Capítulo 17

Ya habían pasado unas semanas desde que Cindy me visitó cuando mi teléfono sonó. Apenas me estaba recuperando de una larga sesión de sueño, ya que me desperté muy tarde y mi padre me concedió el día libre por mi cumpleaños. Me sentía cansado debido a que había asistido a una fiesta la noche anterior, una fiesta sorpresa de cumpleaños organizada por mis subordinados en el trabajo. Por razones obvias, me emborraché hasta casi perder la consciencia. Revisé quién era la persona encargada de despertarme, y resultó ser Scott Robinson. Después del incidente en la granja de esa familia de caníbales, Scott se recuperó y le ofrecí la oportunidad de mudarse a Suiza. Compré un departamento amueblado para él, esto porque pensé que era demasiado pronto que viviera en mi casa. Sin embargo, esa fue la única forma en que Scott aceptó mudarse, y también me hice cargo de los gastos del viaje.

—Despierta ya, bello durmiente —había extrañado su voz; así hubiera pasado poco tiempo de haberlo visto, tanto que escucharlo fue un momento bastante alegre y benevolente; me había encantado conocerlo—. Necesito que te des una ducha, desayunes y te pongas tu mejor ropa -le pregunté por qué esas indicaciones tan específicas—. No te lo puedo decir porque es una sorpresa que llevo planeando hace ya un rato; por favor, date prisa, ¿sí?

—Lo haré, amor; gracias —lo llamaba de esa forma porque me sentía cada vez más cerca de él. ¿Qué pasó con Oliver? Él me había dicho, y demostrado, que no podría dejar a su novia. Sin embargo, poco después de mencionarlo, revisé sus redes sociales y me di cuenta de que habían roto su relación amorosa. Fue toda una tragedia; nunca imaginé que algo así pudiera suceder, ya que él la amaba de verdad. En alguna ocasión me llegó a decir que la describía como un ciego describiendo el mundo cuando lo ve por primera vez. Me di cuenta de que habían
terminado, lo cual fue una verdadera desgracia para esta dulce pareja.

Entonces sucedió así: Me di una ducha caliente que no duró más de diez minutos. Elegí un elegante traje que estaba compuesto en un setenta por ciento de terciopelo y un treinta por ciento de poliéster. Era un traje completamente negro, con pantalón, chaleco y un moño negro. Simplemente me veía muy bien: elegante, alegre y también me sentía hermoso.

Scott pasó a recogerme a mi casa alrededor de las siete y media de la tarde. Al principio, él quiso pagar todo lo que yo había gastado por él, pero no lo permití. Sin embargo, al final terminó pagándome todo lo que había gastado. Llevaba puesto un elegante traje de poliéster cien por ciento de color granate, junto con una pajarita del mismo color. La única cosa negativa fue que no le compré un automóvil, una decisión mía debido a los gastos que ya había hecho con la casa, los muebles, el viaje y la residencia. Además, él tampoco quería que se lo comprara, ya que mencionó que tenía razón al no hacerlo debido a los gastos previamente mencionados.

—¡Te ves fabuloso, Richard! —fueron las primeras palabras en salir de su boca en cuanto me vio—. No es de extrañarse y no esperaba menos; ¡tú siempre te ves espectacular! —sentí cómo el rubor me subía a las mejillas e hizo un par de bromas sobre eso—. Ya basta, chico tomate, es hora de irnos; ¿nos subimos ya a tu auto?

—¿No me vas a saludar bien, Scott? —Scott pareció haber visto un fantasma en cuanto mencioné esto último, ya que palideció de repente-. Me refiero a que me des un beso, ¿quieres? —susurré con la mejor de las intenciones, él solo posicionó sus labios en mi mejilla derecha y mi cuello; yo lo prefería en los labios—. Creo que sigues sin entender a lo que me refiero realmente, Robinson, no estoy seguro si hacerlo yo o irnos ya a donde sea que me vas a llevar.

—Discúlpame; no supe cómo reaccionar ante lo que dijiste, porque nunca nos hemos saludado así, guapo —tenía razón, fui un idiota—. Si querías que te diera un beso en los labios, simplemente me hubieras pedido que yo… —«ya cállate, por favor, Scott, hablas mucho y actúas poco» pensé antes de aproximarme hacia él y besarlo yo mismo—, lo hiciera, ¿salió como tú querías que saliera, Richard?

—No —su mirada; triste, decepcionada y furiosa me estaba mirando fijamente—. La verdad es que me encantó haber recibido ese beso, Scott; ¡qué detalle tan soberbio y significativo para ambos! —Scott me tomó por el cuello de mi camisa; sin importarle si pudo haber arrugado mi traje, y me plantó otro beso directo en los labios (yo lo disfruté)—. Wow! Definitivamente estoy muy seguro de que, en este momento, he hecho la mejor elección en toda mi vida.

—Pero ¿qué elección fue esa, guapetón? ¿Debería preocuparme o algo? —le respondí, simplemente, que había tomado la decisión de salir con él y no seguir durmiendo porque me encontraba bastante cansado—. Ojalá te quisieras quedar conmigo por toda la vida, te lo digo en serio; aunque me hayas llamado «pedazo de mierda» cuando te enteraste que era yo el fanático anónimo de Louis Gerald; yo era el chico de las cartas.

