⠀⠀Capitulo 7
cults - gilded lily
❝¿No he dado suficiente?❞
Taehyung sigue viviendo en el distrito de Gangnam, como yo, aunque ahora se ha mudado a un edificio privado de veinte pisos en Cheongdam-dong, un barrio conocido por ser próspero y, sobre todo, por tener algunas de las propiedades inmobiliarias más caras del país.
El lobby es armonioso, con un diseño elegante y sobrio. En el vestíbulo hay un guarda de seguridad que nos sonríe en cuanto nos ve, saludando amablemente. Entramos a uno de los dos ascensores e inhalo profundo, sintiendo que me pica las manos y el cuerpo entero. El silencio vuelve a ser desagradable y saco mi celular para enviar un mensaje a mamá, avisándole que podría tardarme para que esté tranquila.
Descendiendo en el piso dieciocho, caminamos hasta detenernos frente a una puerta a la izquierda. En cuanto abre, percibo un olor dulzón en el aire y lo sigo adentro, cerrando la puerta y quedándome muy quieto en la entrada. Taehyung gira a la derecha y me inclino un poco para ver. Es un pequeño vestíbulo, lleno de zapatos y percheros donde cuelga su abrigo. Más adelante del estrecho y corto pasillo se alzan columnas y unos ventanales hasta el techo, dejando ver el río Han y el puente yeondong muy a los lejos; o al menos se ve así porque no me he acercado lo suficiente.
El lugar es tan alto y lujoso que me siento diminuto.
—Puedes ponerte algo más cómodo —dice, saliendo del vestíbulo.
Entro dubitativo, observando que cada estantería está ocupada por un par de zapatos de estilos diferentes. Tomo un par de pantuflas y me calzo los pies. A mi costado hay un espejo de cuerpo entero y me encuentro a mí mismo sonrojado, con el cabello revuelto y el ceño fruncido. Me quito la mochila, seguido de la chaqueta, la cual cuelgo de otro perchero. Cuando salgo del vestíbulo y cruzo la sala, me detengo frente a un enorme sofá marrón. Arriba las lámparas parecen hipnotizarme, pero no más que la vista, ahora más clara que antes.
—Siéntate, traeré hielo.
Deja una botella de whisky sobre una pequeña mesa de cristal y suelto el aire de mis pulmones, aliviado. Necesito algo fuerte para sacar las palabras que tengo aquí atoradas, aun cuando mi único deseo sea salir de aquí.
En el momento en que me siento, me maravillo por segunda vez de la estructura del apartamento. Hay un segundo piso, con un pasamanos de vidrio y, debajo de este, se encuentra la cocina, escondida tras una puerta corrediza semiabierta. Taehyung sale de allí con una cubeta pequeña de hielos, una pinza y dos vasos de cristal, dejándolo todo al lado del whisky.
El corazón me palpita instintivamente más rápido, hasta sentirlo desagradable en mi garganta cuando Taehyung se sienta a mi lado. Su propio olor se entremezcla con el humo del cigarrillo y me marea un poco.
—¿No es muy temprano para beber? —señalo como tonto cuando sirve whisky en un segundo vaso. Sin embargo, parece no importarle y me lo ofrece.
—Llevas bebiendo casi toda la noche —refuta con una pequeña sonrisa divertida y tomo el vaso—. Me temo que uno más no podría ponerte más ebrio.
—No estoy ebrio.
—Claro.
Bebe de su vaso y lo imito, poniendo un gesto terrible por el fuerte sabor, mientras que él apenas y frunce el ceño, siseando como si fuera la cosa más deliciosa del mundo.
—¿Quieres algo más suave? —pregunta al verme.
Esto está bien, incluso si me quema la garganta. De hecho, me encantaría poder beberlo todo de golpe hasta que me deje más atontado.
—Es bueno.
Después de varios tragos, observo a Taehyung pensativo, haciendo danzar el vaso en su mano.
—Mingyu... —suelto y él voltea a verme, extrañado y curioso. Nada más quiero romper el silencio antes de decir lo que quiero—. Ustedes se volvieron más cercanos. Recuerdo que apenas cruzaban palabras por los pasillos.
Se encoge de hombros, lamiéndose los labios.
—Un día se acercó y comenzamos a llevarnos mejor. No resultó ser tan desagradable, excepto... —Lo observo más fijamente, esperando que prosiga, pero solo sonríe y menea la cabeza—. Nada. Solo fue un tipo raro.
Asiento con la cabeza, dándome cuenta de que me he terminado el primer vaso. Me pregunto qué es eso que quería decir.
