4.- ÉL PEÓN
-KURT-
El calor de mi habitación y la calefacción encendida hacen que todo mi cuerpo empiece a sudar. Esa es una de las razones por las cuales me he despertado, pero también, la razón fue una pesadilla.
Últimamente he estado muy familiarizado con el ambiente de las pesadillas. Sin mencionar que son pesadillas con recuerdos distorsionados de lo que alguna vez fue mi vida. Mi perro, mi casa, mi familia. Extraño que Ron mi perrito venga a despertarme. O que el teléfono celular de mi madre me despierte cada tres segundos, por qué no para de sonar. Tenga pesadillas o no, extraño que ellos me despierten. Los extraño demasiado. Y es triste saber, que haga lo que haga, no los traerá de regreso.
Son de esas veces que piensas que estás en una pesadilla y solo esperas el momento oportuno para despertar, pero en mi casa es distinto, yo no estoy soñando.
Por más que quisiera no lo es, que no murió mi padre, ni mi madre, ni mi perro, y que no he hecho nada malo. Pero como cambias las cosas, si lo estás viviendo es por algo, no por una coincidencia.
Al levantarme de la cama voy al baño y me mojo la cara con agua muy fría, no sé si la pesadilla, fue una pesadilla o un deja vu. Parecía tan real. Cada sensación, cada palabra. Estaba despidiendome de Sebastian, era muy raro. Realmente no lo recuerdo. Tengo demasiadas cosas en las cuales pensar por ejemplo que hoy, es el día, ya debería de tener por lo menos algúna pista de Scott y no tengo nada, dudo que en Siete horas tenga su ubicación. Eso sería imposible.
Tomó mi celular de la mesita de noche alado de mi cama y lo veo, ¿Qué dirá Marley si su amigo muerto le manda un mensaje? ¿O Mercedes? O inclusive Rachel. Qué dirán todos cuando se enteren que realmente estaba vivo, no ahora que solo tienen fotos borrosas si no, cuando vean mi cara en vivo y en directo. ¿Me seguirán teniendo la misma confianza de antes? No, no lo creo. He cerrado todas mis cuentas. Toda mi vida, particularmente la he cerrado como un cofre y he perdido la única llave que puede abrirlo. Jason me ha regresado mi celular y yo le he devuelto el de Mauro, así que reviso todo.
Paso a los mensajes, pero no hay nada, pareciera que puede manipular mi celular, ha borrado el último mensaje que el mando. Ni siquiera los últimos mensajes que les mandé a mis amigas. También me arrebato eso. Como se atreve, por qué hizo eso.
Aviento mi celular lo más lejos que puedo y antes de caer hace "click" un sonido de metal muy particular. Después decido no ver qué es lo que le ha pasado. ¿Se ha roto? Como una taza de porcelana al caer al suelo, no lo sé, no quiero verlo ahora.
Debo decir que todo pasó tan rápido. Pensaba que lo tenía todo, y en un abrir y cerrar de ojos todo ha cambiado. ¿Sabes? Sí me gustan los cambios, regreso hace medio año y me veo, un chico, poniéndose algo llamativo no tanto por qué era su primer día de clases, y termino quedándose dormido. El chico tímido y abiertamente homosexual. Ese quiero ser. Quiero volver a lo que era antes. No te levantas con un presentimiento en la boca del estómago. Qué te diga: prepárate por qué hoy cambiará tu día. No, no pasa eso, solo... Pasa. Dicen que nosotros somos lo que hacemos. Yo creo que no. Es pura superstición.
Salgo de la habitación un poco acelerado, viendo de un lado a otro, me acerco al aparato de calefacción y la apagó, sigo caminando con las manos en la boca preocupado, no se realmente que me ha pasado.
A medio pasillo de la planta de arriba se escuchan ruidos, como si alguien estuviera hablando, pero no me suena a ninguna voz conocida, o por lo menos eso creo. Provienen de abajo estoy seguro, y creo que son de la televisión.
El suelo está frío, más frío que los suelos que he pisado sin zapatillas. A veces odio vivir. Sólo a veces. Porque tengo esa increíble manía de salir de la cama sin zapatillas, y ya no quiero regresar a la habitación por ellas.
Voy bajando las escaleras, en plan "Kurt Hummel sigiloso" el cual consiste en ir de puntillas. Es algo idiota, estoy en casa, pero nunca se sabe. Ya no.
-¿Chicos, dónde están?-grito pensando que son ellos, pero no contesta ninguno, me acerco a la sala y la Televisión está encendida. En el la mesilla de enfrenté hay una taza de café y un bollo a medio comer.
-¡Buu!-grita alguien a mis espaldas.
-Tonto. -le digo a Daniel mientras me giro tocándome el pecho para calmar mi ritmo que se ha elevado. -Casi muero por tu culpa.
-Debiste ver tu cara.- intenta imitarla. -Fue algo así.
-¿Dónde están Jason y Elliot?-lo miro de mala gana, parece que está contento.
-Salieron, no me dijeron a donde. Jason me dijo que me quedara por si te ponías loco como anoche.
-¿Qué pasó a noche?
-Un mal sueño. Yo también los tengo. Todos los tienen. Pero tú empezaste a gritar hasta que Jason logro calmarte.
-No lo recuerdo.-digo y la voz me ronca un poco, creo que me enfermare de la garganta.
-No, no lo recordarias. No abriste los ojos, solo le gritabas a alguien.
-¿A quién?
-No lo sé, era un nombre raro, tal vez ninguno que conozcas.
-Bueno, tratare de no preocuparme.- ayer no recuerdo haber soñado con algo o alguien. Es raro. Solo con Sebastian, pero ellos conocen a su nombre, no es nada raro -¿Crees que se demoren demasiado? Me refiero a los chicos.
-No lo sé, llevan dos horas ahí afuera. No me han hablado ni nada. Yo digo que fueron a ver sobre el trabajo de Jason.
-Tal vez.
-Toma asiento, estaba viendo una novela. Hasta que tú llegaste.
-¿De que es tu novela?-le pregunto algo confundido, Jason y Elliot realmente fueron a ese lugar o traen algo más entre manos.
-Es de Romance, el chico guapo ignora a la sirvienta. Hasta que un día para una fiesta se pone guapa, y todo cambia.
-Suena como todas las que he visto.
-Esta es especial porque matan a la sirvienta.
-¿Qué tiene de especial?