—Sigo sin perdonarte por eso —me miró despreocupado; sabía que no eran ciertas esas palabras—. ¿Qué más da? Ya vámonos a donde sea que me vas a llevar, ¿sí, mi precioso Scott? —¿me convertí en un romántico empedernido? Probablemente sí; pero lo cierto era que Scott lo valía y mucho; valía tanto la pena luchar por él que no tenía como opción rendirme en ningún momento y bajo ninguna adversidad.

—En marcha, cariño —subimos a mi auto; me dejó como copiloto porque yo no tenía que saber a dónde me llevaba (intentó vendarme los ojos; pero me negué)—. Eres tan aburrido, Richard y odio que seas así, ¿qué te pasó? ¿Quién se murió para que, de la nada, seas tan aburrido? —lo miré de soslayo con una mirada sombría y oscura; gracias a esto, supo que había metido la pata porque con la muerte no estaba permitido jugar—. No quise decir lo que dije, en serio; perdóname, lo dije sin pensar.

—Mejor cállate y vámonos, Scott —siguió y siguió conduciendo; todo el viaje fue muy aburrido porque me limité a responder con palabras monosilábicas, hasta que por fin habíamos llegado a nuestro destino: un restaurante bastante lujoso en Suiza, ¡qué sorpresa!-. ¿Me vas a invitar a comer otra vez? ¿Y otra vez volveré a cantar como agradecimiento; pero lo único que me dejarás pagar será la propina para quien nos atienda?

—Sí, ¿por qué? —resoplé e inmediatamente bajé de mi automóvil y él hizo lo mismo; incluso azoté la puerta—. Te haré un favor, dime qué canción quieres que cante, Scott? Ya no estoy molesto, así que adelante, elige la canción que quieras que cante; aunque igual no creo que vaya a ser tan conveniente porque mucha de la gente que trabaja para mí, están aquí —al decir esto, Scott se emocionó muchísimo por una razón que luego supe.

Scott y yo estábamos cenando en un restaurante de comida italiana en Suiza. Sin embargo, aún tenía esos ligeros pensamientos donde algo me decía que p
este no era el final del todo. Aún lo extrañaba, y mucho, mi vida no volvió a ser la misma después de su partida… Louis Gerald Train Brown sí me amaba; me amó tanto, me amó hasta su último día de vida, siempre le estaré agradecido por dejarme vivir y que él diera su vida por mí. Scott me hizo una pregunta, después del rato en el día que pasamos juntos; me preguntó si quería empezar una relación con él; resultó que el amor que sentimos por Louis Gerald nos unió; pero tanto que no pudieron haberse escondido los sentimientos. Me quedé congelado y perplejo ante su pregunta, sobre todo porque sí, lo hizo muy grande; tan grande que toda la gente en el restaurante lo había escuchado; todas y todos los comensales habían escuchado que Scott me proponía empezar una relación con él. Todo se volvió oscuro para mí y el fantasma de Louis Gerald apareció para hablar conmigo. Estiré mis brazos para, así de esta forma, poder tocarlo por última ver; él lo impidió.

—¿Tú lo amas, Richard? Necesito que seas sincero en tu respuesta, por favor; necesito saber que estarás bien antes de que me vaya —era algo graciosísimo que, después de todo, me estuviera pasando lo que a él le pasó cuando me fui a Suiza y él empezara su relación con Tom Roux. Al parecer me había pasado su habilidad de poder comunicarnos el uno con el otro estando demasiado lejos; y yo tenía esas extrañas visiones donde él supuestamente aparecía y me hablaba.

—Te amo mucho más a ti que a él —le respondí con actitud un poco tajante, porque sí, era verdad que empecé a sentir algo por Scott; pero no era justo que de la nada apareciera y me cuestionara si sentía algo por él o no—. Quisiera que estuvieras aquí conmigo para poder abrazarte y decirte lo mucho que te amo, así como también decirte lo mucho que me haces falta en este momento.

—Pero lo besaste —dijo Louis Gerald con tristeza; eso no fue divertido en absoluto. ¿Quién se creía que era para aparecer justo cuando había decidido ser feliz con alguien más?—. Y no me trates como un idiota, Richard. Sé que tuviste relaciones sexuales con él. Te he visto, Richard; a ambos: vi que te preocupaste por él cuando la familia llena de caníbales les intentó hacer algo y lo que la pobre niña menor hizo; ¿cuál era su nombre?

Me quedé callado, sabiendo que él tenía razón. Pero yo nunca había dejado de preocuparme por Louis, incluso cuando la familia O'Ryan intentó hacernos daño a mí y a Scott; quién al final era el chico de las cartas. Incluso Louis Gerald me recordó a Kelly, la hija menor de la familia O'Ryan, quien había sido arrastrada al problema en el que nos habíamos metido Scott y yo, nos ayudó, aun sabiendo lo que pasaba; digno de admirarse. Suspiré y me di cuenta de que todavía lo amaba, pero igual sabía que nunca podríamos volver a estar juntos.

—Pero ¿cómo… —Louis puso los ojos en blanco, la tensión era cada vez más evidente porque ya llevábamos un buen rato discutiendo por algo que no tenía sentido en lo absoluto; ¿por qué las cosas tenían que ser tan complicadas si Cindy me dijo que sería fácil escuchar al corazón y ella apostaba a que yo estaría bien? Entonces ¿por qué parece que me estoy rompiendo en pedazos? No quería que me rompieran en pedazos.

