Cap. 46: Destinados


6 meses después...

- ¿Ya está terminado? - La niña asintió. - Es un dibujo precioso Akiko, sin duda tienes mucho talento. ¿Qué harás con él?

- Se lo regalaré a mi mami.

- Estoy segura que le gustará y se pondrá muy feliz.

- ¡Gracias señorita lin! - La castaña sonrió enternecida, había descubierto algo de ella... Le gustaba enseñar. Y más aún algo que amaba.

- Bueno chicos, guarden todo, hasta aquí la clase de hoy.

- ¡¡Nooo!! - Gritaron varios pequeños a la vez, la castaña no pudo evitar reír.

- Es hora de que regresen a sus casas, ¡Nos vemos la próxima semana! - Se despidió feliz, tomó sus cosas y salió de la pequeña escuela en la que daba un taller de artes algunos días por semana. 

Esta vez tomó el camino largo de vuelta a casa para poder caminar por la playa, necesitaba sentir la arena y el agua en sus pies para poder calmar sus pensamientos. No podía evitar sentirse nerviosa, quería que todo resultara bien mañana... 

Sería la inauguración de su propia galería de arte. Aún no se lo creía.

Obviamente Sesshomaru se había ofrecido a comprar el lugar para ella, pero esta vez no lo dejó. Quería que esto fuera algo sólo de ella, algo que ella había conseguido sólo con su esfuerzo... 

Hizo una página web para poder vender algunas de sus pinturas, más algunos ahorros que ya tenía le alcanzaron para poder arrendar un lugar en la ciudad, no era muy grande, pero estaba bien ubicado y era lindo. También le alcanzó para pagarle a una asistente que atendiera el lugar, como ella no pasaba mucho tiempo en la ciudad, tenía que ser alguien de confianza... Y después de mucho buscar, había encontrado a la persona ideal; una joven que buscaba trabajo para poder pagar sus estudios en la escuela de artes... Sabía sobre arte, tenía ganas de aprender más, era honesta, agradable e inteligente y se llevaron bien desde el primer momento. Eso la tenía bastante más tranquila, era algo menos de qué preocuparse.

Pero aún había muchas cosas en qué pensar, verdaderamente el lugar no era muy grande y ahora que recordaba, le parecía haber invitado a demasiada gente... ¿Entrarían todos ahí? ¿El cóctel sería suficiente para todos? Además, sería la primera vez que hiciera una exhibición de sus pinturas... ¿Qué pasaría si a nadie le gustaban? Nadie se lo diría, pero lo estarían pensando... La gente no suele ser tan sincera cuando se trata de este tipo de cosas... Aunque quizás Kagome si, ella siempre le decía la verdad, aunque no fuera lo que quisiera escuchar... Y Sesshomaru también, por eso los amaba... Y realmente, ahora que lo pensaba mejor, esas dos opiniones eran las únicas que realmente le importaban.

Esas y la suya. Eso era algo que tenía que recordar... Mientras ella estuviera feliz con lo que hacía, lo que el resto pensara no tenía por qué importarle. 

Sonrió aliviada al pensar en eso.

Se sacó sus zapatillas y caminó hasta el mar, ahí dejó que la ola que llegaba tranquilamente a la orilla mojara sus pies descalzos que se enterraban en la arena.

Suspiró más tranquila. 

En realidad... Sabía perfectamente que no tenía de qué preocuparse. Tenía a Sesshomaru a su lado. Y aunque ella le había dicho que no tenía que hacer nada por ella con respecto a esto, sabía bien que él estaba al pendiente de todo y no dejaría que nada saliera mal, porque esto era importante para ella... Entonces también era importante para él.

Y él siempre había estado ahí para ayudarla cuando más lo necesitaba, desde el primer momento, nunca dejó de estarlo.

Sonrió al pensar en qué curioso como resultaron las cosas... Ese día que lo llevó hasta su casa malherido hace casi 8 años atrás, jamás imaginó que terminaría perdidamente enamorada de él... Y de todas formas, estaba feliz de que así fuera, porque no se imaginaba compartiendo su vida con nadie más que no fuera él.

Retomó su camino algo desanimada al recordar que él no estaría en casa, le había dicho que esa noche tendría que quedarse en la ciudad porque le habían surgido unos problemas con el trabajo y tenía que estar ahí para solucionarlos. Mañana llegaría temprano a buscarla para ir a la inauguración. 

Aunque pensándolo bien... Una tarde para ella sola, una copa de vino, un baño de tina y una rutina de belleza casera no sonaban a mal panorama para relajarse con todo lo que se le venía.


