14.- NO ERES TÚ...
-KURT-
Miro el pequeño charco de agua que se ha formado en el suelo. Me quedo ahí, preguntándome ¿Cómo es que se puede filtrar el agua? Pasa por unos tubos que dan a una tanque y tarda unos segundos, después ya sale limpia. Ojalá las personas funcionarán así. Que nos metieran a una máquina para limpiar nos toda la suciedad que nos cubre el alma. Después que nos regresarán al mundo, limpios y frescos, pero la suciedad nunca se quita. Hagas lo que hagas. Seguira. Siempre.
Pero envés de eso lo único que yo puedo hacer es, meterme en más y más problemas y ensuciandome más y más. Hasta ahora son tantos que creo que me faltarán dedos para contarlos.
Hace un rato Blaine me trajo a darme un baño aquí en las regaderas del hospital. El único problema es que me tuvo que cargar. Tengo la pierna derecha lastimada y unos cuantos raspones aquí y allá. Nada grave supongo. Lo de la pierna es mi único problema. Dado que necesito que una persona me cargué para ir al lugar que necesito.
Tocó la puerta de la regadera y le doy aviso para que pueda venir por mí. Después me giró y noto el color rojo de mis nudillos. Después los grandes moretones de las piernas. ¿Que pasó? Digo, el lunes tenía unas manchas horribles en el cuerpo. Unos tonos verdes, mezclados con azul y amarillo. Y ahora solo son morados, teniendo en cuenta que han pasado cuatro días, creo que mi cuerpo se está recuperando bien. Lo único que me causa estragos en el estómago, es que ninguno de mis amigos venga a verme. Solo estoy con Blaine. Y Eso me incómoda.
Y por cierto... Hablando del ojimiel.
«¿Que sientes de que te vea desnudo?» me pregunta mi subconsciente con una gran sonrisa carnal que conozco perfectamente, porque es la misma mirada con la que veia a Blaine por los pasillos del Mckinley. (Mi antigua escuela). Pero apesar de todo realmente siento un vuelco en el estómago, pero hace una semana que lo hace, así que. Supongo ya debe estar acostumbrado a ver mi escuálido cuerpo y mis delgadas piernas transparentes.
-Bien pequeño Kurt, te llevaré a la cama. Hay alguien que quiere verte.
-Si es el doctor de nuevo... Mejor dile que se vaya, no quiero que me inyecte morfina. -el muy idiota vino ayer, ofreciéndome una dosis de morfina, ví como se la ponían a la mujer de aún lado de mi apartado médico. (Habitación) y después de estar dormida como unas dos horas, se puso a tontearle a Blaine cómo si tuviera quince años, se enrollaba el cabello en el índice y se mordía el labio inferior. Por diós. ¡Una mujer de unos treinta y pico coqueteandole a uno de 20! Si la morfina me hace eso, prefiero quedarme con mi dolor. ¿Que sería capaz de hacer si estuviera drogado? No lo sé, y creo que no quiero saberlo por ahora.
-No... Tranquilo. -dice él mirándome con cariño mientras me levanta de la silla que ha metido a la regadera por mi.- Creo que te gustará verlo...
-¿Quién es?- me muerdo el labio inferior cuando él no contesta enseguida. Me pongo tenso y él lo nota. -Dime... O te pediré que te vayas...
-¿Sigues pensando que es una mala idea que me quede aquí? Te recuerdo que antes de llegar aqui me dijiste que me fuera.
-No creo que sea mala idea... digo creo que alguien más habría tenido la desgracia de ver mi cuerpo desnudo. Pero me alegra que hayas sido tú -es como si haberme caído de tres metros de altura me hubiese acomodado todos los chips de mí cabeza inocurrente. Que pasó con el chico tímido, aquel chico que le gustaba vestirse lindo, cantar canciones cuando tenía problemas, o jugar con sus manos cuando estaba nervioso. Este no soy yo. Yo no diría esto.
No soy yo.
-Oh. Sr. Hummel. Usted no tiene un mal cuerpo... Es... Es perfecto.
Me deja en la cama y me pasa una toalla.
-No cómo mucho como debería... ¿Crees que está bien?
-Bueno. -dice y me señala una gran charola metálica que se encuentra en la mesita de noche, aún lado de mi cama. -Ahi tienes mucho para comer...
-¿Cómo conseguiste dinero para pagar todo eso? -me coloco la toalla tapando mis partes. Él antigüo yo, sé hubiese puesto la toalla enseguida. ¿Por qué este no?
-Sr. Hummel. Esos platillos son cortesía de mi madre. Pam Anderson. También quería que supieras otra cosa... Ella misma se está haciendo cargo de la empresa de tu madre... Se venía en banca rota y ella la ayudo.
-¿Y ahora quiere cobrarme todo lo que está haciendo?-tomo mis palmas y las llevo a mis mejillas, preguntandome ¿Que voy a hacer ahora?
