💙 Capítulo 15💙


Nisiquiera me di cuenta en el momento en que comenzó a beber, solo sé que está realmente mal.

—¿Cuántas copas se ha tomado?—le pregunto a mi estúpido hermano, como pudo dejar que bebiera así

—No lo sé, se enfadó conmigo y se vino aquí yo estuve buen rato en el baño porque me dolió las palabras que me dijo, pero que mierda te importa eso a ti.—se corta y se calla.

—Llevala a casa.—dice Monika mirando a Bairon.

—¡No!—grita levantando la cabeza de la barra.—No quiero irme—balbucea cómo puede.

—Ada, mírame.—le agarró la cara con mis manos.—Estas muy mal, todos te están mirando ¿quieres que se burlen de tí?

—No, no quiero que se burlen.—hace un puchero.

—Entonces debes irte a casa donde nadie te vea así.—le digo.

—Bien, pero no quiero ir con él, estoy molesta.—gruñe mientras trata de bajar de la silla en la que se encontraba y pierde el equilibrio a lo que tengo que aguantarla.

—Esta bien yo te llevo.—me resigno a dejar mi follada de esta noche.

—Monika mi hermano te llevará a casa.—le comunico.

—Pero...

La dejo con la palabra en la boca y salgo agarrando a Ada.

La monto en mi auto con mucho trabajo.

—¿Sabes que eres muy odioso?—me dice mirándome media perdida, creo que está mareada.

—Sii y que más.—sonrío.

—Un imbécil.—levanta los hombros.

—Y que más...—le sigo el juego.

—Un idiota de ojos electrizantes. —sonríe.—He visto los ojos de los tres y los tuyos son los más hermosos.

—Valla tendrás que emborracharte muy a menudo para que me digas esas cosas.—le sonrío.

—No quiero ir a casa.—me reprocha.

—Y tú sabes que eres muy pesada.—le digo sin mirarla.

—Si, lo sé.—no esperé esa respuesta.—De hecho tengo muchos más defectos que aún no conoces, ese no es el único.—no se que le ha pasado pero se ha dormido, así de repente.

Me asusté así que le tomé el pulso pero todo estaba bien. Se ve muy mona dormida sin decirme idiota o imbécil.

El camino fue rápido, la cargo entre mis brazos y la llevo hasta el ascenso, me las arreglé como pude para tocar el botón de subida hasta nuestro piso ya que aún la tengo cargada.

Al llegar ante la puerta de su departamente la despierto y la suelto.

—No quiero entrar.—me dice.—Mile me mata si me ve así.

—No te hará nada, le explicaré todo.—trato de convencerla y cuando voy a tocar la puerta me agarra el brazo y se me lanza hacia arriba abrazándome. Era más como impidiendo que tocará la puerta pero yo lo tomé como un abrazo.

—Dejame dormir en tu casa por favor.—me dice en el oído, debo admitir que me gustó escuchar su dulce voz aunque huele a alcohol por todos lados, lo que hizo que el momento fuera un poco asqueroso.

—Vale ven.—le doy mi brazo para ayudarla a mantener el equilibrio, la pobre se ha montado una.

Abro la casa y la dejo pasar.

—Tu casa es bonita, no te lo había dicho antes.—susurra.

—Debes darte una ducha.—le digo.

—No se por qué ningún hombre me toma en serio.—empieza a llorar.

—No no no, no llores por favor.—le suplico para que no me hiciera drama lo menos que quiero es que me obligué a escuchar sus pesares.

—Todos son unos imbéciles.—exclama tirando un cojín hacia el suelo.

—¿Por qué te has enfadado con mi hermano?—le pregunto.

—Porque el muy idiota piensa que soy algo del cual puede usar para darte celos, o que sé yo lo que piensa. —admite. —Es muy estúpido si cree que soy mujer de trofeo, no quiero que me andén viendo como algo que pueden ganar o conquistar. No soy una competencia.

—Te ha hecho enojar bastante.—le digo y no puedo evitar sonreir, sería muy hipócrita si les digo que no me alegro de eso.

—Tengo ganas de...—no termina la frase y acaba vomitando mi alfombra.

—¡Qué asco!—exclamo.—Maldigo la hora en la que te dejé pasar la noche aquí.

La agarro tratando de no mancharse de vómito y la llevo a la ducha. Abro la llave y dejo que el agua fría le caiga arriba. Deja salir un grito y comienza a llorar nuevamente.

<<Es tan llorona>>

—¡Déjame salir de aquí!—me grita entre llanto mientras intenta salir, me pongo delate para obligarla a meterse nuevamente pero me jala con ella.—¡No me dejas salir, pues te jodes conmigo!

Fue su frase al meterme junto a ella debajo del agua fría. Me dieron ganas de estrangularla pero me contuve.

—Ya estas mejor.—le pregunto después de unos minutos. Ya ella se encontraba sentada debajo del chorro y yo en la otra esquina lejos del agua.

—Si.—dice pero aún la veo mal.

—Bien, te traeré una camisa.—digo mientras cojo una toalla.—¿Crees que puedas vestirte sola?

—No estoy invalidada, ni me faltan mis manos.—dice alzando una ceja.

Está volviendo a ser ella, sin dudas.

Salgo y aprovecho para cambiarme y secarme yo también. Al terminar llevo unas de mis camisas con una toalla limpia para ella.

—Aquí tienes.—le dejo todo y salgo para que se cambie.

Después de unos minutos veo como viene tambaleándose y se sienta en la cama.

—No tengo ropa interior limpia.—me dice.

—¿Qué quieres que haga?—le pregunto mirándola.

—Solo te digo para que sepas que no tengo ropa interior puesta.—me dice y no puedo evitar imaginar ciertas cosas, la miro bien y puedo notar sus pezones bien erectos que se notan por encima de la camisa.

—Eso no será problema, me iré a dormir al sofá.—digo levantándome.

—Estarás muy incómodo, no puedo permitirlo.—dice dejándole caer hacia atrás.—Ademas tengo frío.

La miro bien y aún se nota que no es ella del todo, aún está borracha ya entiendo por qué me dejará dormir en la cama. Yo me vuelvo a la cama y la tapo y me acuesto justo del otro lado.

Ella se acurruca a mi lado y el deseo de tocar ahí abajo no lo puedo controlar así que voy bajando mi mano suavemente hasta llegar a su entrepierna, respiro profundo mientras la miro, se ha dormido. Retiro mi mano y la abrazo, esta será una noche de tortura.

Saber que está ahí sin nada, deseándola como la deseo, mi pene erecto a tan poca distancia es un gran problema pero lo único que me detiene es que está borracha y lo sé, nunca me habría importado eso pero con ella es diferente, no se explicarlo pero ella no es igual a nadie.

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