♡┆capítulo 18: interrupciones.



Jimin camina por los pasillos tarareando y cuando entra en el estudio de Hoseok, se sienta con una enorme sonrisa en el borde de la mesa.

—¡Buenos días! Jin me dijo que pasará por aquí. ¿Qué tienes para mí?

—Guau, estás brillando —suelta lo que parece el comienzo de una falda que usa el maniquí y enfrenta a su amigo—. ¿Noche divertida?

—Puede ser que haya descubierto algo increíble sobre mi alfa.

Aunque su tono es desinteresado, su semblante divertido le da todas las respuestas al alfa.

Hoseok se queja. —Tú y tus fetiches con las pollas grandes. —el diseñador rueda los ojos mientras rebusca en los cajones de su escritorio y saca una libreta, abriéndola en una página en específico y se lo entrega al omega.

—No dije nada sobre eso.

—Te conozco lo suficiente para saber que se trata de eso, niégalo —señala con una sonrisa. Jimin se mira las uñas con una sonrisa presuntuosa—. Ah, por lo que viniste. Dime qué te parece.

Jimin mira el boceto de un bonito vestido con una abertura en la pierna izquierda y asiente, sin embargo, está confundido.

—¿Para quién es? —mira de reojo.

—Para ti.

—¿Para mí? Nunca te pedí un vestido.

—Seokjin me pidió hacerte un traje para una gala de patrocinio y quiero saber tu opinión —camina hacía el maniquí—. Sé que no te gusta usar vestidos, tienes años sin usar uno, pero haré este un impresionante vestido.

—No me gusta usar vestidos apretados —corrige.

—¿Entonces, lo usarías?

—Termínalo con tiempo suficiente por si quiero algún arreglo y ya veremos.

El diseñador sonríe grande y aplaude. Conoce a Jimin lo suficiente como para tomar su respuesta como un sí.

—¿Y Jungkook sigue recuperándose del celo?

—No. En cualquier momento llega como un torbellino a tu oficina.

—Bien, tengo un trabajo para él. Nos vemos, hyung.

Jimin presiona el botón del ascensor y cuando las puertas se abren, su sonrisa se vuelve más grande cuando ve a Yoongi recostado de la pared del mismo. Sin importarle la presencia de las dos personas dentro del ascensor, el modelo se acerca al costado del alfa.

—Hola, otra vez —besa su mejilla—. ¿Tanto me extrañas que ibas a verme?

—Mocoso insolente. Iba a pasar por tu oficina antes, pero estoy subiendo por qué Namjoon me llamó.

Se encoge de hombros, toma la mano que Jimin le ofrece cuando se recuesta de su hombro.

—Bueno. Todavía puedes entrar un rato.

Yoongi ríe suavemente ante la sugerencia y los ojos brillantes que le da Jimin.

—¿Dónde quedó mi dulce Jimin?

—Sigo siendo yo, pero anoche descubrí algo bueno. —susurra. La mirada del modelo recorriendo el cuerpo del alfa, provoca que las mejillas de Yoongi se tiñan de un rosa muy claro.

—¿No tienes algo que hacer?

Jimin rueda los ojos. —En realidad, Jin hyung me está esperando para organizar mi agenda antes de mi calor —las puertas del ascensor se abren y la pareja sale tomada de la mano, caminando hacia la oficina del modelo—. Pero siempre puedo hacer un tiempo para ti.

—Usando los beneficios de ser el jefe.

—¿De qué servirían, entonces?

No obstante, antes de que el alfa sea arrastrado a la oficina del modelo, la figura de Jin frente a ellos con una ceja arqueada les dice lo contrario.

—Lamento interrumpir su momento de tortolitos, pero debemos organizar tu agenda y luego tengo que hacer tantas llamadas.

—¿Nos puedes dar un momento? Yoongi hyung quiere decirme algo... importante.

Abraza al hombre por la cintura y apoya su barbilla en el hombro del alfa.

—Y sus "charlas" duran horas. Lo nuestro será rápido y luego podrás secuestrar a Yoongi en tu oficina por el resto del día, si quieras.

—Oye, soy tu jefe y debes obedecerme.

—Exacto. Soy tu empleado, no tu esclavo —lo señala mientras guiña un ojo y entra a la oficina, dejando a la pareja afuera.

Jimin abre la boca indignado y luego se voltea hacia su novio con un puchero adornando sus labios.