—¿Ganaste la beca? —curioseo, aun así.
—Lo hice... Pero se la di a alguien más. Alguien la necesitaba más que yo —afirma.
Estúpidamente, me siento un poco molesto por eso, sin embargo, también me hace sentir bien, satisfecho de alguna manera.
—Eso es algo que definitivamente harías.
Mientras me termino el segundo vaso, sintiéndome un poco mareado sin llegar a estar completamente inconsciente de mis acciones, noto a Taehyung levantándose, diciendo que va por un agua. Aún tengo la jodida necesidad de salir de aquí, al mismo tiempo de quedarme y hablar, no obstante, estoy muy seguro de que este sigue siendo el peor escenario para hacerlo. Lo invitaré a tomar un café como me aconsejó Jia, entonces tendré más tiempo para... arrepentirme, y para estar en calma.
Apenas me levanto, me mareo un poco y vuelvo a sentarme. No es el alcohol, son mis jodidos nervios. Más tarde vuelvo a intentarlo, esta vez lográndolo. Taehyung está tardándose demasiado y eso solo ha disparado mi ansiedad.
Mientras me dirijo a la cocina, observo los cuadros de diferentes tamaños y colores que adornan las paredes lisas y blancas, solo para concentrarme en algo al tiempo que... Un sonido hueco, retorcido.
—Joder... —siseo, sobándome la frente con fruición. Taehyung hace lo mismo, acariciándose la sien y torciendo el gesto—. Lo siento.
—Parece que hoy quieres llevarte a todos por delante.
—Eso parece.
Me mira con los ojos entornados y meneo la cabeza. No lo decía en serio, solamente como un chiste. Es decir, él lo dijo como chiste, ¿no? Exhalo, dejando de sobarme y él hace lo mismo casi al instante. Me doy cuenta de que este silencio no es absoluto incómodo, sino extraño. Nos miramos, pero no decimos nada. Y es tal la atracción que desvío los ojos a otra parte, pasando saliva.
Es casi vital que salga de aquí.
—Iba a irme —anuncio, mirándolo por el rabillo del ojo—. Pero quería saber... —Jugueteo por un instante con mi lengua, distrayéndome.
—¿Si podríamos hablar en otro lugar, otro momento? —finaliza, dando un paso largo y directo hacia mí, teniéndolo tan cerca que siento su aliento sobre mis labios—. ¿Eso?
El miedo me hace dar un paso atrás, algunas alarmas encendiéndose de mi cabeza.
—¿Qué haces? —suelto, tal vez un poco rudo, pero tembloroso.
En lugar de responder, vuelve a acercarse, sonriendo poquito y mirándome como un león a punto de atrapar su presa, jugando conmigo. Yo retrocedo y él avanza, hasta que me detengo. Y es un error porque no puedo evitar ver sus labios, darme tiempo para sentirlo y verlo mejor, hasta notar que ve mis labios también, ansiándolos todo como yo ansío los suyos.
—No debería... —susurro, como si no tuviera control de mi cuerpo. Mi mente dice que huya, pero mis piernas no reaccionan—. Ta...
Sus labios sobre los míos me hacen estremecer, erizándome y excitándome al mismo compás. Algo explota en mi interior. Están fríos y, cuando se separa poquito, deseo que vuelva a hacerlo.
Quiero decirle algo, quizás que se detenga. Quiero empujarlo lejos de mí, pero no quiero herirlo. ¿Voy a herirlo? Él parece ser consciente de la situación y aun así se queda cerca, como esperando que actúe, probablemente que obre mal.
Toma aire más controlado, cómo considerando seguir ahora que no me he movido. De repente, me toma el mentón y me atrae hacia sí, abriendo la boca y atrapando mis labios. Intento seguirle el ritmo con la misma desesperación, aunque es difícil y él termina superándome, adentrando su lengua para buscar la mía. Poco a poco me empuja con su cuerpo, obligándome a retroceder. No sé a donde voy, pero desestabilizo y caigo sobre el sofá, por suerte, no con gran dramatismo.
Taehyung se sube a horcadas sobre mí y empuja mi cabeza con fuerza contra el respaldo del sillón, lastimándome, pero solo ahogo un gemido. Con su mano sobre mi mandíbula, descendiendo a mi cuello como si quisiera torcerlo, veo en sus ojos un atisbo de vacilación y es suficiente para decirme que esto está jodidamente mal. Exhalo lento, recuperando un poco el aliento, e intento reponerme, porque de repente él vuelve a empujarme.
