Capitulo 45
Hola, hola, hola atodos los que aún estáis continuando con este fic. ¿Habéis pasadoun buen fin de semana, pensando en qué podría haberle preparadoTony a Steve para su luna de miel? No hace falta que contestéis aeso o solo haréis disfrutar a mi musa. Sinceramente, la visualizocomo a una especie de diva, viviendo en un ático del centro, rodeadade lujos y con boa de plumas, mirando a todo el mundo por encima delhombro. Subiré a mi twitter una imagen de ella para que os hagáisuna imagen mental del ser que tengo en la cabeza cuando escribo. Soycomo una especie de esclava para ella, que escribo todo lo quequiere. Por supuesto, aquí en Wattpad si que puedo subir la foto del dibujo que he hecho de ella, aunque lo hecho a toda prisa. Otro dia la mejoraré:
En fín, espero que,incluso con esa duda en el aire, hayáis disfrutado de vuestro fin desemana y que estéis deseando ver lo que a Tony ha planeado. Meencanta demasiado este hombre. Si queréis ver buenas imágenes de suhomologo del comic, buscad al dibujante David Marquez, que se dedicaa dibujar ''el Invencible Ironman'', ese comic donde ahora Ironmanes una joven de color (no me preguntéis como a pasado eso porque nolo sé) Me encanta como dibuja a Tony y a cogido a Robert como modelopara el pelo y demás. Echadle un ojo. Pero buscad en pinterest otumblr. En google sale poca cosa en comparación con lo que él tieneen su tumblr.
Oh, Dios. Creo que mehe enrollado mucho con este principio, así que os dejo ya con elcapitulo antes de que me cortéis la cabeza. ¡Hasta luego!
CAPITULO 45
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Conforme la noche pasando y las copas fueron corriendo entre losinvitados, aquel karaoke acabó transformándose en un triste microdonde los borrachos del grupo murmuraban letras de canciones que soloellos mismo entendían. Otros, como Viuda, Pepper y Bruce, la mujerde Clint, Peter, Wanda y Visión se abstuvieron de beber o lohicieron de tal manera que el alcohol no les afecto. Nadie queríaque Bruce bebiera, perdiera el control y un Hulk borracho aparecieraen mitad de la fiesta. No donde había niños, con los hijos de Clintcorreteando por allí y jugando con Peter, Wanda y Visión, ya queeste ultimo sobretodo les llamaba la atención.
Tony ya había dado por supuesto que la mayoría de invitados nopodrían volver por su propia cuenta. T'challa, que también estababastante sobrio, incluso después de todo lo que había bebido, seencargó de llevarse a un Bucky más alcohol que hombre. Y Nick yMaría Hill más o menos aún hablaban coherentemente, con lo que notuvieron problemas para irse por su propio pie.
Pero los demás fueron llevados al complejo a sus propias casa porlas naves de Tony.
Con unas pequeñas mejoras, estas pilotaban solas y estabanprogramadas para volver al complejo una vez que dejaran a estos ensus determinados hogares. De esa manera, evitarían que nadiesufriera ningún accidente.
-¿Y a dónde vamos nosotros?- le preguntó Steve a Tony, viendo comola última nave llena de invitados se elevaba de la playa, levantandouna pequeña nube de arena.
-Ya lo verás.
-¿Vas a dejar que todo sea una sorpresa hoy?
-¿No es mucho más emocionante así?- le preguntó Tony a su vez,con una sonrisa contentilla en los labios.
Había bebido lo suficiente como para desinhibirse algo más, pero notanto como para no ser consciente o caminar de patosa manera.
Si hubiera sido otra persona quién hubiera organizado todo aquello,a lo mejor hubiera acabado harto de tanto secretismo, o enfadado.Pero no con Tony. Era muy difícil enfadarse con él, por muchaslocuras que hiciera. O que, si lograba cabrearle, este le durara.
-Pues ya puede ser un sitio espectacular- comentó Steve, cruzándosede brazos, tratando de parecer más serio y firme de lo que en verdadse sentía.
-Oh. No sé a qué nivel te gustará, pero te puedo garantizar que nova a haber nadie que nos moleste- comentó Tony, dirigiéndole esatraviesa sonrisa de medio lado que prometía muchas cosas.
-¿Y.....cuando nos vamos?- se oyó diciendo Steve.
