⠀⠀Capitulo 10
Como sol de primavera, así se sintió tener sexo con Yugyeom. Ni siquiera estoy seguro de llamarlo así, porque suena insípido y morboso. La forma en cómo me acarició, me besó y me hizo sentir seguro, fue más que sexo. Al comienzo entendió que quisiera detenerme cuando no me sentí del todo cómodo por la forma en que me tocaba, tan cariñosa y especial que me hacía sentir ajeno. Lo comprendió y esperó hasta que estuve de acuerdo en seguir.
No quedamos a medias como Mark.
No fue brusco ni algo inerte como Taehyung.
Yugyeom fue una dulzura que no creí merecer y aún sigo atónito por eso, tanto que no he parado de sonreír. Por primera vez en mucho tiempo he disfrutado de algo real y me ha encantado, aunque también me he arrepentido. Es lo que pasa conmigo, que no puedo estar del todo feliz por algo que me suceda. Intento trabajar en eso y no pensar demasiado. Todavía temo encontrarme a Yugyeom por ahí, lo que pasará tarde o temprano.
—Jeon, cuarto piso. Habitación cinco. —Espero que el barman ordene el pedido, sin embargo, se entretiene con otra persona. Después, cuando me vuelve a ver, frunce el ceño—. Sube. No pidieron nada.
—¿Entonces...?
Se encoge de hombros, insinuando con la mirada que tal vez sea para eso. Ir a una habitación sin ningún pedido, puede ser señal de que te quieran a ti. Eso me hace acelerar el corazón y, probablemente, sonrojar. Tomo una bocana de aire y el barman me da un chupito como regalo, cosa que aprecio un montón porque lo necesito.
En el ascensor, me miro al espejo y me arreglo un poco. Espero no sea la misma mujer de hace semanas, aquella que pensé tenía intenciones de hablar y resultó hambrienta de sexo. Lo que no está mal, pero no es mi tipo.
Toco dos veces y abro la puerta de la habitación. Adentro hay una mujer que viste un elegante vestido dorado que se desparrama en el suelo, con una abertura en su muslo izquierdo hasta abajo. Ella está casi sentada sobre el chico y se mueve cuando cierro la puerta, terminando de cuchichear algo en el oído del contrario. Mis ojos pasan rápidamente de ella a aquellos ojos color miel que se convierten en fuego.
Desearía dejar de encontrarnos así.
—Llegaste —suelta la chica, reponiéndose en el sofá, no muy lejos de Taehyung—. Primero: ese uniforme te queda espectacular. Segundo...
—¿No dijiste que la decisión era de los dos? —la interrumpe Taehyung, mirándola con recelo.
—Eso dije.
—¿Entonces por qué él está aquí? —No me mira, es como si yo fuera un fantasma. Taehyung alarga su mano sobre la mesa y toma una tableta—. Hay mejores chicos que él, busquemos a otra persona.
De acuerdo, eso sí me ha ofendido.
—Taehyung, no seas grosero. —La mujer me mira, sonriendo un poco—. ¿Por qué no te sientas, cariño?
—Taeyeon...
—Taehyung... —lo reta, no solamente con la mirada, sino con la voz—. Esta es la persona que me gusta. Y no sé qué pasa contigo, pero vamos, este chico es lindo y tiene muy buenas reseñas.
Por segunda vez, Taehyung me mira e intento mantener el contacto, sintiéndome demasiado tenso cuando se levanta. Prefiero observar a la mujer antes que a él.
—Taehyung, ¿a dónde vas?
—Esperaré abajo —espeta, cruzando la habitación a zancadas—. Harás lo que se te dé la gana al fin y al cabo.
La puerta se cierra tan fuerte que pego un brinco de improvisto. La mujer —Taeyeon, como la ha llamado Taehyung— suspira con dramatismo y se retrepa en el sofá.
—Desde que le dije que viniéramos a este club su humor ha sido cuestionable. Por favor no le hagas caso y siéntate conmigo —insiste, palmeando el lugar vacío que ha dejado Taehyung a su lado.
