo ¿Vale Aysel? — asiento, porque tampoco me lo había tomado a malas. —No tienes aroma, tus ojos son iguales en ambas formas... ¿Cuál era el pelaje de tus padres? ¿Lo recuerdas?

—Sí. —sonrío para mí misma, no creo ser capaz de olvidar sus pelajes, sus voces o las pocas imágenes y recuerdos que conservo de ambos. —Mamá tenía un pelaje rubio, como un rubio caramelo, como si se mezclasen los tonos.— Jin posa su mano en mi rodilla derecha.

Creo que me está dando apoyo moral, pero no creo necesitarlo, hablar de ellos no me duele como tal, me libera y me hace sonreír.

—Papá sin embargo era de un color marrón tierra bastante intenso, en su pelaje a veces se podían ver varias tonalidades de marrones claros y oscuros cuando los rayos del sol se reflejaban en su pelaje.

La terminar de describirlos dirijo una mirada sutil a cada uno de los alfas, para ver si alguno ha echo un reconocimiento mental con algún lobo así en su manada por mis descripciones, aunque dudo que conozcan a todos, aunque es posible, pero al no ver algún tipo de reconocimiento, bajo la mirada desanimada.

No se que esperaba, pero puede que sea lo mejor, aún no estoy preparada para lo que aún falta, no quiero que aten cabos sueltos aún.

—Pero tu pelaje es completamente blanco Aysel. —asiento cuando Namjoon retoma la palabra, es bastante obvio sobre todo si de los cuatro que estamos en la habitación tres han visto a mi loba. — No tiene sentido... Empezando que tu cabello tampoco se asemeja a tu pelaje lobuno, tu cabello es negro como la oscuridad y tu pelaje blanco como la nieve. —Namjoon parece perderse en sus pensamientos por un momento.

Y debe tener con qué, puesto que tiene mucha razón, yo también había llegado a esa conclusión, hasta cuando el cabello es teñido, los colores aparecen en el pelaje de tu lobo, como pasa con ellos, pero en mí, es un caso completamente diferente.

—Me encanta tu pelo. —Jimin me asusta, no me he dado cuenta de que ha comenzado a hacerme una trenza hasta que ha pronunciado esas palabras, su voz es melodiosa y tengo la sensación de que me llevaré bien con él.

—Gracias.

—No las des.— sonríe y sus ojos parecen desaparecer tras sus pómulos, su Eye-smile me parece tierno y no puedo evitar guardar esa imagen en mi memoria.

—Me gusta hacer peinados raros, sobre todo trenzas, pero los únicos que me dejan hacérselos son TaeHyung-Ah y JungKookie-Ah y no tienen el pelo tan largo y bonito como el tuyo. — me sonrojo porque no he escuchado unas palabras tan dulces en mucho tiempo. —Ven, iremos a mi cuarto, allí hablaremos y cuando vengan los demás te los presento. — no me da tiempo a decir nada, me arrastra hasta su habitación en la planta de arriba.

A pesar de que parece algo mayor que yo es algo más infantil, cosa que me agrada completamente, tal vez consiga llevarme bien con él.

Entramos en su habitación y nos sentamos en su cama, él sigue jugando con mi pelo enseguida y se me escapa una risa cuando veo cómo levanta parte de la trenza, que me ha vuelto a hacer de cero y parece las espinas de un pez.

Así como me sorprende el hecho de que he estado riendo y sonriendo después de cinco años y me sale de una forma natural que me pone los vellos de punta, mi loba siente agrado con solo los minutos que he estado aquí.

—Tu cabello es muy largo ¡Me encanta!— Jimin chilla con emoción y no puedo evitar sonreír de nuevo.

Él tenía razón, mi cabello es bastante largo, a eso de llegarme por las caderas y a diferencia de mi pelaje completamente blanco, este era totalmente negro, dando a más controversia de lo diferente que era a los demás.

—¿Cuántos viven aquí? — pregunto porque esa duda comienza a volverme loca.

—Vivimos siete, somos alfas, los más fuertes de la manada y también los más divertidos. —bromea y yo sonrío ante sus palabras, debe ser agradable vivir todos juntos. Sabía bien que era la manada de los sietes Alfas, manada del sur, lo que me sorprende es que los siete vivan en una sola casa.—Todos nos llevamos bien, pero cuando peleamos... no quieres estar cerca. —escucho su risa y me relajo mientras muestro la mejor de mis sonrisas. —¡Tienes hoyuelos! —me sorprendo por sus palabras y pego un pequeño salto en mi sitio cuando le veo frente a mí.