***

El día había llegado y su despertador sonó más temprano que lo normal, se levantó a tomar desayuno sintiéndose mucho más relajada que el día anterior... Ordenó todo y dejó sus cosas listas para no olvidar nada, almorzó tranquilamente y miró la hora... Sabía que tenía que comenzar a vestirse y arreglarse, pero antes decidió echar un vistazo rápido a su página de internet y en eso se llevó una gran sorpresa que la hizo chillar de la emoción.

¡¿Por qué Sesshomaru no estaba ahí?! Necesitaba abrazarlo en ese instante, se sentía demasiado feliz.

Y cómo si él pudiera leer sus pensamientos, el sonido de las llaves contra la puerta la distrajo y sin pensarlo más corrió a su encuentro.

Apenas abrió la puerta de la casa, Sesshomaru sintió a una castaña saltar sobre él, enrollar sus piernas en su cuerpo y besarlo con ansias. No pudo evitar sonreír levemente, verla era siempre la parte favorita de su día... Sobre todo cuando se tenía que separar de ella, aunque fuera por un par de días, porque en esos momentos no hacía más que extrañarla y el reencuentro siempre era la mejor parte.

- Hola pequeña.

- ¡¡Hola!! Estoy muy feliz, tengo una buena noticia que contarte.

- ¿Qué pasó? ¿No deberías estar arreglándote?

- Si, pero me distraje. - Sesshomaru rio y negó con su cabeza. - Revisé la página y vi que una persona en Inglaterra compró una de mis pinturas, ¡sería la primera que envío fuera del país!

Él sonrió y la besó amorosamente en sus labios.

- Felicitaciones.

- Gracias amor... Y dime, ¿Qué se siente tener una novia que es artista internacional? - Preguntó riendo.

- ¿Sabes qué me gustaría más?

Rin lo miró con sus ojos entrecerrados.

- ¿Qué? - Preguntó con una cara seria que al peliblanco le causó gracia.

- Tener una esposa que es artista internacional.

- ¿Q-Qué?

- Te dije que nunca antes había estado tan seguro de algo como lo estoy de ti, Rin. Sé que quiero pasar contigo el resto de mi vida.

El peliblanco bajó a Rin de sus brazos, sacó de su bolsillo una pequeña cajita aterciopelada y la abrió frente a ella mientras la castaña lo miraba con sus ojos abiertos por la sorpresa y aún sin creer lo que estaba escuchando.

- ¿Te quieres casar conmigo?

Dioses... Sus piernas comenzaron a temblar, sintió que se iba a desmayar, ese hombre sí que sabía cómo sorprenderla. 

No tenía palabras en su boca... Por dios, no podía hablar y había tantas cosas que quería decirle... Gritaba en su interior, pero seguía ahí parada frente a él, como una tonta sin decir nada y miles de sensaciones corriendo por su cuerpo... Sólo asintió repetidas veces con sus ojos brillantes.

Él simplemente sonrió, como si entendiera todo lo que sus ojos querían decirle, sacó el anillo de la caja y lo puso delicadamente en su dedo. 

- Sesshomaru... 

- Te amo pequeña.

Juntó sus labios con los suyos en un tierno beso. Esos maravillosos labios a los que tiempo atrás se había vuelto adicto y que ahora serían sólo para él por el resto de su vida... Se sentía inexplicablemente feliz al pensar en eso. 

Rin sería "su Rin" por el resto de su vida.

- Te amo. - Susurró la castaña con una sonrisa imborrable en su cara. No importaba lo que pasara en el resto del día, ya nada podría salir mal... - ¡¡Por dios, nos vamos a casar!! - Gritó emocionada, él no pudo evitar reír. 

Se quedó abrazada a él por minutos que se sintieron insuficientes, hasta que lo escuchó susurrar. 

- Deberías ir a arreglarte, no creo que hoy quieras llegar tarde. - Dijo acariciando sus cabellos castaños.

Ella asintió aún sonriendo y fue hasta el baño a vestirse y maquillarse para su evento. 


Salió casi una hora más tarde, vistiendo un elegante vestido negro, un maquillaje que resaltaba sus grandes ojos cafés y un rosa pálido en sus labios gruesos y brillantes, que combinaba a la perfección con el collar que llevaba puesto.

Ya estoy lista. - Avisó llamando la atención de su peliblanco que la recorrió con su mirada de pies a cabeza, con la boca levemente abierta y sin decir nada.

Joder, parecía un ángel... Se iba a casar con un maldito ángel. 