—Shhh —siseó, poniendo puso su dedo índice a la mitad de mis labios—. No te detengas por mí, yo ya morí y tú tienes que continuar tu vida con o sin mí. Hazlo por mi bien, solo así podré trascender al más allá. Yo sé que puede ser un poco difícil, créeme; pero ¿no crees que es mejor para mí y es bastante egoísta de tu parte que no me dejes descansar en paz? ¡Marcus Miller te lo dijo, por el amor de Dios! ¡Ya déjame descansar en paz! ¿No lo merezco? —lo dijo estando al borde de las lágrimas.

—Por favor no me pidas que continúe mi vida sin ti, te extraño bastante —su dedo estaba congelado, así que tuve que apartarlo de mis labios; todo él estaba congelado—. Estás congelado, por favor, no me toques y evita hacerlo. Te lo agradeceré bastante, ¿sabes? —no pude evitar tener un corazón congelado en ese momento; a pesar de que sabía que el fantasma de Louis estaba ahí con la mejor intención del mundo que fuera posible tener—. No puedo dejarte ir, entiéndelo.

—Si me amas tanto, por favor, déjame ir; será lo mejor para ti —puso su mano a la altura de mi corazón; ¡diablos! Su mano también estaba helada—. Aquí estaré; hoy, mañana y siempre. Necesito que lo hagas para que yo pueda trascender y encontrar la paz eterna; es algo egoísta que no me dejes ir tranquilo solo por el amor que me dices tener.

—Ojalá nunca te hubieras ido, Louis Gerald, es lo único que deseo; desearía tener un genio de la lámpara y que me conceda tres deseos, solo necesitaría uno: que te hubieras quedado conmigo, que jamás te hubieras ido —lo estuve prolongando todo el tiempo que me permitiera y me fuera posible para estar más tiempo a su lado; sí, era muy egoísta de mi parte—. Deseo que estuvieras aquí…conmigo

—Por algo pasan las cosas y créeme que te ves igual de feliz que cuando estabas conmigo, amor —¿por qué se atrevió a llamarme así, otra vez; aun cuando le dije que no lo hiciera, si va a pedirme que me olvide de él para siempre? No tenía lógica y no era justo para ambos. Aunque, bueno: era menos justo y más injusto para mí; pensé en recordarle que, por favor, no lo hiciera—. Por favor, Louis, no me llames así si vas a pedirme que me olvide de ti para siempre —se lo dije, solo podía esperar que lo entendiera bien.

—Lo siento, solo dile que sí quieres empezar a ser su más grande amor, ya pasaron muchos años desde que yo me fui y es hora de avanzar; no puedes quedarte lamentándolo por toda la vida —Louis tenía mucha razón, de repente vi cómo su fantasma se iba desvaneciendo con el pasar de los segundos—. Adiós, Richard, recuerda que siempre estaré aquí si me necesitas, solo llámame y yo apareceré aquí, ¿de acuerdo? —y el fantasma de Louis Gerald se desvaneció por completo.

—¿Lo pensaste, Richard? —Scott volvió a preguntarme.

—Sí —respuesta muy ambigua—. Sí quiero ser tu novio y, si la vida nos lo permite, ¿por qué no ser esposos algún día? Sí quiero —la multitud enloqueció, entonces él me beso en el restaurante con muchas y muchos espectadores viéndonos; pero todos sus amigos se empezaron a reír de él y quince segundos después estaban aplaudiendo. Le agradecí por tremenda sorpresa:— no tengo palabras para este momento, Scott; salvo decirte que muchas gracias.

—¿Ya estás bien? —le respondí que nunca había estado mejor antes—. Entonces es hora de despertar, hermoso; por favor, hazlo de una vez —¿despertar de dónde? No entendía a qué se refería Scott con despertar—. Despierta, despierta; hazlo ya, Richard Vallaj, tienes que despertar de una buena vez por todas, ¡por favor!

Todo el restaurante de repente comenzó a gritar; todas las personas al unísono, que despertara, que por favor lo hiciera. Pero ¿despertar de qué? ¿Acaso todo había sido un sueño? ¿No desperté de mi sueño después de estar en la fiesta que mis empleados organizaron para mí por mi vigésimo séptimo cumpleaños? ¿Qué pasó que no desperté o por qué estaba atrapado dentro de un sueño en el que Scott me ofrecía noviazgo y, al aceptar, me pedía que despertara? No tenía sentido alguno.

«Se está alterando demasiado. ¿Qué hiciste? ¿No será que, más bien, está a punto de despertar? ¡Al fin despertará después de tantos días!». Dios, esas solo fueron algunas de las frases que escuché. No entendía ni sabía qué estaba pasando conmigo. ¿Había disfrutado tanto la noche anterior que había caído en una congestión alcohólica? ¿Cuántos días estuve desmayado? Entonces me decidí a abrir los ojos.

—¿En dónde estoy? ¿Quiénes son todos ustedes y qué hacen aquí? —las palabras salieron de mi boca como un rayo en plena tormenta eléctrica—. Tengo un par de preguntas aún más importantes que esas dos últimas: ¿qué me pasó? ¿Por qué no podía dormirme en paz? ¿Y cuánto tiempo estuve dormido? —la puerta soltó un ligero crujido cuando alguien la abrió y ese alguien era Louis Gerald; corrió emocionado hacia mí con mucha prisa y alegría.

