CAPITULO 33
A la mañana siguiente, los Slytherins despertaron con un ánimo pesimista. Ya se acabaron las vacaciones y tenían que volver al colegio. Es cierto que continuarían estando juntos, pero la idea de volver a ver a Ronald Weasley no le hacía gracia a ninguno, sobre todo a Hermione.
Por otra parte, Ron sí que deseaba volver a Hogwarts para volver a ver a Hermione Granger. Esa chica creía que podía negarse a sus órdenes, pero estaba muy equivocada, puede que ella fuese la chica más inteligente del colegio, pero ahora él, era un mortífago y no le iba a poner las cosas tan fáciles como antes. Ahora ella se convertiría en su marioneta, su títere, su esclava sexual. ¡Oh, sí! Como disfrutaría viendo doblegarse e esa traidora, esa maldita que se le había metido en los pensamientos y que era imposible dejar de pensar en ella. Esa obsesión que lo consumía por dentro y la culpable de que estuviese todo el rato pensando en violarla salvajemente y probar en ella todo lo que le había hecho a Bellatrix. ¡Oh, sí! Como gemiría y chillaría cuando empezase a cortarla, a lanzarla cruciatus mientras la follaba, a besarla salvajemente hasta que sus labios empezaran a sangrar y a atarla a la cama para azotarla hasta dejarla la espalda totalmente ensangrentada por su mal comportamiento y sus intentos de ignorarle.
¡Oh, sí! Como disfrutaría viéndola humillada, llorando, aterrada y completamente sola. Infundiéndola miedo, terror, manipularla a su antojo, angustia, y haciendo de ella el peor infierno de su miserable vida.
Sólo faltaban unas horas para volver a verla. Sólo faltaban unas horas para empezar con su plan y causar la destrución de Hogwarts y de todos sus miembros. Difundiría inseguridad por todas partes.
¡Oh, sí! Nunca fue tan divertido volver a la escuela. Nunca fue tan divertido cometer traición. Sólo tenía que esperar.
Ya era el momento de coger el tren que los llevaría a Hogwarts. Los Slytherins charlaban animadamente, riéndose constantemente, mientras contaban anécdotas. De pronto, unas multitud de cabelleras pelirrojas apareció delante de ellos. Los Slytherins dejaron de hablar y miraron a los Weasley con expresión frívola. Los Weasley le devolvieron la misma mirada, excepto Ronald, quien estaba agarrando la mano de Lavender, pero miraba a Hermione con lujuria. Los Slytherins se dieron cuenta de eso, por lo que Theodore pasó un brazo por encima de los hombros de su novia, atrayéndola hacia sí. Harry los miró furioso.
- Vaya, pero mirad quienes son: los perdedores y la traidora.-dijo Harry. Draco se iba a avalanzar sobre él para darle la mayor paliza de su vida, pero Pansy lo detuvo.
- Pero mirad quienes son: el cararrajada y sus amigos comadrejas.-contestó Blaise.
- Ignorarlos, chicos.-dijo Hermione.-No merecen la pena.
Los Slytherins decidieron hacer caso a Hermione, pues había demasiados testigos y no querían montar una escena en la que El Niño Que Vivió estuviese involucrado porque eso significaría que todas las personas de alrededor lo defenderían a muerte, aunque no fuesen los Slytherins los que tuviesen la culpa de la disputa.
Los Gryffindors miraron furiosos como los Slytherins hacían caso a Hermione y decidían ignorarlos. Ellos habían querido empezar la disputa, porque, como había gente alrededor, aunque perdiesen la batalla, alguien les echaría una mano.
En cuanto encontraron un compartimento libre, Luna se sentó y Blaise se tumbó en el asiento con su cabeza en las rodillas de la rubia, ella sonreía mientras le acariciaba el rostro. Él cerró los ojos, disfrutando de las caricias que le brindaba su chica. Pansy y Draco charlaban animadamente, y de vez en cuando se besaban apasionadamente. Hermione se sentó en las rodillas de Theodore, quien puso uno de sus brazos alrededor de su cintura, ella disfrutaba de la cercanía de su novio mientras leía un libro, aunque notaba como Theodore leía con ella. Y eso la conmovió y la agradó, porque ese tipo de conexión, la relación que tenía con él, sólo la convencía cada vez más de que él era su alma gemela. Bien es cierto que ella nunca creyó en esas cosas, pero tampoco creía que su mejor amigo acabaría violándola y desde luego, nunca se imaginó a sí misma en Slytherin. Theodore comenzó a besarla el cuello, ella sonrió y disfrutó de la agradable sensación. Después se giró y le besó apasionadamente, pero no calculó bien su impulso, por lo que él quedó recostado en el sillón con ella encima. Él subió las manos desde su cintura hasta su espalda. Hermione apoyó la frente sobre la suya, debido a que se tuvo que separar por la falta de aire, pero después volvió a besarle con la misma pasión que antes. De pronto, escucharon un carraspeo, fue entonces cuando recordaron que había más gente en el compartimento y que todos sus amigos los estaban observando. Avergonzados, se separaron.
- Por favor, no paréis por nosotros.-dijo Blaise sarcásticamente.
- Sí, se nota que no tenéis sueño aunque os hayáis pasado toda la noche...-dijo Pansy haciendo un gesto con los dedos, que provocó que tanto Theodore como Hermione se sonrojaran.