-No, no. Por supuesto que no.
-¿Entonces? -me sorbo la nariz y me seco las palmas en la toalla.
-Vendra a visitarte mañana. Hablará contigo.
-No creo estar listo para hablar de eso con tu madre... Necesito. Un poco más de tiempo.- tomo el pijama que me han dejado en la cama y la ropa interior y me los pongo enseguida.
-Solo tomara unos minutos no necesitas hacer ningún papeleo ni nada.
-Eso no es lo que me importa, lo que tengo ahora ocupando mi cabeza es el hecho de que ahora mismo mi hermano puede estar muriéndose y yo aquí como un tonto acostado en la cama de un hospital. Blaine soy un desastre.
-Tu no eres un desastre... Kurt. Eres mucho más que eso.
Cuando termina la frase tocan a la puerta y Blaine se pone un poco nervioso. Pero aún así se mueve rápidamente a la puerta. Aun viéndolo bien. Blaine luce increíblemente mal. Tiene ojeras muy marcadas y barba de unos cuantos días comienza a asomarce. Me preguntó ¿Cuándo fue la última vez que corto su cabello?
Se detiene cuándo toma el pestillo de la puerta.
-Trata de hablar bien con él.
Abre la puerta y ver su figura delgada y mallugada me rompe el corazón en mil pedazos. ¿Cómo es que pude dejar que le hicieran esto? Sus ojos rojos inyectados en sangre me miran, pero no es una mirada cualquiera... Está enojado.
-Los dejaré solos para que hablen... Kurt... Si necesitas algo solo grita. -me mira y después pasa aún lado de mi hermano mayor.- Sebastian. - inclina un poco la cabeza.
Cuando dice su nombre el chico castaño dirige su mirada a él, cómo si tuviera la intención de matarlo. Oh K que le has hecho a mi hermano. A mi dulce y lindo Sebastian.
Blaine cierra la puerta y el silencio cae a toda velocidad en la habitación. Él me mira con su nueva mirada acusadora mientras yo me hago el tonto quitándole la pelusa a mi camisa de hospital.
-¿Desde cuándo es tu amigo?-dice después de un tiempo mirándome. - La última vez que los vi juntos, él quería matarte.
-Al igual que tú. -creo que sabe que si yo no hubiese estado en el centro mamá seguiría viva y nada de esto hubiese pasado.- La última vez que yo te ví, también querías matarme... pensabas que yo era un drogadicto sin remedio... Cada día me levantaba pensando en ti, no había día en que no lo hiciera, y aún así me preocupabas, estuvieras enojado o no a mí no me importaba, porque eras mi hermano.
-Se que fuiste a hablar con Cathy ¿En verdad piensas que vamos a creerte? ¿Por qué tienes que mentir? ¿Que quieres demostrar? Gracias a ti. Mi madre ahora está muerta. Y no solo te culpo de eso, si no también de esto. No sabes por lo que tuve que pasar... ¡Y todo fue por ti!
-Lamento lo de mamá. -digo y lo miro a los ojos, su expresión a cambiado, muestra ternura, compasión. - Esa noche fue muy extraña... Quería ir contigo, pero... Dijiste que no querías volver a verme, así que lo acepte. Y no he mentido en nada de lo que le dije a Cathy. -no me gusta que me mire así, de pequeño cuando yo lo hacía enojar me miraba así y se lanzaba hacia mi para golpearme muy fuerte. Aún tengo cicatrices en el estómago. - Lamento lo que te paso, en verdad yo no quería que nada de esto pasará.
Se queda cayado, dándome una señal de que me siga explicando. Así que continuo.
-Hay una persona, no sé quién es, que quiere o por qué me quiere. Solo sé que me chantajeó para seguir un crimen sin resolver, fue la persona que te secuestro a ti. ¡Manipula mi vida!
-¿Por qué no le dices a la policía?-pregunta él, algo cansado.
-Porque me amenazó en que si yo y los demás le contábamos a la policía, te mataría. -me tapó la cara con las palmas de las manos.- Preferiría seguir siendo torturado a que te maten... Ahora eres lo único que me queda... Y no quiero perderte. ¿Sabes lo que es eso? Qué te arrebaten todo y no quedarte con nada.
-Lo viví cuando tú te hiciste el muerto.
-No es verdad... Tenías a Cathy, no te habías quedado completamente solo. ¡Si supieras lo que es estar realmente solo no te quedarías aquí parado acusándome de todo lo malo que te pasa!-me enojo, con él y conmigo, realmente quería salvar a esta mierda de persona en la que mi hermano mayor se ha convertido ahora.
Sebastian se queda quieto un par de minutos hasta que se aclara la garganta y dice. - Debe ser un error. Yo... Te trate mal. No es justo que tú arriesgaras tu vida así por mí.
-Es lo que se hace por la Familia.
-¿Aún tratas de protegerme?-me pregunta él dejando salir una lágrima de su ojo derecho. Y después salen las lágrimas a todo lo que da. ¡Pero que hace, por qué llora!