Detuvo la mirada en su cuello por un segundo y no pudo evitar sonreír al reconocer el collar que llevaba puesto, era el que él le había regalado para su cumpleaños hace tiempo atrás...

No podía quitar su mirada de ella... La amaba como no sabía que podía. 

- ¿Te gusta? - Preguntó Rin al notar que él seguía sin decir nada.

Sesshomaru se acercó lentamente hacia ella y casi rozando su cuello con su mano, corrió su cabello delicadamente hacia atrás. Acarició su mejilla con suavidad y recorriendo un camino imaginario con sus dedos bajó esa caricia por su cuello, por su escote, hasta su collar.

Rin sintió toda su piel erizarse ante ese suave contacto y esa electricidad que él le provocaba recorrió su cuerpo entero, sintió sus piernas temblar y sus mejillas sonrojarse... Llevaban meses viviendo juntos y aún no podía controlar todas esas sensaciones que él le causaba cada vez que estaba cerca.

- Perfecta. - Susurró clavando esa intimidante mirada dorada sobre ella.

Llevó sus manos a su estrecha cintura y la acercó más a él, hasta pegarla a su cuerpo. Respiró profundo sobre ella, embriagándose con su aroma y atrapó esos exquisitos labios en un demandante beso que la dejó más sonrojada aún y sin aire.

- Sesshomaru... No me mires así...

- ¿Así cómo? - Preguntó con una corta sonrisa de lado que la hizo fantasear.

- Te conozco, conozco esa mirada... No podemos retrasarnos más... - Él comenzó a besar su cuello mientras Rin seguía balbuceando. - ¡Sesshomaru! No... No podemos...

Rin corrió su cabeza hacia un lado, dejándole más espacio para repartir sus besos. Eso lo hizo sonreír y subió una mano por el corte que tenía su vestido en su pierna, lentamente hasta su intimidad.

- Sesshomaru... 

- Estás muy mojada Rin, no creo que quieras quedarte así... 

Metió uno de sus dedos y comenzó a moverlo. 

- ¡¡Ahhh!! Por dios... 

- No sería un buen esposo si te dejara con las ganas. 

Rin no pudo evitar reír. 

- Está bien, tú ganas, pero... Que sea rápido. - Se mordió el labio y él la besó inundado en deseo. - A la vuelta celebramos el compromiso con más tiempo. - Le dijo con una risita mientras Sesshomaru la sentaba sobre la mesa sin detenerse de devorar su cuello.

- Mía. - Susurró contra su piel.


***

La castaña recibía emocionada a sus invitados que no paraban de llegar. Ahora estaba rodeada de sus amigas que la saludaban felices y halagaban el lugar. Todo estaba resultando mejor de lo que había imaginado...

- ¡Felicitaciones amiga! No sabes lo feliz que estoy por ti. - Dijo Kagome abrazándola. - Te ves hermosa por cierto. 

- Muchas gracias por venir chicas, significa que mucho para mi que estén aquí hoy... Además, hay algo más que quiero contarles... 

- ¿Qué cosa? - Preguntó Kagome intrigada. Rin les mostró su mano. 

- ¡¿QUÉ?! - La pelinegra gritó tan fuerte que el resto de la gente se giró a mirarla, Rin se sonrojó. 

- ¿No se te cansa la mano por andar con ese tremendo anillo? - Le preguntó Sango entre risas. - ¡Felicitaciones Rin! Qué lindo... Se nota a kilómetros que está loco por ti.

- ¡Siiiiii, al fin! - Dijo Ayame emocionada. 

La castaña sonrió sonrojada y Kagome volvió a abrazarla con fuerza.



- ¿Y tú que haces aquí? - Preguntó el peliblanco. 

- Rin tuvo la cortesía de invitarme. - Respondió Irasue.

- Eso lo imaginé, no me sorprende que te haya invitado, pero sí que hayas decidido venir. 

- Claro que iba a venir, ya te dije que Rin me agrada. Además, me gusta lo que pinta.

Sesshomaru arqueó una ceja al escuchar su comentario.

- ¿Desde cuándo te interesan este tipo de cosas?

- Me extraña hijo, sabes que soy una mujer con clase y buen gusto. Sé reconocer una buena obra cuando la veo... Además, hace algunas horas Rin me escribió para preguntarme si vendría, dijo que tenía algo que contarme... Supuse que finalmente te habías animado a pedirle matrimonio. 

Esta vez si que no pudo ocultar su sorpresa. Las cosas entre Rin y su madre definitivamente se estaban poniendo extrañas. 

- ¡¿Desde cuándo te escribes con Rin?! 

- Hace algunos meses.

- ¡¿Por qué?! ¿De qué hablan?

