Cap. 38: Negociaciones


[No sé cómo logré publicar tres capítulos en tres días seguidos, pero sus comentarios han ayudado mucho, me alegran el día jajaja <3 Ojalá que les guste este capítulo y si tiene hartos votos quizás me animo a publicar el próximo luego!]

***


Rin sintió un leve escalofrío al regresar a ese lugar al que por un momento pensó que no volvería.

- ¡Rin!

- ¡Kagura, hola!

- ¡¿Cómo estás?! tanto tiempo... No puedo negar que se te ha extrañado por estos lados... Escuché por ahí que ahora estabas trabajando para Hakudoshi, ¿Entonces eres tú quien viene en su representación a la reunión de ahora?

- Siii, soy yo, ahora que estamos más cerca podemos almorzar juntas uno de estos días.

- Me encantaría y que bueno, eso quiere decir que te veremos más seguido. Me alegro.

- ¡Que linda, gracias!

- ¿Quieres pasar a su oficina?

- Mmmh, ¿Mejor podrías decirle que lo estaré esperando en la sala de reuniones?

- Claro, no hay problema.

La castaña asintió y se dirigió al lugar donde tomó asiento y dejó su carpeta sobre la mesa. Revisaba su celular para pasar el tiempo, cuando después de algunos minutos lo sintió entrar por la puerta.

- ¿Tú?

- ¿Si?

- Pensé que sería Hakudoshi quien viniera a renegociar los términos del contrato. O el idiota ese, como se llame.

- ¿Hans?

- Hpm.

- Siento decepcionarlo señor Taisho, pero me lo encargaron a mi. - Vio como el peliblanco se sentaba justo en frente de ella, sin expresión aparente. - Aquí está la propuesta que le traigo, tómese su tiempo para revisarla. - Le dijo mientras dejaba una hoja sobre la mesa.

Sesshomaru tomó la hoja y la leyó con toda la calma del mundo, después de algunos minutos de silencio, la dejó nuevamente sobre la mesa.

- No voy a firmar esto. - Dijo con toda su calma, mirándola fijamente a los ojos.

- ¿Podría decirme por qué?

- Porque no soy un idiota.

Rin dejó escapar una corta sonrisa al escucharlo. "En eso estamos en desacuerdo." 

Él frunció su ceño como si pudiera adivinar sus pensamientos.

- Puedes llamar a Hakudoshi y decirle que cuando me envíe una propuesta de verdad, podremos negociar.

- No hay necesidad de llamar al señor Hakudoshi, estoy autorizada para renegociar los términos. Él confía en mí, por eso me envió.

- Por lo visto no es un buen comienzo, vuelve mañana con algo mejor. Escogiste a la persona equivocada para congraciarte con tu nuevo jefe.

Rin entrecerró sus ojos con molestia al escucharlo.

- ¿Disculpe? Está equivocado señor Taisho, yo no necesito congraciarme con nadie. - Dijo con firmeza. - No me parece tan descabellado lo que estoy pidiendo, teniendo en cuenta que el trato que se le estaba dando al señor Hakudoshi no era el ideal.

- Estoy en desacuerdo, el trato que se le da a todos mis clientes es el ideal. - Dijo con seriedad.

- Por favor, no puede decirme eso a mí, yo trabajé aquí y sé perfectamente cómo funcionan las cosas.

- Y eso podría ser un conflicto de interés. Quizás debería pedir que envíen a alguien más a renegociar esto... A alguien menos obstinado y que no me haga perder el tiempo.

Rin lo miró con furia en sus ojos. Respiró profundamente antes de volver a hablar.

- Yo no veo ni un conflicto de interés y para que le quede claro, voy a eliminar los puntos uno y tres de la propuesta, en son de paz. Le daré la noche para pensarlo y mañana volveré a buscar el documento firmado.

- No pienso firmarlo.

- Eso lo veremos. - Le dijo mirándolo desafiantemente antes de salir por la puerta.

Él la vio salir sin poder evitar la leve sonrisa que se dibujó en su cara. No podía negar que esa mirada simplemente le encantaba, sentirse desafiado por ella era excitante y se descubrió a sí mismo pensando en que tan solo discutir con Rin era más estimulante que estar en la cama con cualquier otra mujer. Incluso su novia. Y no es que hubiera algo mal con Sofía, pero es que simplemente... No era Rin.