—Abre la boca —ordena con la voz ahoga, profunda, desarmándome por completo, a la vez dejándome paralizado. Como no me muevo, mete lentamente su pulgar a mi boca y se levanta, dejando su bulto frente a mí—. Abre la boca.
Quiero hacerlo. Quiero dejar de pensar y hacerlo, a pesar de ser un manojo de nervios. Recordar lo sucedido con Mark probablemente rompe mi confianza, pero en serio quiero demostrarme que soy capaz de volver a sentir. Lo deseo demasiado.
Mis manos se mueven a su pantalón y él mira el movimiento un poco sorprendido, pero ansioso. Bajo su ropa y su miembro hinchado y goteante queda al fin liberado. Lo miro un instante, intentando recordar cómo se veía en aquel entonces y de qué manera yo lo hacía sentir bien cuando tocaba justo allí. Ante mi inquietud y su excitación, Taehyung empuja sus caderas hacia mí, poniendo su miembro contra mis labios, entonces, saco la lengua y doy un lametazo hasta la punta, saboreando un poco de su líquido pre seminal. Me agarra el cabello, apretándolo y conteniéndose. Se ha estremecido, lo sé por la forma en como ha contraído sus hombros y su vientre.
Con mi diestra tomo la base y lo masturbo un poco, lo que me da tiempo y espacio para besar su delgada línea de vello que se pierde en su ombligo. Presiono mi pulgar en su glande y gime, moviendo con más ímpetu sus caderas contra mí. Muevo mi dedo en círculos y me alejo poquito, bajando su prepucio y devolviéndolo a su lugar antes de abrir la boca y tomar la punta.
—Ah... —exhala, como si estuviera aliviado.
Muevo mi lengua, saboreándolo todo allí, luego la desplazo un poco más abajo, intentando rodearlo. Taehyung presiona un poco mi cabeza y abro más la boca para recibir un centímetro extra. No detengo el movimiento de mi mano, subiendo y bajando de manera rápida por el resto del tronco. Saco el miembro de mi boca y alzo la mirada, notando su gesto de confusión y tal vez de molestia, no obstante, doy lametazos a lo largo de su pene, como si estuviera chupando una paleta, embarrándolo todo con mi saliva y sus propios fluidos. Vuelve a gemir y sonrío.
"Lo haces bien, Jungkook", me vitoreo, en un intento de quitar dudas y negatividad de mi mente.
No olvido sus testículos y meto uno a mi boca de manera gentil, a la vez que devuelvo mi pulgar al punto inicial, moviéndolo en círculos y hundiéndolo poquito.
—Tienes que ser más rápido —gime sobre mí.
Jugueteo un poco más con las dos bolsas antes de volver mi boca al glande, abriéndome en demasía para recibir una considerable parte de su tronco. La punta choca con mi campana y no tengo una arcada, pero me hace sentir extraño, revolviéndome el estómago.
Inesperadamente, Taehyung traslada su mano a la parte de atrás de mi cabeza y me empuja hacia adelante. Siento mi garganta desgajándose y los ojos se me ponen lagrimosos. La desesperación me hace mover las manos a su cintura, tomando la tela de su camisa y tal vez arañando su piel en el tiempo en que hago puños mis manos. Sale y entra con violencia.
Me asfixia.
Segundos más tarde, se aleja solo un poco, haciendo el ademán de volver a entrar. Y es justo ahí cuando su simiente llena mi boca, resbalándose sin permiso por mi garganta, atragantándome y obligándome a apartarme con violencia para toser y tomar aire. Nada sale de mi boca excepto saliva, porque me lo he tragado todo.
La cabeza me duele y tengo náuseas, no por su sabor, sino por lo que ha pasado, por los recuerdos que me ha traído a la mente, volviendo como ráfagas de viento.
Taehyung sigue sobre mí, reponiéndose. De repente, se levanta, terminándose de quitar el pantalón, y cruza la sala, metiéndose a un cuarto. Me dejo caer contra el respaldo del sillón, respirando profundo. Mi entrepierna duele y aún siento la adrenalina taladrándome el cuerpo. En la mesa aún está el whisky y me sirvo un poco más. Es una suerte que la botella no se haya echado a perder.
Taehyung no tarda en volver. Ni siquiera me he calmado cuando me empuja sobre el sofá, lanzando algo más allá de mi cabeza y sentándose sobre mi estómago. Me mira fijamente, desafiante, a la vez que retrocede y se detiene en mi entrepierna, sus glúteos presionando mi erección.
