CAPÍTULO 35- "Regresos"

CAPÍTULO 35- "Regresos"


Si en algún momento había tenido aunque sea una chispa de empoderamiento feminista, todo se fue cuando escuché su voz. Mi corazón se aceleró de una manera que ya conocía pero no sentía hacía mucho.

No tuve tiempo de responderle. Escuché el sonido de un motor acercándose. Me levanté para mirar de qué se trataba. Era él. Josh. Había venido incluso sin saber cuál sería mi respuesta. Me quedé mirándolo un instante a través del ventanal, sin saber bien qué hacer. Luego tomé mi bata, me puse unas zapatillas y bajé rápidamente. Abrí la puerta de entrada y el frío me golpeó de lleno, haciendo que todo mi cuerpo se despertara.

Él todavía llevaba su casco negro puesto. Apenas me acerqué se lo sacó, logrando que sus cabellos rubios se enredaran.

─¿Quieres ir a dar una vuelta? ─me dijo.

Esa pregunta me sorprendió aun más. Luego de semanas de silencio se aparecía de la nada en mi vida, movilizándola por completo.

─¿No crees que es un poco tarde para andar en motocicleta? ─No era lo mejor que podría haber dicho, pero fue lo único coherente que se me ocurrió.

─Sí, tienes razón. ─Rayos. La había cagado─. Pero es el único momento en el que podremos estar solos y nadie nos molestará. ─O quizás no.

Bien, no estaba todo perdido.

Me monté en su moto sin mediar palabra. Me puse el otro casco que tenía. Él arrancó y yo me aferré con fuerza a su cintura. Sentía como si hubiese estado contiendo el aire por siglos y ahora por fin volvía a respirar. El solo hecho de estar junto a él me hacía sentir viva de nuevo.

Su abdomen se contraía cada vez que mis manos lo rozaban, casi como si estuviese nervioso por sentir mi toque.

Dimos un par de vueltas por la ciudad, mi cuerpo comenzaba a tiritar de frío y él lo notó. Dijo algo que no pude entender y unos instantes después la moto se detuvo. En todo el tiempo que duró nuestro paseo había estado cerrando mis ojos y ni siquiera lo había notado. Los abrí y me quité el casco.

─Estamos en tu casa ─dije sorprendida.

─Es el único lugar donde creo que podremos hablar con comodidad. Además, te estás muriendo de frío. Entremos.

Tuve un momento de duda. La última vez que estuve en su casa tuve que despedirme sin saber si volvería a saber de él. Muchos pensamientos nublaron mi mente, y en medio de esa neblina todavía tenía la certeza de que lo seguiría incluso hasta el fin del mundo; así que entré a su casa, dando un salto de fe hacia lo incierto.

Josh abrió la puerta de su casa. En medio de la oscuridad de su hogar lo seguía hasta que encendió las luces.

─Ven ─me dijo con voz dulce.

Tomó mi mano y me dirigió hasta la habitación. Me paré en seco. No sabía qué intenciones tenía pero tener sexo no era una de las mías.

─No te preocupes. No vamos a hacer eso. Solo quiero que hablemos.

Nos sentamos en el borde de su cama. Me abracé, intentando entrar en calor, la bata ya no me ayudaba.

─Toma. ─Me entregó un abrigo. Me saqué mi bata y de inmediato me coloqué el abrigo. El calor comenzó a recorrerme e hizo que me sintiera mejor, acomodando mis ideas.

─Así que eras tú quien me llamaba en las madrugadas. ─No encontré mejor momento para decirle así que solo lo dije.

Él no se mostró sorprendido, no hizo ningún gesto en realidad, solo bajó la cabeza y se quedó en silencio por unos segundos.

Josh no pareció sorprendido. Aun así se tomó su tiempo para responderme.

─Estuve pensando mucho durante estas semanas. Más de lo que hubiese deseado en realidad. ─Se paró y empezó a caminar en la habitación─. Mi cabeza era un lío. Tenía pensamientos míos, pensamientos de este otro cuerpo que ni siquiera sé a quién pertenece.

Hizo una pausa.

─Pero luego esos recuerdos comenzaron a armarse como un rompecabezas. Recordé despertarme en la habitación de un hospital, pero ese hospital no era el de Black River. Me desperté en Atlanta.

─¿¡Atlanta!? ─Ahora era yo la que se había parado─. Ese es mi hogar ─dije tajante.