- No tengo por qué decirte eso, no seas egocéntrico Sesshomaru, podemos tener una relación fuera de ti. - El peliblanco frunció su ceño, Irasue rio. - Por dios, pareces un niño mimado, compórtate... Empezamos a escribirnos cuando le compré uno de sus cuadros.

Sesshomaru no podía quitar su expresión de asombro y confusión de su cara. Al parecer Rin no mentía cuando le dijo que nadie podía resistirse a sus encantos... Pero Irasue... Eso definitivamente ya era otro nivel. 

- Ahora quita tu cara de amargado, que ahí viene, no quiero que la espantes y quiera buscarse a otro esposo. 

¡¿Espantarla?! Ya no sabía si su rostro podía expresar más molestia... 

Irasue volvió a reír. 

- ¡¡Decana Irasue!!

- Hola querida, debo felicitarte, todo se ve maravilloso... Vi unos cuantos cuadros que ya me encantaron. 

- ¡Me alegro mucho! ¡Muchas gracias por venir!

- Ahora dime, ¿Qué es eso tan importante que tenías que contarme? Muero por saber.

Rin no pudo evitar sonrojarse. 

- Sesshomaru me pidió matrimonio, estamos comprometidos. 

- Qué sorpresa, eso sí que no me lo esperaba. - Sesshomaru rodó sus ojos. - Felicitaciones, me alegro mucho.

- ¡¡Muchas gracias!! - Rin la abrazó aliviada al escucharla. 

Irasue la miró algo extrañada por su comportamiento pero decidió no hacer más comentarios al respecto.

- Aunque debo decir que me sorprende con el buen gusto que tienes que hayas aceptado casarte con él. - La castaña se carcajeó, Sesshomaru la miró enojado. 

- Él es... Perfecto. - Tomó su mano con suavidad y él bajó su mirada para encontrarse con sus preciosos ojos cafés. Finalmente dejó escapar una leve sonrisa que la cautivó.

Irasue lo miró extrañada... Esa cara de idiota... Lo hacía ver como su padre.

- Bien, los dejo para que sigan atendiendo a sus invitados, seguiré viendo la exhibición. - Rin asintió sonriendo.

- Ven, acompáñame a saludar a Koga y los demás. - Le dijo la castaña tomando su mano, él la siguió. 


- ¡¡Felicitaciones Rin!! - Koga la abrazó. - Todo se ve genial, no puedo creer que tenga una amiga tan talentosa.

Rin rio mientras lo abrazaba, Koga se separó de ella y le dio un abrazo a Sesshomaru que lo tomó desprevenido y lo dejó bastante descolocado y con el ceño fruncido, Rin soltó una carcajada.

- Por lo que escuché, debo felicitarte a ti también.

El peliblanco asintió con su mirada sin decir nada y Koga sonrió feliz. Mientras tanto Rin saludaba a Bankotsu, quien no dudó en abrazarla también, luego de algunos segundos se alejó de ella levemente, aún sosteniéndola de sus hombros... 

- Vaya Rin, te ves realmente hermosa.

- Bankotsu, quítale tus manos de encima o te juro que...  - Sesshomaru calló al sentir la risa de Koga.

- Tenías razón. - Le dijo Bankotsu a Koga, luego de sentir un escalofrío en su espalda por la mirada fría y molesta de Sesshomaru. 

- ¿Ves? ¡Te lo dije! - Dijo Koga aún entre risas. - Bankotsu no me creía que con Rin parecías un perro celoso.

La castaña estalló en risas. 

- Jamás imaginé que llegaría el día en que vería a Sesshomaru celoso. - Sesshomaru seguía sin quitar su mirada molesta de él. - Tranquilo jefe, no coqueteo con mujeres comprometidas.

- Eso es mentira, te he visto coqueteando con varias. - Dijo Koga aún riendo.

- Tsk. Idiotas. - Rodeó a Rin con sus brazos y la acercó a él, mientras ella no dejaba de reír. - Vamos Rin. 

- Pero amor... - Le decía aún riendo mientras sentía como él tiraba de su brazo para alejarse de ahí, mientras Koga y Bankotsu se carcajeaban. 


- Así que un perro celoso. - Le dijo Rin con expresión divertida, él la miró con el ceño fruncido. 

- No lo soy. 

- Claro que lo eres, pero eres mi perro celoso. - Lo besó en sus labios. - Te amo, tonto. - Sesshomaru no pudo evitar sonreír, definitivamente Rin lo tenía como idiota. - Te dejaré un segundo, iré a hablar con la gente que aún no he saludado. 