—¿Aún quieres detenerte? —No sonríe, la voz le sale hueca, desabrida.
Mis alarmas dicen que me vaya, pero algo más fuerte, que me presiona allí abajo y me sacude con violencia, me dice que siga. Tal vez sí estoy un poquito ebrio.
Acaricio sus muslos, ascendiendo hasta su cintura, y me impulso para subir una de mis piernas al sillón, sintiéndome más cómodo.
Observo sus labios: rojos e hinchados, aun pareciendo delineados. Hago el amago de besarlo, pero él vuelve a empujarme al sofá. Se desliza a mis muslos para quitarme el pantalón y, a diferencia de mí, no analiza la situación, no intenta recordar nada, solamente toma mi pene en su mano y lo masturba rápido, terminando en la punta, presionando con fuerza y a la vez acariciándolo. Lo está preparando.
Se pone en cuatro, estirando el brazo por encima de mi cabeza. Eso que ha tirado antes es un condón y un bote de lubricante. Pone lo último sobre mi estómago mientras me viste el miembro. Su mano sobre mi cuerpo se siente como fuego, traspasando mi piel, mis músculos y mis huesos. Estoy perdiendo la cabeza.
Antes de tomar el lubricante, Taehyung se adelanta y frunzo el ceño. Sonríe poquito mientras lo deja caer sobre su mano y, mientras se prepara, me dedico a acariciarle la piel desnuda de sus muslos, delineando sus caderas, su cintura y su pecho. Estoy tembloroso, muy excitado.
Sus expresiones me hacen soltar suspiros y sus gemidos contenidos me desesperan, porque quiero escucharlos.
Cuando cree estar listo se posiciona sobre mi miembro, tomando la base desde atrás y toqueteándolo hasta la punta, la cual guía entre sus glúteos. Contengo el aire, quedándome quieto como si estuviera en una operación arriesgada. Introduce el glande y exhalo, trepidando. Taehyung gime, saliendo y entrando para acostumbrarse, hasta que poco a poco se desliza más profundo.
Me vuelvo a inclinar sin poder controlarme, agarrando su cintura, besando su pecho y mordisqueando sus tetillas, aun cuando es probable que no sienta nada allí.
Taehyung se queda quieto, respirando con dificultad, y cuando va a moverse, me empuja de vuelta al sillón. Quiere tomar el control y lo encuentro excitante, aunque un poco desesperante por no permitirme tocarlo o ayudarlo.
Había olvidado lo bien que se sentía.
Su interior me toma por completo, como un brazo caliente que me asfixia, cegándome, enviándome descargas eléctricas por todo el cuerpo. Y a medida que salta más rápido, casi saliendo y volviendo a entrar, las ansias de tocarlo y marcar mi propio ritmo se hacen más latentes.
Quiero todo de él.
Moviéndose en círculos, a veces soltándome y otras aferrándose, siento que estoy llegando. Me inclino, sosteniendo sus caderas, haciéndolo saltar más rápido hasta que se detiene y lo miro confundido.
—Espera. —Inesperadamente, se levanta, llevándose consigo el botecito de lubricante—. Vamos —ordena, yendo a la habitación de antes.
¿Qué?
¿Por qué se detiene ahora?
Respirando hondo me levanto, debatiéndome entre sí, terminar de desnudarme o vestirme de nuevo. Da igual, no debo preocuparme por tonterías. Me termino de desvestir, tambaleándome, sintiendo terriblemente avergonzado por caminar así por su casa.
La habitación está medio oscura y el frío me eriza los vellos. Taehyung cierra un cajón y voltea a verme. Camino dubitativo hacia él, deteniéndome a una corta distancia. Quisiera desnudar sus pensamientos y entender sus miradas. No sé si está molesto o excitado. O ambas. O ninguna y solo estoy sobre pensando las cosas.
Taehyung abre su mano y agarra mi cuello, atrayéndome hacia él. Me besa, pero no de manera gentil, sino desesperado, casi violento. De nuevo me encuentro siendo empujado por su cuerpo y caigo sobre su cama. Apenas y puedo verlo cuando me hace girar, empujan mi cara contra el colchón. Sé lo que quiere y mi cuerpo arde.
Se mueve atrás de mí, sus piernas entre las mías y su cuerpo ligeramente inclinado sobre mi espalda, impidiéndome voltear. Siento su pene entre mis glúteos como un accidente, y me estremezco.
Taehyung no ha dicho mucho desde que comenzamos esto y me hace sentir extraño, incómodo.