—Últimamente, parece más mi jefe, que yo el de él. ¿Nos vemos más tarde?

—Claro, escríbeme cuando quieras verme.

Yoongi camina hacia el lado opuesto a la oficina de Jimin y saluda a la secretaria de Namjoon, que lo deja entrar de inmediato.

—Hyung, siéntate ahí —señala los muebles en medio de la oficina—. Déjame terminar de enviar este correo.

—Está bien.

Namjoon tarda menos de dos minutos cuando se quita los lentes y camina hacia el minibar donde sirve dos vasos de líquido ámbar, para tomar asiento frente a alfa mayor.

—No creo que deba beber si apenas comienza el día de trabajo. —frunce el ceño cuando le ofrece un vaso.

—Un vaso no afecta en nada. Y escuché que pronto te retiras.

—Comenzaré a estudiar pronto y debo buscar un trabajo más flexible.

—Eso es genial, hyung. Sé que encontrarás algo que se adapte a tus habilidades.

El hombre mayor asiente. —¿Por qué me llamaste, Namjoon? Sé que esto no es una visita social.

—Cierto —lo señala y agarra su tableta, busca por unos segundos y luego se la muestra al alfa. La imagen congelada de Yoongi empujando a Daniel—. Me enviaron esto al correo.

Yoongi presiona su lengua contra su mejilla. —Hay una explicación para eso.

—Lo sé, las cámaras graban con audio y admiro tu autocontrol porque yo estando en tu lugar, le hubiese dado un puñetazo.

—Si no estoy aquí para recibir un sermón, entonces, ¿por qué?

—Para advertirte que a Seo Daniel le gusta jugar sucio y aunque la mayoría del tiempo es un cobarde, no creo que vaya a quedarse con que tú lo empujaras. Tienes que estar atento.

—No le tengo miedo a un niño rico, Namjoon. Sé defenderme.

—Las peleas de los niños ricos involucran a abogados caros, no golpes —ríe el hombre—. Pero le daré una última advertencia a ese imbécil.

—¿Eso qué quiere decir?

—Si vuelve a pasar un encuentro como este, así sea fuera de la compañía me tienes que llamar. Conseguiré un buen abogado para ti.

—Me tienes tanta fe. —dice el alfa mayor, con ironía.

Namjoon se ríe, encogiéndose de hombros.

—Si ya hablamos de Daniel. ¿Tienes tiempo? Quiero preguntarte algo.

Viendo la seriedad de Yoongi, el menor asiente.

—Vale, adelante. 

—¿Qué me puedes decir sobre los celos de los omegas?

—¿Qué? —las cejas de Namjoon se alzan—. Necesito más contexto, Yoongi hyung o no sabré cómo ayudarte, tu pregunta es bastante ambigua.

—Jimin me preguntó si quería pasar su celo con él y dije que sí. En ese momento me sentía confiado, pero no sé absolutamente nada del tema ni cómo tratarlo, o si debo hacer algo especial.

—Bueno, a ver, no es un examen donde Jimin te preguntará sobre si conoces como estimular la próstata a mitad del acto.

—Lo sé, pero ¿Y si no lo satisfago y por no querer herir mi orgullo, no me dice nada?

—¿Has tenido sexo antes, hyung? —dice Namjoon, con tono sospechoso y mira a su hyung entrecerrando los ojos.

—No soy virgen, pero mis dos antiguas parejas sexuales fueron betas.

—Bien, en primer lugar, no es tan diferente a la hora de tener sexo, claro que cambian algunas cosas, como; que los omegas lubrican, son mucho más sensibles, les gusta anidar y ser mimados —explica el alfa—. Aunque, no puedo ayudarte con exactitud sobre las cosas que le gustan a Jimin, porque no todos los omegas son iguales. Puedo darte consejos generales y de que le preguntes a Jimin sobre lo que le gusta o no en la cama.

—He buscado en algunos foros de omegas, pero quiero saber más. Hay ciertas cosas que no siempre publican.

—Te estás tomando en serio esto, ¿No?

—No quiero lastimar a Jimin o dañarlo cuando no esté tan consciente de sí mismo.

El CEO asiente.