—¡DESPERTÓ! ¡AL FIN DESPERTÓ! —su voz anunciaba su llegada a la habitación; entró despavorido—. Tres semanas, Richard; ese tiempo estuviste en coma —intenté alcanzar a Louis Gerald para darle un abrazo, no pude hacerlo, ya que me dolía moverme. Sin embargo, ¿qué hacía ahí? ¿Verlo ahí junto a mí significaba que yo también estaba muerto y me había despertado en el reino de los cielos? Bueno, eso parecía—. Ten más cuidado, no intentes hacer nada ahorita. Podría ser mortal para ti.

Verlo ahí con el cabello desaliñado, su barba sin afeitar de un par de días, las ojeras en sus ojos y su ropa tan descombinada; me hacía pensar que realmente él no la pasó tan bien esos últimos…, ¿cuánto tiempo había dicho? Ah, sí, tres años; momento, ¿TRES SEMANAS? Carajo, ¿en qué momento había caído en coma?; un segundo, ¿cuándo fue yo había caído dormido? ¿A causa de qué?

—Sigo sin entender qué carajos fue lo que me pasó, gente —no le di la suficiente importancia a que Louis no estaba muerto; al parecer yo tampoco y nunca me había pasado nada de lo que pasó; como su muerte o estar con Scott—. Se supone que Louis Gerald debería de estar muerto porque murió en cuanto un loco le disparó en la cabeza al jugar ruleta rusa con nosotros porque a él no le quiso vender alcohol el hijo de doña Leticia; ella tenía una tienda de abarrotes en México, a esa tienda nos mandaron a comprar más cerveza porque se acabó y entonces fue que ocurrió todo eso. Pasaron años y años para que lo superara porque no podía estar sin mi amor, luego mi hermana me presentaba, por fin, a mí sobrino y él era una mezcla mía con bastante de Marcus Miller, después de eso una mariposa blanca me seguía a todas partes y Janeth me explicaba que era el fantasma de una persona muy querida que no podía trascender al reino de los cielos porque no podía superar su muerte. Así que era injusto tanto para él como para mí, luego Scott me pedía iniciar una relación con él. Scott fue bastante lindo, en verdad, me esperó todo el tiempo que fuera necesario hasta que yo estuve listo para poder tener sexo con él, sí tuvimos sexo, después Scott y yo estábamos en un restaurante en Suiza porque se fue a vivir conmigo. Le compré su propio departamento y todo, se suponía que él y yo íbamos a entablar una relación y cuando yo estaba a punto de decirle que sí quería, apareció el fantasma de Louis Gerald a decirme que lo hiciera y que dejara de preocuparme por ti; pero empezó a decirme que despertara y ahora estoy aquí; ¿me faltó algo? —sus miradas eran de confusión con una entremezcla de diversión y un poco de ira (Louis tenía ira), al final me respondió que no, pero yo sentí unas ganas inmensas de abrazarlo. Por fin estábamos juntos.

—¿Quién demonios le pidió que despertara? —Louis gritó, Jair y Esteban se señalaron el uno al otro—. Les pedí que no dijeran o hicieran nada hasta que yo volviera —«pero despertó», Esteban le gritó a Louis. Aunque también lo hizo para que un doctor escuchara que yo ya había despertado.

—Richard, amigo, lo que contaste está muy volado —Gerald le dio un codazo a Jair, ¿qué habia pasado en mi aparente ausencia de este mundo entre ellos dos? ¿Hubo sexo de por medio entre ambos o eso lo imaginé?—. Lo siento, Gerald, es solo que solo le faltó decirnos que una familia de caníbales intentó comérselos a él y al otro chico, ¿cuál era su nombre? -le recordé que su nombre era Scott-. A él y a Scott; gracias, viejo.

—Te sonará como a una completa locura, pero sí pasó y de hecho… —les conté lo que pasó ese día, cómo golpearon a Scott hasta sacarle sangre de la boca y como fuimos salvados por la hija menor de nombre Kelly O'Ryan; solo recibí burlas de todos los que estaban en la habitación del hospital; menos de Louis Gerald ya que él siempre había sido tan amable conmigo—. No sé por qué les estoy contando todo esto si esto solo me está haciendo quedar como un loco.

—Jair, déjate de reír, ¿quieres? —Louis estaba regañando al resto de chicos que habían en la habitación al decirles que eso era algo serio y que, tanto él como yo, merecíamos respeto por parte de todos los involucrados—. No veo lo divertido en esta situación, ¿qué les pasa o quién se creen para burlarse de mi novio? —hizo mucho énfasis en las últimas dos palabras; es por eso que lo amaba tantísimo.

—¿Qué pasó con tontín después de que me morí un rato? —fui testigo de cómo se le caía el alma a los pies a Louis Gerald; fue una mala broma, «¡cállate!»: fue lo que gritó e inmediatamente me disculpé con él y con los presentes—. Sé que no estuvo bien que haya hecho esa broma; pero ya díganme, ¿qué fue lo que me pasó?

—Sí, es verdadero algo de lo que dijiste: nos amenazaron con una pistola y me apuntaron a mí; pero te desmayaste en cuanto escuchaste el disparo, porque sí se disparó el arma, hice un movimiento estratégico para que el disparo no fuera hacia mí, escuchamos el disparo y hasta ahí todo bien, ¿no? —asentí con la cabeza; pero me dolió al moverla—. Sí, después de haber escuchado el disparo, tú pensaste que me había disparado y había muerto, pues no, porque fue algo bastante raro lo que hice ya que le empujé el arma en cuanto la sentí cerca de mi cabeza y se disparó; no le dio a nada importante, ahí fue cuando te desmayaste, no te podías despertar y el señor huyó con todo el alcohol que compramos en el Oxxo, la comunidad vecinal escuchó el disparo, así que salieron a vernos. Pensaron que yo te había disparado, ¿puedes creerlo? ¡Qué locura, en serio! Pero no encontraron nada de nada, te diste un golpe muy fuerte en la cabeza y caíste en un «ligero coma»; según las palabras del doctor, lo que dijo fue mucha mierda, ya que todos aquí sabemos que no fue un ligero coma, fue mucho más que eso porque acabas de despertar después de años.

