Prólogo.
"Seguiremos jugando con fuego hasta que un infierno arda más que el nuestro. Y nos duela."
Díazagui.
•Lana Del Rey - Cherry.
════════════ ❖ ════════════
Dos años después.
Podía sentir la respiración tranquila de Evan a mis espaldas, precisamente chocando contra mi cuello, junto con los rayos del sol entrando por la ventana a nuestra izquierda. Sonrío ante esa situación y, tratando de no despertar a mi acompañante, quito el brazo —con el cual rodeaba mi cintura— para sentarme en la cama.
Admito que al principio no me agradaba la idea de comprar una casa y convivir, no es por nada pero estaba tan acostumbrada a que Alex conociera cada mínimo detalle y supiera cuándo no invadir mi espacio personal, que creía no estar lista para vivir con alguien una vez más. No me malinterpreten, pero se sabe de sobra que soy más bien solitaria.
Y el tiempo le dio la razón a Evan, quien aseguraba que prácticamente convivíamos al pasar días y noches en su casa o en mi antiguo departamento en el centro de Seattle. Jamás creí encontrar una persona con la cual pudiera sentirme segura al cien por ciento, pero luego llega este hombre para darle la vuelta a mi mundo.
—Buenos días —dice abrazándome por la cintura, haciendo que me sobresalte. De todas formas, sonrío.
—Buenos días para ti también —respondo y me doy vuelta para besarlo.
Habían pasado dos años desde que casi lo abandono, lo sigo recordando como si fuera ayer. Llegué a subirme a aquel avión cargada de una falsa seguridad que se esfumó en cuanto las azafatas anunciaban el despegue; luego de escuchar las instrucciones y las recomendaciones decidí que mi lugar nunca estuvo en Londres, que mi vida y las personas que amaba estaban aquí. Tenía una chance de descubrir si de verdad podría ser feliz y terminé por arriesgarme.
Así que aquí estoy, palpitando las últimas horas como una mujer soltera porque hoy es el gran día, por la tarde íbamos a casarnos. Lo estuvimos planeando durante todo el año anterior, dudando si era apresurado, pero, luego de las experiencias que tuvimos, llegamos a la reflexión de que a veces vale la pena arriesgarlo todo por amor.
Las cosas van a la perfección, las piezas del rompecabezas parecen por fin encajar correctamente. Aunque hay veces en las que la tranquilidad me aterra, haciéndome creer que sigo atrapada en los malos momentos y esto es solo un espejismo de libertad.
Mi hermano suele repetirme que soy una exagerada cada vez que le cuento sobre esos presentimientos, y creo que debería empezar a creerle un poco más. Pero a veces veinticuatro meses son suficientes para que el infierno vuelva a arder.
Y, desviando un poco la atención sobre mi vida, me alegra poder decir que Alex y Kate siguen viviendo juntos; ahora somos vecinos, ellos están exactamente en frente de nuestro hogar porque he tenido que pelear para que me vendan esta maldita casa, y confieso que ha valido la pena. En cuanto a Emma, cada vez se parece más a Alex y ya ronda los últimos meses de su segundo año de vida.
Me cuesta creer cómo el tiempo se esfuma tan rápido.
—¿En qué piensas? —pregunta mientras coloca un mechón de pelo detrás de mi oreja.
—En todo lo que hemos pasado juntos en los últimos meses —respondo intentando ocultar lo que de verdad me preocupa porque, bueno, nunca paro de pensar en ciertas cosas.
—¿Y en algo más? —duda y se acomoda mejor para que quedemos cara a cara. Su mirada me analiza y siento que está a punto de desenmascararme— Te conozco muy bien como para saber que algo te inquieta, sabes que puedes decirme lo que quieras, amor.
—Todo es muy tranquilo, sabes... a veces pienso que alguien puede venir a atormentarnos —suelto luego de una larga pausa. Al final, si me trago todo lo malo será peor—. Supongo que eso se debe a que siempre viví al límite, huyendo de la policía, de Rachel, de todos, y es extraño acostumbrarme a esta nueva vida.
