CAPITULO 34
El resto del viaje fue tranquilo para los Slytherins, y entre risas y apasionados besos, al fin llegaron a Hogwarts. Nada más salir del tren, empezaron a buscar un carruaje libre. Blaise y Luna estaban muy acaramelados, ya que dentro de poco, ambos se tendrían que separar para irse a sus respectivas salas comunes y querían pasar el máximo tiempo juntos. La ceremonia pasó tranquilamente, Blaise y Luna no dejaban de lanzarse miradas durante toda la cena, que fueron interceptadas por varios alumnos, entre ellos Ronald Weasley, quien los miraba con odio y furia; pero se centraba más en contemplar lo felices que se veían Theodore y Hermione, sus miradas, sus sonrisas, sus manos agarradas por encima de la mesa...
El pelirrojo sonrió al pensar que eso terminaría dentro de muy poco.
Poco tiempo después, la cena terminó y todos los alumnos se dirigieron a sus respectivas salas comunes. Hermione caminaba al lado de su novio, quien la agarró de la mano, mientras ella le lanzaba una pícara mirada, intentando ocultar el sonrojo que supuso con certeza, estaría cubriendo sus mejillas en ese instante. Theodore la miró, sonrió y la besó con pasión. Estaba feliz y contento de que al fin ellos estuviesen juntos, de que la chica más inteligente y perfecta de Hogwarts fuera su novia, y de que su amor fuese correspondido.
Mientras tanto, Barty Crouch Jr no dejaba de pensar en como podía ayudar a su amigo. Esta situación había pasado a ser verdaderamente irónica; su lealtad hacia El Señor Oscuro empezaba a flaquear, pues la situación que estaba pasando ahora Rodolphus es la misma que tuvo que pasar Regulus Black.
Regulus Black.
Sólo su nombre le hacía rememorar viejos tiempos. Barty sonrió con melancolía. Hacía tanto tiempo que nadie había pronunciado el nombre del joven Black...hacía tanto tiempo que habían decidido olvidarlo; aunque ninguno de ellos lo hubiera hecho realmente. ¿Cómo olvidarlo? Él fue uno de sus mejores amigos, fue Regulus quien le mostró el camino del Señor Tenebroso. Fue él quien le dijo como podía unirse a los mortífagos, y fue él su primer amigo.
Sí, tanto Regulus como Barty habían sido chicos solitarios en su infancia. Ninguno de ellos disfrutó del amor paterno. Porque el padre de Regulus siempre lo comparaba con su hermano; pues aunque todos intentasen negarlo, tanto Regulus como Barty sabían que Sirius siempre fue su favorito.
Y el padre de Barty, contrario a lo que muchos pensarían, no era un buen padre. Siempre trabajando hasta altas horas por la noche, nunca teniendo tiempo para su hijo.
Barty Crouch Jr, aprendió a valerse por sí mismo, y desde muy joven decidió que el camino que quería seguir era el opuesto al que seguía su padre.
Tanto Regulus como Barty juraron lealtad al Señor Oscuro, pero contrario a lo que ambos pensaban, Regulus descubrió un secreto del Imnombrable, descubrió que Lord Voldemort era un mestizo. Y la confianza que ambos habían depositado en Él, desapareció. No era el héroe vengador de la pureza de sangre que todos pensaban, sólo era...un farsante.
Regulus pensó que era mejor hacer algo al respecto y convocó una reunión entre los mortífagos en que más confianza depositaba. A la reunión asistieron: Evan Rosier, Antonin Dolohov, Augustus Rookwood, Rodolphus y Rabastan Lestrange, Walden Macnair, y él, Barty Crouch Jr.
En esa reunión, Regulus les contó lo que había descubierto y les dijo que ya era hora de hacer algo al respecto, pues no valía la pena seguir a un mestizo que iba contra su propia especie, que ellos estaban muy por encima de él. Pero en esa época, al igual que en la actualidad, El Señor Oscuro había mostrado de lo que podía llegar a ser capaz, había asesinado y torturado a tantas personas, tanto muggles como magos, que su nombre y su leyenda de terror se habían expandido por casi todos los lugares del mundo. Es por eso, que cuando Regulus dijo que iba a hacer todo lo posible para destruir a Lord Voldemort, lo dejaron solo.
Fueron unos malditos cobardes, y al igual que ahora habían dejado sólo a Rodolphus.
Cuando El Señor Oscuro lo descubrió, se enfureció de una manera inimaginable y torturó a Regulus con cruciatus hasta dejarlo moribundo. Cuando Lord Voldermort preguntó quien le había ayudado, y Regulus respondió que nadie, Evan Rosier saltó en su defensa y se enfrentó a Voldemort.
Y al igual que Regulus, Rosier fue castigado. Tras dosis de cruciatus, ambos fueron llevados a la celda más profunda de la prisión de Azkaban, donde los dementores aliados de Voldemort se encargaron de darles el beso del dementor. Y ellos, sus amigos, al igual que todos los mortífagos del círculo de Voldemort, tuvieron que presenciar esa escena, para que a ninguno de ellos se le volviese a ocurrir desobedecer sus órdenes o traicionarle.
Aún Barty no ha podido olvidarlo, no ha podido olvidar los gritos de Regulus y de Evan, ni sus ojos suplicantes, ni sus ruegos y sus palabras de clemencia. Tampoco ha podido olvidar la risa de Voldemort al mirar como el dementor absorvía lentamente el alma de los dos mortífagos.
