Cap. 19: Hechizado
[Aviso que este capítulo tiene lenguaje subido de tono (+18) Espero que lo disfruten <3]
***
Después del hospital fueron directamente al departamento del Taisho. Rin admiraba todo el lugar; era gigante, quizás su departamento con Kagome entraba 3 veces en ese lugar... o más. Es verdad que había estado ahí una vez antes, pero en ese momento no había tenido tiempo para realmente verlo. Además, como estaban en el último piso del edificio, la vista era realmente hermosa.
- Qué lindo departamento. - Dijo de espaldas a él y sintió sus fuertes brazos rodearla. Esa corriente de electricidad no tardó en llegar a todo su cuerpo ante esa cercanía.
Se giró para quedar frente a él, rodeó su cuello con sus brazos y lo besó primero con suavidad, lentamente y de a poco, cada vez más intenso. Dejó escapar un suave gemido al sentir que su miembro no tardó en reaccionar ante sus besos y se pegó aún más a él, sintiendo su necesidad.
- Creo que la cena puede esperar un poco más. - Dijo el peliplata. Ella asintió con una sonrisa coqueta.
Se deshizo de su saco y de su corbata, y le sacó la blusa a Rin para poder recorrer sus pechos que sobresalían de su bralette con mayor libertad. Lamía y besaba uno mientras con una mano masajeaba el otro, los encontraba tan exquisitos que quería devorarlos.
- Ahh, Sesshomaru... - Jadeó con suavidad. - Extrañaba sentirte así... me cuesta mantenerme tan lejos de ti en las oficinas... - Dijo en un susurro que no daba más de sensualidad, él sonrió levemente de lado al escucharla, su voz lo hacía sentir tan excitado que sintió que se inundaba de placer.
- A mi también. - Dijo respirando contra su cuello, haciendo que a la castaña se le erizara la piel.
La levantó de la cintura, ella lo rodeó con sus piernas y caminó así con ella hasta su habitación, agarrando con firmeza su trasero. Rin reía levemente mientras era cargada por él.
La dejó caer sobre su cama, se deshizo de sus pantalones, le sacó la falda y el bralette a Rin, mientras ella desabrochaba su camisa, la que él terminó de sacarse con impaciencia. Se recostó sobre ella, y llevó las manos de la castaña sobre su cabeza, donde las sostuvo con una mano mientras besaba y mordía su cuello y presionaba su duro miembro contra ella, haciéndola gemir de placer.
Se sacó sus boxer y le sacó sus bragas, recorrió un camino desde sus pechos hasta el interior de sus piernas, haciéndola temblar ante ese suave contacto de sus exquisitas caricias. Lentamente llegó hasta su zona íntima y la tocó de arriba a abajo, mordiendo su labio al notar que ya estaba empapada, sacó su mano y rozó su miembro contra ella, humedeciéndolo con sus fluidos.
Se separó de ella, agarró con firmeza sus caderas, girándola en la cama y recorrió su espalda desnuda con su lengua hasta llegar a su cuello.
- Ponte en cuatro. - Le dijo al oído.
Ella sin más obedeció, levantando sus caderas, con su espalda completamente arqueada y su pecho rozando la cama. Él se relamió sus labios al verla mientras se ponía un condón en su miembro dolorosamente erecto.
Apretó con fuerza el delicioso culo que tenía a su disposición y entró de lleno en ella, gruñendo por la excitación que le provocó esa profunda estocada en su estrecho interior.
- ¡¡¡Ahhhh!!! Sesshomaru... es demasiado grande...
- Me encanta escucharte gemir mi nombre. - Le dijo con su voz llena de deseo.
Se quedó dentro de ella por unos segundos hasta que la escuchó pedir más. Comenzó a embestirla con lentitud y deliciosos movimientos que la tenían extasiada, tanto que comenzó a mover sus caderas de adelante para atrás y con movimientos rítmicos y circulares, deseosa de sentirlo aún más. Él jaló su cabello hacia atrás, mientras roncos jadeos escapaban de su boca al sentirla moverse de esa forma en él. Esos roncos gemidos que tanto placer le causaban a ella.