—Tae...
Me alza las caderas y siento algo húmedo cerca del ano, también como intenta empujar hacia adentro. Así, me agarro de las sábanas y cierro los ojos con fuerza. Lo deseo y al mismo tiempo me genera un miedo absurdo.
Soy una contradicción.
—Relájate.
Algo termina de empujar en mi interior. No es doloroso, en cambio, siento vergüenza y me invade un sentimiento de incomodidad que no logro digerir, ni siquiera cuando entra algo más y se lo remueve con ímpetu. Me quito el condón que aún llevo puesto y me acaricio, solamente para evadir aquella sensación. Podría llegar solo con sus dedos y mi jugueteo.
—Voy a entrar.
Paso saliva con dificultad y en seguida siento algo empujar dentro de mí. Eso, definitivamente, me hace soltar un sonido ahogado. Taehyung me besa el cogote y mordisquea mi hombro. Los ojos se me humedecen y mi mano busca desesperadamente su cuerpo para intentar alejarlo. Me toma la muñeca, devolviéndola al costado de mi cara, seguida de la otra. El calor de su pecho lo siento sobre mi espalda y me hace sentir menos temeroso, aunque el dolor sigue allí, sin desvanecerse. Se queda quieto y respiro, aliviado.
Mientras espera, muerde más mi piel y yo tomo grandes bocanadas de aire.
Podría decirle que no quiero esto, pero me encuentro a mí mismo moviéndome, ansiándolo. No quiero tener las manos inmovilizadas y también las sacudo, él lo entiende y me deja libre, abandonando su peso sobre mí y comenzando a moverse.
La cabeza me duele un poco, el placer está embriagándome.
Una de las manos de Taehyung está aferrada a mi cadera y siento hundirse sus dedos en mi carne cuando se mueve con cuidado. Se siente terriblemente bien. El vaivén es suave, gentil, mantiene el ritmo por unos segundos antes de aumentar las embestidas, más rápido y duro. Lo siento recostarse un poco sobre mí, su mano tomando mi mandíbula y apretando con fuerza mientras la otra busca mi miembro.
Está volviéndome loco y he aguantado demasiado.
De mi boca se escapan gemidos que esperaba no soltar. Taehyung no gime, sino que respira rápido y fuerte, su aliento siempre choca contra mi oreja y me estimula en demasía. Podría llorar de lo bien que se siente esto, de que sea él.
La visión se me nubla y una extraña energía me recorro todo el cuerpo, de los pies a la cabeza, mi mente convirtiéndose en un nubarrón de éxtasis. Suelto el aire, cerrando los ojos y dejando caer por completo mi cabeza en el colchón. Taehyung se mueve más lento y deseo que no termine. Poco a poco comienzo a ser más consciente.
Taehyung se detiene, sus manos agarrándose con más firmeza de mi carne. Ha llegado al clímax y respira entrecortado. Más tarde, toma una gran bocana de aire y se aleja, bajando mi cuerpo al instante.
No quiero darme vuelta, no puedo verlo. La vergüenza me llena de golpe y me pongo más sensiblero, con un nudo tejiéndose en mi garganta.
¿Qué hemos hecho?
¿Esto significa algo? Quisiera creer que sí.
Me repongo un poquito, aun sin girarme.
Solamente fue el momento, quizás hablaremos des... Algo cae a mi lado y, al mirar de soslayo, me doy cuenta de que son wones apilados y atados con una liga, dejándome estupefacto. ¿Por qué el dinero?
—¿Qué es...? —susurro, medio girando la cabeza.
—El trabajo es trabajo, ¿no? —suelta con una mirada gélida, poniéndose un batín. Mi cuerpo se enfría al instante—. Hay 1, 107,036 mil wones.
—Pero...
—¿Salir? ¿En serio, Jungkook? —refuta—. Espero esto responda a tu invitación: no quiero volverte a verte en mi vida. Ni siquiera por accidente intentes hablarme. —Abro la boca, sin embargo, nada sale, las palabras tiemblan en mi interior—. Vístete y lárgate de mi apartamento.
Desaparece, haciendo un ademán y dejándome anonadado.
Primero estoy confundido, luego siento la humillación clavándose como agujas en mi piel. Y allí donde tocó Taehyung se siente más como cortes que comienzan a sangrar.
Estoy desangrándome.
Y lo peor de todo es que, mientras me desangro, siento la furia a punto de volverme loco, tan loco como mi corazón y mi temblor, como mis emociones que se convierten en un huracán a punto de hacerme desaparecer.
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