-Que es trágica...
Me siento a su lado y después, giro un poco la cabeza para ver hacia la puerta, esperanzado de que llegue Jason. Necesito hablar con él, si no lo hago me sentiré mal. Hasta ahora se ha preocupado mucho por mi. Le diré que me deje solo, y que él, Elliot y Daniel busquen el cuerpo de Mauro.
Jason se ha enfocado tanto en mi que ya es hora de que busque a Mauro, por eso vine aquí con él. Parece que lo estoy haciendo todo mal.
La sirvienta de la novela es guapa, delgada, tiene aspectos buenos que haría que cualquier hombre la vea en las calles, pero ese traje de sirvienta no le queda bien. El chico para el que trabaja ni se diga, está muy guapo, es castaño, un castaño claro y ojos verdes o café, no logro identificarlos, pero de que esta guapo, realmente lo está, aún que la pantalla está grande, no logro ver su cara, ya ya logré verla, ya acercaron a ese bombón. Tiene los ojos color miel. Pero por más que trato verla no puedo es inútil, el sensual hombre de ojos avellana me distrae, y cuando menos lo recuerdo ya estoy pensando en otras cosas.
Odio eso de mí, aparte de las otras cosas por las cuales me odió, está es una que entra en esa gran lista. Odio no poder concentrarme. Tal vez estés hablando y no te presté atención. Así soy yo, varias personas me odiaban por eso. Rachel siempre me decía que era de mala educación dejar a las personas hablando solas, el chiste es que yo no me daba cuenta hasta que me gritaban.
-¿Quieres cocinar algo?
-Solo quiero dejar de estar perdiendo mi tiempo aquí en el sofá.
-¿Qué quieres hacer?-me pregunta Daniel, limpiándose la cajeta que a derramado su bollito.
-Quiero salir, no se ir a algún lugar.
-¿Quieres ir al Kessler?-me interrumpe.
-Si. -siento que por primera vez en su vida, Daniel a dicho algo que realmente quiero hacer.
-Pues tendrás que esperar, no podrás salir de aquí. Y si lo intentas el sistema de alarma de la casa se activará y Jason vendrá en menos de lo que canta un gallo.
-¿Por qué nadie puede salir de la casa?
-No quieren que hagamos una estupidez. Tú y yo juntos, podemos hacer explotar todo el vecindario.
-Solo estamos nosotros rodeados de bosque.
-con mayor razón podríamos incendiar el bosque.
-Creo que tienes razón.
-Ven vamos a pasar un momento agradable. Te contaré una historia.
-¿Como a un niño pequeño?
-Si, como a un niño pequeño.-afirma él.
-¿De qué trata?-le digo mientras intento poner mi mente en blanco, para poder prestarle atención.
-De tres hermanos, tontos.
-¿Quieres que descanse con eso? -le pregunto mirándolo de reojo.
-No es una historia común.-replica él. Tomando un sorbo de su café, enseguida da otra mordida al bollo.
-¿Qué tiene de diferente?-sigo insistiendo.
-Ven a escucharla.-dice palmeando el asiento para que me siente a su lado.
Lo hago y él me acerca a su pecho.
-Tres hermanos uno inmerso en las drogas, otro inmerso en creer en los demás, y otro que era muy egoísta. En su infancia fueron los mejores, se ayudaban, jugaban sin importar lo que pasara. Pero los días pasaron y los chicos fueron creciendo, y a lo largo de su vida, tuvieron tropiezos, malos entendidos, como cualquier otra persona. El que se convirtió en adicto se curó, poco a poco y fue un gran pintor, reconocido en todo el mundo, hacia pinturas exquisitas. Todos querían sus obras, Por qué eran abstractas, y cualquier cosa que sea abstracta le llama la atención a las personas.
El egoísta fue haciendo mucho dinero, trabajaba en una empresa de marketing, hasta convertirse en exitoso, era dueño de siete empresas en todo el mundo. Y el último y más pequeño de los hermanos él que creía en las personas termino en la calle. Eso se debía a que él era bueno con los demás y siempre se aprovechaban de él. Por eso nunca fue nadie éxitoso. Pero lo único que no te cuentan por qué se ha ido modificando con los años está historia; es que fueron sus hermanos quienes se aprovecharon de él, dejandolo sin trabajo, en la calle y sin salario. Pero lo que el cuento nos enseña es a no fiarnos de nadie, ni siquiera de los más cercanos, a veces ellos son los que terminan hiriendote más que alguien común. La vida se trata de no confiar mucho en las personas.
-¿Por qué ellos pueden engañarte?-lo interrumpo
-Ellos pueden hacer muchas cosas Kurt. A veces no nos damos cuenta. El mundo de ahora está lleno de caras falsas.
-¿A que te refieres con caras falsas? -. Le pregunto algo desconcertado.
-Hipocritas.
-La verdad, creo que tienes razón. -no sé realmente por qué lo pregunté, pero me pongo nervioso y noto como la bilis me sube por la garganta y me quema un poco. Pero al fin sale.- Y tu ¿Confías en mí?
-Kurt... Claro que confío en ti, sacrifique mi vida por ti en el aeropuerto. Te he ayudado todo este tiempo. Claro que lo hago.
-Si apartir de ahora algo llega a cambiar, con -K o algo parecido. Tú aunque no te conozca de toda la vida, nunca desconfíes de mi. Por favor. Se lo que se ignifica que todos te pierdan confianza, no quiero que eso vuelva a pasar.
-Son unos idiotas por no haberte creído. Jason, Elliot y Yo. Somos tu familia ahora sí tú lo quieres. Y por lo menos yo nunca te abandonaré.-sujeta su taza de café y le da un sorbo. Su piel se extiende tanto que temo que se rompa, como una muñeca de porcelana. Quitó la cabeza de su pecho, y ha decir verdad tiene un buen pecho. Nos sentamos bien en el sofá.
Los dos nos quedamos callados, hasta que el decide romper la tensión creada por mi en el ambiente. Es muy incómodo cuando no tienes nada para decir. -¿Por qué no sorprendemos a Elliot y Jason cocinando algo?
-¿Como qué propones cheff?-lo miro y él hace lo mismo, pone los ojos en blanco y unas grandes risotadas azotan los muros de la sala de estar. Lo crea o no, cuando ves a Daniel por primera vez no te imaginas que puede ser un tipo agradable, piensas que es el chico rudo que estuvo en la fuerza militar. Aparte de que cuando no te conoce se te queda mirando con una mirada muy penetrante.