Cuando sintió que ya no daba más de excitación, agarró sus caderas con firmeza y aumentó la velocidad y la profundidad de esos movimientos, ya no medía su fuerza en cada estocada, logrando que los suaves gemidos de Rin se transformaran casi en gritos que resonaban en toda su habitación.
- Oh por d... ¡Ah! ¡Ahhhhh! Sesshomaru... no pares... - Jadeaba la castaña al sentir que todo su cuerpo se rendía ante sus exquisitas embestidas.
Sesshomaru dio unas últimas estocadas, gruñendo al liberar sus fluidos, mientras Rin gemía al llegar al orgasmo.
Finalmente se dejó caer sobre ella, con cuidado de no aplastarla, intentando calmar su respiración agitada.
- Ahora sí... iré a preparar la cena.
- No, no te muevas aún, por favor - Suplicó Rin, sin ánimos de levantarse.
- Es tarde y no has comido nada... Puedes quedarte acostada, te avisaré cuando esté listo.
- Pero... no, iré a ayudarte.
- No, quédate, no tardaré. - Dijo saliendo de su interior, haciendo que la castaña jadeara suavemente al sentirlo.
Buscó ropa, fue al baño y salió al rato, vistiendo una polera y un short deportivo. Era primera vez que Rin lo veía usar algo que no fuera su traje y se mordió su labio al verlo... es que se veía realmente delicioso.
El peliblanco salió de la habitación y ella aprovechó esos minutos para cerrar sus ojos y descansar un poco, la verdad es que siempre después de estar con él se sentía agotada. Ni siquiera notó cuando pasó el tiempo, pero despertó al sentir a Sesshomaru acariciar con ternura su cabello y su espalda.
- Mmmmh - Murmuró con flojera, removiéndose entre las sábanas.
Él sonrió de lado al verla ¿Por qué cada cosa que ella hacía lo hacía sonreír así? Se sentía hechizado por esa preciosa y adictiva castaña.
- Está listo.
Ella se sentó sobre la cama y frotó sus ojos, despertando de esa corta siesta.
- Qué rico huele, creo que ya me dio hambre.
Miró a su alrededor, buscando su ropa, pero no encontró nada, Sesshmaru le acercó su camisa y ella se la puso sonriendo al notar que olía a él, le encantaba su olor. Él la dejó sola para que se terminara de vestir, Rin tomó sus bragas, fue al baño rápidamente y luego caminó hasta el comedor, donde Sesshomaru la esperaba sentado con la mesa ya servida.
Él no pudo evitar recorrerla con su mirada de pies a cabeza, se veía tan exquisita usando su camisa que le dieron ganas de tomarla en sus brazos y llevarla de nuevo a la habitación. Rin se sonrojó levemente al ver que él no le quitaba la mirada de encima, pero decidió ignorarlo y se sentó a su lado en la mesa.
- Se ve muy bien. - Dijo mirando su cena.
Él le sirvió vino en su copa, mientras Rin probaba la comida que él había preparado para ella.
- Dios... ¡Está exquisito! ¡¿Por qué no me habías dicho antes que cocinabas tan bien?!... Eres perfecto. - Dijo sonrojada por sus propias palabras, Sesshomaru sonrió levemente de lado al escucharla.
- Si hubiera sabido que así tenía que conquistarte, lo hubiese hecho antes. - Rin no pudo evitar reír al escucharlo.
- ¿Hay algo que no hagas bien? - Le preguntó la castaña, sonriendo.
- Dibujar.
Ella volvió a reír. Él la miraba embelesado, le encantaba verla así, tan feliz. Por alguna razón lo hacía sentir a gusto, es que nunca antes se había sentido tan cómodo estando con alguien, como se sentía con Rin.
- Es la primera vez que cocino para alguien.
- ¿De verdad? - Él asintió. - Entonces me siento muy privilegiada. - Sonrió.
- Lo eres, pero la próxima vez tendrás que hacerlo tú.
- No te haría eso... Me agradas, no quiero que termines envenenado o intoxicado.
Él sonrió levemente y negó con su cabeza, divertido por sus comentarios.
- Rin... - Ella levantó su mirada para verlo. - Quédate trabajando conmigo.
- Sesshomaru... tengo que terminar mi carrera aún, lo siento, pero... no puedo.
