CAPÍTULO 14- "Primer día"
CAPÍTULO 14- "Primer día"
Era uno de los días más fríos desde que me había mudado a Alaska. Ya había comenzado a acostumbrarme a él, pero aun así, tuve que ponerme varias capas de ropa para sentirme caliente.
Me había levantado más temprano de lo usual para ser un sábado. Iba caminando y mis manos temblaban. A pesar de todas las capas de ropa había olvidado ponerme mis guantes. Caminaba con mis piernas entumecidas cuando de repente me paré en seco. Tuve la extraña sensación de que alguien me miraba, un estremecimiento recorrió mi cuerpo, me di vuelta lentamente cuando...
─¡Oye! ─Mi corazón se detuvo por un instante─. ¿Por qué no me esperaste?
─¡Lenny! ¡Casi me matas del susto! ─Di un paso hacia atrás para tratar de recomponerme, mi corazón latía demasiado rápido.
─Hey, ¿estás bien? No se suponía que iba a asustarte, solo quería llamar tu atención para que me esperases.
─Sí Lenny, lo sé. Es que... Tuve una sensación muy extraña. Yo... ─Me quedé en silencio un instante, sopesando si debía darle importancia a lo que sentía o simplemente intentar continuar con mi mañana como cualquier otro día normal. Opté por lo segundo─. ¿Sabes qué? No tiene importancia. Vámonos.
Caminamos tomadas del abrazo tratando de mantenernos calientes de alguna forma, aunque sin lograrlo. Eran las diez de la mañana cuando llegamos. El lugar estaba atestado de jóvenes de nuestra misma edad, y una pareja de ancianos en un costado del salón. Lenny y yo apenas logramos encontrar una mesa vacía donde acomodarnos. Me saqué el gorro de lana fucsia que llevaba puesto y lo guardé en mi bolso. Afuera había comenzado a nevar.
─Me estoy muriendo de hambre. No me malentiendas Galya, sé que ayer expresé mis deseos de perder unos cuantos kilos pero simplemente me resulta imposible. La pizza que tu tío cocinó anoche fue la gota que rebalsó el vaso. No vine a este mundo para preocuparme por cuantas calorías consumo, o de cómo mis muslos se llenan de celulitis. Solo quiero disfrutar cuanto pueda y, quizás, dentro de unos cinco años, cuando... ─Puse mi mano en alto para que dejara de hablar. Inmediatamente se calló.
─Lenny, sabes que te adoro con el alma pero éste no es uno de esos días en los que no me siento con ganas de que me hablen. Perdona amiga. ─Me encogí en mi silla sintiendo ganas de desaparecer.
─No tienes por qué disculparte amiga, te entiendo. Creo que me emocioné demasiado y empecé a hablar y a hablar como lo hago siempre, yo...
─Muy bien señoritas, ¿qué van a ordenar el día de hoy? ─Ambas nos sorprendimos ante la interrupción.
─Wow, pero si no es nada más y nada menos que la señorita Sally Hayes ─bromeó Lenny.
─Oh vamos chicas, dejen de molestarme. Sé muy bien que vinieron a apoyarme por ser mi primer día en el trabajo.
Y de hecho era así. Lenny y yo nos habíamos puesto de acuerdo para acompañar a Sally en su primer día, pero ella no aceptó. Dijo que tenía la necesidad de hacerlo sola, necesitaba sentir que podía valerse por sí misma, así que la dejamos ir. Obviamente no cumplimos nuestra palabra del todo, puesto que tres horas después ya estábamos instaladas en una de las mesas del The Lovely Rose.
─Muy bien chicas, ¿qué van a ordenar? Mi jefe está mirando así que por favor les pido que lo hagan rápido.
─¿Acaso estás atendiendo tú sola? ¿Sabes que eso va a en contra de las políticas de trabajo? ─dijo Lenny.
─Oh vamos Lenny, sólo ordena.
Lenny pidió un capuchino con dos muffins de chocolate, mientras que yo ordené jugo de naranja y un muffin de vainilla. No me sentía con mucho apetito pero no quería que Sally quedara mal con su jefe.
─Bien chicas, en seguida les traigo su orden. ─Sally se veía resplandeciente. Casi como si hubiese hecho eso por años. Se movía con la misma gracia con la que hacía cada una de las cosas que se proponía y en las que siempre terminaba destacándose.