Es una clase de persona extrovertida que no le teme a ninguna cosa, segura de sí misma, que puedes decirle una broma y la toma tan en serio que termina haciéndola. Cuando ves a Daniel o a cualquier persona tu, en tu mente imaginas la versión que pueden ser ellos, sin conocerlos. Daniel es un buen tipo, y yo pensaba lo contrario. A pesar de que lo conozco de muy poco tiempo ha aprendido a ganarse mi confianza, aún seguimos practicando no nos llevamos tan bien. Realmente no sé por qué me acosté en su pecho, si hubiera echo eso en Londres Elliot me hubiera empujado lejos.
-Kurt... -me pasa sus manos enfrenté de mi cara. Lo hace para que le preste atención lo cual funciona, pero decido ignorarlo hasta que me grita en la oreja.
-¡Qué!-le devuelvo el grito. El oído me dolía demasiado gracias a lo que el hizo, pareciera que me dejaría sordo. -Eres un tonto, me dolió.
-Pues préstame atención.
-Lo hacia... Pero me distraje un poco.
-Estabas embobado. Te perdiste y ya no me seguiste el hilo, fue mi única solución.-toma un poco de café y sigue-. Pero bueno ese no es el punto. Lo que quería decirte era que podemos cocinar una pasta y una ensalada.
-¿En serio?
-Si o si no quieres no. Podemos hacer otra cosa.
-No.-lo detengo en seco- me gustaría hacer eso.
-Bueno entonces mi damicelo Kurt Hummel, ¿Sería tan amable de acompañarme a la cocina?.- imita el asiento de una película española. Le queda bastante bien.
-Que bueno que no soy amable.
-Eso crees tú.
Realmente lo creo, realmente puede ser que yo no me vea cómo algo que realmente soy. Yo puedo dudar en lo que soy, pero que pasa cuando otra persona te lo dice, crees inmediatamente en ella, eso es lo que a mí me pasa, podré decir mil cosas sobre mi. Pero las demás personas, dirán otras mil cosas sobre mi. Ellos tienen diferente juicio al mío. A quien podrías creerle, si ya ni siquiera confías en ti mismo.
-Kurt... Lo hiciste de nuevo. ¿Qué te pasa?, ¿Quieres decírmelo?
-Quisiera volver a la escuela... Quisiera saber quién soy y quién quiero ser ahora.
-¿Es lo que te preocupa?
-Si, tal vez mis amigos y padres estén muertos, y me sienta tan devastado por ellos, como no lo imaginas y no querrás hacerlo. Necesito saber que haré mañana, a qué me dedicaré, aunque no me vea en un futuro. Quiero hacer lo correcto.
-Quita esa cara Kurt... Ponte feliz, dame una sonrisa.
Lo intento y creo que me sale tan mal, que el moreno empieza a reírse, en serio lo hice tan mal, no para de reír.
-¿Ya podemos cocinar?
Se dirige a la cocina aún riendo, no entiendo por qué, solo sonreí, no hice una gran comedia. Yo voy detrás de él. Y lo miro cada gesto, lo odió. Sólo un poco. Me dan risa su risa.
Después de un tiempo, ya teníamos la pasta servida en platos y en la mesa, ahora seguía la ensalada, la mejor parte de todo, hace meses que no comía lechuga, con algún otro vegetal, está es la primera comida que como, que no sea té y una tostada con mermelada, es como si mi estómago se abriera y quisiera la pasta, una sensación válida y agradable al mismo tiempo.
-Tenemos que ponerle a la ensalada aceite extra virgen para que sepa bien.
-Uy ese aceite se parece tanto a mí.
-¿Eres extra virgen?-dice un Daniel sobresaltado y con los ojos bien abiertos. Tratando de no reírse.
-A mi vida sexual le hice un altar, siempre en Halloween le pongo una naranja.
-¿Nunca, nunca, has... Ya sabes... Intimado con alguien?
-No... Y no te rías.
-No, no me reiria es solo que, ¿no lo hiciste ni con Cooper cuando salían?
-Bueno si con el... Pero no cuenta. Estuvimos tan cerca de hacerlo, pero su teléfono nos interrumpió. Después de ahí, ya no he recibido noticias de él.
-¿Por qué?-pregunta Daniel curioso, ese es su don, es muy curioso y te puede prestar toda la atención del mundo con tal de enterarse.
-Al día siguiente de que estuvimos apunto de hacerlo, me llevo a la preparatoria, ahí estaba mi tía Holly, después termine en el Kessler.
-¿Nunca fue a verte en el Kessler?
-Cila... La madre biológica de Scott ¿Recuerdas?, nunca me lo dijo. Vamos esa mujer me odiaba, con decirte que aún me veo los moretones en la espalda y recuerdo sus golpes. Nunca me lo dijo, y lo peor es que solo ella manipula para estar a cargo de mi. Pero yo creo que Cooper nunca fue cero lo entiendo, no me quería si yo estaba así. Quién va a querer a un drogadicto. Aún no sé, si somos algo.
-Bueno Kurt, él debe pensar que estás muerto, te recuerdo que tu hermano hizo un funeral para ti y tu madre.
Cambio de tema drásticamente porqué se en que terminara esto.-¿Qué crees que piensen las demás cuando me vean vivo?
-Yo creo que lo tomarán de una buena manera. Tal vez les parezca raro que estés vivo, pero podría ser que estén felices. Más tus amigos, tu familia... No tanto... Menos los Anderson, pero no hablemos de eso.
-Eso espero. Bueno está bien. No hablemos de eso.
Me levanto de la silla del comedor. Sí vamos a hacerles una sorpresa a mis amigos no puedo recibirlos en pijama- iré a cambiarme. Ahora vuelvo.
-Claro ve. No te tardes no sabemos cuándo llegaran los chicos.
Me voy descalzo desde la cocina hasta las escaleras. El plan es sencillo, ir a hablar con Sebastian. Para eso tengo que saber dónde vive. Para eso tengo que entrar al cuarto de Jason.
No he caminado tanto por esta casa, así que temo con que pueda encontrarme, Subo las escaleras sin prestarle atención al ruido del Televisor. Mi cuarto es el de Mauro, entonces el de Jason debe ser, el que está al fondo. Paso el estrecho pasillo de su casa, que al parecer es el único que tiene un color diferente, es como un gris, con café o algo así, sin tomar en cuenta que la casa es naranja. Cuando llegó a la puerta es bobo. Está cerrada. Empiezo a forcejearla con desesperación, pero es inútil, puede que esté atorada con algo o no lo sé.
