CAPÍTULO 17- "Hola extraño"

CAPÍTULO 17- "Hola extraño"

Estaba sentada en la puerta de casa. Había anochecido hacía unos quince minutos y estaba sola porque Sally estaba trabajando en The Lovely Rose, Johnny en el pub y Lenny había ido a su casa. Extrañaba demasiado a sus hermanos, así que tenía la esperanza de recomponer la situación con su madre. Realmente deseaba que lo lograse, tenía mucho dolor acumulado y si arreglaba su relación con su madre sería un gran paso para ella.  

Era la primera vez en mucho tiempo en la que podía mirar su casa sin desmoronarme. Sentada allí, en la ahora oscuridad, miles de pensamientos me invadieron pero, sobre todo, recuerdos: como el momento en el que nos conocimos y sentí esa electricidad por todo mi cuerpo o la primera vez que me besó. Extrañaba sentir sus labios sobre los míos. Extrañaba el aroma de su cabello cada vez me tenía entre sus brazos, invadiendo cada poro de mi ser. Extrañaba su sonrisa, esa sonrisa que me regalaba todos los días. Lo extrañaba tanto que dolía, dolía muchísimo. No recordaba que hubiese cerrado mis ojos, pero debí haberlo hecho porque el ruido de un motor me trajo a la realidad de nuevo. Una moto se había parado pasando la cuadra de la casa de Josh; luego, dio vuelta en U dirigiéndose hacia la mía. Pensé que se trataba de un ladrón y quise reaccionar para meterme en la casa y encerrarme pero mi cuerpo no me respondía, me había paralizado. Me quedé ahí sentada, totalmente petrificada, mientras el desconocido se aproximaba. Una vez que paró su moto justo en el bordillo de la acera de mi casa, se sacó el caso. Me volvió el alma cuando vi que se trataba del señor Beck, lo cual después se me hizo muy obvio pero el miedo había cerrado mi mente de tal manera que ni siquiera pude pensar. Llevaba su casco en la mano derecha. Iba todo de negro, tal como lo había visto la primera vez. Comenzó a caminar hacia mi casa lo cual hizo que empezara a sentirme nerviosa. No es que pensara que el señor Beck fuese una mala persona, pero no me parecía apropiado que lo viese fuera de la escuela. En ese sentido siempre fui de esas personas a las que le gustaba seguir las reglas.

─Galya, ¿qué haces afuera a estas horas?

─Pues vivo aquí señor Beck. Simplemente salí a tomar un poco de aire. ─Mi respuesta había sido con un tono sarcástico y estaba consciente de ello, pero el extraño interés que tenía por mi seguridad me incomodaba demasiado.

─Ohh no sabía que vivías aquí, lo siento. ─Podía ver que estaba apenado─. Yo sólo pasaba por aquí, te vi y me pregunté qué hacías sola. Lamento haberte molestado. ─Había comenzado a retirarse cuando algo en mí me dijo que lo estuviese.

─¡Espere! ─Me había levantado y di unos cortos pasos hacia donde estaba el señor Beck─. Perdón por haber sonado tan irrespetuosa, no debí haberle contestado de esa manera. -Realmente me sentía apenada.

─No tienes por qué preocuparte, las formalidades deben guardarse dentro del salón de estudio y en este momento no estamos en uno ¿verdad? ─Hizo una sonrisa pícara lo cual logró que yo también sonriese.

Me quedé en silencio sin saber qué decir. Traté de buscar en mi mente algo de dónde agarrarme para continuar la conversación pero al parecer lo único decente que salió de mi boca fue...

─¿Te gustaría pasar a tomar un refresco? ─En el instante en el que lo dije deseé que un rayo me partiese al medio. Me sentía tan tonta. Me hubiese gustado meterme en un hoyo y no salir nunca más.

─Claro que sí. Me encantaría. ─Realmente no esperaba que su respuesta fuese afirmativa, aunque tampoco sabía por qué le había hecho la propuesta de pasar a mi casa a tomar algo; así que simplemente me dejé llevar.

─Pasa por favor. ─Él comenzó a acercarse hasta quedar a mi lado.

─Primero las damas ─sentenció sonriente. Cosa que hizo que yo también sonriera.

Entré y él me siguió. Le hice una seña para que entrara al living mientras yo cerraba la puerta.