Tony no pudo evitar reírse ante aquello y, usando su reloj, hizoaparecer una nueva nave, algo más pequeña que el resto, pero losuficientemente grande para los dos, indicándole a Steve con la manoque podía subir a la nave en cualquier momento que deseara, conStark caminando tras él.
Al capi le movían, en partes iguales, sus ganas de quedarse por fina solas con Tony y la curiosidad que tenía por ver a donde habíapensado este llevarlo. Siendo Tony, el destino podría ser cualquier.El cielo era el limite. Literalmente. Rogers esperaba realmente que aeste no se le hubiera ocurrido un viaje al espacio o algo por elestilo.
-¡Eh! ¡¿Qué estás mirando?!- le soltó este cuando Steve tratóde ver el plan de vuelo de la nave.
-Bueno.....tengo curiosidad.
-Pues vas a tener que aguantarte. Perdería toda la gracia sidescubrieras a donde vamos.
-¿Ni una pista?
-Ya te he dicho mucho al decirte que estaremos los dos solos.
Steve frunció el gesto, pero, como un niño bueno, se mantuvo lejosde los mandos mientras Tony se aseguraba de que la nave les estabadirigiendo a su destino, volviéndose hacía este cuando comprobóque todo estaba llendo bien.
-¿Cómo habías pensando demostrarme lo agradecido que estabas porestas sorpresas?- le preguntó, aflojándose el nudo de la corbata,como si esta le pudiera estar molestando.
-Oh. Digamos que también es una sorpresa- comentó Rogers, tomandovenganza.
-Ah. Así que esas tenemos, ¿eh?- le dijo Tony, colocándose ante élmientras Steve estaba sentado en uno de los asientos laterales de lanave.
-Sí. Esas tenemos- le respondió él con total calma.
Pero en vez de ver un gesto de disgusto en el rostro de Tony, lepareció que este disfrutó con aquello. Los juegos eran lo suyo.
Stark volvió hacía los mandos con total calma, como si no leinteresara sonsacarle nada más a Steve y se sentó a los controles,dejando a este algo desconcertado, ya que había esperado un poco másde guerra por su parte.
Pero Tony siempre había sido así; impredecible. Cuando pensabas quesabias perfectamente como iba a reaccionaría ante algo, él saltabareaccionando de la manera completamente contraria. Eso irritaba aveces a Steve, porque le quitaba a todo algo de gracia, pero tambiénhacía que no pudieras quitarle tu atención de encima, esperando aver qué sería lo siguiente que haría.
-Voy a tener que pedirte que cierres los ojos a partir de ahora- ledijo Tony de golpe, un buen rato después.
-¿Otra vez?
-Si no quieres que te los vende.....
-¿Y si te prometo que no voy a mirar?
-Aunque confío bastante en tu palabra, preferiría evitartentaciones.
-Está bien. Cerraré los ojos- le dijo Steve, cerrando estos.
-Así me gusta- afirmó Tony.
Mientras tenía los ojos cerrados, oyó a este trastear por la nave,pero no trató de ver qué era lo que estaba haciendo. Cumpliría supalabra. Permanecería con los ojos cerrados, como este quería. Peroque luego no se quejara cuando se lo hiciera pagar.
Notó cuando la nave tocó tierra con un ligera caída, como si elsuelo se hubiera movido un poco ante su peso. Y, poco después, lamano de Tony sujetó la suya.
-Deja que te guíe y no abras los ojos.
Steve solo asintió para dar a entender que le había escuchado y,sujetando aquella mano que le tendía, se puso en pie y oyó comoTony abría la compuerta de la nave para que pudiera bajar.
En el acto, el sonido del mar llegó a sus oídos y pudo oler el aguasalada en el aire.
-¿Me has hecho montar para volver a llevarme a la playa?- lepreguntó mientras descendían.
-No es una playa cualquiera. Es nuestra playa particular.
-¿Qué quieres decir con eso?- preguntó Steve, frunciendo el ceño,pero aún dejándose conducir.
-Pronto lo verás- le dijo Tony animadamente.
Y, no quedándole de otro modo, tuvo que fiarse de él mientras sedejaba conducir por este, esperando que, en aquella ocasión laespera para que le rebelara su sorpresa fuera algo más corta que sumomento en la boda.
-Ya puedes abrirlos- le dijo Tony, deteniéndose de golpe, despuésde unos minutos que no habrían casi llegado a dos.