Regreso, me encierro en el cuarto, tomó mi ropa y me meto a la ducha.
Me voy quitando la ropa, poco a poco, hasta que ya no tengo nada, me veo en el espejo, recuerdo cuando toda mi piel era blanca, me giro y trato de ver mi espalda, aún sigue roja, no tanto, pero sigue la gran marca de la quemadura, los moretones de mi brazo van tomando un color verde grisáceo ya no es morado. Mi cara, al parecer sigue siendo la misma.
Después abro la llave. Y el agua empieza a salir acompañada de un vapor exquisito. Sin pensarlo dos veces me meto enseguida.
-STORYTELLER-
-Hoy es el último día Evan, y si no va, si piensa que todo es una farsa, debemos hacerle ver a Kurt que es real. Qué no estamos mintiendo.-contesta Noah.
-Hay mil casas idénticas a las de Sebastian Hummel, como sabremos cual es la correcta.
-No necesitamos la casa.
-Si la necesitamos Evan.-dice Noah un poco enojado.
-Noah, ten paciencia por favor, Kurt Hummel saldrá de su escondite tarde o temprano.
-¿Y si no lo hace?
-Siempre cometen errores, siempre lo hacen.
Se encontraban en el pasillo de la su casa. Evan tomó una foto que era de su hijo cuando era pequeño y de su esposa.
-El problema ya no es Burt Hummel, ahora es su hijo, Kurt Hummel pagará por lo que nos ha echo.
La lágrima de Evan cae en la cara de Cila, al hombre le han arrebatado todo, ya no le queda nada. Si encuentra a su hijo, se irán de Ohio, no sin antes matar a Kurt.
Burt y Evan tenían varios malentendidos, eran como los enemigos a muerte, Evan estaba celoso de Burt ya que él tenía una esposa perfecta y unos hijos perfectos, aparte Burt tenía mejor puesto en la empresa que él. Ese fue una buena forma para odiarlo, y también fue una causa del gran odio de Evan, que Burt fue causante de una de las muertes de uno de sus hijos menores, dejandolo solo con Scott. La familia paso por un largo y difícil momento, tanto que tuvieron que dar en adopción al otro infante. Y Cila y Evan se separaron. Se sentían mal ya que Burt no sentía ninguna culpa, el estaba feliz con su familia, mientras los Gordon estaban en la deprecion. Evan juro que Burt pagaría el y Cila tenían un plan que era dejarlo inmóvil. Quién conducieron el tráiler se encargaría de eso, pero Cila se llenó de odio en ese instante. Se fue contra él. El impacto mató a Burt.
Pequeños flases aparecen en la mente de Evan.
-El cargando a sus dos hijos.
-Él y Cila sentados en el césped viendo como sus hijos jugaban.
-Scott poniéndose su uniforme para ir a su primer día de escuela.
-Viendo por la ventana a Scott ponerse su traje de boda.
Todos esos recuerdos aparecen en su mente...
Y solo alguien es el cumple de que no sea feliz...
-Noah...
-Si... Evan.
-Cuando tengas la oportunidad, no importa que... Mata a Kurt.
-Evan ese no era el plan...
-No me importa tu lo matas. Y punto. Para eso te pagaré.
Surge el silencio entre los dos, Noah odiaba a Kurt... Decía que quería matarlo, pero muy en el fondo no quería hacerlo, no era tan valiente para hacerlo.
-¡Quedó claro Noah!
-Si... Sí Evan.
-KURT-
Cuando salgo de la ducha, ya estoy con una nueva imagen, listo para salir. Ir a hablar con mi hermano y tratar de arreglar las cosas.
Tomó los lentes de sol que están en la mesita de noche, espero que hagan un mejor trabajo que lo que aparentan. Tomo mi celular que, si efectivamente no lo ha pasado nada sólo se le safo un poco la tapa de la batería. Pero nada más.
Bajo las escaleras, a lo que se de la alarma de seguridad es que si está activada puede durar 5 minutos, después se apaga. Saldré rápido y trataré de alejarme lo más que pueda. Después veré si pasa un taxi o algo. Aún que es muy difícil que un taxi pase por esta zona, tendré que ir a la carretera y ahí pararlo. O tal vez irme con un sexy leñador y que me viole. Como no lo pensé antes. Sería genial. Bueno no. Ya me concentraré en lo que debo.
No encontré la dirección de Sebastian, ya que la puerta del cuarto de Jason estaba cerrada así que por lo menos iré a ver mi casa. Puede que encuentre algo ahí que pueda servirme de ayuda. Realmente lo necesito.
-¿A dónde vas?-dice Daniel a mis espaldas, estuve tan cerca maldita sea.
-Eso no te incumbe.
-Dejame ir contigo.-me doy la vuelta y lo veo, tiene su chaqueta y está decidido a ir.
-No, no dejaré que vayas. Tengo que ir yo. Sólo.
-Solo dime ¿A dónde iras? ¿Al Kessler?
-No, a casa.
Salgo de ahí y el estruendo de la alarma me eriza las pelitos de la nuca. Se escucha como las bocinas de el centro. Pero un poco menos fuerte.
-¡Kurt espera!-me grita Daniel, pero no me detengo sigo corriendo por el bosque. Aquí queda cerca el lago donde me traía papá, y también el hotel espantoso el SpeenWood.
Tal vez pueda ir al hotel y ver si está el señor feo que me recibió la otra vez o tal vez este lleno de serpientes, pero bueno es un hotel deben tener servicio de teléfono celular.
Después de un tiempo y tanto correr entre los árboles, ya no escucho la alarma de la casa, eso quiere decir que Jason llegó o qué Daniel pudo apagarla. Al final de cuentas ya no me importa. Tengo que ir a casa y encontrar algo que me ayude a encontrar a Sebastian, ni siquiera sé cómo se llama su restaurante. Quiero disculparme con él por todo. No importa que pase. No quiero que le hagan daño, de todas maneras sigue siendo mi hermano.