- No es necesario que lo hagas, te pagaré lo suficiente para que puedas arreglar todas tus cosas y además podrás dejar tus otros trabajos y tendrás tiempo para ti y para pintar.
- Gracias, pero... ya te lo dije, tengo que terminar de estudiar, independiente del dinero, es algo que tengo que hacer, me lo prometí a mi misma y a él. Si aún me necesitas, puedo venir a trabajar para ti cuando termine, no falta mucho.
- ¿Cuánto te queda para terminar?
- Sólo este semestre.
- Bueno, entonces en 6 meses más te quiero en la oficina.
Rin sonrió con ternura y se acercó a besar su mejilla.
- Ahí estaré. - Le dijo con una sonrisa que lo hizo sentir aliviado. - Hey... ahora que lo recuerdo, quería comentarte algo.
- ¿Qué?
- Kagome está saliendo con alguien... y creo que es pariente tuyo, quizás algún primo o algo así. - Sesshomaru arqueó una ceja, no le gustaba para nada a dónde se dirigía esto. - Me dijo que tenían el mismo apellido y además, según ella se parecen un poco.
Sesshmaru bufó con molestia.
- Ese idiota no se parece en nada a mi.
- ¿Entonces sabes de quien estoy hablando?
- No hay mucha gente con mi apellido, debe ser el imbécil de Inuyasha.
- ¡Si! Ese era el nombre, no lo podía recordar... ¿Entonces son familia? Qué chico el mundo...
- Es hijo de mi papá.
- ¿Es tu hermano? - Preguntó con evidente sorpresa.
- No. - Rin lo miró con cuestionamiento. - Medio hermano...
- Ah, comprendo... ¿No se llevan bien?
- No.
- Oh... es bueno saberlo, entonces si no quieres verlo, supongo que tendré que comenzar a venir yo más seguido... así no te cruzas con él en mi departamento.
Sesshomaru la besó con ternura.
- O mejor no dejo que te vayas más de aquí.
Rin soltó una risita al escucharlo, no pudo evitar sonrojarse y lo besó nuevamente. Se separó de él y tomó los platos vacíos.
- Déjalo ahí.
- No, tú cocinaste, yo lavo, es lo justo. - Le dijo ella, sonriendo.
- Mañana vendrá alguien a limpiar, ahora quiero mi postre. - Dijo acariciando una de sus piernas por debajo de la camisa.
- Sesshomaru, ¿Por qué eres tan caliente? - Dijo riendo.
- Es tu culpa. - La tomó en brazos y la llevó de nuevo hasta su habitación.
La bajó ahí y volvió a besarla, llevó sus manos a su camisa con la intención de abrirla, pero Rin lo detuvo.
- No, esta vez lo haré yo... dijiste que querías tu postre... - Sesshomaru sonrió levemente de lado al escucharla. Rin lo ayudó a sacarse su polera y le susurró al oído... - Acuéstate.
Él obedeció y ella se sentó a horcajadas sobre él, comenzó a desabotonar la camisa que usaba de arriba hacia abajo, lentamente, sin quitar su mirada de él, la abrió y la dejó caer por sus brazos. Tomó las manos del peliblanco y las llevó hasta sus pechos, haciendo que los masajeara con intensidad y en ese momento comenzó a sentir como el miembro de Sesshomaru se endurecía entre sus piernas y no pudo evitar morder su labio al sentirlo. Se agachó acercándose a él para comenzar a besar su cuello y de ahí fue bajando lentamente. Recorrió sus pectorales con besos y caricias, bajó por su abdomen besando cada uno de sus marcados músculos mientras escuchaba sus suaves y roncos jadeos.
Le sacó sus shorts y sus bóxer y Sesshomaru no pudo evitar gruñir al sentir como Rin bajaba cada vez más con sus besos, hasta sentir el roce de su miembro endurecido contra sus pechos. Al escucharlo gruñir, ella se movió en esa posición de adelante hacia atrás, aumentando ese roce que se sentía realmente exquisito para él. Sintió que iba a perder la razón cuando ella bajó aún más y recorrió su duro miembro con su lengua, de la base hasta la punta y de ahí volvió a bajar, lamiendo todos sus genitales.