—¡Dios! ¿Qué pasó con la fiesta después de este incidente catastrófico? Quiero decir: lamento mucho, en serio, haberles arruinado la fiesta y en especial a ti, Louis Gerald —me sentí al borde de las lágrimas cuando pensé que les arruiné la fiesta por haber entrado en coma—. No merecías nada de pasó después de haberme desmayado, me siento tan culpable por haberte hecho sentir mal.

—Yo corrí hacia la casa del jefe de Jair, les pronuncié que todo había salido como un desastre; tuve que dejarte con un par de vecinos que se encargaron de ti y llamaron a una ambulancia, Jair no me creyó al principio. Pero luego me vio tan alterado que se dio cuenta que no era una simple actuación la que estaba llevando a cabo, sí era verdad lo que pasaba, tal vez no te dispararon, aunque sí me metiste un susto de muerte —me sentía feliz de que Louis estuviera vivo y conmigo; ninguno estaba muerto, pero aún había un par de cosas que necesitábamos resolver: el amorío que tuvo con Jair al estar yo medio muerto, por ejemplo—. ¿Tienes alguna duda, cielo?

—Sí, solo una: ¿qué pasó entre tú y Tontín cuando me accidenté un largo rato, Louis Gerald? —la tensión era muy frágil; tanto que se podía cortar con una espada, tal vez hice una pregunta incorrecta—. Por «Tontín», me estoy refiriendo a Jair, solo para que quede claro. No quiero malentendidos después —una parte de mí se había vuelto como Katherine Dankworth y Marcus Miller si se combinaban. Tal vez el coma y todo lo que vi me dejaron mal a tal grado de robarme personalidades y creer que era algo bueno—. ¿Algo que deba saber que pasó entre tú y tontín?

—No te fue infiel, si es lo que crees —sí, eso era justo lo que creía; aunque haya respondido que no era cierto—. Gerald estuvo aquí cuidándote, lanzó “Eclipse”; su primer disco casi cien por ciento en inglés, pero no tuvo videos musicales, solo tuvo singles promocionales; a veces pasaba días y noches aquí porque descuidó tanto su trabajo que mejor se tomó un «descanso»; hago comillas con los dedos porque realmente estuvo aquí cuidándote todo este tiempo porque a veces sudabas mucho o te dedicabas a soltar un brinco. Realmente sí fue muy difícil para todo el mundo tenerte aquí.

—Creo que mi papá se enteró que estoy aquí, ¿no? —Gerald y Jair asintieron; odié con cada molécula de mi cuerpo que hicieran cosas al mismo tiempo, haciéndome entender que tendré problemas en el futuro con mi padre por su compañía—. Tres semanas, ¿sabes lo que esto significa, Gerald? —pensaba en darle una lección a Jair. Gerald solo asintió, rogándome con la mirada que no dijera lo que tenía en mente—. Que morí por ti; en un sentido metafórico, que me hubiera lamentado que algo malo te pasara por culpa mía y no me arrepiento ni me arrepentí en la alucinación que tuve.

—Eres el mejor por eso, Richard —se acercó a mí para darme un ligero toque en la punta de mi nariz; en serio estaba tan enamorado de él por esos pequeños detalles que solo él tenía la atención de darme—. El otro día, durante una entrevista, hice el comentario de que me iba a retirar un rato de la música porque mi novio estaba hospitalizado y yo le había jurado a Dios que no iba a volver a pararme en un escenario ni a escribir o componer una canción hasta el día en que tú estuvieras mejor; la mayoría de mis ganancias iban destinadas a que estuvieras en uno de los mejores hospitales de la Ciudad de México. Tampoco creas que ganaba muchos millones, porque mi música sufrió una caída cuando anuncié mi retiro por un tiempo. Entonces era realmente poco el ingreso que tenía. Porque también tengo que alimentar a Hades y alimentarme yo.

—Tengo una pregunta para ti: ¿te causé mucho dolor, Gerald? —aunque intentó negarlo, pude sentir que mi coma lo había afectado profundamente—. Me arrepiento de mi cobardía y negligencia, y lamento haber lastimado tanto tus sentimientos; lamentablemente sé que es algo que no puedo corregir, pero créeme que si pudiera, con gusto lo haría; cambiaría lo que pasó en esa horrible noche en la que pensé que perdería a lo mejor que he tenido en mi vida.

—Creo que tienes mucho que explicarme, Richard —el ambiente se puso serio, bastante serio en verdad—. Jair, largo de aquí, gracias por acompañarme estos últimos días, ahora que mi novio está mejor y despertó del coma, mi vida será más fácil y regresaré al escenario; pero no en tu disquera —Jair salió disparado de la habitación, tal vez lo escuché gritar un poco; solo que no alcancé a distinguir qué fue lo que dijo en realidad—. Se fue, ahora escúpelo.

