Capítulo 6 Hyun-Su ✨( Conoce a Helen)
Llego a la mansión y como de costumbre todo en calma, parece que nadie viviera aquí, no se siente ese ambiente de hogar que muchas personas con familias normales tienen, después recuerdo que mi familia no es normal y suspiro escuchando ese silencio que me atormenta.
Subo a la habitación de mi madre, la encuentro dormida y con su semblante tan pálido que ahora siempre tiene, ya no están esas mejillas rosa que tenía antes de enfermar.
- ¡Hola madre, ya llegué! - le susurró y le doy un beso en la frente.
Dejo la maleta en mi habitación y me voy a mi biblioteca, necesitaba leer un rato y escribir en mi libreta cualquier cosa. Buscando algún libro del montón que tengo me llamo la atención una libreta que no había visto y estaba escondida entre los libros.
"¿De quién será esta libreta?". Me preguntó extrañado.
La agarró y al abrirla se cae unos trozos de papel, era una foto que alguien había roto y la había guardado en esa libreta.
Comienzo a unir los trozos y me doy cuenta que era una foto de Min-Joon cuando tenía como diez años, llevaba puesto el uniforme del equipo de béisbol donde mi padre lo obligaba a jugar.
" ¡Joon porque te fuiste, nos dejastes solos a mí madre y a mi; una vez me dijiste que tú me cuidaría porque yo era débil, y no cumpliste tu promesa!". Mis ojos se humedecen viendo esa foto.
En la libreta habían unas notas escritas, eran tristes, se notaba que la persona que la escribió estaba sufriendo mucho por alguna razón.
"Mirándome en el espejo me doy cuenta de que me odio a mi mismo. Me odio al ver que no soy lo que realmente quiero ser. Me odio por no tener la valentía de gritar al mundo mi verdad. Me odio por complacer a los demás mientras mi alma se agobia en la tristeza, realmente me odio por ser lo que soy".
"¿Quién habrá escrito esto?". Mi mente estaba confusa, "¿Era alguien de la familia?" . No lo creo, de pronto llega a mi mente la imagen de Min-Joon.
"¡Esto no puede ser de él! esto jamás lo fuera escrito Joon, él era alegre y fuerte, no puede ser ". Me preguntaba mientras revisaba bien la libreta por si había escrito el nombre de la persona que lo escribió.
Ya había pasado toda la tarde y sin darme cuenta ya casi era la media noche, así que me quedé a dormir ahí. Me acuesto en un sofá y me cubro con una colcha para intentar dormir, aunque mi mente todavía estaba confundida por esa libreta que había conseguido.
Al amanecer voy a la mansión y consigo botellas de licor por todos lados, había también ropa de mujer tirada en el piso; enseguida me imaginé quien era el responsable de todo.
Subo a la habitación de mi padre y al abrir la puerta lo veo dormido con dos chicas que eran mucho más jóvenes que él.
- ¿Qué crees que haces? ¡Cómo te atreves a traer mujeres a la misma casa donde esta tu esposa! - las chicas al escucharme se levantan y se comienzan a vestir.
- Cuántas veces te tengo que decir que no entres a mi habitación, esta es mi casa y aquí yo hago lo que se me de la gana, si no te gusta te puedes largar de aquí - mi padre se levanta de la cama y se despide de esas mujeres con un beso, su acción hace que en ese momento me moleste más.
- Si me llegó a largar de esta maldita mansión mi madre se va conmigo - le digo mientras el pasa por mi lado con esas mujeres que ya se iban.
- ¡Ni se te ocurra ni pensarlo, tu madre no va a ningún lado contigo, ella se queda aquí y que eso te quede claro! - mi padre se me acerca y me da varios empujones para que me quedará claro quién mandaba en la mansión.
De nuevo estaba tan molesto que prefería irme a cualquier lugar que pasar un segundo más viendo a mi padre. Subo a mi auto y salgo tan rápido de la mansión. Iba tan molesto que no me fijé de una chica que iba a cruzar la calle y por poco la atropello, le pase tan cerca que por un momento creí que la había herido. Miro por el retrovisor y veo que la chica se levanta del suelo y comenzó a gritar un montón de insultos. Al ver que estaba bien me dio risa lo enojada que estaba; así que tenía que hacerla enojar más. Retrocedo mi auto hacia donde esta ella y bajo la ventanilla.
- ¡Qué escandalosa eres! - le digo mientras sonrió por ver como su rostro estaba rojo por lo enojada que estaba.
