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JIN EN LA IMÁGEN DE ARRIBA

....

Despierto con los rayos del sol golpeandome los párpados, los abro lentamente parpadeando varías veces para acostumbrarme a la fuerte luz natural, me quedo tranquila observado el paisaje del bosque que me deja ver la entrada de la cueva.

Unas grandes ganas de salir corriendo y aullar a todo pulmón miéntras disfruto de la libertad de este bosque, pero no lo hago, me abstengo de ese instinto, debo estar al tanto y atenta a todo lo que pueda pasar.

La propuesta del lobo a mi derecha aún ronda mi cabeza, si solo supiera que prácticamente no hace falta su invitación cuando ya me han estado esperando hace meses, en los cuales también me buscaron, pero lograba esquivarlos, los despistaba, llevándolos a otras direcciones, dejando así, mantenerme libre de ellos por un tiempo y pues, al no tener algún aroma del cual aferrarse en su búsqueda, era todavía más fácil.

Y a pesar de que se que encontrare a mi familia en su aldea, no se lo que me pueda encontrar con el resto de su manada, la soledad me gusta, pero admito que empieza hacer agobiante y poco a poco la euforia con la que despierto cada mañana a causa de mis pesadillas, se va transformando en una sensación de agobio, siento que no respiro, que necesito escapar, salir corriendo, huir y no mirar atrás.

Pasados los minutos en los que logró estar tranquila y respirar calmadamente, me levanto para despertar a Hoseok, quien me pide unos minutos más, haciéndome bufar y empujarlo con mi hocico.

—Despierta ya de una vez Hoseok.— repito por tercera vez ya molesta, pero este no tiene amago de querer levantarse y no se que hacer para que se despierte.

—Cinco minutos más. — insiste y ya cansada muerdo con algo de fuerza su oreja.

Soltando un quejido por fin se despierta, colocándose en su cuartos traseros me mira con un "puchero" los humanos lo llamarían "cara de cachorro" pero aquel gesto no causa nada en mi, así que con su pata masajea un poco su oreja.

—¿Porqué me has mordido? — decide preguntar alejándose de las hojas y estirándose un poco.

—¿Enserio será esa tu pregunta? — alzó una ceja incrédula en un gesto que casi no se define por estar en forma lobuna. — "Cinco minutos más" ¿Te dice algo?— me burló de él y él avergonzado agacha la cabeza. —Además no sabía que más hacer, agradece que fue eso y no.... Y no arrastrarte y lanzarte al lago.— digo sacudiéndome un poco.

—Bueno, menos mal ha sido la oreja.— alzó las cejas mirándolo incrédula al no saber de qué tipo es su sarcasmo o doble sentido. —Imagínate si no hubiera sido tirarme al lago o morderme la oreja, sino romperme una pata o yo que sé.— dice y ruedo los ojos dándole la vista de mi lomo, mostrando algo de indignación, ganas no me faltaban, pero no se lo iba a admitir.

—Ayer te salve ¿Por qué te rompería una pata ahora?— mi pregunta no tiene nada de diversión ni gracia, así que cuando él lo nota hecha sus orejas hacia atrás.

—No estás acostumbrada a la gente ¿Cierto?— su pregunta me descuelga un poco y miró al suelo sin evitarlo, si supiera que antes lo estaba y mucho, ahora solo tengo la sensación de que si estoy si quiera con una persona, solo lograré causarle daño.

Mi silencio le responde y él parece ponerse triste, no le comprendo, lo que hace que le mire confundida.

—¿Desde cuánto tiempo llevas sin manada Aysel?— su pregunta es sería, pero sinceramente prefiero no responder, principalmente porque se dará cuenta de quién soy, eso claro, si es que ata los cabos sueltos.

Veo cómo se queda en silencio unos segundos y al instante toma su forma humana, me fijo en su pelo, es marrón con algunos mechones de color naranja, son apenas tan solo unos leves reflejos combinados con su cabello, aún así se nota que es teñido, pero me da igual, sus ojos son rasgados y de color chocolate, su nariz es pequeña y fina, su mandíbula está perfilada y sus labios son gruesos, viste unos pantalones vaqueros y una camiseta blanca, es más alto que yo y es bastante delgado.

Se gira y camina en dirección a las pocas pertenencias que tengo, las guarda en una pequeña bolsa que me encontré hace unos meses.

Le llamo y le pregunto qué hace, se gira y me muestra una sonrisa con forma de corazón, no soy capaz de decir nada; quiero llorar, no soy capaz de recordar la última vez que vi una sonrisa que no sea la mía en estos meses, sin mencionar que durante ese tiempo, nunca sonríe, desde aquel incidente no sonrió, mi sonrisa se fue con todo aquello.