—Bien, primero te recomiendo hacer una cesta de comestibles para los siguientes días, no suelen comer mucho cuando están en ciclo y Jimin siempre se queja de no tener suficientes de sus barras de cereal favorita y sentirse deshidratado-

Los alfas se sobresaltan cuando la puerta del baño conjunto a la oficina se abre por Jungkook. Namjoon frunce el ceño y cuando va a preguntarle sobre cómo consiguió la llave de afuera, cierra la boca cuando las ve en la mano del omega.

—Están hablando del celo de Jimin... —se acerca, sonriendo—. Sin mí

—Jungkook, tienes que dejar de la excusa de usar mi baño para escabullirte a mi oficina, ¿y si estuviese en una reunión?

—¿Crees que no le pregunto antes a tu secretaria, primito? Es fácil sacarle información a Yeri —hace un puchero—. Y está vez si era una emergencia.

—Igual, es maleducado escuchar conversaciones ajenas. —reprende el alfa.

El omega gruñe y se voltea hacia el otro alfa, con una enorme sonrisa.

—Entonces, ¿Qué quieres saber del celo de Jimin? Sé más detalles que Namjoon. Siempre, siempre, nos contamos todo.

—Me pidió pasar el celo junto y quiero saber un poco más. —se encoge de hombros.

—¿Taehyung tenía razón, eres virgen?

—¡N-no soy virgen! Simplemente, me he acostado con dos personas y fueron betas, no sé nada de cómo es un ciclo de calor de un omega.

—Ah, no te olvides de que Jimin es un omega dominante, los calores son más calientes y para saciar tu curiosidad, te diré un par de cosas. Trae papel y lápiz, Namjoon.



→ ☆ ←



Yoongi baja de ascensor cuando las puertas se abren en el estacionamiento subterráneo, busca el elegante auto de Jimin. Sin embargo, sus cejas se alzan al ver al modelo recostado a una camioneta negra.

—¿Auto nuevo?

—El chofer llevo el auto al mecánico y casi nunca saco a esta belleza —acaricia el capón, seguidamente abre la puerta—. ¿A tu casa o a la mía?

—Debería ir a la mía, —rasca su ceja, con frustración. Hace, casi, una semana que duerme con Jimin y se ha acostumbrado a eso—, tengo varios días sin ir y tengo que revisar que mi casera no se haya deshecho de mis cosas.

—¿Por qué haría algo así?

Yoongi suspira. —No le caigo muy bien desde que me atrase con una mensualidad.

—¿Y le debes ahora?

Jimin enciende el auto y avanza por el silencioso estacionamiento.

—No, después de esa vez no me he vuelto atrasar.

—Cariño, tu casera suena como una perra.

—También se puede decir de esa manera —ríe Yoongi.

—¿Cómo te preparas para mañana? ¿Nervioso?

—Un poco, pero estaré bien. Minseok-ssi estará conmigo por si no entiendo algún papeleo.

—De acuerdo. Aunque, igualmente, sé que estarías bien si Seokie no estuviera presente —toma la mano del alfa y las coloca en el puente de la consola mientras avanzan en el ajetreado tráfico.

La pareja sube hacia el cuarto en la azotea, cuando Yoongi saca las llaves, se voltea hacia el modelo.

—Este lugar no es bonito como tu casa, pero es bastante decente y es lo que puedo pagar.

Jimin rueda los ojos y abraza la cintura del alfa, recostándose en su espalda.

—Hyung, no soy del tipo de persona que juzga a los demás por el lugar donde vive.

—Ya sé, pero quería darte una advertencia porque recuerdo tu cara cuando viste el depósito por primera vez.

—Ese sitio era horrible. No sabía que en mi empresa había lugares tan horribles —se queja el modelo—, además, el idiota de tu supervisor admitió que te odiaba antes que lo despidieran.

—¿Qué? Nunca cruce más de dos palabras con él. Solo me daba órdenes.

—¡Solo lo hacía porque se creía superior! Al final era del tipo que se la pasaba lamiéndole las bolas a su jefe —se encoge de hombros—. No me distraigas y abre. Estoy más emocionado porque estaré rodeado de tu olor correctamente.

—Tengo días sin venir, debe estar débil ahora. —informa el alfa antes de abrir la puerta y hacerse a un lado, dejándole espacio a Jimin para que entre primero.

El omega entra con una sonrisa y toma una respiración profunda mientras se quita los zapatos. Yoongi tiene razón, el dulce olor de leche de coco y la frescura de la manzana verde no era tan fuerte, pero aún persistía aferrado en los muebles de la casa.