Aceleró mi auto y me voy mirando por el retrovisor lo molesta que quedó al escuchar llamarla " escandalosa", esa chica era algo diferente de las que conocía. Estaba algo loca por gritar así en la calle y a la mirada de todos.
Sigo manejando para salir fuera de la cuidad hacia una de las casas que pertenecen a la familia, esta casa era de mi madre y quedaba cerca de un hermoso lago. Antes veníamos aquí todos los fines de semana a pescar y pasar un día agradable lejos de mi padre, ahora yo soy el único que vengo. Me gusta venir aquí así no tengo que ver a mi padre y a nadie, eso me da paz aunque sea por unas horas.
Pero esa paz que sentía pronto se tendría que terminar. Al amanecer empezaría mis clases en la universidad y tendría que volver a la mansión, pero esa noche que pasaría hay solo me servirían para meditar en muchas cosas que me atormentaban.
Mi alarma suena a las 4:00 am y me levanto para ir de nuevo a la ciudad. Llegó a la mansión y subo a mi habitación para darme una ducha, dejo que el agua que cae tibia relaje cada músculo de mi cuerpo y aclare mi mente. Termino de vestirme y me voy a la universidad.
Llegó a la clase y muchas personas se me quedan mirando, la mayoría eran chicas "¡no lo puedo negar soy muy atractivo!". Esas chicas murmuraban cosas que ni me importaban. Me siento en el fondo del salón a un lado de la ventana donde había un enorme árbol, en el había unos huevos en un pequeño nido de aves, me quedo mirando el nido esperando que alguno de sus padres apareciera y cuidara de sus crías que todavía no habían nacido y se encontraban solos e indefensos.
En el salón se escuchaba entrar y salir a los estudiantes, hablar, reír, gritar y yo solo veía ese nido de aves. Una mirada fija en mí de una chica se reflejó en el cristal de la ventana, volteó a ver quien es esa chica y me llamo la atención que era extranjera. Era muy linda, de cabello largo y de color castaño claro con suaves ondas que caían a un lado de sus mejillas, su piel era de un color canela que la hacía lucir como si estaba bronceada, sus ojos grandes y marrones claros me veían tan detenidamente casi sin pestañear.
- ¿Qué me miras? - le dije haciendo que ella se asustara al oírme hablar. No se por que tenía esa sensación de que a esa chica la había visto antes, pero no recordaba a donde.
Ella volteó al frente enseguida que le hable, aunque en toda la clase me sentí observado por esos lindos ojos marrones.
Al terminar la clase veo como esa chica se va con su amiga, iban sonriendo como un par de niñitas del jardín de infancia. Ya todos habían salido del salón y yo continuaba ahí solo observando por la ventana el nido de aves; prefería estar ahí solo que en la mansión. No se cuánto tiempo dure mirando aquel nido, pero ya estaba oscureciendo. Sonrio al ver las avecillas llegar al nido para quedarse con sus crías que estaban aún en esos pequeños huevecillos. Me levanto tomo mi mochila y me voy.
Salgo del edificio de la universidad hacia el estacionamiento. Al llegar veo a tres chicas cerca de mi auto, me sorprende cuando veo que una de ella saca algo de su mochila y lo pasa por mi auto. Camino rápido para acercarme y ver que estaba haciendo esa chica quedándome atónito al ver como ella estaba rayando mi costoso y lujoso auto.
- ¿Qué crees que haces? - le gritó mientras le sujeto su brazo y veo que tenía unas llaves en su mano. Camino a mi auto para ver mejor el daño que tenía y sentí como mi rostro se calentó, cierro mis manos al ver la enorme raya que había en la pintura de mi auto - ¡Vas a tener que pagar por esto - estaba tan molesto, ese auto tenía un valor muy grande para mí; y no por lo que costó sino porque era de mi hermano.
- ¡Qué carajo te pasa! ¿Cómo te atreves a decirme que te pague tu porquería de carro! - no entendía porque esa chica estaba tan molesta y había rayado mi auto si yo ni la conocía, pero lo peor fue haber llamado porquería a mi auto cuando era obvio que era muy costoso.
- ¡Le dices porqueria a mi auto!.
- ¡Si, le dije porquería! Acaso piensas que ese auto cuesta más que una vida, no te acuerdas de la chica que casi atropellas el otro día, sabes que, ¡Esa chica era yo! - me sorprendí al ver que era ella, por eso me parecía que la había visto en otro lugar. Ahora ya podía entender el enojo de esa chica hacia mí y mi auto.
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