Se levanta y toma su forma de lobo, lleva la bolsa sujeta entre sus fauces, me hace un gesto con la cabeza y me da a entender que es momento de ponerse en marcha.

Es en este momento es donde mis nervios se ponen de punta. Veré a mi familia, estaré en una aldea nueva y debo decir que no estoy preparada para eso, si con Hoseok me costó estás pocas horas estar con él, no me imagino estar con varias personas a mi alrededor.

(...)

Llevamos caminado poco menos de una hora y por lo que me ha dicho y lo que se por haber explorado el territorio no falta mucho para llegar al territorio de su aldea, su olor me relaja, me encanta el olor de las frutos secos,  me acuerdan a mi hermano y las ansias de verlo, saltarle encima y morder sus patas y orejas para molestarlo llenan mi cuerpo de emoción y mi cola inconscientemente empieza a moverse de lado a lado con rapidez.

Un olor diferente aparece a los minutos, huele a fresas dulces, como pastel y al parecer Hoseok también lo ha olido porque enseguida mueve su cola con alegría, al contrario que yo, que me pongo a la defensiva, no se quién es y su aroma me alarma un poco, parece mucho a él de Lia, aún no estoy preparada para verlos y nuevamente el Shock de un aroma parecido me vuelve a golpear.

El olor es dulce y agradable, poco después me doy cuenta que no es ella, pero aún así no quita el hecho de que no lo reconozco y no me gusta la inquietud que siento.

A los segundos aparece un lobo de pelaje blanco con mechones marrones claros intercalados con algunos grises y lo que parece un rosa muy pálido, que adorna las puntas de un rosa pastel muy suave, sus ojos son ámbar, es otro alfa, al igual que Hoseok, el lobo se acerca corriendo hacia nosotros haciendo que me alarme más y me coloque agazapada lista para cualquiera ataque de él.

—¿Se puede saber dónde estabas?— parece cabreado con el lobo frente a mí, pero ese cabreo pasa rápido y al instante está encima de él comprobando su salud. —Nos habías preocupado Hoseok.

Me relajo un poco colocándome derecha, pero aún así atenta, aunque estando incomoda, paso a ser un tercero en la escena y no es agradable, aunque la sensación de escapar aprovechando que no me ven me invadió.

—Lo siento.—se disculpa, parece que no se diesen cuanta de mi presencia y estoy a punto de coger la bolsa que el cobrizo naranja ha dejado en el suelo y salir corriendo en dirección a mi cueva dándole paso así a los pensamientos que creaba para mí siguiente fuga perfecta, pero no me da tiempo y tengo la sensación de que me he perdido parte de su conversación.

—¿Quién es ella Hoseok?— pregunta el desconocido y me doy cuenta de que hablan de mí, me mantengo sin expresión y solo miró a ambos alfas.

—Oh, ella es Aysel, Jin.— me presenta y yo asiento con la cabeza, ahora a parte de su olor también conozco su nombre, Jin, pero aún así no me siento en confianza.

—Muchas gracias por ayudarle Aysel, serás bienvenida en nuestra aldea siempre que lo desees. —no sé cómo reaccionar así que me mantengo en silencio, joder, no quisiera que fuera así, se sentiría bien ser rechazada para así poder tomar mi bolsa e irme.

—Jin... ella vendrá a vivir a nuestra aldea.— el lobo blanco-pastel parece sorprenderse ante la noticia y yo miro a otro lado, ganas de decir que fue por qué Hoseok me está obligando no me faltan, pero también pienso en la otra contraparte así que me quedo callada.

—Hoseok, ella tiene una aldea a la que volver, ¿cierto? —me hago la pregunta de qué si no quiere que les acompañe o si solo quiere asegurarse de que su aldea no se mete en problemas.

—No tengo manada. —digo, a lo que Jin se sorprende e incluso parece escéptico ante la idea, bufo ante su reacción vuelvo a mirar a otro lado, como odio ser el centro de la conversación y más si a mi manada conllevaba el tema de conversación.

—Es cierto Jin.— Hoseok corrobora mis palabras.— He pasado con ella casi veinticuatro horas y te aseguro que no tiene manada o aldea alguna.— Jin parece pensar un poco más sobre lo dicho y parece que la tristeza le consume ¡Odio Eso! Ni siquiera me conocen, comprendo que aquel sentimiento lo pueden comprender, pero el hecho me molestaba un poco, tal vez por el dolor que aún sentía. La simpatía no era mi favorita en casos como estos.