─Por favor, ponte cómodo. ¿Qué le gustaría tomar?

─Umm, lo que sea que tú tomes. No soy quisquilloso en ese sentido.

Lo miré inquisitivamente.

─Chocolate caliente será entonces ─contesté alegremente.

Diez minutos después volví al living con dos tazas de chocolate caliente en mis manos. Tan caballeroso como ya se había mostrado, el señor Beck se levantó para ayudarme con las tazas.

─Huele delicioso ─dijo mientras acercaba su taza e inspiraba el aroma del chocolate.

─Es la primera vez que preparo chocolate caliente así que no tengo muchas expectativas. No se me dan bien estas cosas.

─¿Te refieres a cocinar?

─Exacto ─contesté sin titubear.

─A mí tampoco se me da bien. De hecho vivo de deliverys. ─Emitió una carcajada contagiosa. Se veía tan joven que no puede evitar decirle...

─Te ves demasiado joven como para ser profesor. ─No me había dado cuenta de que me había quedado mirándolo hasta que él se removió en el sillón, tratando de acomodarse.

─Muchas personas me lo han dicho desde que llegué a Black River. De hecho, soy el profesor más joven que la escuela ha tenido. Probablemente sea algo bueno. No puedo decirlo con certeza. ─Rió y luego bebió un sorbo de chocolate.

─¿Entonces... cuántos años tienes? ─Era casi seguro de que estaba cruzando la raya pero, a decir verdad, ya la había cruzado en el momento en el que lo invité a mi casa.

─Tengo 25 ─respondió tajante ─. Pero... ¿Es eso muy importante? ─Frunció el ceño. Quizás lo había disgustado.

─No noo. Claro que no. ─Intenté sonar natural pero era obvio que no lo hice. Por alguna razón me importaba saber─. Es sólo que pareces mucho más joven. La primera vez que te vi pensé que eras un alumno nuevo.

─Ja ja ja ja. Eso fue divertido. De hecho, la directora me contó que soy el profesor más joven en enseñar en la escuela. Al principio se mostró un poco reticente a darme el puesto, pero vio mi currículum y me dijo que estaba lo suficientemente calificado como para empezar al día siguiente si hubiese querido.

─Wow, eso es genial ─dije sorprendida─. Pero aunque las clases ya hubiesen comenzando no hubieses podido empezar a darlas porque... ¿Tú no eres de Black River verdad?

─Tu pregunta ni siquiera es una pregunta. Es una aseveración. Tú ya sabes la respuesta ─respondió al tiempo que hacía una media sonrisa. Yo simplemente me limité a sonreír y contesté:

─No fue muy difícil darse cuenta de que no eres de aquí. Llegaste en esa moto enorme que es imposible no ver, todo vestido de negro y entraste a la escuela con el casco puesto. Estabas pidiendo a gritos por atención. ─Esta vez emitió una carcajada.

─Eso fue muy gracioso, pero la verdad es que así soy en todos lados, incluso de donde vengo. ─No sé por qué sentí un cambio en su entonación al pronunciar el "de donde vengo ", así que intenté ir más allá con el cuestionario.

─Entonces, ¿de dónde vienes? ─La curiosidad me había invadido intensamente.

─No me gusta hablar de mi vida privada. Sólo te diré que vengo de lejos, de muy lejos en realidad.

Lo miré incrédula ante lo evasivo de su respuesta.

─Esa no es una respuesta. Lo que hiciste fue darles vueltas para no responder. ─No entendía por qué pero me sentía enfadada. Probablemente fuese porque no me gustaba que me mintiesen y sentía que eso era exactamente lo que el señor Beck estaba haciendo.

─Oye, no te enojes. Prometo que en algún momento hablaremos de mí, pero ahora no puedo.

─Pero no entiendo por qué no puedes. Es una pregunta muy sencilla de responder. ─Mi paciencia se estaba acabando. La paciencia no era mi fuerte─. Sólo tenías que decir de dónde  vienes. Es algo muy fácil de hacer.

Justo cuando creí que estaba a punto de perder los estribos sentí el ruido de la puerta de entrada. Luego pasos. Me di vuelta y vi a Johnny en la puerta del living. Mi corazón se paró.

─¡¿Qué es lo que está pasando aquí?!

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