Voy por un camino estrecho de tierra y ramas, hasta que creo que es la altura perfecta me vuelvo a meter al bosque, pasando por un gran árbol con un tronco grande o más bien dos troncos juntos y al parecer el único de por aquí, lo otro que me llama la atención es que tiene en las ramas una impermeable amarilla, tal vez se atoró cuando alguien subió ahí y ya no pudo bajarla. Pensé. Parece que lleva mucho tiempo ya está sucia y fea. Pero paso sin prestarle mucha atención,, realmente no quiero saber la historia de esa chaqueta. Sigo caminando y al llegar al lago hay algo distinto, ya no está el agua, transparente, ya ni siquiera hay árboles a su alrededor, no es el mismo, y la construcción que estaban haciendo ¿Qué pasó con ella? Al final caigo en la cuenta de que no estoy en el lago en el que yo quería estar. Este es otro. La idea de regresarme de inmediato sale a flote en mi cabeza, pero si me regreso, por donde me ire, estaba tan feliz que e perdido el camino, está declarado, estoy perdido.
-STORYTELLER-
Daniel seguía esperando a Jason y Elliot, pero no llegaban y ninguno contestaba el teléfono, así que decidió ir por la motoneta de Jason y salir a buscar a Kurt, aún que por más miedo de perderse que le dé. Es un chico de Londres no conoce nada de Ohio puede perderse en cuestión de minutos.
-Dios, cuídame de no perderme y encontrar a mi amigo. Por favor. Y si algo me llega a pasar solo tenme en tu manto sagrado. -dice el chico mientras, toma su celular y sale de casa, ha podido quitar la alarma de seguridad, ahora que salga se activará y nadie podrá entrar, solo Jason. Eso le dijo el chico solo por seguridad, cuando las cosas se pongan turbias y feas el único que podría abrir la casa sería Jason.
Se mete al garaje y saca la motoneta. La enciende y se va por el camino que vio correr a Kurt.
Cuando llega al extremo una cinta de policía lo detiene. "Prohibido el paso" alejese de la cinta por favor.
-Kurt a dónde fuiste.-susurra Daniel. Mira todo el bosque, si Kurt no estaba por el camino que pasó y aquí está la cinta, tiene que estar del otro lado. Acelera y cortar la cinta. Sigue todo el camino de ramas, pero por el retrovisor nunca se percató de que detrás de él, salio alguien vestido de negro.
-KURT-
He caminado al rededor del lago buscando un camino, pero no hay ninguno, así que decido sentarme en una roca y ver el lago. Es bonito, tiene unas grandes rocas en el centro y desde dónde estoy parece una pequeña isla. Todo en el es bonito exepto el agua. Está un poco sucia. Por lo demás está genial. Y parece que es visitada constantemente. Porque tiene latas de cerveza al rededor. Y más adelante del bosque hay bolsas de basura.
Me paro enseguida cuando veo el reflejo del sol con algo metálico, una placa o los vidrios de algún auto. Me meto un poco más al bosque. Es un carro, eso creo, cuando veo más destellos estaba en lo correcto, pero no es un solo carro si no mejor dicho son varios carros. Se empiezan a ver más y más destellos. ¿Es una fiesta? o ¿Qué es lo que está pasando?
Decido ir un poco más hacia los autos, tal vez ellos me guían al camino de regreso. Trato de caminar y no hacer ruido con las suelas de los zapatos al momento de qué piso ramas. Doy un leve grito cuando un conejo me pasa por los pies, pero al verle la cola, me doy cuenta de que no era un conejo si no otra cosa lo que me hace querer gritar más fuerte. Pero me abstengo.
Al llegar al borde de los autos, soy consciente de que, o me pueden ayudar a llegar a casa o me pueden llevar a la policía. Así que me mantengo escondido detrás de un tronco de un gran pino. Siento como un auto se estaciona enfrenté de este y detrás de una camioneta Nissan, miro al rededor y no viene nadie detrás de él.
Le salgo de imprevisto a la conductora y esta se detiene en seco. Es una chica joven, tiene cabello castaño y viste un camisón deportivo, por sus rasgos puedo jurar que la he visto antes, pero no lo sé. Ninguna foto de ella aparece en mi memoria.
-Lo lamento.-le digo algo preocupado.- solo quería ir por mi coche.
-A mi no me importa, puedes pasar para estacionar mi auto.
Me le quedó viendo unos minutos y ella siente mi mirada. Me voy cerca de un Honda y me agacho. Le doy la vuelta y voy corriendo hasta la parte trasera de su auto, pude haber escojido otro, pero este tendrá las llaves. Cuándo abre su puerta, me acerco más.
-Disculpe. -realmente no quiero hacerlo, pero tengo que, ella me mira feo y trata de gritar, pero actuó rápido; le agarro la cabeza y la estrelló contra el volante.
-¡Cálmate Molly!-grita alguien al escuchar la bocina. Creo que se refiere a la chica a la cual le acabo de estrellar la cabeza. No tanto para matarla solo para dejarla inconsciente. O eso creo. No quiero más historial policial.
Después la saco del auto y la pongo sentada, con la espalda apoyada en una de las llantas de la camioneta, espero que al despertar no recuerde nada.
-Gracias Molly-le susurro.
Después me subo a su auto y me voy. Sigo todo el camino de tierra y es el correcto, creo que lo es. Bajo la ventana de mi puerta y dejó que el aire fresco de la tarde se lleve el perfume de la chica. Pero algo escalofriante hace pararme en seco, el árbol. El árbol de los troncos juntos, ya no tiene la chaqueta amarilla en las ramas.
Como puede ser... Estaba muy alto, como alguien pudo escalar hasta ahí y llevársela. Es inútil. Me bajo del auto para acercarme más, no hay nadie a los alrededores o solo que ya lleve tiempo que se la llevaron. Pero bueno yo me tardaría en quitarla. Estaba muy alto, y las ramas que la sostenían parecían frágiles.
Un grito muy fuerte se escucha por todo el bosque tan fuerte que hace volar a unos cuantos pájaros. No sé de dónde proviene, pero sin lugar a dudas se escuchó muy muy cerca de mi. Me subo al auto lo más rápido que puedo y aceleró.
Salgo a la autopista y me dirijo a casa, tal vez ahí pueda encontrar algo que me diga dónde está Sebastian, si está en su casa, o en su restaurante. No lo sé, solo quiero saber dónde está para ir, y disculparme ya es tarea de él si quiere escucharme o no.
Aún sigo preguntándome realmente alguien bajo la chaqueta de ahí, si se veía que tenía años. Y más aún que fue ese ruido, tan solo de recordarlo me pone la piel de gallina.