—Hablaremos con Namjoon, pero no te preocupes Aysel,— me mira y parece haber un poco de cariño en sus ojos, cariño que no logro comprender, no sabe nada más que mi nombre. —Esta será tu aldea y manada a partir de ahora.— y sinceramente aquellas palabras no las quería escuchar.

Asiento porque no sé qué debo decir, comenzamos el camino nuevamente, Hoseok vuelve a coger la bolsa, creo que lo hace porque sabe que si la llevo yo, aprovecharé la mínima oportunidad para huir, lo cual es; cierto, aunque pensándolo bien, aquella bolsa no era lo que me detenía de hechar a correr y perderlos de nuevo, era mi familia.

Caminamos durante media hora más y por fin vemos la entrada del pueblo, ambos chicos toman sus formas humanas y veo a Jin, su pelo es castaño claro y al igual que Hoseok, el rosa está mezclado en su cabello como simples reflejos, Teñido, por lo que me hace saber que el gris en su pelaje, es por naturaleza de su lobo, sus ojos son rasgados y algo más oscuros que los de Hoseok, su nariz es un poco más grande, pero le queda bien, sus labios son anchos y regordetes, bien marcados y pronunciados, viste unos vaqueros y una camiseta verde; es unos centímetros más alto que Hoseok y parece algo más ancho, en especial de hombros, pero siendo igualmente delgado.

—¿Por qué no tomas tu forma humana?—Jin me pregunta y al instante me fijo en todas las personas que caminan por las calles de la aldea, todas van vestidas, me hacía pensar que soy un lobo rezagado a cuatro vientos, sin manada, además de sin un poco de vergüenza por no tener algo de ropa.

—Jin, cuando te dije que no tenía manada o aldea iba en serio.— Hoseok parece que le recrimina. —Está completamente desnuda.— eso último lo susurra y puedo ver como sus mejillas toman un color rosado, Jin abre los ojos y me mira y eso me hace sentir más incómoda.

—Vale, tendrás que venir así hasta nuestra casa, allí te daré algo de ropa.

Asiento una vez más y comenzamos a caminar, la gente me mira raro y no sé por qué, aquí también son lobos, sus olores son fácilmente diferenciables aunque algo agobiantes, no estoy acostumbrada a tantos aromas juntos, al menos desde hace un tiempo.

Veo como Jin y Hoseok hablan de algo, pero prefiero no prestarles atención.

La verdad mi atención estaba en todas partes, pendiente de poder reconocer algún rostro, cabello, cuerpo, algo, la mínima cosa que me haga saber que estoy en la aldea correcta, a pesar de estar clara que estoy en la manada del Sur, donde ellos dijeron que vendrían, no puedo evitar sentir algo de duda.

Llegamos a una casa realmente grande y no me extrañaría que Jin y Hoseok fuesen los alfas de esta aldea, pero cuando entro y soy capaz de oler otro aroma más comienzo a dudar de mis pensamientos.

El olor a café amargo me aturde y me marea, el olor es fuerte y no es porque alguien se esté bebiendo un café, alguien con un aroma tan fuerte solo puede ser el alfa de la aldea.

—Chicos, por fin habéis llegado... — un chico bastante más alto que los dos a mi al frente atraviesa el pasillo en el que nos encontramos.

Su piel es más morena que la de ambos chicos ahora a mi lado, su pelo es avellana, pero con reflejos morados, sus ojos son rasgados y marrones, sus labios son anchos y bien definidos; viste un chándal y una camiseta negra.

El desconocido me mira y veo como alza una ceja, aún tengo mi forma de lobo y eso debe de resultarle extraño, no parece cabreado, pero tampoco parece confiar demasiado, no me extraña, yo tampoco confío demasiado.

—Tengo varias preguntas.— Jin y Hoseok se miran entre sí y luego me miran a mí, no sé qué debo hacer o decir, el desconocido con olor a café amargo entra a una habitación y Hoseok le sigue, sin embargo Jin camina hacia unas escaleras.

—Antes del interrogatorio deberías vestirte.— me sonríe y vuelvo a tener ganas de llorar, pueden golpearme, herirme o hasta desangrarme que aún así no soy capaz de llorar, pero una sonrisa es capaz de hacer que me ahogue en lágrimas... es frustrante.

Le sigo por las escaleras, me indica que pase a lo que parece ser un baño y me pide que espere, le hago caso, me frustra un poco seguir cuyas órdenes por no conocer nada de acá, pero a los minutos me deja unos pantalones y un jersey sobre la tapa del váter, vuelve a sonreírme y me avisa de que me esperará tras la puerta.