—¿Qué quieres que te diga? —me pidió detalles más explícitos acerca de lo que vi en el coma; la cual se veía bastante real a mis ojos, me preguntó por nombre, fechas y detalles—. Tuve sexo con Scott unos cinco años después de ese día, estuvo para mí cuando tú no estabas y se lo agradecí eternamente; hablando de Scott, tengo noticias: ¡él es tu fan anónimo!, ¿sabías eso o no? —asintió con la cabeza, me sentí un poco decepcionado; sin embargo, le seguí explicando lo que sucedió en mi alucinación mientras me desmayé, le conté todo; no me guardé ni un solo detalle o una sola opinión—. ¿Qué opinas

—¿En serio en tu visión mamá y papá seguían en la misma casa, lo obligaba a pagar las hamburguesas y te dijo «y también soy tu suegra, mi vida, pero por favor, llámame mamá»? —asentí con la cabeza—. Eso sí que es nuevo ya que no es algo que ella haría en primera instancia; aunque sí le encantó haberte conocido ese día que fuimos a Magic Kingdom; por si te lo preguntas, sí, he hablado con ella y, al parecer, te quiere como si fueras mi hermano; nunca se había referido así de alguien, salvo de Marcus Miller, mamá te adora y mucho; casi toma un vuelo a México cuando se enteró lo que nos pasó. Su trabajo la detuvo, pero ¡ya no vive con mi padre! —no pudo disimular la alegría en su voz—. Hay unas cosas que me gustaría saber sobre esa visión que tuviste y sobre todo lo que pasaba entre Scott y tú.

—Sé que esto que te voy a decir está muy alejado del tema, pero ¿conoces a la familia que vive a las afueras del pueblo de Itaville? No estoy cien por ciento seguro del nombre; solo sé que era un apellido compuesto y muy raro... —me interrumpió al preguntarme si me refería a la familia O'Ryan y yo asentí; así como también me explicó que el apellido “O'Ryan” es de origen irlandés y significaba que eran descendientes de Ryan—. Adoro que seas tan listo, en verdad; pero sí, ese era el punto, ¿conoces a esa familia?

—Sí, todo el mundo en Itaville conoce quién es la familia O'Ryan —mi corazón se estrujó; por alguna razón que no comprendí, al escuchar eso salir de su boca—. Hoy en día están bajo investigación; es una locura, pero ha sido porque han desaparecido muchas personas cuando se paran a preguntar algo —abrí los ojos y la boca como platos; ¿me había convertido en una especie de profeta o algo?—. ¿Por qué haces esa expresión? ¿Está todo en orden? —no respondí, pero sí pensé en los hijos: Gary, Ryan, Bryan, en las hijas: Helga y Kelly, de la familia O'Ryan, en cómo está última niña nos salvó la vida a Scott y a mí por golpearse la mano con un martillo. Tres veces y esas tres veces se ahogó un grito de dolor. Le expliqué mejor a Louis Gerald qué era lo que pasaba por mi mente en ese momento.

—¿Canibalismo? —Louis Gerald se deslindó de haberlos acusado por canibalismo—. No te conté qué fue lo que pasó con exactitud, pero esa familia son una locura, su mente no trabaja bien; a Scott y a mí nos secuestraron para matarnos y para cortar nuestra carne, de esta forma comernos. En mi coma, tenían ácido sulfúrico, un sótano donde guardaban toda la carne; tanto fresca como podrida, y muchísimos cuchillos carniceros. Estaba realmente asustado, ¿se notó cuando estuve inconsciente?

—Supongo que fue cuando sudaste muchísimo y te orinaste en la cama; tuvieron que cambiarte a otra mientras la limpiaban, después volvieron a traerte aquí; ¿escuchaste cuando Jair dijo que orinaste y sudaste muchísimo? —asentí, escondiendo la cara entre las manos por vergüenza—. Aunque hagas ese movimiento, créeme que sí lo hiciste; me dio muchísima vergüenza con el enfermero que te atendía —apostaba que Louis había tenido algo que ver con el enfermero; lo sabía porque el enfermero pasó un par de veces y se veía que era lindo; pero no más lindo que yo, también sabía que no tenía ni la mitad del dinero que yo tenía.

—¿Tuviste algo que ver con mi enfermero, Louis? —el rubor subió hasta su cara; haciendo evidente que sí tuvo algo que ver con mi enfermero—. Escucha: estabas en tu derecho de estar con él, ya que yo no estaba aquí en la Tierra; estaba en un lugar en el que tú estabas muerto y yo casi fui devorado por caníbales, además de que en dicho mundo, tuve sexo con Scott; pero solo fue una vez —«¡no, no tuve ni tendré nada que ver con él! ¡Me duele que pienses que te fui infiel con tu propio enfermero! Él sabe que nosotros estamos saliendo»; fue la respuesta que recibí por parte de Louis. De inmediato me sentí como un idiota por haberlo culpado de algo que no hizo—. Soy un idiota, ¿verdad que sí?

—No eres un idiota, creo que yo soy el idiota aquí por creer que no pensarías que te fui infiel tanto con tu enfermero como con Tontín —le pedí mil disculpas; las aceptó y después me percaté de que aún estábamos en el hospital—. Tienes razón, tengo que llamar a un doctor para que venga a evaluarte y te dé de alta —la esperanza en sus ojos era reveladora; él quería salir de ahí y dejar de pasar tantas noches en vela, por mi culpa, lo deseaba tanto como yo—. Bienvenido de vuelta, Richard. Te extrañé mucho.