Aún no muy convencido, Steve abrió lentamente los ojos hasta quevio una casita de madera y amplios ventanales con cortinas blancasque se mecían con el viento, rodeada de arboles tropicales y,mirando a su alrededor, vio la arena blanca y el mar oscurecido soloiluminado con la luz de la luna. Pero, como Tony le había dicho,aquella no era una playa cualquiera.
-Esto es.....-murmuró.
-¡Exacto!- exclamó Tony antes de que él pudiera terminar sufrase.-Es una isla. Más concretamente, nuestra isla.
-¡¿Has comprado una isla?!
Aunque a Steve no debería extrañarle un gesto tan estrafalario porsu parte.
-En realidad, pensé en solo alquilarla- le indicó Stark.-Pero,pensando que aquí pasaríamos nuestra luna de miel, que tendríamosnuestros primeros recuerdos como un matrimonio, no pude soportar laidea de que alguien más viniera tras nosotros, así que acabécomprándola y haciéndole unos cuantos arreglos- afirmó.
Tony toqueteó unos botones en su reloj-pantalla holográfica, y,gracias a que aún seguía siendo de noche, cuando se prendieron lasantorchas, marcando un camino de luz hacía la casa, el efecto fuevisualmente fantástico.
Steve pestañeó varias veces, emocionado, sin saber qué decir atodo aquello.
Siempre había creído en el amor, que había una persona en el mundodestinada a cada uno de los mortales, alguien con quién pasar elresto de sus días mientras estas duraran lo que duraran. Pero, ¿quéalguien comprara una isla por los recuerdos que allí iban a crearjuntos? ¡Demonios! Aquello era un detalle demasiado lindo, inclusopara Tony Stark.
Antes de que el multimillonario pudiera seguir hablando, ya que habíavuelto de nuevo la cabeza hacía Steve con una sonrisa en los labios,este sujetó su rostro entre las manos y lo besó profundamente.
En aquellos momentos, lo único que quería hacer era entrar en sucarne, en su sangre y hasta en sus mismísimos huesos, fusionarsecompletamente en uno con él para que no tuvieran que separarse bajoninguna circunstancia y que pudiera sentir sus emociones tanpuramente como salieran de él. Que sintiera como una pequeña acciónsuya le conmovía hasta el extremo.
Lo besó con ansia, sintiendo como su aliento salia y entraba enTony, en como este se mostró sorprendido al principio, como sihubiera sentido aquellas mismas emociones que había queridotransmitirle y le hubiera abrumado. Pero era Tony. Él no seachantaba, no retrocedía. Y sentir a Steve de aquel modo por élsolo le arrancó una sonrisa antes e empezar a besarle de vuelta.
-Va.....vamos a la casa- le indicó el capi cuando notó como suspropias manos se movían por voluntad propia y trataban de colarsepor debajo de la ropa de Tony.
-No hay nadie aquí. Nadie nos molestará ni gritará al vernos en laplaya- le indicó este, sin intención alguna de moverse de allí.
Aunqueya debería de saberlo. Una vez que Tony se encendía de aquellamanera, era muy difícil (por no decir imposible) detenerlo.
-Pero.....no querrás que la arena se nos meta por todas partes, ¿no?Eso sería incomodo.
Steve pensó al principio que no le había escuchado, ya que esteestaba demasiado ocupado mordisqueando su cuello. Pero Tony debió dereflexionar sobre ello mientras lo besaba, ya que, con un suspiro depesar, acabó apartándose un poco.
-De acuerdo. Vamos a la casa. ya.
Y, sin que ninguno de los dos necesitara decir nada más, cogido dela mano, se dirigieron hacía esta.
Steve recordó vagamente entrar en un salón con amplias ventanas ymuebles típicos del trópico, como si todo estuviera hecho conmateriales que hubieran sacado de aquel mismo lugar. Pero, enaquellos momentos no estaba como para fijarse en los pequeñosdetalles.
Dejó que Tony le condujera al dormitorio, donde había pocosmuebles, pero si una agradable y enorme cama, con aquellas cortinassemi-transparentes para ahuyentar a los mosquitos cubriéndola. Lahacía verse como una pequeña isla propia en mitad de aqueldormitorio.
-No he comprado muchas cosas, pero sí las necesarias- le comentóTony con una brillante sonrisa.
Pero, si esperaba iniciar algún tupo de conversación en aquellosmomentos, iba a darse cuenta pronto de su error.