—Mírame, Amy —posa sus manos sobre mis mejillas y conectamos las miradas— Nada malo pasará, eso ocurrió hace dos años y no tienes más enemigos cazándote, ¿de acuerdo? —las comisuras de sus labios se levantan para darle paso a la sonrisa más linda que he visto y asiento lentamente— Iré a preparar el desayuno porque si llegas tarde a tu cita con Kate para ver el vestido me cortará las pelotas, y necesito estar vivo para la ceremonia.
Su comentario hace que suelte una carcajada y me acerco un poco más hacia su rostro para besarlo. Aquel gesto se extiende un poco más de lo necesario y tengo que obligarme a tomar distancia o sino ninguno de los dos saldría de la cama en la próxima media hora.
Mientras Evan prepara café, le envío mensajes a Kate para confirmar que todo está en orden y nuestro encuentro no sufrió ninguna cancelación de último momento. Si bien me he acostumbrado a probarme vestidos en mi temporada como modelo en Londres, es mi actividad menos preferida; pero no podía mandar todo a la mierda porque fue su regalo de bodas y no sería muy lindo de mi parte hacerle la vida imposible.
Y es que ahí no terminaban los regalos y los arreglos de última hora. Alex nos prestó su patio para festejar luego de la boda porque, si bien nuestra casa es bastante espaciosa, no se puede decir lo mismo del exterior. De todas formas, no habría muchos invitados, solo vendrá mi madre, las nuevas amigas que he hecho en el último tiempo que llevo trabajando en una librería del centro, los padres de Evan y su hermano. Esta última persona me tiene un tanto nerviosa, hace años que no veía a Nick Sotelo porque ha estado estudiando economía en Denver, así que me preocupa no causar una buena impresión.
En fin, ¿han notado que mencioné que tengo nuevas amigas? Sí, logré dejar los miedos atrás y estos vínculos formados finalmente son sanos. Por mucho tiempo se instaló en mi cabeza la idea de que era una amiga de mierda, pero ellas me hacen sentir todo lo contrario y eso es justo lo que necesito para ignorar a mi inconsciente.
—Amy, tu madre sigue enviándome fotos de la decoración, ¿se supone que debo decirle algo? —bajo las escaleras para encontrar a mi futuro esposo al borde de un ataque de nervios y reprimo una sonrisa— Parece que ya lo tiene todo controlado, pero quiere mi opinión. Yo solo sé de pinturas, que desastre.
—Solo dile que todo se ve bien, probablemente lo tenga todo controlado y no acepte segundas opiniones, aunque las pida —respondo, conociendo de sobra las exigencias de Lindsey y observo aquel chat— Todo blanco y negro, combinará con tu traje y corbata.
Me dirijo hacia la cocina para elegir aquella taza negra que tanto amo y comienzo a verter el café en ella. Inhalo ese aroma tan peculiar, cerrando los ojos por un pequeño instante para poder relajarme.
—Mi padre ha confirmado que te llevará al altar o, bueno, a la sala del registro civil —comenta con naturalidad mientras se lleva una tostada a la boca.
Un nudo se instala en mi estómago al oír eso, no porque mi suegro me caiga mal o no quiera hacerlo, es que simplemente no puedo evitar recordar a Walter. Si las cosas no hubieran sido una mierda tal vez podría acompañarme; si tan solo se atreviera a volver a vernos a la cara.
Las palabras de Rachel me sonaban cada vez más vacías, durante estos dos años mi padre jamás se presentó. Y lamento admitir que lo sigo esperando, una pequeña parte de mí quiere que toque a mi puerta, pero eso está muy lejos de cumplirse.
No respondo de forma verbal porque las palabras se quedan atascadas en mi garganta, tan solo asiento con la vista fija en alguna parte y eso parece suficiente para convencer a mi novio.
Tomo una respiración profunda y decido alejar toda la negatividad que inunda mi mente. Hoy es mi día, nada ni nadie podrá arruinarlo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top