Día 6, octubre, a las 09:36

Yo te invoco deidad.

...

¿Por qué no funciona? En las películas sí funciona. Menudo timo, qué asco.

...

Me aburro. ¿Hola? Chorizo. Queso. Salmón... Cocodrilos.

¿Qué cojones haces?

La hostia puta. La próxima vez que te necesite ya sé cómo invocarte.

¿Diciendo cosas al azar?

Sí.

¿En serio?

Sí.

Señor, dame paciencia que me lo cargo.

No seas así, fuiste tú la que me abandono en primer lugar.

Has estado muy callado para sentirte solo durante seis días.

Si bueno...

Mentiroso patológico. Solo me molestas cuando estás muy aburrido o planeando algo.

Mentira.

Esta conversación lo demuestras, no necesito más pruebas.

Joder.

Esa boca. Que últimamente estás soltando muchas palabrotas.

No me junto con ninguna mala influencia para que saques tu lado materno y les eches la culpa a ellos.

Lo que hay que escuchar.

¿Tienes algo para mí?

Joder el tío, como cambia de tema.

¿Yo? Qué va. Son imaginaciones tuyas.

Déjame poner la puerta y allí te lo digo.

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Vale. Tenemos flores naranjas, blancas, azules, moradas. ¿Cuál es la siguiente?

Una que representa muy bien a España.

¿El clavel?

Exactamente.

¿Dónde?

Detrás de ti, al lado de la última puerta.

Me encantan, son blancas con los bordes en rosa y morado. Quiero de estas en mi historia, montones de estas.

Haré lo que pueda.

¿A qué te refieres?

Entra y te lo diré.

Qué pesada con todo esto del misterio, macho.

Respeta, te lo advierto.

Si mamá, lo siento mamá, perdóname mamá.

Deberías dejar de teñirte, los gases se te están metiendo en el cerebro.

¡Soy blanco natural!

Y yo tengo una yeguada.

No es gracioso.

Lo sé.

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Que silencioso y tranquilo. Te gustan los lugres tranquilos.

A veces sí.

Y las estrellas.

Todo lo relacionado con la noche.

Y los árboles asiáticos.

La verdad. Las flores españolas me gustan más, aunque me den alergia.

Y las estructuras de madera.

Es estético.

...

¿Vas a subir?

Quiero quedarme aquí sentado un rato.

Okey.

¿Cuál es este árbol? Sus hojas son muy peculiares.

Se llama Ginkgo. En otoño sus hojas se vuelven amarillas y caen.

Me gusta.

Sabes, te tengo una buena noticia.

¿Por fin me vas a matar sin recibir dolor?

Estás obsesionado. ¿Es en eso en lo único que piensas?

A veces.

¿Por qué exactamente?

Dijiste que no pertenezco a ningún lado, que no debería existir, que soy como un fallo. Por eso es mejor que desaparezca, así tú no te tomas tantas molestias en hacer agradable mi corta estancia en este mundo.

Creo recordar que te prometí un mundo para vivir tu propia historia.

Eso seguramente fue una mentira para que me quedara tranquilo sin molestar ni invadir otras historias.

¿Cómo sabes eso?

¿Lo de la mentira?

No, lo de las otras historias.

Cuando me dejaste en el hotel descubrí una pequeña puerta trasera que me llevaba a otros lugares, los cuales podía observar desde fuera, como una película. He de admitir que me dio un poco de rabia saber que ellos sí tenían su historia y su final feliz, pero no podía dejar de ver sus vidas y como se desarrollaba todo.

Hasta que un día me dio por volver y no podía, estaba como encerrado.

Las carpetas.

¿Qué?

Nada.

¿Qué era lo que me tenías que contar?

Parece que has madurado bastante, teniendo en cuenta lo rebelde y contestón que eras cuando nos conocimos.

O me he rendido.

No me seas depresivo ahora.

Como sea. ¿Me lo vas a decir o tengo que subir?

Quédate ahí sentado tranquilamente jugando con la hoja. Ahora vuelvo.

Vale...

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Ya estoy.

Me estaba aburriendo.

Viendo eso no lo parece.

Lo ha hecho el aburrimiento.

Me molesta y poner nerviosa verte así.

Acostúmbrate.

Paso. Voy a ir directa al grano.

Como quieras.

Tengo buenas noticias sobre tu historia, mundo o como lo quieras llamar.

Esa broma no me gusta.

No es una broma.

¿En serio?

Como se te han iluminado los ojos.

Cuéntame más, quiero todo tipo de detalles.

Me gustaría, pero no puedo.

Por favor, luego cuando me mandes allí borra mi memoria si quieres.

¿Quieres saber algo que después vas a olvidar por completo?

Sí.

Sabes que todos estos días que hemos pasado juntos también los vas a olvidar, ¿verdad?

¿De verdad?

Sí.

¿Y si me niego a olvidarlo?

Imposible.

No quiero olvidarte.

Yo siempre te recordaré, aunque tú me olvides.

¿Esto es una despedida?

Todavía no.

¿Queda mucho?

No.

Entonces no quiero saber nada.

Da igual, no vas a poder recordarme aunque quieras. Pero tomaré forma en tus sueños.

¿Todo esto se volverá parte de mis sueños?

No todo, pero sí.

¿Y los recordaré?

Me temo que eso no está en mi mano. Todo tiene un límite, incluso yo, hay sitios dentro de las historias a los que no puedo llegar y hay partes que no están planeadas, que se escriben solas porque los personajes así lo quieren.

¿No entiendo?

Todo depende de lo que realmente desees, si recordarme a través de los sueños u olvidarme para siempre, como si solo fueran sueños sin sentido.

No me gusta.

A mí tampoco.

No quiero que escribas mi historia.

No podemos hacer esto eternamente.

¿Por qué?

...

¿Creadora?

Confía en mí, todo saldrá bien.

Haré mi mejor esfuerzo para recordarte.

Te lo agradezco.