***

- ¿Cómo te fue? - Le preguntó Kagome al verla entrar por su puerta y arrojar su bolso en el sillón con molestia.

- ¡Lo odio! Es un idiota, ¿Sabías? Me dijo obstinada, él a mí, ¿Qué se cree? ¿¿Puedes decirme quién se cree que es?? Ahhhggg ¡Lo odio!

- ¿Qué pasó? - Preguntó intentando contener la risa que sentía en ese momento al verla así.

- No quiere firmar la propuesta que le entregué.

- ¿Por qué no?

- Porque... Es demasiado.

- Pero entonces es razonable que no la quiera firmar...

- Lo sé, pero me molesta demasiado la forma en que lo dice, es tan arrogante... Cree que puede intimidarme con su seriedad y esos malditos ojos dorados, ¡Pero no señor! No me voy a dejar intimidar por él y voy a hacer que firme esa maldita propuesta.

Kagome la quedó mirando por un segundo, mientras seguía balbuceando cosas y se sentaba en la mesa a revisar sus documentos. No pudo evitar sentir un deje de preocupación por su amiga, porque aún diciendo todo eso de él, aún diciendo que era un idiota al que odiaba, no dejaba de ver ese brillo en sus ojos que no veía cuando hablaba de nadie más que de él. Ni siquiera del doctor... 

A propósito del doctor...

- Rin, Suikotsu me pidió que te recordara que a las 8 te pasará a buscar para cenar.

- ¡Mierda! Lo olvidé por completo... Tengo demasiado trabajo que hacer, tendré que llamarlo y avisarle que no podré...Ay, ojalá no se moleste.

- Rin... ¿Te gusta el doctor?

- ¡Claro que me gusta! ¿Por qué me preguntas eso? Es que no puedo simplemente dejar mi trabajo para ir a cenar con él... 

La castaña tomó su celular sintiéndose un poco extrañada por el cuestionamiento de Kagome. Decidió no darle más importancia y llamó.

- Hola doctor

- Hola princesa, ¿Todo bien?

- Lo siento mucho, pero no podré ir a cenar hoy...

- ¿Por qué? ¿Qué pasó?

- Me surgió algo y tengo mucho trabajo que hacer...

- Oh, bueno... Comprendo.

- ¿Podemos correrlo para mañana?

- Mañana salgo tarde, lo siento... No puedo cambiar mis turnos.

- Bueno... Entonces te pasaré a saludar al hospital... Y prometo que te lo compensaré.

- Eso suena bien. - Dijo coqueto y la castaña soltó una risita. - Suerte con tu trabajo linda.


***

- Supongo que estás aquí porque trajiste algo más que la mala propuesta de ayer. - Le dijo el albino con tono de superioridad al entrar en la sala de reuniones. Rin sonrió. - De otra forma, sólo estás perdiendo tu tiempo y el mío, te dije que no pienso firmar.

- La verdad es que hoy si tengo algo más... La propuesta de su competencia.

- Pensé que eras más lista, me extraña, Hakudoshi no se va a cambiar a la competencia... Lo sabes bien.

- Señor Taisho, eso era antes de que yo llegara a trabajar para él. No me costará convencerlo de que la competencia es una opción mucho mejor, teniendo en consideración que la propuesta que me hicieron es muy similar a la propuesta inicial que le hice yo a usted. Pero eso no es todo... Cuando se corrió la voz de que el señor Hakudoshi pensaba en dejarlo, me llamaron otras empresas también, con propuestas mucho mejores... Verá, el señor Hakudoshi es un hombre bastante solicitado. - Sesshomaru la miró con los ojos entrecerrados. - Además, el único inconveniente en este momento de cambiarnos a la competencia, será un poco de papeleo extra para mí, que la verdad, haría encantada... 

El peliblanco tomó el papel nuevamente y lo releyó, varias veces al parecer.

- Los puntos uno y tres quedaron fuera. - Dijo con voz molesta. 

Rin asintió con la mirada y con una sonrisa victoriosa le alcanzó un lápiz.

- Parece que está atado de manos, señor Taisho. - Dijo con una voz traviesa y Sesshomaru no pudo evitar abrir sus ojos con sorpresa. Rin no podía parar de sonreír sabiéndose ganadora, más aún, porque notó que por primera vez en su vida, veía al peliblanco con sus pálidas mejillas levemente sonrojadas.


