47 - Ganadora


Soltó un largo suspiro y la miró nuevamente. Esta expresión oscura no pegaba con el rostro angelical de la princesa, pero ya no había vuelta atrás. Si había llegado hasta este punto, ya no podía detenerse. Así que respondió sin dar más rodeos.

—Quisiera saber si tienes algún recuerdo del día del accidente. Algo que pudiera señalar a un posible enemigo en específico del reino. Alguien que se atrevería a eliminar al príncipe heredero y su familia, para luego hacerlo ver como un simple accidente.

Aylah escuchó las palabras del mago con calma, manteniendo su rostro inexpresivo. Cerró los ojos por unos momentos, de forma pensativa y luego los volvió a abrir. Luego alzó la vista hacia el retrato de Ghaenia y mantuvo toda su atención en él durante un largo rato.

—Eres la persona más irritante que he conocido —soltó Aylah con voz serena—. Por un lado, me haces sentirme agradecida de que estés del lado de la familia real, pero, por otra parte, tu falta de tacto para dar las malas noticias es totalmente impresionante. Nunca pensé conocer a alguien que tuviera la capacidad de agradarme y disgustarme de igual manera —un largo suspiro escapó de sus labios mientras se sentaba en un sofá cercano.

—Nunca he negado mi personalidad, ni mi falta de delicadeza en asuntos que para algunas personas pueden ser sensibles. —dijo el mago mientras se encogía de hombros, otorgándole toda la razón a la princesa—. El mejor método es ser directo. Dar rodeos dilata y complica las cosas demasiado.

—Entonces seré totalmente directa —anunció Aylah mientras colocaba sus manos de manera elegante sobre su regazo— No recuerdo nada de lo que sucedió ese día y si lo hiciera lo hubiera informado de inmediato ¿No lo crees? —preguntó con un duro tono de voz— ¿Qué razones tendría para ocultar información tan valiosa como esa? ¿Acaso no soy la más interesada en saber lo que realmente sucedió y la más afectada por la tragedia de ese día? Sinceramente, creo que deberías haberlo pensado mejor antes de haberme hecho semejante petición.

El mago no apartó la mirada mientras las palabras de Aylah lo atacaban de forma certera. Por un instante casi pudo ver a Serhem reflejado en su actitud. Esta aparentemente dulce e inocente princesa tenía la inteligencia de su padre, pero también había heredado su mal carácter y la habilidad de transformar cualquier situación desfavorable en un abrir y cerrar de ojos.

Por otro lado, maldijo internamente al darse cuenta de la veracidad de las palabras de la princesa. Estaba siendo totalmente honesta. Sabía que no tenía sentido que Aylah estuviese escondiendo información importante concerniente a la muerte de su familia, pero esta conversación era algo que tenía que intentar, ya que si en algún momento si sus recuerdos volvían, estaría preparada para enfrentar la verdad de lo sucedido ese día. Tenía que admitir que su falta de tacto era demasiada, pero era algo inevitable para un ser como él, que había perdido la sensibilidad para tratar asuntos delicados. Era una pérdida de tiempo a estas alturas tratar de comprender o imitar los sentimientos humanos; era muy tarde para eso.

—Tienes toda la razón, soy un maldito desgraciado, sin sentimientos —concedió el mago con una sonrisa burlona—. Solo por eso te regalaré la primera pregunta: ¿Qué te gustaría saber?

—¿Qué es ese libro que Ghaenia sostiene en ese retrato? —preguntó Aylah de forma repentina mientras veía la cara del mago mostrar una expresión de genuina sorpresa.

Aunque tenía muchas otras preguntas en su cabeza, esta había salido antes de que hubiese podido escoger la que haría. Desde que había entrado a la habitación, ese retrato había atraído su atención, y ahora entendía por qué. Ese libro le parecía extremadamente familiar y recién era que había recordado dónde lo había visto antes.

—Ese es el diario de Ghaenia —respondió el mago con cautela— ¿Por qué preguntas eso? ¿Acaso lo has visto antes? —el desbordante interés se reflejaba en su voz

—Podría haberlo visto —dijo Aylah mientras su expresión se tornaba juguetona y una sonrisa afloraba en sus labios a la vez que la situación que había comenzado con el mago teniendo la ventaja cambiaba de forma radical— Pero me temo que si quieres saber más tendrás que responder algunas de mis preguntas —añadió sintiendo la satisfacción de tomar las riendas.

Jens soltó una repentina y sonora carcajada que tomó por sorpresa a Aylah. Parecía como si se estuviese divirtiendo demasiado en este preciso instante. Ella lo miró confundida, temiendo que el mago hubiese perdido la cordura o que se estuviese burlando de ella.

Luego de unos momentos se detuvo, peinó su cabello dorado hacia atrás con una mano y tomó una larga bocanada de aire. Aunque seguía sonriendo, sus ojos brillaban de manera peligrosa, como si estuviera enojado por el rumbo que estaba tomando todo.

—Tú ganas, pequeña princesa —dijo Jens con la voz cargada de profundo sarcasmo, mientras Aylah no ocultaba la expresión de satisfacción al obtener una inesperada victoria.

—¿En algún momento Ghaenia vivió en la mansión?

—Ese lugar fue construido originalmente por tus abuelos. Allí nacieron tus tíos y tu padre —respondió el mago de forma concisa—. Vivieron en la mansión hasta que Kleria falleció apenas días después del nacimiento de Ghaenia. Vandyr había muerto también unos meses antes, así que sus hijos fueron acogidos y criados por Duveandell y Halleena. Durante el verano, los tres hermanos solían visitar la casa de sus padres. La razón principal era que deseaban que su hermana menor estuviera cerca de sus recuerdos, ya que nunca los conoció. Durante su adolescencia, Ghaenia se recluyó allí para recuperarse de la fiebre de "Fharaes", una enfermedad que la debilitó demasiado, haciendo que incluso le fuera imposible levantarse de la cama por sí sola, durante un largo periodo.

Aunque Jens parecía estar recitando de forma monótona el contenido de un libro de historia, algo en su tono de voz evocaba una rara nostalgia. Se sentía como alguien que, aunque trataba de sonar aparentemente desinteresado, no podía ocultar el aire triste de quien recuerda a un ser querido que perdió mucho tiempo atrás.

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