─Lo sé. Lo recuerdo.

Josh tomó mis manos y acercó su frente a la mía. En ese instante mi ritmo cardíaco comenzó a bajar y a calmarse. En ese instante me sentí en paz. Pero todavía había más.

Josh prosiguió.

─La habitación en la que desperté no era como cualquier otra habitación de hospital que tú y yo conocemos. ─Lo miré confundida─. Me desperté en la morgue Galya.

Mis ojos se abrieron de par en par ante su confesión. No sabía qué decir. ¿Qué se puede decir en un momento así?

─Por tu expresión sé que no sabes qué decir. Tranquila, yo tampoco supe qué hacer ni decir cuando ese recuerdo volvió a mi cabeza.

Volvió a sentarse en el borde de la cama y yo hice lo mismo.

─Fueron días de mucha confusión, ¿sabes? Mi mente estaba fracturada en recuerdos, en miles de pequeños recuerdos. Y un día, cuando ya había abandonado toda esperanza, hubo un click, y todo empezó a tener sentido. Los vacíos comenzaron a llenarse y ocupar esos espacios que con tanto esfuerzo había buscado llenar.

─Al abrir mis ojos no supe dónde me encontraba. Sentía mucho frío y todo mi cuerpo estaba tan entumecido que no podía moverme.

Tapé mi boca con mis manos para evitar gritar porque lo que acababa de decirme me había dado vuelta la cabeza.

─Estuve... Bueno en realidad no sé cuánto tiempo estuve sin poder moverme, pero empecé por intentar mover mis dedos. Los primeros en reaccionar fueron los dedos de mi mano derecha.
"Luego me di cuenta de que podía mover mi boca lo que significaba que probablemente podría hablar y pedir auxilio, aunque en ese mismo descarté esa idea. ¿Quién iba a venir a auxiliar a alguien que habían dado por muerto? Además causaría todo un revuelo en el hospital que verdaderamente no quería. Yo solo quería escapar de ahí".

Lo miré. Lo miré en cada uno de los detalles de su nuevo rostro. A pesar de saber que era él, mi Josh, se me hacía difícil hacerme a la idea de que tenía otro cuerpo. Y peor aún, me pregunté cuán difícil habría sido para él aceptarlo, si es que había podido hacerlo. 

Acaricié su cabello y él dio vuelta su cabeza para mirarme. Nuestros ojos se encontraron por primera vez después de mucho tiempo, y pude ver sus ojos, los ojos de Josh; y eso fue lo único que me importó en ese momento porque supe que era él y nadie más. Cerré el espacio que quedaba entre nosotros con un beso. Lo besé tan dulce y fuerte como pude, y él hizo lo mismo. Sus labios se sentían tan suaves al conectarse con los míos, se sentía correcto.

No sé cómo pero terminé encima de él, intentando sacarle su camiseta.

─Espera ─dijo él de repente─. ¿Estás segura de que quieres esto?

Ni siquiera tuve lugar a la duda.

─Estoy segura -respondí.

Y me entregué a él, a Josh, como nunca antes. Me entregué al amor, al amor que tanto había esperado. Él fue gentil, cuidadoso, dulce. Todo el tiempo preguntándome si me sentía cómoda. Con él junto a mí me sentía en el cielo. 

No sé cuánto tiempo había pasado cuando me desperté. Me sentía plena, pero como siempre, todo me dura poco. Josh no estaba acostado a mi lado, se encontraba sentado en el borde de la cama, de espaldas. Podía ver su torso desnudo, su espalda flexionándose. Me acerqué a él tratando de no hacer ruido, pero él se dio cuenta inmediatamente. Al darse vuelta pude ver su rostro desencajado. Estaba llorando.

─¿Qué sucede? ─pregunté con evidente preocupación. 

─No puedo sacarme esta idea de la cabeza ─hizo una pausa─. Es la primera vez que estamos juntos y yo estoy en otro cuerpo. ¿No te parece injusto?

Habían tantas cosas injustas en la vida y, sin dudas, ésta era una de esas; pero no quería seguir alimentando el dolor que Josh sentía.

─Hay muchas cosas injustas, creo que en este momento de mi vida trato de concentrarme en lo bueno. ¿De qué sirve atormentarme con las cosas que no puedo cambiar? Pasé meses llorando y sufriendo porque pensé que te había perdido y mírame ahora. Te tengo conmigo, volviste a mí. No me importa en qué forma, estás a mi lado nuevamente y juro al cielo que nunca en todo este tiempo me imaginé tener una segunda oportunidad; pero aquí estás. 