Rin se separó un poco, levantó su mirada y se sintió humedecer al ver la excitación en la cara del peliblanco, tomó su miembro con una mano y comenzó a introducirlo lentamente en su boca, primero solo la punta, mientras jugaba con su lengua y lentamente fue bajando más, mientras lo escuchaba jadear y gruñir.
Él sólo dejó caer su cabeza hacia atrás mientras sentía que no daba más de placer ante las atenciones de su castaña. Ella subía y bajaba cada vez con más rapidez y Sesshomaru no pudo evitar llevar una mano a su cabeza, haciendo que su miembro entrara aún más en su boca, provocándole una leve arcada, que no fue suficiente para detenerla, siguió chupando y lamiendo hasta que lo escuchó gemir.
- Rin... aléjate... - Ella levantó su mirada al escucharlo y sonrió levemente.
Tomó su miembro y lo volvió a introducir en su boca, subiendo y bajando con más rapidez hasta que sintió todo su cálido líquido.
- Ahh, mierda... no puedo más contigo.
Ella tragó sus fluidos y con un dedo limpió la comisura de sus labios, donde escurría un poco, llevó su dedo a su boca y lo chupó. Él sintió su miembro reaccionar al verla hacer eso; lo encontró de lo más provocador.
Ella subió sus caricias y sus besos por su abdomen y por sus pectorales, dándole tiempo para reponerse, buscó un condón en la mesa de noche que había al lado de la cama y se acercó nuevamente a él.
Tomó su miembro entre sus manos, acariciándolo de arriba a abajo logrando que se endureciera nuevamente, lo masajeó suavemente sobre la punta con sus dedos y con la palma de su mano y luego volvió a agarrarlo, moviendo su mano de arriba a abajo, mientras escuchaba algunos gemidos reprimidos. Le puso el condón, se acomodó sobre él y comenzó a bajar lentamente.
- Ah, dios... - Jadeo con suavidad al sentir el grueso miembro de su peliblanco completamente dentro de ella.
Comenzó a moverse con lentitud de adelante hacia atrás, rítmicamente y con sensualidad, mientras él la recorría con sus manos desde su cintura hasta sus pechos. Sus movimientos comenzaron a ser cada vez más rápidos y demandantes, subía y bajaba sus caderas empotrando con fuerza, mientras gemidos cada vez más fuertes salían de su boca.
Sesshomaru dejó escapar un fuerte gruñido que salió desde su pecho, tenía que admitir que nunca antes lo habían hecho sentir así, no entendía por qué, pero cuando se trataba de ella, era como si no pudiera saciarse nunca. Todos sus movimientos, su figura, sus exquisitos labios gruesos entreabiertos gimiendo su nombre, sus cabellos color chocolate que caían sobre sus hombros, las gotas de sudor que corrían por su delicioso cuerpo... era una imagen realmente única.
- Ahhgg, Rin... sigue - Pidió entre jadeos.
Al escucharlo la castaña se sintió desbordada de placer, esa voz que encontraba tan seductora pidiendo más, no podía negar que tenerlo así bajo suyo la calentaba en exceso. Llevó una mano a la nuca del peliblanco, aumentando la intensidad de sus movimientos, hasta que sintió que sus músculos empezaron a contraerse y ese exquisito cosquilleo no dejaba de aumentar, todo su cuerpo vibraba pidiéndole más.
- Sessh... ¡¡Ahhhh!! - Gritó apegándose a él, él agarró con firmeza su trasero y comenzó a embestirla con fuerza desde abajo, mientras los gemidos de Rin se hacían cada vez más rápidos al llegar al orgasmo, acompañados de sus gruñidos y jadeos al sentir las fuertes palpitaciones en su interior, aprisionando su miembro y corriéndose por segunda vez en ese encuentro.
Rin quedó recostada sobre él, con su cabeza hundida en su cuello y su respiración agitada, mientras él acariciaba con ternura su espalda desnuda.
- Me encantas... - Susurró el peliblanco, aún embobado por todo lo que acababa de ocurrir.
Ella sonrió contra su cuello, él pudo sentirlo y sonrió levemente de lado también.
- Tú a mi, Sesshomaru.
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