Vuelvo a encontrarme sola en el baño, miro la ropa y miro mi reflejo en el espejo, ahora puedo verme mucho más nítidamente y me sorprende ser capaz de diferenciar cada pequeño rasgo de mi reflejo, empezando por la pequeña cicatriz en el rostro de mi loba, otro recuerdo del pasado, solo que ahora se ha desvanecido para ser casi perceptible.

Tomo mi forma humana y me miro al espejo, mi pelo es tan largo que me cae suelto por la espalda desnuda, es de un color negro azabache, todo lo contrario a mi pelaje, el cual, era totalmente blanco, perfecto para un camuflaje en la nieve en días de invierno, mis ojos siguen siendo grises y me sorprende pues en tu forma humana el color de ojos debe cambiar, mi nariz es pequeña y fina, mis labios son gruesos y bonitos, puedo ver qué tienen una forma de corona, eso me hace reír un poco, mi cuerpo es pequeño y delgado.

Comienzo a vestirme, me pongo los pantalones, que me tengo que atar porque me quedan extremadamente grandes, después me pongo el jersey que me ha dado Jin y cuando me quito la capucha de la cara me doy cuenta de que me llega hasta las rodillas; vuelvo a mirarme en el espejo, me doy cuenta de que mis ojos son rasgados, también son algo más grandes y expresivos.

Abro la puerta mientras miro hacia el suelo con algo de miedo, es la primera vez que me veo el rostro con esta forma, nunca había tenido ni la necesidad ni las ganas por ver mi apariencia y ahora no sé qué pensar sobre mí misma.

Porque en mi anterior manada, si, había espejos, pero odiaba verme en ellos, por sentirme diferente a los demás, por sentir que no encajaba, mis ojos principalmente, siempre han sido grises ¿Por qué? No lo sé, siempre han sido así, mis padres tampoco lo sabían, solo me decían que era única, tal vez no del todo falso, no he conocido alguien más que también sea como yo.

Jin me mira, pero no dice nada, ladeo la cabeza mientras miro mis manos, pequeñas y que están cubiertas por las mangas del enorme Jersey.

—Vamos, nos esperan abajo.— asiento con la cabeza y me alegra que no haya dicho nada sobre mi apariencia.

Bajamos las escaleras y atravesamos el pasillo, entramos en un salón enorme, el desconocido está sentado en un sillón de una plaza, Hoseok está en un sillón bastante grande frente al desconocido.

Jin se sienta y con un gesto, me dice que me siente junto a él, a regañadientes lo hago, no quiero preguntas, no quiero interrogatorios, solo... solo quiero mi soledad de nuevo.

—¿Cómo te llamas?— pregunta y me sorprende que sea tan directo.

—Namjoon...— Jin le regaña y no lo entiendo, él es el líder, no debería ser regañado.

—Perdón Jin.—el nombrado se disculpa y cada vez estoy más perdida. —Mi nombre es Namjoon, supongo que te has dado cuenta de que soy el líder de ésta manada.— asiento y él parece sentirse mejor con lo dicho. —Lo siento si he sido algo directo.— se disculpa nuevamente y me sorprende demasiado. —A veces no tengo filtros a la hora de hablar.

—Está bien,—consigo pronunciar las palabras y él, al instante parece algo sorprendido y agradecido. —Soy Aysel.

—Bonito nombre, ¿Sabes lo que significa?—su pregunta me desconcierta y niego con la cabeza. —Significa "Como la luna, aquella que es sublime y superior".

No sé qué responder, no sé qué pensar, mis padres me pusieron ese nombre, pero nunca me preocupó el significado, ahora me preocupa porque no me define en absoluto ni me parece algo digno de mi persona.

—Hoseok me ha informado que te quedarás en nuestra aldea.— asiento y espero la negativa por su parte, pero ésta no llega, en su lugar llega una pregunta. —También me ha dicho que no tienes manada ¿Desde hace cuánto tiempo, Aysel?

Agacho la cabeza, hacen ya demasiados meses y de verdad, de verdad quisiera no responde esa pregunta, no aún, levanto la cabeza y miro al líder directamente a los ojos, no tengo miedo de él, me ha hecho una pregunta y la responderé, pero no me siento a gusto contándole algo así al líder sin mirarle a los ojos.

Menos cuando se que es posible que adivine el porqué estoy aquí y no solo porque Hoseok me haya encontrado "haberme convencido y traído"

Darkest_Light_Soul

MarKookie26

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