Se inclinó hacia mí y me besó, de la forma dulce y más sensual, todo a la vez.

─No sé qué haría sin ti, ¿sabes? Eres tan sabia, tan madura.

─La vida no me dio otra opción, tuve que crecer, hacerme dura, aunque sigo siendo sensible, demasiado para mi gusto.

─Ey. ─Tomó mi barbilla para que lo mirara. Nuestros ojos conectándose─. Eres perfecta tal como eres. Nunca dudes de eso.

Y una vez más nos encontramos besándonos, recuperando todo el tiempo perdido. Nuestros cuerpos entrelazados. Éramos uno.

Cuando desperté ya era de día. Josh dormía plácidamente, lo notaba porque su cuerpo estaba completamente relajado. Me levanté en puntitas de pie para no hacer ruido, me puse la camiseta de Josh encima y fui al baño. Al abrir la puerta para salir me encontré de lleno con Josh, haciendo que me asustara y pegara un grito.

─Lo siento, no fue mi intención asustarte.

Josh estaba en boxers. Su cuerpo estaba tallado, cada músculo bien marcado. Jadeé sin darme cuenta.

─Nn nno no pasa nada ─tartamudeé, al tiempo que lo esquivaba para salir del baño.

─Me gusta cómo te queda mi camiseta. Te ves muy sexy en ella.

Me sonrojé al instante. Por suerte él no pude ver mi reacción, ya que me encontraba de espaldas. No respondí nada a su comentario, no sabía qué podía decir, así que hubo un silencio que duró unos minutos.

─¿Sabes algo? ─Josh rompió el silencio─. Creo que estoy listo para seguir con la otra parte de mi historia.

Me di vuelta para poder enfrentarlo. Su rostro tenía otro semblante, como si estuviese decidido a sacarse todo el peso de encima.

─¿Todavía hay más? ─pregunté incrédula.

─Mucho más ─respondió de inmediato.

Antes de que Josh continuara con su historia le escribí a Lenny. Necesitaba que supiese que me encontraba bien, que estaba con Josh y que debía inventar alguna excusa para cubrirme con Johnny. En este momento no quería más problemas, sobre todo cuando las cosas con Johnny no estaban del todo bien.
Lenny entendió todo a la perfección. Me dijo que no me preocupara, que Sally y ella me cubrirían con Johnny y que disfrutara de mi reencuentro con Josh. Lenny y Sally eran de esas amigas incondicionales y estaba muy agradecida por ello.

Me empecé a vestir mientras Josh hacía el desayuno. Era la primera vez que lo veía cocinar.

─Veo que adquiriste algunas habilidades en este tiempo.

─Siempre supe cocinar, es solo que nunca se dio la oportunidad de hacerlo para ti. La vida no nos dio mucho tiempo juntos.

Una sombra de nostalgia llenó su mirada, que luego llegó a la mía.

─Pero ahora tenemos todo el tiempo del mundo. ─Le sonrié y él hizo lo mismo. De verdad sentía que las cosas empezarían a mejorar.

─Bueno, esto ya está listo. Vamos a comer.

Preparó huevos revueltos con tocino y estaban exquisitos.

─Esto está muy bueno ─expresé mientras seguía masticando. El hambre me había atacado y esto era el remedio perfecto.

Josh suspiró profundamente.

─¿Qué sucede? ─pregunté con un sesgo de preocupación.

─Es hora de seguir con mi historia.

Podía notar que contarlo no era algo que le gustara, pero sabía que lo hacía por mí, lo hacía para aclarar las cosas.

─Una vez que me di cuenta de que estaba en una morgue casi entro en pánico, pero entendí que si lo hacía creería un revuelo en el hospital, un revuelo innecesario.
"De a poco los músculos de mi cuerpo se fueron despertando y como pude comencé a levantarme de esa camilla fría. Estaba desnudo, así que tomé la sábana que me había estado cubriendo minutos antes y me envolvió con ella. Una cinta estaba atada en mi tobillo y esa cinta contenía una tarjeta que decía "John Doe", sujeto desconocido. Nadie sabía quién era, al menos eso era un punto a favor, podía salir del hospital sin pasar desapercibido.
Lento, muy lento fui saliendo de esa habitación, tratando de no levantar sospechas".

