❤️ Capítulo 18❤️

Parece que fue ayer cuando Branly me contó que nos habíamos acostado, después de ese día no ha vuelto a ser lo mismo, tengo este deseo y las ganas de volver a probarlo, pero estando lúsida ya que quiero recordarlo esta vez pero no estoy lo suficientemente segura de que quiera envolverme en ese mundo de solo follar. Quiero algo real y lamentablemente el no puede darme eso.

Ayer sentí algo en mi estómago cuando le dijo a Monika que yo le gustaba, lo sentí real pero el dice que solo lo dijo para que lo dejara tranquilo. Así que no me quedó más que aguantarme las ganas. Se que siento algo por el, no se qué tanto pero es bastante. Pasar tanto tiempo juntos ha hecho su parte y nos ha ido acercando. Ya hace casi dos meses que nos conocimos y un mes desde que me emborraché como loca.

Les juro que no lo he vuelto a hacer ni tampoco gritar en medio de un restaurante por el precio. Dios mío qué vergüenza.

Con Bairon la relación no ha pasado a más que solo amigos, después de aquello hablamos y lo perdoné pero le dejé bien claro que no quería tener ninguna relación que no fuera amistad. ¿Que le diría después de saber que me había acostado con su hermano y ver su comportamiento infantil? Ambas cosas me decepcionaron y cortaron ese camino entre nosotros. Por otro lado como amigos nos va muy bien, hablamos seguido y salimos de vez en cuando.

Milena me ha contado que ha tenido un pequeño acercamiento a su jefe, si al Ruscher mayor. Al parecer algo va mal con su matrimonio y Mile lo encontró bebiendo en la oficina y fue su paño de consolación. Según ella no pasó nada más pero yo apostaría que entre esos dos va a suceder algo tarde o temprano.

Yo estoy lista hace unos cinco minutos esperando a que señor imbécil pase a recogerme.

Hablando del Rey de Roma tocan la puerta.

—¿Lista?—sonríe con sus blancos y parejos dientes.

—Lista.—digo girándome para despedirme de Mile.

—Cuidate mucho.—me hace una seña hacia mi jefe.

—Lo haré.—me acerco para abrazarla.

—Si vas a dejar que te la meta por lo menos estar consciente para que puedas contármelo todo.—susurra en mi oído y no puedo evitar ponerme colorada mientras miro a Branly.

—Ok, chao ya me voy.—me despegó de ella alzando una ceja.

Entramos al ascensor y el silencio hace paso.

—¿Qué te ha dicho?—habla.

—¿Cómo? —me pilla desprevenida.

— Milena, que que te dijo para que me miraras con tanto deseo.—comenta mordiendo su labio.

¡Joder!

—Tonterías.—respondo rápidamente.

—¿Con qué tonterías ee?—se acomoda el pelo.

Salimos del ascensor y caminamos hasta su auto el agarró mis maletas y las acomodó junto a la de él en el maletero.

—¿Sabes que solo estaremos dos días?—me dice subiéndose al auto.

—Si lo sé.—also los hombros.

—Y entonces para que te traes tantas cosas.—arranca.—Si fuera por mí te tendría sin ropa el día entero.

¡Mierda! Este viaje va a terminar muy mal.

¿Cómo se supone que pueda controlarme con él diciendo tantas cosas?

—Te comió la lengua el gato.—balbucea

—Si.—dice fingiendo una sonrisa.

—¡Qué lástima yo tenía pensado poner esa lengüita a hacer varias cosas!—exclama mirándome fijamente.

Obviamente me sonrojé al máximo si casi puedo sentir lo roja que están mis mejillas.

—Mira al frente o tendremos un accidente.—cambio de tema.

Llegamos a donde nos estaba esperando el avión. Un hombre alto nos llevó las maletas y nosotros subimos.

El Jet es hermoso, tiene solo dos asientos y un bar con distintos tragos y refrescos, también una nevera con comida y un estante lleno de dulces y galletas. También una gran pantalla.

—Es increíble.—susurro.

—Si lo es.—pensé que no me había escuchado.

Me acomodo en uno de los dos asientos y me pongo el cinturón.

—No es necesario que te coloques el cinturón.—me dice acercándose para sacarlo.

—Siempre es necesario.—le agarró la mano para que no pueda desabrocharlo y es cuando me doy cuenta lo cerca que estamos.

El me mira y yo lo miro, ya ni siquiera sé que como se respiraba. Sus ojos son realmente hermosos y de tan cerca mucho más.

—Puedes alejarte.—vuelvo en sí y lo empujó.

—No era necesario el empujón con decirlo tenías.—se sonríe y se sienta del otro lado.

El resto del viaje fue normal con alguna que otra indirecta pero no más que eso, vimos unos animados y reímos. La verdad no sabía que podía pasármela tan bien con él. Cuando ambos dejamos nuestros caparazones duros de lado y salimos de nuestra faceta seca realmente conectamos muy bien.

Llegamos al aeropuerto y un auto nos estaba esperando nos subimos y nos llevó directo al hotel. París es realmente hermoso no he podido cerrar la boca en todo el camino. El hotel es muy grande y desde afuera se ve precioso.

Entramos y es acogedor tiene ese toque.

—Buenas tardes.—saludamos a la chica que está en el mostrador.

—Buenas tardes.— responde con una gran sonrisa.

—Podría indicarnos cuáles son nuestras habitaciones por favor.—le comento mientras le damos nuestros datos.

—Aquí tienen.—nos da una llave.—Tengan feliz estadía.

—Creo que se está  confundiendo señorita nos ha dado una sola llave y son dos habitaciones.—le recuerdo para que verifique.

—Lo siento señorita aquí solo hay una reserva.—se disculpa.

No puede ser.

—Podría mirar nuevamente tal vez se le ha pasado.—insisto.

—Lo siento, solo hay una reserva.—habla nuevamente y puedo notar a mi jefe muy callado, el muy idiota seguro desea que duerma con él.

—Pues no hay problema reservaré una en estos momentos.—digo mirando sonriendo a Branly para que borre está estúpida cara que tiene de felicidad.

—No hay habitaciones disponibles en estas fechas el hotel llena su capacidad.—responde.

¡Esto no me puede estár pasando a mi!

<<AL PARECER TENDRÁS QUE DORMIR CON TU SEXI JEFE.>>

No estoy para discutir contigo en este momento.—le contesto mentalmente a mi cerebro.

—Ok. Entonces no queda más opciones que dormir juntos.—miro a el señor Ruscher.

—Exacto.—sale caminando hacia el elevador y yo lo sigo maldiciendo mi mala suerte.

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