—Él parecía muy molesto —señalo.
—A veces es así. ¿Quieres whisky o vodka?
—Vodka, por favor.
Me siento junto a Taeyeon, pero no demasiado cerca. Luego recuerdo que soy yo el camarero, quién debería de servir los tragos, no ella.
—Déjeme servir.
—No pasa nada.
La mujer tiene una cabellera rubia y un rostro pequeño y delicado. Su esbelto cuerpo combina perfectamente con Taehyung, lo que me retuerce las tripas un poquito. Y no debería.
—Te pido una disculpa si te hizo sentir mal —dice, entregándome el vaso—. Taehyung es un buen chico. Tal vez solamente está preocupado por ti.
Arrugo el entrecejo, el corazón acelerándose todavía más. ¿Le ha hablado de mí?
—¿Preocupado?
—Por tus reseñas —simplifica y exhalo lento, bebiéndome un sorbo del vodka—. Ninguno menciona que tan bien te desenvuelves en la intimidad y supongo que debe ser porque aún no has salido con nadie. ¿De todos los hombres y mujeres que has visitado, ninguno te ha atraído sexualmente?
Ella me mira con una inocencia y curiosidad innata, aterradora. Tuve una, la primera que aún no olvido y fue seguramente desastrosa hasta el punto de no dejar una reseña. Y qué jodido son esas reseñas. Se siente como si te pusieran en un catálogo de ventas. Todos miran tu perfil, lo analizan y dejan comentarios.
—No... Supongo que no.
—O eres más reservado —concluye, luego entornando los ojos—. ¿O tienes novio y le eres fiel?
—¿Eso sería un problema?
—Claro que no, sería un milagro. Pero ¿es eso? ¿No quieres serle infiel a tu pareja?
—No tengo pareja. Creo que soy solo alguien reservado.
Ella asiente, pensativa.
—Por eso me gustó tu perfil. Me gustan que sean sinceros y discretos. También que sean atractivos —finaliza, con un poco de coqueteo que me hace picar la piel.
—¿Hay algo que quiera de mí?
—Si bien dijiste que eres reservado... ¿Alguna vez has hecho un trío? ¿O al menos lo has imaginado?
Ancho los ojos, quedándome estupefacto un momento. ¿Ella está insinuando que quiere hacer un trío? ¿Ella está invitándome a formar un trío con Taehyung? Si ellos dos están saliendo, ¿sabe que Taehyung y yo estuvimos juntos? Tal vez sean una pareja abierta... tal vez...
—¿Y?
Intento bloquear cualquier recuerdo del pasado. Lo he hecho, sí, pero no estoy orgulloso de eso. Y en lugar de excitarme, me provoca arrancarme la piel.
—No —miento.
—¿Y qué piensas de tener esa experiencia?
—No puedo. —Ella enarca una ceja, sugestiva—. No creo que pueda hacerlo.
Vuelve a quedarse meditabunda, tomando un sorbo extra de su whisky. Tanto ella como Taehyung lo beben como si fuera agua. Me pregunto desde hace cuanto tiempo se conocen.
—De acuerdo, tenía que intentarlo —suspira, girándose hacia mí, flexionando sus piernas sobre el sillón hasta rozar las mías—. La verdadera razón por la que me quedé con tu perfil, es porque encajas perfecto para ser un observador.
Ladeo la cabeza, confundido.
—¿Observador de qué?
Taeyeon me mira con dulzura y me tenso. Pone su dedo índice bajo mi mentón y observo minuciosamente cada movimiento.
—Dime que no eres virgen.
—No lo soy —suelto, vacilante.
—Te lo pregunto porque luciste tan inocente que temí corromper un ángel. —¿Siempre habla así? Finalmente, baja el dedo y se compone un poco—. Tengo una fantasía sexual un poco extraña. Lo he hecho dos veces, pero no con Taehyung. Y lo que deseo es que tú nos observes mientras tenemos sexo. Por supuesto, te pagaré una buena suma de dinero.
