Extra.

Helery

Sus labios recorrían mis hombros con suavidad, dejando castos besos húmedos sobre ellos, mientras mordía levemente haciéndome jadear de vez en cuando. Sus manos suaves y firmes viajaban por mi espalda desnuda y húmeda, mientras que las mías hacían lo mismo, pero con la única diferencia que yo tocaba su pecho y abdomen, el cual estaba bien trabajado, firme y cálido. Los labios de Lance subieron hasta mi barbilla, luego se encontró con los míos, haciéndome que lo besara con pasión y necesidad, haciendo que todo mi cuerpo entrara en lujuria, deseando tenerlo dentro de mí.

Poco a poco me fui recostando en la cama, mientras Lance me seguía, hasta quedar encima de mí en la mitad de mis piernas, mientras una de sus manos subía una de mis piernas y con la otra acariciaba mi cabello. Nuestros labios seguían un ritmo ardente, hasta que Lance rompió el beso para dirigirse a mi clavícula, la cual beso y rosó suavemente. Después se dirigió a mis pechos, donde jugó ágilmente con mis pezones, poniéndonos duros y sensibles, razón por la que gemía cada que los mordía o los chupaba.

—Hazlo de una vez. —supliqué con mi voz alterada.

—Me encanta verte en esas condiciones —dijo con malicia mientras sonreía—. Pidiendo a gritos que te haga mía.

Lance alzó un poco su cuerpo, tomó su miembro y empezó a jugar con él cerca de mi entrada, masturbando mi clítoris con la cabeza de su pene. Mis gemidos empezaron a hacerse notoreos, pero él seguía sin querer entrar, así que rápidamente quite su mano, tomé su cintura e hice que entrara en mí de un solo movimiento, haciéndolo soltar un jadeo de placer al sentirse dentro de mí, mientras me recuperaba de lo que habia acabado de hacer, sentía la mirada lujuriosa de Lance sobre mí, mirándome con sus ojos inyectados en lujuria, semi abiertos por las sensaciones inexplicable y listos para devorarme.

Sin dejar que me recuperara, Lance empezó a moverse rápidamente de arriba abajo, haciendo que mi cuerpo se balanceara con brusquedad, traté de detenerlo, pero era inútil, mi cuerpo no reaccionaba a mis órdenes, como si estuviera disfrutando la sensación que el miembro de Lance le estaba otorgando y él no tenía señal de que quería hacerlo.

—L-lance -gemí—. De... Detente !ah!

—No me pidas que me tenga —susurró—. No puedo hacerlo, me tienes muy excitado Helery.

—Pero... ¡Ah! Lance. —jadee mientras me aferraba a las sábanas, sintiendo que mi cuerpo se iba a partir en dos, sintiendo como entraba y salía de golpe, rozando los bordes de mi entrada, rozando la parte más baja de mi clítoris— por favor.

Lance siguió con sus movimientos haciendo caso omiso a mis súplicas, por suerte, debido a nuestra luna de miel y sabiendo como iba a ser, decidimos preguntarle a un doctor las consecuencias que podían tener una vida sexual activado debido a mi estado, creíamos que nos impediría las relaciones sexuales, pero dijo que no había ningún problema, siempre y cuando tuviéramos cuidado con algunas poses y movimientos.

La respiración de Lance empezaba a ser irregular, al igual que la mía, demostrando que estábamos a punto de terminar, mis ojos empezaron a llenarse de lágrimas, mientras lo miraba fijamente, luego mordí mi labio inferior y dejé que todo fluyera haciendo que mis piernas quedarán temblando. Lancé se movió unas cuantas veces más, entrando hasta lo más profundo de mí, donde se corrió completamente, haciendo que cayera a mi lado exhausto.

—Eso estuvo genial. —comentó mientras trataba de recuperarse— hay que hacerlo más seguido.

—No te emisiones, hay más cosas para hacer. —dije juguetona.

—Es verdad, es nuestra luna de miel y tenemos una casa entera con muchos lugares para hacerlo. —recordó con emoción.

—Bien, pero eso ya será para otra historia.

9 meses después.

—¡Vamos chica, puja! —gritó la enfermera.

—¡No puedo! —exclamé con dolor-—¡Ahh!

—Sí puedes, ya casi sale, veo su cabeza. —informó— ¡Vamos Helery!

Grité de dolor mientras pujaba con fuerza, sintiendo como los músculos de mi entre pierna se abrían hasta lo máximo, dándole espacio para que mi hijo al fin naciera. El dolor que sentía era indescriptible, incluso no escuchaba con claridad lo que me decía la enfermera, solo podía escucharla gritar, dándome ánimos para que al fin mi hijo pudiera nacer. Estaba a punto de rendirme, pero todo valió la pena cuando lo oí llorar, rápidamente lo cubrieron con una manta y me lo entregaron; su piel era suave y pálida, incluso los nudillos de sus manos eran rosaditos, era sencillamente hermoso.

—Felicidades, eres madre de un hermoso niño. —felicitó la doctora.

—Gracias. —susurré, luego sentí como todo se volvió negro.

Me sentía débil y cansada, así probablemente por eso me había desmayado después de dar a luz. Había despertado tiempo después, no sabía cuánto tiempo había pasado dormida, pero sentía que había sido mucho tiempo. Lance se encontraba sentado a mi lado, durmiendo plácidamente con su cabeza encima de su mano, la cual era sostenía por el borde de la silla, rápidamente empecé a mover su hombro para despertarlo y al hacerlo, me miró con una gran sonrisa.

—Al fin estás despierta. —habló con emoción.

—¿Cuánto tiempo estuve dormida? —consulté mientras me sentaba en la camilla.

—Una semana completa. —respondió.

—¡¿Una semana?! —grité—. Dios, no creí que hubiera sido tanto tiempo, por cierto, donde está mi bebé.

—Está al lado tuyo. —dijo señalando al otro lado.

Giré a mano izquierda, encontrándome con un bebé hermoso dentro de una pequeña cuna, la cual parecía disfrutar, pues yacía dormido plácidamente, sin preocupación alguna. Rápidamente lo tomé en mis brazos con delicadeza, haciendo que se despertara de inmediato, luego empezó a abrir los ojos con suavidad, dejándome sorprendida con lo que vi; el bebé tenía un ojos de color azul, igual que los de Lecuim y el otro era de color verdoso tirando a amarillo, como el color de los ojos de las brujas, definitivamente ese niño era especial. Seguí mirándolo sorprendida, cuando Lancé puso un papel encima de mi cama, llamando mi atención.

—¿Qué es? —cuestioné.

—Son los resultados del ADN que le practicamos al bebé mientras estabas dormida. —informó— Helery, soy el padre de tu bebé, la violación no tuvo nada que ver.

Mi ojos se abrieron grandemente, mientras empezaba a llorar de la emoción y sin pensarlo dos veces lo abracé, aferrándome a él como si mi vida dependiera de ello, ese día me sentí la persona más feliz del mundo. Lance me miró con lágrimas en sus ojos, para luego besar al bebé en la frente, mirándolo con cariño y emoción, después de todo, habíamos tenido por fin nuestra felicidad y todo era gracias a Lance y a Lecuim.

—¿Cómo se llamara? —cuestionó Lance.

—La verdad.... No lo sé.

.FIN.

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