- Por cierto, os diré que no sois nada silenciosos.-dijo Draco mirándolos pícaramente.
- Esperad un momento...-dijo Hermione recordando.-Es imposible que nos hayáis oido, porque pusimos un hechizo silenciador.
- Buah, nos ha pillado, cariño.-dijo Pansy haciendo un pucherito. Draco la abrazó.
- Es cierto, pero nos hacía ilusión veros avergonzados.-dijo Blaise sonriendo. Todos en el compartimento se empezaron a reir, pero su risa paró, cuando la puerta se abrió y Harry Potter y Ronald Weasley entraron por ella.
- ¿Qué quieres, Potter?-preguntó Draco levantándose.
- ¿Y tú, Weasley?-preguntó Theodore imitando a Draco.-¿A qué has venido?
- ¿Acaso os incumbe?-preguntó Potter.-Nosotros podemos hacer lo que nos de la gana. Y fíjate, que casualidad, queríamos estar en este compartimento.
- Por supuesto, que nos incumbe.-dijo Blaise poniéndose al lado de sus amigos.-Porque es nuestro compartimento, y vosotros estáis en él.
- ¿Vuestro compartimento?-preguntó Harry con sorna.-¿Dónde está vuestro nombre?
- Nosotros estábamos aquí primero.-dijo Pansy.-Y como no nos da la gana ver vuestras espeluznantes y horrorosas caras de idiotas y payasos, podéis escoger en marcharos por vuestros propios pies o salir volando gracias a mi varita y a mi mal carácter que se me pone cuando veo a gente como vosotros.
- Vaya con Parkinson.-dijo Ron.-¿Qué pasa? ¿No quieres pasar un buen rato?-preguntó avanzando hacia ella, pero Draco se interpuso.
- Ni te atrevas a acercarte, Weasley.-dijo Draco amenazante.
- ¿Y quién me lo va a impedir?-preguntó Ronald.-¿Tú, Malfoy?
- Y yo.-dijo Blaise.
- Yo también.-dijo Theodore.
- A una amiga la defiendo hasta el final.-dijo Luna levantándose y poniéndose delante de Pansy. Hermione se levantó de su asiento y se dirigió hacia los Slytherins.
- Será mejor que os vayáis, Wealey.-dijo Hermione.-Nosotros somos seis y vosotros dos. Estáis en desventaja, por no decir que no tenéis ninguna oportunidad.
- Asique los defiendes.-dijo Harry.-Vaya, ¿qué tipo de lavado de cerebro la habéis hecho?
- Sé tomar mi propia iniciativa, Potter.-dijo Hermione.-No necesito estar bajo ningún hechizo para saber con quien debo relacionarme.
- Eso pensaba.-dijo Harry mirándola con asco.-Aunque claro, las Sangres Sucias se venden demasiado fácilmente. ¿Porqué es, Granger? ¿Dinero, sexo o ambas cosas?-Theodore sacó la varita.-Tranquilo, Nott. Nosotros ya nos íbamos.-dijo Potter marchándose. Ron lo siguió.
- Cometes un error al enfrentarte a mi, Granger.-dijo Ronald.-Pronto sabrás porqué.-dijo lanzándola un beso.-Dime ¿me extrañaste, preciosa?-la guiñó un ojo y salió del compartimento, cerrando la puerta tras de sí.
Una vez se marcharon, las chicas se derrumbaron en los asientos. Theodore abrazaba a Hermione, como si quisiera protegerla de las insinuaciones que le había lanzado Weasley.
- Tranquila, Hermione.-dijo Theodore acariciándola el cabello.-Todo va a estar bien.
- Gracias, Theo.-respondió Hermione hundiendo su cara en el pecho del chico.
Draco abrazaba a Pansy, al mismo tiempo que intentaba calmar la ira que le recorría porque Weasley quería tocar a su chica.
- No sé que hubiera hecho si ese idiota te hubiese tocado.-dijo Draco.-Probablemente lo hubiese matado.
- No te preocupes, Draco.-dijo Pansy mirándolo a los ojos.-No ha pasado nada, estoy bien. Gracias a ti.
Mientras tanto, Ronald sonreía. Hermione había conseguido despertar en él una sensación muy conocida en su entrepierna, por lo que tenía que calmarla de alguna manera. Se dirigió rápidamente a su compartimento y le dijo a Lavender que saliera. Una vez ambos estuvieron fuera, él la llevó hasta los servicios, la hizo pasar, cerró la puerta con el cerrojo y puso un hechizo silenciador para que no les pudiesen escuchar. Lavender lo miró con terror, haciendo que la sonrisa de Ronald se ampliara todavía más.
Puede que esa chica no fuese tan buena como Bellatrix, pero eso no quería decir que no pudiese pasar un buen momento con ella.
Salvajemente, empezó a romper su ropa. No importaba, ya que se podía reparar fácilmente con un hechizo. Tampoco importaba que ella estuviese llorando desconsoladamente, ni que le estuviese suplicando que parase. No importaba la mirada aterrada que tenía la que supuestamente era su novia, porque eso sólo lo motivaba más.
Nada importaba, excepto satisfacer sus necesidades más primarias.
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