Tuerzo el gesto, recordándome que tengo algo fuerte en mi mano. Bebo un gran sorbo de vodka y el calor me ahoga, como si estuviéramos en verano.
—Te has puesto tan rojo —menciona con una ligera risa—. Taehyung dijo que eras muy joven y seguramente inexperto como para atreverte a aceptar. ¡Como si fuera mucho mayor que tú! —Pasa su mano por detrás de mi cabeza, acariciando con descaro mi cabello—. Eres joven, disfruta tu momento. Mira que estas oportunidades solo se dan una vez en la vida. Es decir, es demasiado raro, ¿no crees?
El vodka me quema la garganta y me aclara un poco la mente.
—Él no seguirá con esto si yo acepto.
—Aceptará, créeme. —Se aleja, sirviéndose más whisky. Ella va a embriagarse—. Además, no vas a participar concretamente... A no ser de que cambies de opinión.
—No lo haré.
Sonríe como una burla, pero no dice nada más. Aunque no puedo encontrarle agrado a la idea —específicamente de ver a una mujer desnuda, siendo cogida por Taehyung—, lo encuentro como una oportunidad de quitarme el clavito que se ha enterrado en mi interior después de nuestro último encuentro. Hubiera preferido mil veces que se atreviera a golpearme o gritarme, o cualquier otra cosa, pero no engañarme. No debería de sentirme en el derecho de estar enojado, porque entiendo que fue su forma de lastimarme, sin embargo...
—Te daré mil doscientos dólares —dice, sacándome de mis pensamientos—. Quizás dos mil más si participas.
Es demasiado dinero. Es el dinero que necesitaré ahora que comenzaré con mis estudios. Y llama mi atención tan rápido que me decepciono un poco de mí mismo. El dinero no debería de serlo todo... Pero lo es todo.
Taeyeon vuelve a llenar mi vaso, sonriéndome con cariño. Ella es muy atractiva y, aún así, no me excita lo suficiente. Mil dólares son suficientes.
Mil dólares. Y lo único que debo hacer es... Parece incluso peor que ser yo él que se desvista. ¿Por qué, a pesar de eso, siento curiosidad, una llama encendiéndose dentro de mí?
—Bien —suelto sin pensar, observando una reacción de sorpresa y felicidad en su rostro—. Acepto observarlos.
—¡Genial! Me alegra muchísimo escuchar esa respuesta. —Deja el vaso sobre la mesa con fuerza y se arregla ligeramente el cabello—. Entonces, ¿nos vamos ahora?
Taeyeon alza las dos botellas y se levanta, yéndose un poquito para los lados, así que la ayudo. Su olor es ahora más fuerte, un aroma a bombón junto con un toque de la colonia que usa Taehyung.
Abajo, doy aviso de que saldré con ella y tomo mis cosas. Taeyeon se engancha a mi brazo y siento el pulso en todo mi cuerpo, latiendo con tanta violencia que temo me rompa los huesos.
El parqueadero está a un lado del club y nos escabullimos en la oscuridad. Bajo la escasa luz, apenas se logra deslumbrar una sombra apoyada en un auto a medida que nos acercamos. Es el primer piso y está casi vacío, por lo que nuestros pasos retumban, sobre todo sus tacones.
—¡Taehyung! —canturrea, deteniéndonos frente a un auto rojo color carmesí—. Jungkook aceptó.
Taehyung termina de fumarse un cigarrillo cuando lo aplasta en un cenicero pequeño, como si fuera personal. Pero no es lo único que veo, allí arriba, en sus ojos, percibo un enojo silencioso, tan familiar que me estremece.
—Bien —exhala, sin gracia.
Se mete al asiento del conductor y Taeyeon me empuja para que vaya con ella atrás. No deja de juguetear conmigo mientras Taehyung conduce, mirándonos de cuando en cuando con unos ojos frívolos.
Él no dirá como se siente hasta que, sencillamente, teja algo en su cabeza; algo para que, de alguna manera, yo me deteste otra vez. No obstante, no sabe que no tiene que intentarlo. Yo ya me detesto.
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