Tenía la intención de ir a mi casa, pero Rachel es mi amiga, tiene que saber que estoy vivo. Paso por todas las calles, hasta dar la vuelta en su calle. Todo está sólo para ser las 4:00 pm, no hay ninguna persona, ningún niño ni siquiera en los juegos. Porqué ¿Piensan que Ohio ya no es seguro? Pero ellos que pueden saber si no tienen a un acosador que sabe que es lo que están haciendo.
A lo lejos lo veo, su buzón de latón, pintado con esmalte de uñas. Rachel era una boba, una muy grande a decir verdad.
Paro y salgo del auto, corro hacia la puerta delantera. Al llegar tocó el timbre sin pensarmelo dos veces.
Tardan en abrir, así que me pongo a dar saltitos, para quitarme el exceso de tierra en el trasero. Al cabo de un rato oigo un sonido procedente del interior y, después el gemido de las bisagras, la puerta se abre y en el interior aparece un hombre, carismático, pero ya no es el mismo con su sonrisa si no que a cambiado tiene los ojos más inchados, y su cara ya no es de felicidad si no de cansancio.
-¿Puedo ayudarte?-dice a media voz.
-Me llamo Kurt... -mierda ya no puedo retirarlo.- Granger. Y busco a Rachel
-¿Tu apellido, no es el apellido de la chica de Harry Potter?
-Si, lo es, es que mi madre es de pertenencia Británica. Por eso la coincidencia.
-Ah ya veo que bien, lo siento, pero no sé...
Es interrumpido por alguien al interior que dice:
-¿Quién es?
Su voz es áspera y potente, muy distinta a la del hombre que vino a abrirme. Retrocedo inconscientemente.
El padre de Rachel también se sobresalta y gira el torso y al hacerlo la puerta se abre un poco más. El pasillo que veo tras él está a oscuras. Pero alcanzo a distinguir la foto de Rachel en su graduación, hecha pedazos.
-Rachel no está en casa. No sé si te dijo, pero se fue a vivir a Nueva York.
-No, no me lo dijo.- siempre me lo dijo, entro a la escuela ahí, por eso se fue... Era un sueño que ambos compartíamos, me alegro que por lo menos uno lo logrará.
-¿Se fue bien?
-Si... Un poco triste por la pérdida de su mejor amigo, pero creo que ya está bien, hace cuatro meses que eso pasó.
-¿Su amigo...?
-Si... Se llamaba Kurt Hummel, murió a apuñaladas en un bosque y después fue violado.
Al menos muerto ya no soy virgen
-Lo lamento. Pero hablando de el. ¿Sabe dónde está su hermano Sebastian? Es hermano de Kurt o algo así me platico Rachel.
-La verdad no lo sé. Puedes hablarle a Rachel ya tengo que irme.
-Bueno... Tal vez la vea luego, gracias por atenderme. Un gusto.
-Igualmente.
Cierra la puerta tan rápido que no me deja decir otra cosa, las cosas han de ver empeorado para esta familia, ¿Por qué la foto de Rachel estaba destrozada? ¿Por qué el papá estaba preocupado? Y pensar que mi familia estaba mal. Pobre Rachel que ha de ver sentido cuando se enteró que estaba "muerto" no lo puedo imaginar.
Subo al auto y voy a mi casa, que desde afuera sigue igual, creo que con el mismo color blanco. Estacionó el auto enfrenté de la casa de mi vecino, el cual no recuerdo su nombre. Salgo corriendo y trato de abrir la puerta, pero está cerrada, es inútil. Todas las casas del vecindario están iluminadas de afuera, está es la única que no.
-Esa casa ya está comprada.-me dice alguien en voz seca.
-Lo sé, yo la compré.
-¿Si? ¿Cómo te llamas?-me giro y veo al mismo chico que ayude en aquel bar por estar ebrio, la noche que me amenazaron con matar a Sebastian. Lleva un traje de policía... No puedo creerlo. Es el guapo, moreno, barba de candado y unos veinte y pico. ¿No era de Londres?
-Jas... Jason Ross. La casa me la vendió Sebastian Hummel, solo que olvide mi llave adentro.
-Es una hermosa casa. Aquí vivió la mujer más importante en los medios ¿Sabías eso?
-No... No lo sabía realmente.
-Debió costarte una fortuna.
Hemos gastado más que eso, créame la renta del departamento en la se vivía mi hermano con su mejor amigo no era nada comparado con lo que se pagó de esta casa.- Si fue demasiado dinero, pero valió la pena.
-Ya veo. ¿Y quieres que te ayude a abrir la puerta?
-No gracias puedo yo solo.
Me doy la vuelta, la veo, es un policía y tiene un auto esperándolo del otro lado de la calle. Ayude a un policía esa noche. No puedo superarlo.
-Bueno, solo tenga cuidado, hay sujetos malos por ahí.
-Si, tendré cuidado no se preocupe oficial, gracias.
Veo de reojo cómo se sube al auto y se va. Tyler... Tyler Palmer. Se llamaba. Un policía, que probablemente este buscando a Kurt Hummel. Es más que obvio. Sí no fuera tan estúpido, se daría cuenta de que tenía tantas oportunidades de atraparte y está era una de ellas. Pero no lo hizo, así que me siento bien.
Decido entrar por la puerta trasera. Me doy cuenta de que tampoco sigue la casita de Ron, Sebastian la tiró o para que más la quería. Rompo el cristal de la ventana y abro la puerta, siento como un leve pico del vidrio se encaja en mi piel. Mierda duele.
La casa sigue luciendo bonita, sin muebles se ve aún más grandes, extraño mis muebles algo incómodos, la cocina sigue igual. Aquí dejo todo, exepto el refrigerador. ¿Todo se lo ha llevado Sebastian o lo ha tirado?
La barra de la cocina está maltratada y un poco fea. Todo esto es mi culpa. Sólo mía. De nadie más. La puerta del estudio de mi padre está abierta, así que decido meterme. Fue una mala idea, ya no está el piano. Ni ningún libro, el de sus historias el azul con la portada descascarada no termino aquí, termino en la basura del Mckinley. Todo está vacío, las estanterías, todo absolutamente. Lo único que no e revisado es la planta de arriba. No quiero ver nada. Para mí esta casa ya no tiene sentido si ya no está el estudio de mi padre.