—Me hiciste mucha falta; pero es bueno saber que estás bien y que ya nunca nos vamos a volver a separar por nada y mucho menos por nadie —definitivamente sí habíamos vuelto a ser Louchard; el nombre de nuestra relación, nunca dejaríamos de serlo o al menos no mientras yo siguiera con vida—. Ve a buscar al doctor, anda; sabes que iría yo, pero esta situación me lo impide, además de que no me dejarías ir por él.

—Tienes razón, ya vuelvo —y salió disparado tras un doctor, le grité que ya lo extrañaba; lo que provocó que riera un poco y trastabillara por esa risita coqueta que soltó. Dicha risita me encantaba y es que todo en él era perfecto: sus ojos; sus indiscutibles ojeras que tenía a causa de no poder haber dormido bien, su cabello; desenmarañado como si se tratara de un montón de paja, la barba de un par de días que no se quitó, porque quizás estuvo mucho rato cuidándome; ¡tanto que olvidó cuidarse él mismo! Pobre Louis, definitivamente la pasó muy mal.

—Hola, Richard, gusto en por fin conocerte; soy el doctor Zepeda y yo te he estado cuidando estos últimos días, ¡bienvenido de vuelta al mundo! —la cálida bienvenida ya me la había dado Louis; aunque igual se lo agradecí al doctor porque era lindo conmigo—. Veo que por fin has despertado; las razones de tu coma fueron más bien traumatológicas, Louis Gerald me contó todo lo que pasó.

—¿Me hicieron un lavado de estómago, doctor? —lamentablemente sí me habían hecho un lavado de estómago porque ni yo mismo supe cuántas cantidades de alcohol había bebido—. ¿Viví a base de qué? —con evidente miedo a su respuesta, solté la pregunta. Fue a base de nada más que sueros y una alimentación enteral que se era utilizada para suministrar una dieta líquida y nutricionalmente completa directamente al estómago o al intestino delgado. La alimentación enteral incluía una variedad de fórmulas de nutrición enteral a base de proteínas, carbohidratos, grasas, vitaminas y minerales necesarios para mantener la salud del paciente; palabras del doctor, no mías—. ¿Ya puedo salir de aquí o cuánto tiempo más tengo que esperar?

—Aún no; todo depende de tu estado de salud, tu edad y la decisión de dar de alta a una persona en coma del hospital se toma después de una evaluación cuidadosa de su estado de salud y de su capacidad para continuar su recuperación en un entorno de atención médica menos intensiva, o sea que, en resumen: puede ser largo, requiere un enfoque bastante cuidadoso por parte de un equipo de doctoras y doctores; así como también especialistas en rehabilitación.

Fueron semanas y semanas de exámenes, pruebas, resultados y estudios; ya me había cansado, aunque en retrospectiva fue mi culpa haber caído en coma y no despertar por los acontecimientos por los cuales tuve que pasar. Una persona normal y común jamás tendría que haber pasado por algo como eso ya que era algo tan delicado como un globo paseando en un vivero de cactus; pero finalmente estuve libre del hospital en el cual estuve internado. Caminé con cierta dificultad y avanzando con trompicones a lo largo del hospital.

—¡Finamente puedo decir que tengo aire fresco, paz y libertad! ¡Sobreviví a la Gran Guerra! —exclamé en cuanto salí del hospital, con Gerald a mi lado—. Se siente tan bien por fin estar fuera de ese infierno… Y me refiero así del hospital porque para mí fue tormentoso estar internado dentro de ese recinto, ahora no puedo voltear hacia atrás porque es de muy mala suerte —su semblante cambió de inmediato; ahora era uno serio y poco sereno, porque tal vez mi comentario lo tomó desprevenido y por sorpresa, quizá ni siquiera me importaba el porqué de su semblante, pero él sabía que yo tenía razón. Era porque si volteabas a un lugar en donde estuviste más de un día (hospital o prisión) cuando saliste de ahí, era muy probable que volvieras al mismo lugar. Mi psíquico me lo había dicho hacía muchos años atrás.

—Es muy claro que no crees en eso, ¿verdad, Richard? —habló con tanta seguridad en su voz que casi creí que lo que me decía era cierto. ¿Por qué no me podía seguir la corriente cuando le contaba algo en lo que yo creía firmemente porque me lo dijo un psíquico?—. Me acaba de entrar ese miedo, así que tampoco voltearé a ver hacia atrás; pero ¿en serio lo crees?

—Claro que lo creo, estoy seguro de ello y es tan real como la visión que tuve acerca de lo que pasaba con mi vida si tú hubieras muerto; ya sabemos que todo se fue a la mierda en ese universo creado por mi subconsciente mientras estaba en coma.

—Está bien, no miraremos hacia atrás, Richard; puedes estar tranquilo al respecto y respeto tus creencias. Incluso aunque no sean las mismas que las mías o si son muy absurdas para creerlas —me ofendió mucho su comentario, pero no se lo comuniqué por distintos factores—. Y no me burlaré de lo que crees, sea incorrecto o no. Te lo juro.

Volvimos a su lujoso departamento en la colonia Condesa. Era una colonia sumamente bonita, era como estar de vuelta en casa, porque a donde mirara, solo veía gente blanca y extranjera pasar por las calles en las que pasábamos. Y
También pensé que la vida en México era igual que en Estados Unidos; o sea, era nuestro país vecino, deberían tener las mismas costumbres e ideas, ¿no? Yo lo catalogué como el hermano menor de Estados Unidos. ¡En qué error estaba! La vida, definitivamente, no era igual en México como en mi país de origen; pero esos eran temas que mejor no tocaba.