- ¿Cuánto tiempo llevan ahí? - Le preguntó Koga a Kagura.

- No mucho, Rin llegó hace poco.

- ¿Es mi idea, o Sesshomaru está nervioso?

- Jajaja al parecer... - Respondió divertida la de los ojos carmesí.

- Eso sí que es nuevo...


Sesshomaru firmó el documento con resignación y se lo alcanzó a la castaña sin decir nada.

- Muchas gracias, ha sido un placer hacer negocios con usted, adiós señor Taisho. - Dijo con esa inocente sensualidad que tanto le encantaba para finalmente salir por la puerta, dejando al albino adentro sin palabras en la boca.


- ¡¡Rin!!

- ¡¡Koga!! - Dijo feliz la castaña, acercándose a abrazarlo.

- ¿Irás este fin de semana, verdad?

- ¡Claro! No me lo perdería por nada...

- Me alegro, Saludos al doctor, y ahí nos vemos entonces.

- Gracias, si, nos vemos en la boda, suertudo. - Se despidió amorosamente de él y de Kagura para salir del lugar.


Al día siguiente el peliblanco llegaba a su oficina, pensando en una excusa para volver a verla o simplemente hablar con ella. Es que esa castaña adictiva lo había dejado con gusto a poco.

Y como si ella se hubiese adelantado a sus pensamientos, lo sorprendió con algo en su escritorio.


Rin trabajaba en su oficina cuando sintió su celular sonar.

- ¿Qué se supone que es esto sobre mi escritorio?

- Hola señor Taisho, al parecer encontró su regalo. Le pedí a Kagura que se lo dejara, es de parte del señor Hakudoshi.

- Así que Hakudoshi me envía mi whiskey favorito, ¿Se podría saber por qué?

- La verdad es que cuando el señor Hakudoshi se enteró del fantástico trato que le conseguí, quería besarlo. Yo lo convencí de que quizás eso era más adecuado. Aunque si prefiere el beso del señor Hakudoshi, puedo devolver el whiskey.

Rin lo escuchó reír suavemente por el teléfono y no pudo evitar sonreír.

- Entonces por lo que me dices, debo asumir que Hakudoshi no esperaba ese trato...

- No, la propuesta la hice yo.

- ¿Le haces lo mismo a todos tus clientes?

- No... Ellos siempre firman la primera propuesta sin pensarlo mucho. - Le dijo riendo. - Tengo que admitir que fue más entretenido contigo.

El Taisho no pudo evitar sonreír al escucharla, sobre todo porque notó que finalmente Rin había dejado las formalidades atrás.

- Puedo ver por qué eres su consentida.

- Pero si te lo dije una vez, nadie puede resistirse a mis encantos.

- ¿Encantos? Manipulaciones diría yo. - Le dijo divertido.

- Jajaja no puedes enojarte conmigo por hacer exactamente lo que tú hubieras hecho.

- Que quede claro que tú y yo nos parecemos más de lo que tú crees.

- ¿Qué? ¡Retira lo dicho! Nosotros no nos parecemos en absolutamente nada, yo soy un terrón de azúcar y tú eres un cubo de hielo. 

El peliblanco soltó una suave risa nuevamente.

- Por favor... Qué arrogante. - Le dijo en un fallido intento por mantener su seriedad.

- ¿Me estás diciendo arrogante tú a mí? ¡Te pasas!, eres un idiota presuntuoso... ¿Sabes? Ya no tengo por qué seguir hablando contigo.

- Después de dejarme en la ruina es lo mínimo que puedes hacer.

- Qué dramático... - Le dijo riendo. -Tengo que irme, me buscan... Adiós señor Taisho.

- Adiós Rin... - Se despidió sin querer hacerlo y cortó el llamado.

La castaña se quedó viendo su teléfono por un momento y no pudo evitar sentir una extraña sensación al darse cuenta de que aún sonreía... No pudo evitar mover sus dedos con nerviosismo y morder sus uñas... ¿Por qué se sentía así? No podía, simplemente no podía sentir esas sensaciones.

No.

¿Por qué? ¿Por qué las cosas con él eran así?

Tenía que alejarse de él, no podía seguir jugando a ese juego, porque tenía muy claro que iba a perder.

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