Me acerco a una de las estanterías a la que conozco perfectamente y la veo, cuando tenía cinco tal vez seis años talle algo con mi letra fea, "KHS" Kurt Hummel Smythe. Mi nombre, eso quería decir que todos estos libros eran míos, y le prometí a mi padre que los cuidaría, siento haberlo defraudado, él debe sentir lo mismo que yo sentí cuando me enoje por qué me prometió que siempre estaría conmigo y me llevaría a todos los planetarios del mundo.
-¿Kurt quieres volar?
-Si, si quiero.
La lágrima cae en medio de las letras. El llanto incontrolable sale a la luz, todos estos días sin llorar por fin rinden sus frutos. Lloro hasta quedarme en medio del salón dormido.
No sé cuánto tiempo ha pasado, tal vez dos o tres horas. Estoy frente a un espejo, no recuerdo haber visto espejos en el estudio. Después detrás de mí sale mi madre. Aún tiene la mancha de sangre en el torso. Ya no sale sangre, está suspendida en el tiempo.
-Kurt... -me sonríe.
Y sin pensarlo la abrazo.
-Mamá.
Ella me toma la nuca y me acaricia, yo la tomo más fuerte y la aprieto un poco.
-No sabes cuánto te extraño.-le digo con voz suave y un nudo en la garganta.
-Lo sé, pero siempre estoy contigo.
Nos apartamos y ella me sonríe, después me dice:
-Tienes que ser fuerte ahora, dime qué lo serás.
-Eso intento.
-Lo lograras, yo sé que lo harás. Eres valiente, más valiente que cualquiera.
-Pero no lo soy, yo digo ser valiente, porque quiero que todos piensen eso, pero en el fondo estoy, tan, tan asustado de que esto sea más que un simple juego, nunca quise todo esto. Tú y papá y Sebastian y ahora mis amigos, no puedo dejar de pensar que si no me hubiera metido con Blaine, estaríamos juntos... Mamá... Ya no quiero estar así, ya no más, quiero volver a sentirme seguro.- al fin lo digo, eso es todo lo que quería decirle a alguien, me alegra que haya sido a mi madre. Cuando se lo digo empiezo a llorar, y ella me limpia las lágrimas.
-Lo lograras, pronto serás feliz y nunca, nunca te arrepientas de tus acciones.
-Lamento haberte defraudado. Todo esto es mi culpa. Tú no estarías muerta si no fuera mi culpa, papá no estaría muerto si no fuera mi culpa. Sebastian no estaría enojado, todos estaríamos juntos, llendo de picnic como en los viejos tiempos.
-No me defraudaste.
-Si, si lo hice.
-Se fuerte Kurt, pretegete a ti y a tu hermano. Te amo.
Al despertar. Mis párpados se hacen más pesados, pidiéndome que vuelva a dormir, pero no puedo tengo que buscar a Sebastian, tengo que hacerlo.
Cuando me levanto me llega un mensaje. Debe ser Elliot ya han de ver llegado a casa.
ID DESCONOCIDO:
¿Y SEBASTIAN?
VELO POR TI MISMO.
BESOS
-K
Es Sebastian lleno de sangre y atado en un poste, inconsciente. Es Sebastian y él o ella lo tiene. Lo tiene. Aviento el celular lo más lejos que puedo pero no le pasa nada, al igual que no le pasó nada esta mañana. Quiero gritar... Pero no, no tengo que ir con Jason el sabrá que hacer. Tengo que ir.
Estoy temblando mucho y en el primer intento mis piernas no logran levantarse, solo... Sí algo le pasa a Sebastian no me lo perdonaré nunca. Me levanto de apoco y me voy de ahí.
Pongo la llave en la ranura o eso trato porqué no puedo hacerlo estoy temblando mucho. Maldita sea.
Me siento en las escaleras de enfrenté de la puerta, no puedo llamar a Jason y Elliot no contesta mis mensajes, y si les pasó algo, si -K también los tiene. No... Sí se lleva a ellos, no sabría que hacer, me odió.
-Veo que no pudiste entrar.
-Oficial... -me limpio las lágrimas. - No, no pude, ya vienen las llaves en camino.
-Bueno, espero que lleguen rápido. Por aquí está muy feo de noche.
-Si, eso creo.
-¿Sabes? No olvidó lo que hiciste por mi en Londres. ¿Por qué lo hiciste Kurt?
-Yo no me llamo así.-digo a media voz.
-No mientas, por favor. Eres Kurt Hummel.
Ya me tenía, diga lo que diga me arrestara y me llevará a prisión. Tiene que hacerlo. -No lo sé, te veías mal. Sentí que no debía dejarte ahí.
-¿Pero si no me conocías?
-Tu no me conocías y me invitaste un Whisky.
Lo veo. Es guapo relmente lo es.
-A mí me gusta ayudar a los demás, pero yo tengo una duda ahora. ¿Cómo supiste que era yo si estabas ebrio?-le digo.
-Pedí las cámaras de seguridad del hotel. No llevabas tú sombrero y tus lentes fue fácil descubrirte, También recuerdo que te bese.
-Sí lo hiciste.
-Perdón.
-Oye no tengo mucho tiempo, Tengo que irme. Sí me vas arrestar dame 10 segundos de ventaja.
-No te voy a arrestar.
-¿Porqué no?
-No has hecho nada malo. Ve con cuidado, descansa.
Me le quedó mirando y él me sonríe, apenas lo conozco, no puedo sentir algo por él. Me quejaba de Quinn Fabray de ser tan puta y sigo sus pasos. Me controlo un poco y me largo de ahí. No quiero pensar en otra cosa que en Sebastian no puedo... Sí le pasa algo... Sí lo mata... Yo me muero con él, es mi única familia. No pienso que muera por mi culpa.
Cuando llegó a la casa de Jason todo está iluminado, la camioneta rojo cereza se encuentra empotrada en la entrada, tocó la puerta, se tarda en abrir, se escuchan ruidos ahí dentro, abren la puerta y abrazo a aquíen la haya abierto. Lo aprieto como si nunca quisiera soltarlo y él hace lo mismo, creo que es Elliot mi amigo. La verdad no quiero saber, solo quiero sentirme protegido. Ha hecho ejercicio está más fuerte.