Me sorprende su observación, no me he visto sonreír cuando estaba en el baño por lo que no sabía que tuviese hoyuelos.

—Cuando venga TaeHyung-Ah te enseñaremos los dos la aldea, ¿Te apetece? — me pregunta, veo como sus ojos vuelven a desaparecer por su sonrisa, Jimin parece alguien realmente dulce, me cae bien.

—Claro. —acepto y siento como la sonrisa de mi rostro aumenta un poco más.

(...)

Pasan algunas horas, ya hemos comido y debo aceptar que, aunque al principio, he estado algo reacia a probar esa pasta extraña, estaba muy rica, Jin cocina muy bien y no me extrañaría que sea cocinero o tenga algún bar, cafetería o restaurante, seguro es el más famoso de la aldea.

TaeHyung llega unos minutos después de haber empezado a comer el almuerzo y solo le observo en silencio como he hecho con los demás.

Su nariz es grande y bonita, sus ojos son rasgados y de color avellana muy claro, sus labios son anchos y me doy cuenta de que tiene un lunar en la punta de su nariz y uno en su pómulo izquierdo, así como en uno de sus labios, su sonrisa es peculiar y ese detalle me resulta fascinante, nunca había visto una sonrisa como la suya, le queda con su personalidad extrovertida, cuando sonríe sus labios parecen un rectángulo, tiene el pelo castaño, huele a almendras y avellanas, su aroma me dan ganas de comer dichos frutos secos y me sorprende ver a alguien que no tiene el pelo teñido.

TaeHyung acaba por convencer a Jin y éste le da lo que parece ser dinero, después, junto con Jimin, me arrastran fuera de la casa y vuelvo a reír, porque ambos chicos me dan ternura y me divierten.

Aunque en el fondo, sigo sintiendome extraña.

—Iremos a comprarte ropa Aysel.— Jimin me sonríe y comienza a guiarme por la aldea.

La aldea luce más como una ciudad, los edificios no están hechos de adobe ni paja como esperaba antes de llegar, son edificios grandes, bonitos y modernos, caminamos unas calles y me doy cuenta de porqué lo llaman aldea.

Un montón de cultivos aparecen a mi izquierda mientras que a mi derecha todo sigue pareciendo una ciudad, las calles no están asfaltadas y eso me agrada, mis pies descalzos disfrutan del césped que piso y por suerte, puedo ver varios aldeanos descalzos igual que yo y no sentirme fuera de lugar, más de lo que ya me siento.

Al menos algunas cosas se parecen a la que era mi aldea, mejor dicho, manada, en mi manada no había algún tipo de cultivos, nosotros éramos abastecidos por otras manadas por no tener cosas suficientemente sustentables.

—Si hubieses ido mañana con Jin-Hyung hubieses acabado con un armario lleno de color rosa. —TaeHyung hace una mueca que me resulta terriblemente tierna. —No tiene mucho sentido de la moda... —sé que bromea porque tanto Jimin como TaeHyung se ríen.

A mi derecha veo una pequeña casa de color blanco con detalles negros, cuenta también con un pequeño jardín, el cual se veía muy cuidado, lleno de cualquier tipo de rosas, se podía ver que habían crecido de forma natural y no de manera que alguien las había plantado, eran muy hermosas y cautivaba mi mirar, me hacían acordar al pequeño jardín de mi abuela, el cual no podías estar ni a cinco metros porque te decía "No pises mi jardín" así no lo estuvieras pisando y estarás lejos de hacerlo.

Aún así, en frente de aquella casa, no puedo evitar pararme y observarla un poco más de cerca, el cartel de "Se Vende" me confirma que no vive nadie y deseo poder hacerme con esa casa, tiene algo que me llama la atención y no puedo evitar acercarme cada vez más, hasta que unas manos sujetan las mías.

—¿Te gusta esta casa? — Jimin sonríe nuevamente a mi derecha, TaeHyung lo hace de igual manera, asiento, esa casa me atrae.

—Mañana le diremos a los Hyungs que ya has encontrado casa. —TaeHyung me agarra la mano y parece querer decir algo más, no lo hace, cambia de tema. —Vamos, nos espera una gran tarde de compras.

Ambos comienzan a correr y me arrastran con ellos, escucho sus risas y me llenan los oídos.

Corremos por las calles y a pesar de que siento cientos de miradas sobre nosotros sigo riéndome junto a ellos, sigo riendo y sigo disfrutando como hace años que no lo hago.

Escucho más risas, palabras divertidas y agradables de la gente a nuestro alrededor, se divierten tanto como nosotros lo hacemos.

