⠀ Prefacio: Jkth

A los dos días siguientes Jungkook volvió a la escuela, no para continuar con su estudio, sino para terminarlo. Se dio cuenta de que dos semanas era muy poco tiempo para que su madre consiguiera el dinero, y estaba seguro de que no serían compasivos la próxima vez. Así que, lo que tenía que hacer a partir de ahora, era conseguir un trabajo y ayudar en casa.

Cuando terminó la reunión con el director —después de que intentara persuadirlo de quedarse—, volvió a los pasillos de la escuela, se metió al baño y se lavó el rostro para que no quedaran rastros de lágrimas y desesperación. Mientras seguía allí, Taehyung entró y cerró la puerta con fuerza para ser notado.

—Tú no puedes dejarme en paz, ¿cierto? —suspiró airado Jungkook, secándose el rostro con una toalla de papel.

—No, no puedo. Y te harás más daño —advirtió Taehyung, refiriéndose a la brusquedad con la que Jungkook pasaba aquella toalla por el rostro. Aún tenía el labio roto y morados en su mandíbula que comenzaban a verse amarillentos.

—Que te importe una mierda —espetó el menor, desechando el papel a una cesta de basura. Hizo el amago de salir, pero Taehyung lo tomó de la muñeca antes de que pudiera hacerlo. Jungkook tuvo que desasirse de un tirón—. ¡No me toques!

—¡¿Por qué estás actuando así conmigo?!

—¡Porque sí! ¡Por qué no quiero tenerte cerca de mí!

Taehyung respiró hondo, conteniendo las ganas de lanzar un golpe, también de llorar.

—¿Qué te hice? ¿Por qué cambiaste tanto?

Jungkook miró a otro lado y exhaló de forma lasciva.

—Eres un entrometido, no puedo respirar cuando estás cerca de mí. ¡Me asfixias, Taehyung!

—¡Dijiste que me amabas!

—¡Pues era mentira! —vociferó, saliendo del baño.

Taehyung tardó un poco en recomponerse antes de salir detrás de él.

—Mientes, sé que mientes. ¿Estás desquitándote conmigo por haber aparecido en tu casa sin avisar? Me preocupé por ti, ya llevabas dos días sin venir a la escuela. Tuve que buscar tu dirección y...

—¿Lo ves? —Jungkook se detuvo de golpe, girándose. Los labios de Taehyung comenzaron a temblar—. Perdiste la cabeza. Tu amor es obsesivo y lo odio. Quiérete más Taehyung, no te rebajes.

—¿Qué significa eso? —preguntó a tropezones, a punto de pisarle el talón a Jungkook, pues este prácticamente corría—. Jungkook, hablemos, por favor.

—Que no quiero hablar —exclamó en voz baja, ahogado de enojo. Esperaba que nadie estuviera escuchándolos.

—Vamos a la azotea. Solo una última vez, por favor. Si quieres gritarme, hazlo, pero tenemos que hablar.

Jungkook empuñó sus manos e hinchó sus pulmones de aire antes de dejarlo salir, comenzando a avanzar de vuelta por los pasillos que había decidido dejar atrás. Taehyung sonrió y lo siguió en silencio hasta el cuarto piso, subiendo unas pequeñas escaleras a la azotea.

El lugar estaba vacío, todos estaban en sus respectivas clases. Jungkook revisó aun así que no hubiera nadie cerca.

—Quisiera darte algo. —Jungkook se detuvo frente a Taehyung, mirándolo con desconfianza. El mayor sacó de su bolsillo un sobre pequeño y se lo entregó a Jungkook con rapidez, antes de que este pudiera preguntarle que era—. Son mis ahorros, quiero regalártelo para-

Taehyung dio un paso atrás en el momento en que Jungkook le arrojó el sobre a la cara, cayendo el dinero al suelo. La piel de Jungkook adquirió un tono rojo carmesí, como si se quedara sin aire.

—¿Crees que es lo que necesito? ¿Para eso me pediste que viniera? ¡No quiero tu maldito dinero, así como tampoco te quiero a ti! Maldita sea, ¿es tan difícil de entender?

—Jungkook —gimoteó Taehyung, mordisqueándose el carrete para no largarse a llorar.

—Siempre quieres humillarme. ¡¿De qué forma quieres que te haga entender que no te amo, que me dejes en paz?! Deja martirizarme.

—¿Por qué? —susurró el mayor, dando un paso adelante. Jungkook se llevó la mano al arco de la nariz y presionó con fuerza—. ¡¿Por qué insistes en mentirte a ti mismo y mentirme a mí?! Sé que me amas. ¡No quiero humillarte, solo quiero ayudarte! ¿Por qué no puedes ser bueno conmigo? —Jungkook tensó la mandíbula, se dio media vuelta y caminó a la salida—. ¡¿A dónde vas?!

—¡A casa! Estoy harto de ti. Y espero no volver a verte nunca más.

Antes de que Jungkook llegara a la puerta, Taehyung corrió y trepó la barandilla, pasando al otro lado, estando a un solo paso de caer al vacío.

—Si me abandonas saltaré, Jungkook—amenazó con voz trémula.

Jungkook se giró, sosteniendo la manija de la puerta con vigor. Si había miedo en sus ojos, debía de estar muy, muy en el fondo. Miró con tanta indiferencia a Taehyung, que lo sintió peor que la muerte.

—Entonces adelante, muérete. Es tu problema si quieres saltar —masculló con indolencia.

Taehyung se sintió desvanecer y tuvo que agarrarse con fuerza. En el momento en que Jungkook salió de la azotea, volvió a la zona segura, se dejó caer al suelo y, con las piernas presionando su pecho, comenzó a llorar y maldecir a la persona que amaba. Sus ojos vidriosos, sus mejillas empapadas y el corazón hecho pedazos.

Recordó que del odio no podía salir nada bueno... Pero se dio cuenta de que del amor tampoco.

Y se dijo así mismo que, la mejor venganza hacia Jungkook, era seguir con vida, aunque doliera.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top