Casi diez minutos después vimos que Sally se acercaba hacia nuestra mesa con la bandeja en mano. No puedo decir qué fue lo que pasó, porque todo pasó muy rápido. La bandeja voló por los aires y solo pude ver cómo ella iba cayendo y cómo intenté ponerme de pie para ayudarla, pero estaba demasiado lejos para llegar a alcanzarla. El esfuerzo había sido en vano. Sin embargo, alguien más había llegado. Un chico alto y forzudo la tenía en sus brazos. Su cabello tapaba la cara de Sally y no podía verla. Me acerqué tan rápido como pude para ver cómo estaba mi amiga.
─¡Sally! ¡Sally! ─grité como una loca, sin importarme absolutamente nada lo que sucedía a mi alrededor. Lenny llegó junto a mi y nos pusimos al lado del desconocido que ayudaba a nuestra amiga a levantarse─. ¿Estás bien? ¿Te golpeaste?
─Esss esstoyy bien. ─Se notaba el susto que se había pegado. Había palidecido del todo─. La tomé del brazo y la ayudé a sentarse─. Yo... No sé qué pasó. Iba caminando con la bandeja en mi mano y de repente sentí que me caía, fue como si mis piernas se hubiesen vuelto gelatina.
─Pues tuviste suerte de que el fortachón estuviese cerca para agarrarte ─intervino Lenny.
─No fue nada. Yo, estaba cerca y...
─¡¿Qué diablos pasó!? ─El jefe de Sally había aparecido y en un instante The Lovely Rose perdió aun más el clima tranquilo por el que siempre se había caracterizado.
─Sally se resbaló señor Jenkins. Apenas logré... ─dijo el fortachón.
─No me interesan ningún tipo de excusas. ¡Estás despedida!
Todos en el salón quedamos estupefactos.
─Toma tus cosas y vete. No quiero verte más por aquí.
Pude ver cómo los ojos de Sally comenzaban a llenarse de lágrimas. Instintivamente tomé a mi amiga del brazo, Lenny la tomó del otro y salimos rápidamente de allí. Claro, no sin antes escuchar una de las infaltables frases de Lenny.
─Vámonos de aquí Sally. Vales mucho para este lugar con olor a gente barata. Y por cierto, su muffin de chocolate sabía a pedos.
Las tres nos fuimos en silencio. Sally no había llegado a agarrar su abrigo así que la abrazamos hasta que llegáramos a la casa.
─No puedo creer que haya sido despedida. Y en mi primer día. ¿Qué le diré a mi mamá? ─Sally sollozaba sin parar. La nieve caía con más intensidad y ninguna llevaba puestas sus botas de nieve. A estas alturas solo faltaba que alguna de nosotras tuviese otro accidente.
Seguimos caminando cuando una voz hizo que nos detuviésemos. Al darnos vuelta vimos que se trataba del fortachón que había salvado de la caída a Sally.
─¡Esperen! ¡Esperen! ─gritaba. Se lo notaba agitado. Apenas llevaba puesto una camiseta manga larga y unos jeans, y su cabello largo tenía bastante nieve encima.
─Ey guapetón, sé que estamos muy buenas pero no era necesario que nos siguiera. ─Sally y yo miramos a Lenny furiosas. El chico obvió el comentario de Lenny y continuó hablando.
─Hablé con el señor Jenkins. Está dispuesto a devolverte tu trabajo.
─¿Cómo? ─preguntó Sally anonada─. El imbécil me corrió como si fuese un perro de la calle. ¿y ahora quiere devolverme el empleo? Esto sí que no lo entiendo.
─Le dije que me haría cargo de los costos por lo que se rompió hoy y le prometí que te ayudaría con todo lo que necesitaras hasta que le agarraras la mano al puesto.
Sally seguía sorprendida. Más de lo usual.
─¿Por qué haces esto? ─preguntó─. Ni siquiera me conoces.
─Porque alguna estuve en el mismo lugar ─respondió mirándola a los ojos.
─A todo esto, ¿cómo es tu nombre? ─intervine con curiosiad.
─Me llamo Theo. Theo Rosewood.
Lamento haberme tardado tanto en actualizar, sí, otra vez. Quisiera poder hacerlo más seguido pero mis ocupaciones me lo impiden. Espero que les guste el capítulo y también espero sus comentarios.
Les pido que me ayuden siguiéndome en mis cuentas de Facebook. Los links están en mi perfil de Wattpad.
Miles de gracias por no abandonarme. ¡Los quiero!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top