—Puedes usar mis pantuflas o estar en medias.

—Está bien, me gusta estar descalzo.

Jimin entra y observa el lugar, es más grande de lo que se ve afuera. El pequeño recibidor donde está parado y luego da comienzo una cocina pequeña conectada a la sala; dónde hay una mesa con dos sillas y un sofá de dos plazas en una esquina. Dos puertas; que Yoongi señala como el baño y luego rueda la siguiente puerta, que es la habitación del alfa. No hay decoraciones más allá de un colchón tamaño queen que descansa en el suelo y un pequeño clóset en una esquina junto a varias bolsas de compra en el suelo alfombrado.

—Mm, por tu misterio me esperaba que el lugar se cayera a pedazos, pero es bastante agradable para una persona que vive sola.

—Supongo que sí. Puedes sentarte donde más guste, yo buscaré la ropa que me llevaré para mañana.

—¿Llevarte a dónde?

—Pensé que querías que me quedará contigo está noche. —se gira a verlo, con los ojos entrecerrados.

Jimin suelta una risita y se encoge de hombros.

—No solo esta noche —recostándose en el colchón, sigue con la mirada al alfa que busca entre las bolsas del suelo y el clóset. Luego de unos minutos, vuelve a hablar —. ¿Quieres que elija por ti? Te haré lucir elegante y sexy.

—Bueno, dejemos al experto.

El alfa toma el lugar y Jimin se levanta revisando todo, alza algunas prendas, mirando hacia el alfa y luego de unos minutos le da la primera prenda; un jersey de cuello alto.

—Pruébatelo, quiero evaluar como se ve el vestuario en ti.

Yoongi asiente, mientras se coloca de pie y comienza a sacarse la camisa. Por su lado, Jimin señala la chaqueta sukajan y la pone en la cama, por último, agarra un pantalón de vestir y se lo da.

—Esto es perfecto —murmura Jimin, una vez que el alfa se endereza. Jimin se acerca al alfa, acomoda un mechón detrás de la oreja de Yoongi y luego deja un suave beso en sus labios—. Arreglaremos tu cabello y un poco de maquillaje antes de la entrevista y ¡voilà!

El alfa le sonríe y corta la poca distancia que los separa. Sus labios se encuentran de nuevo con naturalidad, con sabor al labial de fresa que usa el modelo y ternura. Jimin besa a Yoongi como si su vida dependiera de ello, se aferra a él con fuerza como si lo dejara ir para siempre.

—Yoongi hyung. —susurra Jimin entre besos, abriéndose para dejar que Yoongi lo bese más profundamente. Sin embargo, demasiado rápido, Yoongi se vuelve a separar, sonriendo por la forma en que Jimin intenta seguir sus labios.

—Arrugaremos la ropa.

—No importa, tengo una plancha en casa —agarra los hombros de Yoongi y lo empuja hacia abajo en la cama, luego se sienta ahorcajadas sobre él con cuidado para que sus caderas se alineen. —Esta vez no quiero detenerme.

Es mezquino, lo sabe, pero Jimin siempre ha sido del tipo egoísta.

—Te deseo, lo quiero todo —Mueve sus caderas una vez, con cuidado, tanteando el terreno. Deslizando sus manos por el pecho del alfa, quitando la chaqueta del cuerpo del alfa—. Quiero... si está bien, quiero que me folles. No tenemos que esperar a que esté en celo.

Yoongi tararea, asintiendo.

Después de esa noche en el ático del modelo, para la pareja había sido difícil mantener las manos alejadas de los cuerpos contrarios. Siempre que se encontraban a solas, eran como dos adolescentes teniendo intimidad por primera vez... pero para el desafortunado de Jimin siempre los interrumpían.

Sintiéndose desesperado, Jimin saca la camisa fajada dentro de sus pantalones y se la quita de una vez, Yoongi mira fascinado y vuelve a besarlo con el mismo sentimiento.

El alfa invierte la posición en que se encuentran, quedando entre las piernas abiertas del modelo. Yoongi se inclina hacia abajo, comenzando a salpicar besos por su cuerpo, comenzando por su mandíbula y su cuello, lo que hace que Jimin gimotee cuando succiona con fuerza su glándula de olor. Deja un rastro de besos en el pecho de Jimin, evitando sus pezones en broma, a diferencia de los últimos sueños que ha tenido Jimin. Yoongi continúa hacia abajo, sus labios dejando fuego a su paso, hasta que llega al estómago regordete de Jimin.