Steve se acercó de nuevo a él y, como si no hubiera podido respirarhasta aquel momento, unió sus labios de nuevo con los suyos,haciendo que Tony soltara un gemido. Si fue solo de sorpresa o algomás sería demasiado difícil saberlo, ya que fuera lo que fuera queestaba pensando Tony, en el momento en el que Rogers pasó la barrerade sus dientes y estuvo completamente en el interior de su boca,cualquier pensamiento coherente desapareció sin más.
Aferrándose a él con las mismas fuerzas, Tony trató de responderde igual modo, de llegar a él y a cualquier parte de su cuerpo queel suyo propio pudiera abarcar. Pero cuando quería entregarse deltodo a ello, Steve lo sujetó por los brazos y lo apartó.
-¿Qué....?- murmuró Tony, desconcertado.
Su pregunta realmente habría sido ''¿Qué haces? ¿Por qué estásparando?''. Pero no tenía el aliento suficiente para decirlo.
-Me dijiste que tenía que agradecértelo esta noche y que tenía quesorprenderte- le recordó Steve, sacándose la corbata de un tirón.
Ese movimiento, con esos ojos azules brillantes, fue realmente algoerótico de ver. Era como si Steve fuera algún tipo de actor porno oun gigoló o algo por el estilo. Un hombre que sabía lo que teníaque hacer para que el espectador no apartara los ojos de él mismo,en ningún momento.
Tony sintió como se le sacó la garganta al verle hacer aquello.Pero fue aún peor lo que vino a continuación.
Con aquella corbata entre las manos, Steve se colocó tras él y levendó los ojos, privándole del sentido de la vista.
-¿Qué estás haciendo?- murmuró Tony cuando se vio de aquellamanera, como si tuviera prohibido hablar demasiado alto en aquellasituación.
-¿A tí qué te parece? Os habéis empeñado en que yo no viera nadauna y otra vez. Creo que ahora te toca a tí.
-¿Desde cuando te has vuelto tan juguetón?
-Creo que eso es algo que tengo que agradecerte a tí.
Tony no pudo evitar sonreír. Pero entonces Steve volvió a colocarseante él y empezó a quitarle su propia corbata y a desabrochar sucamisa, haciendo que este contuviera el aire dentro de su pecho conun ligero silbido entre dientes.
El hecho de no poder verlo hacía que pudiera sentir aún másaquellas manos por su piel, notando como abría sin ninguna prisa losbotones e iba haciendo a un lado la prenda, dejando su piel expuestapoco a poco. Tal vez se debía a que su propia piel estaba bastantecaliente, peor aquellos dedos se sintieron fríos e hicieron que supiel se erizase.
-¿Por qué haces esos ruidos?- le susurró Rogers, en un tono tanleve que apenas pudo identificar su voz.
-¿Tú porqué crees que lo hago?
-¿Tanto te gusta esto?
-Eres un malvado.
Pero, en vez de tomárselo a mal, Steve se rió.
Desgraciadamente, Tony parecía haberle enseñado demasiado bien queera lo que le gustaba, cómo debía hacerlo para tenerlo a su merced.E, incluso cuando improvisaba, el maldito conseguía dejarlo sinaliento.
-No creo que lo estés pasando tan mal- susurró Steve, pasando susnudillos lentamente por la piel expuesta del pecho de Tony, viendocomo este contenía el aliento con fuerza y liberaba un pequeñojadeo.
-¿Ahora te va el sadomaso?- le preguntó Tony.
Si no mantenía viva aquella conversación, sentía que en cualquiermomento quedaría completamente a merced de este y solo sería capazde rogarle por más, como si fuera un drogadicto rogando por unchute.
-No sé bien qué es eso, pero siempre sugieres cosas nuevas.
Steve pegó su pecho contra su pecho, haciendo que Tony retrocediera,hasta que la parte interna de sus rodillas chocó contra su cama.
¡Malditavenda! Pero Tony no recordaba nunca haber estado tan excitado como enaquel momento. El hecho de que no pudiera verlo, de no saber lo quevendría a continuación, hacía que todos sus sentidos estuvieran enalerta máxima, todos sus nervios en tensión, preparados pararecoger cualquiera pequeña caricia que Steve quisiera regalarle.
Notó como un dedo de este se colocaba en su clavícula y, poco apoco, fue descendiendo por su pecho, por su abdomen, notando comoeste se contraía a su paso, y más abajo, hacía la hebilla de sucinturón, que Tony ya ni siquiera recordaba que llevaba puesta.