─¿Nadie te preguntó qué hacías en medio del hospital caminando semidesnudo?

─No hubo tiempo de que eso sucediera. Por suerte en esa zona del hospital no había mucha gente, caminé muy poco y encontré una habitación dónde habían varias cajas de objetos perdidos. Rebusqué hasta que encontré algo que me entrara.

─No me digas que era el mismo atuendo negro misterioso con el que llegaste a Black River.

Él se rió.

─Sii ja ja ja. Todo el mundo debe haber pensado que quería hacerme el chico malo, pero en realidad era lo único que tenía.

─Ja Ja Ja. No puedo creerlo.

─Pues creélo porque es lo que pasó. Bien, no voy a quedarme en los detalles. Después de eso salí del hospital como si nada. Nadie me miró ni preguntó nada, pasé desapercibido. Justo lo que quería.
"Aquí es donde todo se complicó porque no sabía dónde carajos estaba, mucho menos sabía quién era yo. No tenía idea a dónde pertenecía. Sin embargo, una idea se hizo camino en mi mente. Black River. Algo me decía que debía dirigirme hacia allí. Ahora que lo pienso, ni siquiera lo cuestioné, símplemente decidí que era allí hacia donde debía ir".

─¿Y cómo hiciste para llegar aquí? ─A este punto, todo comenzaba a tener sentido.

─Hice dedo. Fue transporte en transporte, encontrándome con personas bondadosas que se apiadaron de un completo extraño.

─Entonces... ¿de dónde sacaste la motocicleta?

─Esa es una historia un tanto graciosa, aunque si lo pienso...

─La robaste, ¿verdad?

─Sí ─respondió contundente─. No fue algo que me complació hacer, pero no me quedaba otra alternativa. Me habían dejado en una zona donde no pasaba nadie. Encontré esa motocicleta y fue lo primero que se me ocurrió al verla. Lo único que tenía en mi mente era que debía llegar a Black River.
"Y cuando llegué otros pensamientos fueron apareciendo, pensamientos que ahora entiendo no eran míos, sino de este cuerpo. Por esa razón me dirigí hacia la escuela".

─Y fue ahí donde te vi por primera vez ─susurré tímidamente.

─Y yo a ti... Te deseé desde el primer momento en el que te vi Galya, te deseaba sin siquiera saber que te conocía.

Mi reacción fue de completa sorpresa, pero esta vez no me quedé perpleja, tomé acción y me abalancé sobre él, abrazándolo con todas mis fuerzas. Me quedé en sus brazos un buen rato, disfrutando del aroma de su piel. Luego recordé que había algo que debía decirle, algo que no podía ocultarle más.

─Hay algo que debo decirte. ─Me alejé de sus brazos para poder mirarlo de frente─. Solo quiero que te lo tomes con calma.

─Bueno, está bien. De hecho, hay algo que también debo decirte.

Levanté una ceja en señal de sorpresa.

─Bien, pero primero yo. ─Respiré profundamente─. Lucas regresó.

Automáticamente Josh se levantó y un atisbo de rabia pasó por su rostro.

─¿Él está aquí? ¿En Black River? ─Estaba enojado.

─Sí, vino a mi casa. Al parecer quería arreglar las cosas conmigo pero lo terminé echando.

─Ese maldito. ¿Cómo se atreve? ¿Sabe que estoy vivo?

─No lo sabía, pero se lo dije.

─Bien, mejor. La próxima vez que lo vea no la pasará tan bien. Tiene una deuda pendiente conmigo.

Traté de calmarlo diciéndole que Lucas no valía la pena, que él había vuelto a mí y que eso era lo importante; pero no fue suficiente, así que traté de cambiar de tema.

─Ahora te toca a ti ─dije tratanto de sonreír.

─¿Me toca qué cosa? ─Su mente seguía en el tema de Lucas.

─Contarme la noticia que tenías.

─Ohh, eso. ─Nuevamente se sentó y su cara cambió de semblante─. No quiero que te preocupes ─Ya comenzaba a hacerlo─, todo estará bien, yo te protegeré.

─¿De qué rayos hablas? ─Me levanté, mi rostro con evidente preocupación.

Él tomó su cabeza con ambas manos, como tratanto de sacar lo que debía decir.

─Es que... Bethany también regresó.


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Wow. Hacía tanto que no escribía un capítulo tan largo. Fue un reto pero a la vez me gustó porque me sentía inspirada.
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