- Anda pequeña, disfruta tu noche. - Besó su cabeza y la dejó ir.


Sesshomaru se quedó conversando con Koga y Bankotsu por el resto de la exhibición. 

Al rato, Inuyasha y Kagome se acercaron a ellos, los dos lo felicitaron cordialmente por su compromiso, Inuyasha se volvió para conversar con sus colegas mientras Kagome se dirigía a él. 

- Estoy muy feliz por ustedes, Sesshomaru. - Él asintió con la mirada sin prestarle mayor atención. - Siempre estaré agradecida contigo por lograr que Rin se quede y más aún por hacerla feliz... Pero tienes que saber que si le llegas a hacer algo, te juro por mi vida que lo vas a lamentar y yo misma me encargaré de eso. No quiero volver a verla triste alguna vez por tu culpa... Espero haber sido lo suficientemente clara.

Él la miró fijamente con sus ojos entrecerrados... Definitivamente el mundo tenía algo en contra de él esa noche.

Dejó escapar un resoplido... No la juzgaba, sólo se preocupaba por Rin. Y de hecho... Aunque fuera irrespetuosa, escandalosa y se metía donde no le correspondía... Extrañamente, Kagome no le desagradaba del todo.

- Puedes estar tranquila, porque no volverá a ocurrir. Amo a Rin más que a nada en este mundo y todo lo que quiero es hacerla feliz.

Kagome lo miró algo descolocada ante su respuesta, definitivamente no se lo esperaba. Le sonrió y lo abrazó sin pensarlo, él la apartó rápidamente. 

- Inuyasha, controla a tu mujer. 

- Ay, que malhumorado cuñado. 

Hpm. Lo que faltaba. 


***

Ya todos se habían ido, sólo quedaba Rin y Sesshomaru cerrando el lugar. Todo había resultado perfecto para la castaña y además, lo había pasado excelente... Todos sus amigos habían llegado a apoyarla y realmente no podía estar mejor.

- ¿Cómo estás? 

- ¡Feliz! Y cansada... Pero feliz más que nada. - Respondió abrazándolo con una sonrisa. - No puedo creer que se hayan vendido la mayoría de los cuadros tan rápido, tu mamá llevó como 3 - Dijo con una risita. - ¿Estaban bien? ¿Te gustaron?

- Si pequeña, todos eran hermosos, como tú. 

La castaña sonrió y se apegó más a él. 

- ¿Cuál era tu favorito?

- Mi favorito no estaba aquí, es el que tengo en mi mesa de noche junto a la cama.

- ¿Aún sigue siendo ese? 

- Siempre va a ser ese, fue el primer regalo que me diste... Y la primera vez que lo vi, fue cuando me di cuenta de que eras la única persona a la que quería a mi lado para siempre... Me di cuenta de que para mí, siempre serías perfecta.

- Sesshomaru... 

Él tomó su mentón delicadamente, levantándolo para poder mirarla a sus ojos.

- Estoy orgulloso de ti, Rin. - La castaña le sonrió enternecida, con sus ojos brillantes. - Y sé que Dai también lo estaría. 

Tomó su rostro con ambas manos y la besó, se alejó de ella levemente y con sus pulgares limpió las lágrimas que habían escapado de sus ojos.

Rin no pudo hacer más que sonreír, pensando en que si algún día tuviera la oportunidad de poder ver alguna de esas otras realidades paralelas en las que tanto solía pensar, o poder vivir alguna de sus otras vidas, se quedaría sin pensarlo con la que tenía, sin cambiar absolutamente nada... Porque en esta, cada decisión que había tomado y cada error que había cometido, la habían llevado a él...

Con él se sentía liviana, sin cargas y sin arrepentimientos.

Como si realmente estuvieran... 

Destinados.



Se empinó en la punta de sus pies y besó tiernamente sus labios, diciéndole en ese beso todo lo que no podía expresar con palabras y perdida en todas esas maravillosas sensaciones que él le provocaba. Se separó levemente de él, Sesshomaru se sacó su chaqueta y la puso sobre sus hombros. 

- Tan caballero como siempre, señor Taisho. - Le dijo con una coqueta sonrisa.

Él no pudo evitar reír levemente mientras tomaba su mano.

- Ya vamos a casa, pequeña.



Fin.


***


[Gracias infinitas por todos sus lindos comentarios que me estuvieron acompañando mientras escribía esta historia. De verdad me hizo muy feliz saber que les gustó y la disfrutaron. Espero que este último capítulo también les haya gustado, fue más largo para ustedes. Un abrazo grande <3 Hasta la próxima!]

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