—Hermoso —susurra Yoongi contra la piel de su vientre, y Jimin se sonroja.

Su estómago se revolotea bajo el toque de Yoongi mientras el alfa presta atención adicional a su barriga, dando beso tras beso a través de su piel hasta que Jimin comienza a debilitarse un poco por la atención.

Mientras las manos del alfa trabajan en el botón del pantalón de Jimin. Jimin intenta sacar el jersey negro de Yoongi, sin embargo; un toque en la puerta hace que la cabeza de Yoongi se levante.

¿Es en serio, quién diablos es ahora? Jimin suelte un sonido frustrado.

—Ignóralo, se irán cuando nadie responda.

En cambio, los golpes se vuelven más fuertes y la voz ronca de la dueña del edificio, comienza a llamar al alfa por su nombre mientras golpea la puerta.

—¿Quién es? —pregunta el omega.

—Es mi casera. Iré a hablar con ella.

—O puedes ignorarla hasta que se vaya. —pide el modelo, abultando sus labios.

—No será tan fácil y es capaz de entrar. Tiene llaves.

—Bueno, te espero aquí. —Jimin se recuesta sobre sus codos y despide al alfa cuando vuelven a caer golpes en la puerta. Yoongi suspira, arreglando su ropa, o lo que queda de ella, y abre la puerta, dejando solo su cara a la vista.

—Señora Know.

—¿Si estabas adentro porque no abres rápido? —lo señala, con el ceño fruncido.

—Disculpe, estaba en el baño. ¿Desea algo?

—Tenía días sin escucharte subir y quería advertirte que si estás tratando de evitarme para atrasarte en la fecha de pago no lo toleraré nuevamente. Tiraré tus cosas a la calle.

—No estoy evitándola y definitivamente le voy a pagar a tiempo. Le expliqué lo que sucedió esa vez.

—Sí, tu padre se enfermó. Pero eso no me importa, yo también tengo cuentas qué pagar.

—Está bien, señora Know. Si es todo lo que quiere decirme, me retiraré.

—No, no es todo. Sabes que si traes a alguien a vivir contigo, las cuentas suben.

—Sigo viviendo solo.

—Esta vez escuché más pasos subir.

Yoongi no lo siente venir, por eso se sobresaltan cuando la mano de Jimin se pone en su espalda y la otra abre por completo la puerta. Mostrando su ceño fruncido y su aroma definitivamente enojado.

—¿Está espiando a mi alfa?

La voz de Jimin sobresalta a la casera, quien lo mira con los ojos abiertos.

—¿Quién eres? —chista—. Dijiste que no vivías con nadie más.

—Aparte de tonta, es sorda — Jimin chasquea, mientras se dirige al frente del alfa—. Para empezar, te voy a demandar por amenazar a mi pareja y en segundo lugar, mi casa es mil veces mejor que este pequeño cuarto sin ventilación.

Las manos de Yoongi sostienen la mano de Jimin, cuando el omega quiere caminar hacia la señora Know. —Y por último, pagaré por adelantado el alquiler de Yoongi para que desaparezca de nuestra vista.

—Jimin-ah, no tienes que hacer eso.

—Lo sé, cariño. Pero quiero hacerlo —le guiña un ojo al alfa. Agarra su teléfono del bolsillo de su pantalón y se voltea hacia la mujer con una mirada afilada—. ¿Cuánto es?

Yoongi observa a Jimin pagar con el ceño fruncido, luego muestra el teléfono hacia la casera y sin esperar a que diga algo, cierra la puerta en su cara.

—Ahora si va a odiarme. —Yoongi acusada al menor, pero en vez de estar enojado, una sonrisa gingival estira sus labios.

—Le pagué lo suficiente como para tres meses y si llega a echarte la demandaré hasta quitarle el edificio y ponerlo a tu nombre.

Jimin le guiña un ojo al alfa, provocando una risa nerviosa en él.

—A veces me da miedo que hables en serio.

—Y a mí me ofende que no tomes en serio lo que digo.

Los brazos de Jimin rodea el cuello de su novio y lo acerca para un beso suave y lánguido.

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