CAPITULO 36

Los días pasaban cada vez más lento para Hermione, quien tenía que soportar constantemente los insultos de Ron, sus violaciones, golpes que ya le habían ocasionado algún que otro hematoma, y cruciatus que la habían desgarrado hasta el alma. Siempre constantemente, él la acechaba, como si quisiera asegurarse de que Hermione no lo iba a traicionar de ninguna manera y que no iba a ir corriendo a los brazos de su exnovio Slytherin en la primera oportunidad que se le presentara. No confiaba en ella, aunque eso tampoco importaba, pues ella tampoco confiaba en él. La única razón por la que estaba aguantando todo eso era para que Theodore y el resto de sus amigos Slytherins estuviesen a salvo.

FLASHBACK

Hace apenas unos minutos que ella, Hermione Granger, había tenido que tragarse su orgullo y declarar su amor al chico que más daño la había hecho.

Hace apenas unos minutos, que ella, Hermione Granger, había tenido que humillarse ante el pelirrojo y dejar que sus vomitivos labios besaran los suyos.

Hace apenas unos minutos que ella, Hermione Granger, le había roto el corazón al único chico que le importaba lo suficiente como para hacer todo lo que estaba haciendo. Prueba de ello, es que él, Theodore Nott, estaba ahora delante de ella, con la mirada dolida y exigiéndola una explicación para su comportamiento en el Gran Comedor.

¿Pero qué iba a decir ella? ¿La verdad? No podía, porque si se lo decía, Theodore iría a por el pelirrojo para matarlo. Y ella no podía permitir eso, pues Ronald era un mortífago, y lo último que quería ella es que Theodore se metiese en problemas por su culpa...sobre todo si El Señor Oscuro protegía a Weasley.

- ¿Porqué, Hermione?-preguntó Theodore.-¿Porqué regresaste con él? ¿Porqué no me avisaste? Te está chantajeando con algo, es eso ¿verdad? Es por esa razón por la que has vuelto con él. ¿Te ha vuelto a..? ¿Estás bien? Tenemos que hacer algo, ¡esto no puede seguir así!

- Theodore.-lo cortó Hermione. Era duro, fingir que amabas a otro que sabías que te trataría peor que a la escoria. Y lo sabías, pero esa carga, tenías que aguantarla sola; y lo mejor sería cortar esto de raiz. La castaña miró a Theodore, sus ojos, sus labios...todo en él era perfecto. Memorizó cada detalle de su rostro, aunque lo había hecho muchísimas veces, nunca se cansaba de hacerlo. Pero esa expresión, de puro dolor, era algo que no le favorecía en nada. Hermione tenía ganas de llorar, derrumbarse y contarle la verdad, pero no podía hacerlo. Debía ser fuerte, sobre todo ahora que estaba a punto de hacer una de las cosas más duras de lo que le había pedido Ronald.-Lo cierto es que le sigo amando. No me preguntes porqué, simplemente es así. ¿No has sentido nunca la necesidad de estar siempre al lado de alguien, para verlo en todo momento?

- Claro que la he sentido.-dijo Theodore.-Es lo que yo siento por ti. ¿Cómo puedes amarle después de todo lo que te hizo?

- ¿Y eso qué más da, Theo?-preguntó Hermione.-En el amor hay que saber perdonar, por mucho daño que te haga. Tienes que conservar las esperanzas de que él también te ama. Y yo estaba segura de que él me amaba, por esa razón decidí expresar mis sentimientos frente a todo el mundo.

- ¿Y porqué no me dijiste nada?-preguntó Theodore.-¿Es que ya no te importo?

Hermione guardó silencio. ¿Cómo decirle que al único que amaba era a él? ¿Cómo decirle que le necesitaba ahora más que nunca? ¿Qué todo eso era una burda mentira?

- ¡Contéstame, Hermione!-dijo Theodore.-¿Alguna vez te importé? ¿O sólo me utilizaste?

- Yo...-dijo Hermione.

- Lo sabía.-soltó Theodore.-En realidad nunca me lo hubiese esperado de ti, Granger. Creí que eras sensata, aunque veo que me equivoqué.

- Theodore...-dijo Hermione.

- Para ti soy Nott.-dijo Theo.-Al igual que tú, para mi, vuelves a ser Granger. Te lo di todo, te presenté a mis padres, a mi familia, te llevé a mi casa y te mostré como era yo realmente. Al parecer eso para ti no significa nada. Jamás debí haber confiado en ti.-dijo disponiéndose a salir por la puerta del aula vacía donde se encontraban.

- Pero...-intentó llamarle Hermione.

- Y otra cosa más.-dijo Theodore antes de salir.-Olvídate de mi existencia, al igual que yo me olvidaré de la tuya. Ya no quiero tener nada más que ver contigo.-dicho esto, cerró la puerta con un portazo.

Y Hermione, una vez sola, ya no pudo aguantar más las lágrimas que había estado conteniendo desde que Ron la besó. Y lloró. Esta vez lloró de verdad, porque el único chico que la importaba la había dejado sola, aunque en verdad era normal. ¿Quién querría quedarse a su lado después de lo que había hecho?