Se sentía tan endurecido debajo de la tela que el hecho de que Stevequisiera quitársela supondría un gran alivio para él.
-Eso tiene pinta de doler- comentó Steve como si nada, apenasrozando el bulto que se apretaba contra la tela.
-Dejalo ya- le espetó este a su vez, entre dientes.
-¿Dejar el qué?- preguntó Rogers de vuelta, haciéndose elinocente.-¿No quieres que te toque?
-Quitame esto de los ojos- le exigió.
Pero, aunque se mostrara como si la corbata le molestara, en realidadno había alzado las manos para sacársela él mismo.
-¿Por qué debería?
-Porque te lo estoy pidiendo.
-Pero yo he obedecido siempre que me han pedido que no mirara. ¿Tantote cuesta obedecerme un poco a mí?- le preguntó Steve a su vez,volviendo a pasar el dedo cerca de aquel bulto que parecía estarexigiendo todas las atenciones.
-Esto te divierte, ¿verdad?
-Un poco- admitió este sin ningún problema.
Para los ojos de todo el mundo, solo era el correcto CapitánAmérica, el que luchaba con patriotismo contra cualquier amenaza quehubiera contra su país, pero solo Tony había podido vislumbrar aaquel otro capitán, uno que nadie podría haber imaginado queexistía.
-Solo......no lo alargues demasiado- le pidió Stark.
Se dio cuenta de lo cerca a un ruego que sonó aquello, pero no pudoevitarlo.
-Bueno....-comentó Steve, dirigiendo su mano de nuevo hacía lahebilla de los pantalones de este, jugueteando con el cierre,disfrutando con el hecho de que Tony estaba prácticamente bajo sucontrol.-Ya lo veremos.
Findel capitulo 45.
Bueno,bueno bueno..... pero, ¿quién este capitán América y qué hahecho con nuestro inocentón capi, ese que se encogió sobre símismo cuando la secretaria empezó a halagarle y que nunca pretendíaser el centro de atención? Este se lo ha comido, sin más, con ropay todo.
Queríacrear algo nuevo aquí, algo que ninguno de los dos hubiera hecho.Supongo que Tony habrá jugado mucho a lo largo de su vida, perodejarle semejante control a alguien, con los ojos por completovendados, sin saber lo que va a pasar..... No sé. Lo vería capaz deque le hubiera hecho eso a alguien, pero no que haya dejado que otrosse lo hicieran a él. Eso solo es un privilegio de Steve Rogers. Soloél puede sacar ese lado sumiso de Tony.
Estoes cosa vuestra. Cuando yo empecé a escribir este fic, siempre habíapensado que Tony era el activo. Me resultaba raro los dibujos dondeveía al capi dándole a nuestro pequeño Ironman. No me gustaba.Pero, desde que escribí ese capitulo 21 para daros el gusto, esto hasido un no parar. Parece que mi musa se ha enamorado de esa relacióny ahora lo que me resulta difícil es escribir momento donde Tony seael activo. Habéis conseguido que mi musa cambiara de opinión y mehiciera escribir eso. No sé si lamentarlo o daros las gracias.
Otal vez se deba a la música. Estoy escuchando canciones que salíanen Magic Mike XXL. No me gusta Chaning Tatum (no es que tenga algocontra él, es solo que no es mi tipo), pero me encanta JoeManganiello y aquí conocí a Matt Bomer y su fantástica voz. Por élfue que empecé a ver American Horror Story, porque salia en la 5ºtemporada y, a partir de hay, me las vi todas. Tiene una voz preciosay me parece un hombre super atractivo. Lastima que esté ya casado.Desde aquí, le pido a su marido que nos lo cuide muy bien, él quepuede tener a ese hombretón todas las veces que quiera. Y sí, digola de XXL. La primera podríais ignorarla. No me gustó mucho laverdad. Pero, en fin. Para gustos los colores. Es posible que porestar escuchando esa sensual voz me esté saliendo todo esto, asíque seguiré escribiendo, a ver que más sale.
Comosiempre, desearos que os mantengáis sanos y nos seguimos leyendo enel próximo capitulo, que ya es uno de los últimos (id haciéndoosla idea mientras empiezo a hacer mi otro fic Stony de universoalternativo) Bye!!!!!
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