-Siempre lo haré... Aún así me hables o no. Yo te seguiré protegiendo. Se lo prometí a mamá.
Decir todavía «mamá» nos duele a ambos. Hemos perdido a nuestros padres, ahora debemos encontrar refugio en nosotros mismos. O por lo menos eso me decía Elliot los primeros meses que estuve en londres con él. «Si encuentran refugio en ustedes, todo lo de más puede esperar»
-Te quiero Kurt... Y no me importa como seas. Seguirás siendo mi hermanito... Al que debo proteger.
-Eso debiste pensar antes de que me llevaras a un centro de rehabilitación para drogadictos.
-¡Tenías droga en tus cosas, hasta en un libro que te dió papá!
-¿Cómo rayos sabes que era mía? Le hiciste alguna prueba, o solo pensaste que era mía porque estaba en mis cosas.
Se queda callado e inmóvil recarga su hombro en el marco de la puerta y suelta un gemido pequeño. Debe estar herido.
-¡No dirás nada!
Mira su reflejo en el suelo y se queda pensando por un largo tiempo, yo apartó mi mirada de él para darle un poco de espacio, pero veo que no funciona así que me acuesto un poco más en la cama para descansar mi espalda y lo miro está tirando lágrimas a diestra y siniestra, ¿Se sentirá culpable? Creo que eso me gustaría. No entiendo porque no le hice caso a mí subconsciente. Tal vez el no merecía que lo salvará. ¿Realmente lo salve o aún sigue en peligro? Es muy extraña la manera en que llegó. Aún que no sepa cómo llego. A mí me parece extraño.
-Perdon...
-No... Es mi culpa por ser un imbécil. Y confiar siempre en las personas.
-K...
-¡Cállate! No vuelvas a llamarme así... ¡Nunca!-mis lágrimas salen y me mojan las mejillas, son calientes... Muy calientes. Son de rabia. Mi padre antes me llamaba así... Ahora esa letra para mí supone una amenaza, que por lo visto no sé qué sea.
-Pero papá solía llamarte así...
-Si, cuando estaba triste y cuando él estaba vivo. Ahora no... Ahora está muerto, y supongo que es lo único que me protege.
Miro a mi hermano y me ve con su mirada decepcionada. -Ahora lo único que quiero hacer es protegerte... Cómo hermano mayor...
-Nos protegeremos el uno al otro. -se acerca a mí llorando y lo abrazó muy fuerte. Huele a papá... Huele a casa. A mi casa. Me refugio más en ese aroma hasta que me doy cuenta que lleva consigo una camiseta de él.
-Hueles a papá. -le sigo cuando se aparta de mi, los dos nos hemos quedado quietos como si habernos abrazo fuese un error, le sujeto la camisa y la acerco a mi nariz. Es un olor a canela y eneldo. Esa fragancia me gusta. Regresa a su puesto en el marco.
-Fue lo único que encontré de prisa en mi casa. Tenía que venir a verte. -se mira la camisa gris de manga larga de mi padre y me mira- ¿Qué te sucede Kurt?
-Cuando te miro... No veo a mi hermano mayor...
-¿Por qué?-deja su puesto en el marco de la puerta y se sienta en el borde de mi cama.- sigo siendo el mismo...
-Si... No lo dudo. Me sigues mirando de la misma manera en que lo hacías antes.
-Solo quiero enmendar mis errores. Cuando estuve con él me mostró videos de ti... Y de mi. Y fue ahí cuando supe que no debía dejarte solo. Debía apoyarte y hablarte.
-Yo nunca he probado droga. Y nunca lo haré. No se por que me dejaste solo. Cuando más te necesitaba.
-¿Quién te ayudo a salir de Ohio?
-Los hijos del amigo de papá. Tú te hiciste muy amigo del mayor, ¿Recuerdas?
-Jase... O algo así. ¿No?
-Jason... Se llamaba, ahora creo que está muerto.
Le cuento todo, desde que me ayudó a irme de aquí hasta cuándo nos dejo solos. Ahora no hay secretos entre nosotros bueno algunos si. No le conté lo que hice con Blaine la noche en que las luces se apagaron.
-¿Hay algún recuerdo que mantengas vivo, así como las brasas?
-El de ti diciéndome que no querías volver a verme. El día en que la tía Holy reviso mi casillero. Ese recuerdo lo mantengo vivo. Junto con otros más. Pero tranquilo. No te culpo. Yo era un drogadicto.
-Pensé que estábamos bien.
-Y lo estamos. Pero por más que quiera hay cosas que no olvidaré.
-Deberías comenzar a perdonar a los que te rodean y dejar de portarte como un idiota apartándonos.
Sale de la habitación sin decirme nada y después me quedo en mi lugar de la cama. No quiero pensar en nada. Ni en lo que haré ahora, ni en lo que haré después.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top