Sinceramente trataba de hacer que la melancolía no se hiciera evidente, todo aquello me hacia querer llorar incontables veces más la perdida de mi manada.

(...)

Salgo de la última tienda del día, cargada con varias bolsas y no he podido pasar más vergüenza, tomo nota de volver sola a esta tienda, comprar ropa interior no es algo que haré de nuevo acompañada.

Mi cara está completamente roja y escucho sus risas, divertidos por mi aspecto.

No es divertido, al menos para mí.

De camino a casa esta vez caminamos más relajados y cansados, me han comprado más ropa de la que creo que usaré nunca.

—No te preocupes más Aysel.— TaeHyung intenta que levante la cabeza, que aparte la vista del suelo, pero estoy demasiado avergonzada. —Ya no tendrás que volver en mucho tiempo.

El problema no habían sido los chicos, el problema era la mujer que me atendió, me acribilló a preguntas a las cuales no tengo respuesta, ni antes ni ahora.

Escucho risas fuertes, no son como las de antes ni son de mis acompañantes, son risas malignas, descaradas y agrias, algunos sollozos logran sobresalir entre las risas, levanto la cabeza y busco con la vista la procedencia de los sonidos que me están volviendo loca, a mí y a mi loba, están lejos y puedo ver que los chicos no consiguen escucharlo.

Aquello me atormenta, es como si recibieran algunas imágenes de aquella trágica noche, sacudo la cabeza incómoda, quizás era producto de mi imaginación, pero nada, no era imaginación, mi cuerpo se estremece y creo no poder contenerme, nuevamente esa sensación de correr a ello, me llama.

—¿Podemos ir hacia allí? —pregunto señalando la calle por la que sobresale el sonido que al parecer solo yo escucho, ambos me miran raro, pero aceptan sin problemas, pero algo confundidos miéntras yo trato de disimular.

Comenzamos a caminar y en vez de dejar que ellos me guíen lo hago yo, por diferentes calles, las risas y los sollozos son cada vez más audibles, hasta que, cuando estamos a una calle de llegar los chicos lo escuchan.

Ambos me miran, creo que se preguntan si lo he escuchado desde hace un rato. Acelero mi paso porque comienzo a oler sangre, quiero llegar hasta el olor y bañarme de éste, pero no debo hacerlo asi que me controlo.

Cuando soy capaz de ver a los causantes de las risas, los sollozos y el olor de sangre me sorprendo al ver a algunos lobos, la mayoría son marrones, pero hay uno que es un poco más oscuro que el resto, en el suelo veo a un lobo algo más pequeño, a penas un cachorro de un color cobrizo, el marrón en su pelaje era claro, pero gracias a los rayos del sol puedo diferenciar y ver que tiene reflejos naturales rojizos que se mezclan con el rubio caramelo y marrón de su pelaje, tres colores perfectamente combinados y hermoso, así como atrayentes, es largo y muy lindo.

Dejo las bolsas en el suelo y sin importarme la reacción de mis acompañantes tomo mi forma de lobo.

Corro hacia el grupo y le doy un golpe en el lomo al lobo de color más oscuro, le aparto del lobezno que se asusta aún más, gruño en dirección a los demás lobos.

—¿Qué cojones? —escucho la queja del lobo al que acabo de empujar, se está levantando del suelo y se acerca hacia mí, me pongo frente al lobezno y le gruño cuando veo que intenta acercarse al pequeño. —Ese idiota es mío, apártate.

—Apártame tú.— le reto, éste se pone en posición de lucha, le imito, no voy a dejar que dañe más a un pequeño lobezno.

Un lobo gris con las puntas blancas y otro de color avellana con manchas cobrizas en sus dos patas delanteras se ponen a mi lado, veo como el grupo detrás del más oscuro dan un paso atrás, pero el que está frente a mí no se acobarda.

—Jimin-Hyung, TaeHyung-Hyung, apartense.— parece una orden, pero ambos nombrados no se separan ni un paso de mí.

—Vamos NamHoon, deja al lobezno. —Jimin le regaña y aquel nombre me suena de haberlo escuchado en otra parte.

—¡APÁRTATE!— usa la voz de alfa y veo como Jimin y TaeHyung me observan esperando una reacción por mi parte, la cual nunca llega.

—No lo diré dos veces Hoon, deja al lobezno en paz. —gruño y doy un paso hacia adelante tomando confianza de llamarle por su nombre, sus amigos salen corriendo a su espalda y veo como el más oscuro da un paso hacia atrás, me gruñe y acaba por imitar a sus amigos.
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Darkest_Light_Soul

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