—Aquí es donde lloraba todas las noches que no me quedaba en el hospital —habló en cuanto llegamos a la habitación de huéspedes—. No dejé nunca que nadie me viniera a visitar a mi departamento y dependía mucho del turno en el que estuviera en el estudio para venirme a llorar aquí, ya que había gente que me decía que no era normal un coma así y quizá nunca despertarías. Sufrí como nunca antes había sufrido por alguien.

—Seguramente me odias en este mismo instante —aunque sabía que Louis no lo había dicho con esa intención, sentí la indirecta de que, por mi culpa, había estado sufriendo esas últimas tres semanas—. Lo siento mucho, Louis. No sé qué más pueda hacer o decir, ¿sabes? Lo que sí sé es que te seguía amando aun en ese extraño universo. Te sigo amando ahora y nunca dejaré de hacerlo, porque te convertiste en una parte importante de mi vida —me saltó a los brazos y comenzó a derramar lágrimas de lo que pareció ser lluvia ácida. Solo gimoteaba que me amaba, estaba feliz de haberme conocido y que me lo debía todo porque gracias a mí fue que conoció el amor de verdad—. No digas eso, seguro encontraste el amor en un par de ocasiones, como con…

—No se te ocurra decirme que lo descubrí gracias a Logan, Marie o con el asno de Lemus —me solté a reír con una fuerte carcajada—. No te rías, idiota, no es gracioso para nada —«¿acabas de llamarme idiota, Louis Gerald?», le pregunté en cuanto volteé a verlo, él inmediatamente se llevó la mano directo a su boca; tapándola por completo, para así después decirme lo mucho que lo sentía y que no quiso decirlo—. No quise decir lo que dije, ¿me perdonas?

—No te preocupes, ya lo dijiste, no puedes cambiar el pasado; pero puedes aprender mucho de él —eso mismo fue lo que pensaba cuando estaba en el otro universo lamentando la pérdida del amor más grande que he tenido—. En realidad te iba a decir que descubriste el amor gracias a tu mamá y papá; ella y él te aman desde el primer momento en el que supieron que vendrías al mundo.

—Lo sé; siento mucho haberte insultado, Richard —su voz era sincera y ambos lo sabíamos; ese sentimiento era tan real y sincero—. Hablando de mamá y papá: cuéntame ¿qué fue exactamente lo que viste ahí? Quiero decir, ¿aún estaban viviendo en la misma casa? No he sabido mucho de mamá, pero sí sé que siguen allá en Itaville; sé que ya no viven en la misma casa.

—No —alivio fue lo que vi en su cara—. Si bien ya no estaban juntos; tu mamá me pedía ir hasta la casa donde me presentaste como tu novio, me regalaba el osito Teddy con el que casi me fuiste infiel ese día que fuimos a Magic Kingdom, ¿sabes cuál? —ahogó una risa escandalosa y eran esos los pequeños detalles de los que me enamoré por completo de Louis Gerald—. Pues nos vimos tu mamá y yo, además de que ella se quedaba con Hades.

—¿En serio? —le respondí que sí y también mencioné sobre su propio funeral; la ocasión en la que la señorita Theresa nos invitó a comer a la mayoría de gente que fue, pero David Train era quien pagaba las hamburguesas; Louis rio demasiado—. Eso sí es algo que haría mamá, ¡qué divertido! ¡Debí haber estado ahí! —le recordé que en ese universo estaba muerto—. Yo sé, pero en serio debí haber visto eso; pagaría lo que fuera por ver la cara de mamá de vengadora y a papá haciéndose la mosquita muerta.

—Te extrañé bastante, Louis —aunque él también me extrañó, y mucho, me pidió no comparar ambas situaciones porque no había punto de comparación entre ambas cosas—. No entendí el porqué no quieres que compare ambas situaciones si no estábamos el uno al lado del otro, estábamos en otro lugar y ambos creímos que el otro iba a morir o ya estaba muerto; en mi caso fue así.

—Te voy a explicar el porqué de lo que te pedí: tú estabas vivo mas no estabas consciente y yo estaba muerto en tu visión. ¿Todo claro hasta ahorita? —asentí con mi mirada—. Bien, creo que ya lo dije todo cuando te mencioné que tú estabas vivo, estabas aquí sin estar aquí presente. Sin embargo, yo estaba muerto en tu visión. Apuesto que estabas sufriendo mucho por mí, al igual que yo por ti.

—Sí, no sé si lloraba o me alteraba en el mundo real; pero créeme que lo hice en mi coma y no fue nada bonito —me explicó que sí lo hice en varias ocasiones; ahí fue cuando pensé en las veces que lo hice: en su funeral cuando dejé de cantar, cuando estábamos con la familia O'Ryan; una bola de caníbales y el resto de ocasiones en las que me lamentaba por su muerte ya que no hice otra cosa más que lamentarme por él y su repentina muerte—. Pero créeme cuando te digo que es un capítulo en mi vida que necesito borrar por completo ya que solo me trajo desgracia tras desgracia.

Me abrazó tiernamente susurrando que todo iba a estar bien y que ya estábamos juntos; físicamente, sanos, ya podíamos ser felices para olvidarnos de todo lo malo. Su departamento estaba en muy buenas condiciones, no podía imaginarme lo que tuvo que haber vivido mientras yo estaba en otro universo lamentando su falsa muerte y viviendo otra vida en otra realidad.

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