Después de eso, sus cuerpos permanecieron en la prisión de Azkaban, donde seguían estando en la actualidad. Cuerpos vivos, pero sin almas. Hombres valientes a la que la historia dejó de lado, hombres que se sacrificaron por proteger el nombre de sus familias.
Ahora la historia se había vuelto a repetir. Rodolphus había traicionado al Señor Oscuro, por lo tanto, Lestrange pagaría con su vida la traición cometida.
Pero Barty no lo podía permitir. Ya estaba harto de esa situación. Si bien sabía que no debía traicionar al Señor Tenebroso, también sabía que no podía dejar que Rodolphus hiciese compañía a Regulus y a Evan. No soportaría perder otro amigo más.
Estaba decidido, haría todo lo que fuese necesario para liberar a Rodolphus; y si fuese posible, también le gustaría hacer algo por Regulus y por Evan.
El castillo de Hogwarts estaba sumido en el silencio. Los estudiantes ya estaban dormidos, cansados después de un largo viaje. En la sala común de Slytherin, Hermione Granger leía un libro, tras haber hecho varios intentos de dormir, y que todos ellos fuesen fallidos. No sabía lo que la pasaba, pero algo la inquietaba. Desde que Potter y Ronald habían aparecido en su compartimento del tren, tenía un mal presentimiento. ¡Algo absurdo y totalmente ridículo! ¿Mal presentimiento? ¿Ella? ¿Desde cuándo hacía caso de esas cosas? Simplemente había recordado malos tiempos al ver al pelirrojo, tenía que ser eso, pues no había otra explicación lógica.
Cansada de estar mirando el libro sin poder leer nada, por estar pensando en esas estupideces, decidió salir a dar un paseo. Salió por el retrato y se encaminó hacia los jardines, sumida en sus pensamientos. Con cautela de que ni Flich ni su gata estuviesen cerca, decidió caminar rápidamente por los pasillos intentando hacer el menor ruido posible. Cuando pasaba por las cocinas, se sintió observada. Con algo de miedo se dió la vuelta, pero allí no había nadie, por lo que decidió continuar caminando, esta vez más rápidamente. De repente, sintió como alguien tapaba su boca con una mano, ella se asustó e intentó defenderse.
- Cállate.-dijo la voz de Ronald Weasley.-Sólo quiero hablar contigo. No chilles o te arrepentirás.
- ¿Qué quieres, Ronald?-preguntó Hermione girándose una vez que el pelirrojo quitó la mano de su boca.
- Que vuelvas conmigo.-dijo Ronald sonriendo.
- Estás loco si piensas que voy a hacer eso.-respondió Hermione.-Amo a Theodore, no a ti. Supéralo de una vez.
- Tú no sabes lo que es el amor, porque una Sangre Sucia como tú jamás lo entendería.-contestó Ron.-Todas vosotras sois zorras, putas a las que follar.
- ¿Porqué quieres salir conmigo si piensas eso?-preguntó Hermione acercando su mano a la varita que llevaba en su pantalón para sacarla en caso de que le fuese a hacer falta. Lamentablemente, Ronald se dió cuenta de sus intenciones.
- Yo que tú no haría eso.-dijo Ronald.-Siempre puedo alegar que fuiste tú la que me atacó. Y te aseguro que me creerían a mi, después de todo, ahora eres una Slytherin. ¡Renegada de las mazmorras!-Hermione le fulminó con la mirada.-Contestando a tu pregunta, la razón por la que quiero salir contigo es muy simple: eres mi obsesión. Te veo en cualquier parte, hasta cuando follo a Lavender, sólo te veo a ti.
- ¡Estás enfermo!-dijo Hermione.
- Puede, pero vas a hacer lo que te digo.-dijo Ronald.
- Tú no tienes ninguna autoridad sobre mi.-dijo Hermione.
- ¡Oh, si que la tengo!-dijo Ronald mostrándole su marca tenebrosa. Hermione la miró con horror.-Porque tuviste que enamorarte de un mortífago y ese fue tu mayor error. Él está en mis manos, al igual que todos tus amigos. Por si no lo sabes, ahora soy la mano derecha del Señor Oscuro, tengo a un ejército de mortífagos a mi disposición, y si no quieres que tu novio y tus estúpidos amiguitos paguen las consecuencias, será mejor que hagas todo lo que yo te diga.
- Haré lo que me digas, pero porfavor, no le hagas daño.-dijo Hermione.
- Has tomado la decisión correcta.-dijo Ronald.-Quiero que mañana, cuando todos estemos en El Gran Comedor, le digas a Theodore Nott, delante de todo el mundo, y asegurate de que todos lo oigan, que quieres romper con él y volver conmigo. Dirás que me amas más que a nada en el mundo, y que quieres volver conmigo porque no has conseguido olvidarme aunque lo hayas intentado. Que soy mejor que él. Después quiero que vuelvas a ser mi novia.
- ¿Y qué pasa con Lavender?-preguntó Hermione.
- Ella no pondrá pegas en nada.-contestó Ron.-Haz eso y te garantizo que tu novio estará a salvo. Pero si no lo haces, me encargaré de que Bellatrix Black les de su merecido.
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