- Veo que te ha afectado mucho lo que acabas de hacer.-dijo una voz que Hermione conocía muy bien.

- ¡Luna!-dijo Hermione limpiándose las lágrimas.-¿Qué haces aquí?

- Sólo quería ver qué tal te encontrabas.-dijo Luna.-¿Porqué lo hiciste? ¿Porqué soltaste todas esas mentiras y armaste ese espectáculo? ¿Y porqué le hiciste eso a Theodore? Con lo felices que érais...

- Si te lo cuento, ¿prometes no decírselo a nadie?-preguntó Hermione.-Ni siquiera a Blaise.

- Te lo prometo.-respondió Luna.-Ya sabes que puedes confiar en mi, Hermione.

Entonces, Hermione comenzó a explicarle todo desde el principio, la amenaza de Ron, el chantaje y el porqué de su decisión.

- ¡Pero Hermione!-dijo Luna.-¡Esto no puede ser así! ¡No puedes consentirlo! Tiene que haber otra solución, cuéntaselo a Theodore. Estoy segura que él te puede ayudar. O si no, díselo a Magonagall o a Snape. ¡Pero haz algo, por Merlín!

- No pienso hacer nada, Luna.-dijo Hermione poniéndose en pie.

- ¿Y vas a permitir que Weasley te humille una y otra vez?-preguntó Luna.

- Si así consigo que Theodore esté bien, sí.-respondió Hermione.

- Sabes que me tienes para lo que necesites, ¿verdad, Hermione?-preguntó Luna.

- Muchas gracias Luna.

- No tienes porqué darlas, Hermione. Lo que estás haciendo, es muy valiente por tu parte.

FIN DEL FLASHBACK

Por su parte, Theodore tampoco lo estaba pasando nada bien. Desde que había roto con Hermione, se sentía decaído y triste. Aún no lo entendía. Si él la amaba. ¿Cómo pudo hacerle eso a él? Estaba convencido de que Ronald Weasley tenía algo que ver con la decisión de Hermione, pero por más que intentaba darle vueltas, no llegaba a ninguna respuesta. ¿Porqué Hermione se dejaría usar de esa manera? Hasta él tenía sus dudas de que la castaña estuviese siendo usada. ¿Pero qué otra cosa podía ser? Él no se tragaba todo ese cuento de que ella no había podido olvidarle. ¡Por Merlín! Ella era inteligente. Tenía que ser algo muy fuerte para que ella prefiriese estar con su violador antes que con él.

Sus amigos, Draco, Blaise, Luna y Pansy intentaban animarle, pero no podían. La paranoia le estaba venciendo. Le parecía que la rubia sabía algo que él ignoraba, pues últimamente había pillado las miradas que su exnovia y ella se echaban cuando Ronald andaba cerca.

Exnovia...aún le costaba acostumbrarse a esa palabra.

"Tienes que intentar animarte"-le había dicho Pansy.

"Vamos, amigo, ya verás como tarde o temprano encontrarás a otra."-le había dicho Blaise.

Vanos intentos de animarle.

Aún amaba a Hermione, pero al parecer, ella le había traicionado.

Era frecuente ver a Hermione y Ronald agarrados de la mano, charlando y sonriendo en cada momento. Y eran esos los momentos que más le dolían. Porque quería volver a ser él quien la tomara de la mano, quien la besara, quien la hiciese reir y verla despertar cada día.

Pero ya daba igual, pues ella ya había escogido un camino. Le había hecho daño, sí, es cierto, pero no sabía porqué se sentía tan dolido y decaido. Desde que era pequeño le educaron para superar ese tipo de situaciones, y para aydar a limpiar el mundo de nacidos de muggles y de gente que no era digna de estar en el mundo mágico.

Su mundo y el de ella.

Tan diferentes, al igual que ellos...

Dos mundos que no necesitaban mezclarse para nada.

Dos mundos, que, por el bien de los integrantes, debían mantenerse separados.

Él nunca creyó en eso...hasta ahora.

Estaba dolido...y ella había sido la causante.

¿Qué más daba? Al fin y al cabo, había sido llamado.

Al fin y al cabo, pertenecía a una familia de magos purasangre.

Al fin y al cabo, él tenía su orgullo. Un orgullo que había sido pisoteado sin miramientos por la mujer a la que entregó su corazón.

Al fin y al cabo, era lo que querían sus padres. Y como buen hijo que era, debía obedecer.

Al fin y al cabo, no puedes rechazar una invitación del Señor Oscuro cuando te proponía unirte a sus mortífagos.

Una palabra: Iniciación.

Pronto comenzaría, la venganza contra aquellos hijos de muggles y escoria que se habían atrevido a pisar el mundo mágico.

Hermione se arrepentiría de haber elegido a Weasley. Weasley se arrepentiría de haberle quitado a su chica. Sus padres estarían orgullosos de él. El mundo mágico estaría limpio de escoria. Y el mundo muggle temblaría, en cuanto a él le pusieran la marca.

Porque la venganza es un plato que se sirve frío.

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