- -K tiene a Sebastian y es mi culpa. Lo tiene. -veo como mi cabeza encaja perfectamente en su cuello. Tiene un olor reconfortante, me calma- nunca me dejes, no sabría que hacer sin ti. -Abro los ojos y los veo, Elliot y Jason están sentados en el sofá en frente de una computadora han escuchado todo lo que he dicho. Se me quedan viendo a mi y al extraño al cual estoy abrazando.
Me quitó de su cuello, le he dejado el suéter lleno de lágrimas y mocos, lo empujó.
-Estas vivo...-me dice con un notable nudo en la garganta.
-¿Qué haces aquí?-noto como los puños se me empiezan a cerrar y tengo que darle un puñetazo, tengo que hacerlo. Le da justo en los labios.
-¡Kurt! -me regaña Elliot. Él chico trata de aventarse a mi, pero Elliot y Jason lo detienen.
-¡Porqué lo trajeron!-les digo.
-Kurt cálmate, Discúlpate con Blaine.
-¿Porque lo trajiste?-le digo con un tono molesto. Mientras veo como Elliot se lleva a Blaine a la cocina. Sujetándolo de la cintura.
Jason me toma del brazo y me lleva a una zona de la casa más apartada de la cocina para que no puedan escucharnos.
-¡Estas loco!-me dice entre dientes.
-¿Sabes los problemas que tengo con él no?
-Kurt... -K Tiene a tu hermano, tiene a sus hermanos de Blaine y a Scott. Sí queremos encontrarlos debemos trabajar juntos.
-Yo no quiero trabajar con él.
-Bueno. Elliot y yo si. Y si tu no quieres. Te vamos a dejar de ayudar, te puedes encargar de todo tú solo y tú dinos quién es -K.
-Asi lo vas a manejar. ¿Qué crees que hubiera dicho mi padre?
-Tu padre hubiera dicho que no fueras un idiota y trabajarás con él, no importa que te haya echo. Y ahora si quieres trabajar con el. Ve a pedirle una disculpa.
Me lleva a la cocina y me deja con él a solas. Elliot pasa a mi lado y me mira mal.
-Luces muy mal.-me dice Blaine agarrando el paño mojado en su boca.- Cuatro meses en el infierno no te vinieron bien ¿Verdad?
-Que me digas eso, no mejora las cosas.
-Tampoco que no te lo diga las mejorará.- trata de quitarse el paño.
-No fue mi intensión. Estaba enojado. Perdón.
-Esta bien. Me lo merecía.-se lo quita, pero yo lo detengo.
-No... No lo hagas, tienes que ponertelo.- le pongo y él se aparta un poco.
-Gracias yo puedo solo.-me dice con un tono grosero y sale de ahí. Al fin y al cabo con él no quería disculparme.
-¡Kurt donde está Daniel!-me grita Jason. Salgo de la cocina sin decir nada.
-No lo sé...
-Jason, no está la motocicleta.-dice Elliot saliendo del garaje.
-Sonó la alarma una vez, llegó la notificación al teléfono. ¿Quién salió?-me mira.
-Yo...
-Después se calmó, y cuando llegamos solo yo pude abrirla, siendo que Elliot también podía abrir. ¿Qué pasó?-me mira Jason de mala gana.
-Quería ir a buscar a Sebastian, pero él no me dejaba salir así que me escape. Y él supongo fue detrás de mí.
-¿Hace cuánto pasó eso?
-Cuatro horas.
-Tampoco contesta el celular.-dice Elliot, parece que esta conversación solo es entre ellos.-¡Todo esto es tu culpa! -me señala- ¡Ahora el está ahí afuera y puede que tú estúpido acosador lo tenga y todo por tu estúpida actuación de niño infantil, primero tu error en londres y nosotros te cuidamos la espalda y ahora arriesgas la vida de uno de nosotros, que rayos pasa contigo!
Me empuja y Blaine hace lo mismo con él, tirando el pañuelo lleno de sangre al suelo.
-¡Vamos Blaine ahora lo proteges, el te abrió el labio, y tú no dejas que lo golpeé!
-Tocas a Kurt y te parto la cara.-le dice Blaine. Por qué es tan amable conmigo, tal vez no quiere que nadie más me golpeé para hacerlo el mismo, digo trato de matarme una vez, que impide que lo haga una segunda.
-¡Elliot cálmate, encontraremos a Daniel! Encontraremos a todos.-me mira a mi y a Blaine, subo las escaleras y los dejo ahí solos, Blaine con el pañuelo en la boca y Elliot llorando en los brazos de Jason.
Me subo las escaleras y me encierro en la habitación de Mauro. Y justo cuando me aviento a la cama a llorar
Mi celular suena.
Pestañeo para apartar las lágrimas mientras saco mi celular y si... Es él o ella. El dueño de mis pesadillas lo ha hecho de nuevo.
ID DESCONOCIDO:
CUIDA A TU REY Y A TUS 2 PEONES, YA SON LOS ÚNICOS QUE TE QUEDAN Y NO SON COMO UN GATO DE NUEVE VIDAS.
BESOS.
-K
-STORYTELLER-
Se encontraba envolviendo el pequeño regalo de su buen amigo, quería encontrar a sus amigos ¿No? Qué mejor forma de hacerlo que como un juego en la vida real. Como un juego de ajedrez los peones, siempre protegiendo a los reyes. Veamos si con dos, Kurt Hummel gana la primera ronda.
Para Kurt
"El juego
Apenas va a comenzar"
Besos.
《K》《L》《A》《I》《N》《E》
Hola... Sí... Sí... Antes de decir algo más. Primero perdón, por haberte dejado dos semanas. (Literal no tengo idea del tiempo) pero tengo muchas cosas por hacer, y pues no se hacen solas. Bueno fuera eso. Bueno ya. Aquí está el capítulo. Perdón de nuevo.
Este capítulo va para todos y cada uno de ustedes que están leyendo o más bien que se siguen leyendo cuando ya pasan los mensajes de -K...
Espero que se encuentren muy bien, y pues espero que les haya gustado, la parte que a mí me gustó (tenía que mencionarlo) fue cuando Kurt abrazo a Blaine por que dejaron sus sentimientos de lado, el odio, el miedo y todo eso, solo quedo el amor. Qué bonito Jajaja. Y cuando Blaine defiende a Kurt de Elliot fue tan HERMOSOOOOOO. 😍😍
Sale pues ya.
Nos vemos otro día que actualice.
Pronto, lo trataré...
《K》《L》《A》《I》《N》《E》
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