Capitulo 35

Aquí la pesada con unnuevo capitulo. Entre lo largo que me está quedando esta historia ylos rollazos que os suelto al final de cada capitulo, tenéis queestar hasta el mismísimo cuerno de mí. Lamento eso si es así y ospido un poco más de paciencia. Os aseguro que ya queda muy poco parallegar al final de esta historia, a la cual he cogido un especialcariño. Sinceramente, con el buen recibimiento que ha tenido y laforma tan continuada que he estado haciendo los capítulos, puedodecir con facilidad que es la historia que menos me ha costadosescribir desde que estoy en fanfiction. Y, viendo mi historial, esoes mucho.


En fin, disfrutad delcapitulo y hablamos luego.


CAPITULO 35


............


Habían pasado días desde la captura de Stane y, a pesar de que elejercito tendría que estar encargándose de ello a la perfección,ya que no habían recibido ninguna llamada pidiéndoles ayuda, Tonyhabía llamado a Rhodes, asegurándose de que en verdad Ezekiel seencontraba bien vigilado, que su prisión era lo bastante resistentecomo para contenerlo y saber si habían conseguido sacarle algo deinformación a este.


En aquello ultimo, no habían tenido grandes progresos. Después detodo, Stane era igual de cabezota que su padre y no hablar de lo quesabía o de lo que había hecho, sabiendo que el Gobierno queríasaberlo, le daba una cierta sensación de victoria sobre ellos enmitad de su encierro.


También le habían dicho que Stane y Sasha, como presos de la Balsa,tenían totalmente prohibido cualquier contacto humano, así comotodos los prisioneros que se encontraban en aquel lugar, así que, apesar de encontrarse bajo el mismo techo, la pareja de enamoradostendría que permanecer eternamente separados, como unos trágicosRomeo y Julieta supervillanos mundiales.


Sin embargo, el resto de Vengadores habían hecho borrón y cuentanueva de aquel tema con increíble facilidad.


Natasha no había tardado ni dos días en volver a trabajar con elGobierno, leyendo antes Tony y Steve el tipo de misión a la que lamandaban, y había pasado poco tiempo en el complejo. Era como si esamujer no pudiera permanecer mucho tiempo quieta en un mismo sitio.Tras recibir la noticia de que una misión la esperaba, esta se habíamarchado con una sonrisa en los labios.


Del mismo modo, tras la fiesta que Tony se había empeñado en dar,Barton se despidió de ellos y marchó a casa, no sin antes dejarlesclaro que no lo volvieran a llamar excepto si el cielo acabaríacayéndoles sobre sus cabezas. Afirmó que ya estaba demasiado mayorpara aquel trabajo, que tenía unos hijos y una mujer de la quecuidar, compró material para trabajar en su casa-granja, y se marchótambién del complejo.


Scott, viendo que los miembros del grupo se iban dispersando, dejóclaro que él también tenía que volver a casa. Quería visitar a suhija y tomarse unas largas y merecidas vacaciones en casa, diciéndolea Tony que no había estado tan mal trabajar con él como habíaestado suponiendo y que no había resultado ser tan mal tío como lehabían dicho.


Teniendo en cuenta lo que le había dicho en la Balsa cuando pasópor el lugar, era una clara mejoría.


Los demás, como Sam, Visión, Wanda y Steve, vivían en el complejo,ya que era más fácil permanecer allí que estar pagando algúnapartamento y acudir al lugar cada vez que ocurriera alguna amenazaen cualquier parte del mundo.


-Me siento como un viejo que ve como sus niños se marchan a launiversidad y ve como se hacen adultos- le comentó Tony a Steve enuno de los instantes de relax que tenían, refiriéndose a la marchade la mitad del equipo.


Teniendo en cuenta que ya no engañaban a nadie, Rogers se habíatrasladado a su cuarto, el cual ahora compartían, y, a pesar de quelos dos lo habían admitido delante de sus conocidos, Tony le habíadicho algo que a Steve le había hecho sentirse nervioso y preocupadoa partes iguales.


-¿Por qué no lo hacemos publico lo nuestro?- le preguntó, mientrasestaba trabajando en su taller, con Steve sentado en una sillacercana, leyendo.


Realizaban los entrenamientos del equipo por la mañana, donde elchico araña acudía de vez en cuando, emocionado al verse dentro delequipo, pero las tardes y, sobretodo, las noches, eran algo solo paraellos dos. Teniendo en cuenta que ambos tenían problemas paraconciliar el sueño, pasaban juntos sus horas de insomnio, haciéndosemutua compañía.


Rogers levantó la vista del libro que tenía entre las manos hacíaél, sorprendido, pensando que no le había oído bien.


-¿Cómo has dicho?- le preguntó este a su vez.


-Sí. ¿No los has pensando alguna vez? Estamos juntos, es un hecho.Los demás Vengadores lo saben también. ¿Por qué no se lo damos aconocer a los medios?


-¿Y por qué tendríamos que meter a los medios en nuestrarelación?- preguntó Steve, cerrando el libro y dejándolo sobre suregazo.


-Bueno....me gustaría que nadie se escandalizara si se me ocurrebesarte en mitad de la calle o si alguien nos ve cogidos de la mano-comentó Tony, volviendo la vista hacía él, concentrado en unapieza de la nueva armadura en la que estaba trabajando como habíaestado.


-Pues más bien tengo la impresión de que haces esto para que nopueda escaparme- comentó Steve a su vez, dirigiéndole una sonrisapara restar importancia al tema.


-¿Por qué te ibas a escapar?- le preguntó Tony.-¿Quién te iba atratar mejor que yo?- dijo, dedicándole una amplia sonrisa burlona avez, disfrutando de la broma.


-De todas formas, no creo que sea necesario hacer una rueda de prensapara contarlo. Es como si necesitáramos el permiso de la gente paraestar juntos. No me gusta.


Tony torció el gesto. No parecía que le hubiera gustado sunegativa.


-¿Te has enfadado?- le preguntó Steve, moviendo la silla hacía él.


Era una silla de oficina con ruedas, así que no le costó muchoesfuerzo hacerla moverse hasta colocarse junto al Stark enfurruñadodel cuarto.


-No. ¿Por qué iba a estar enfadado?- le contestó.


-No sé. Dímelo tú, que eres el que está poniendo morritos.


Tony alzó la vista hacía él, indignado.


-¿Morritos? ¿Con mi edad, crees que iba a poner morritos? Porfavor, Rogers. Ya dejé mucho tiempo atrás los berrinches de niños.


-¿En serio? ¿En qué momento de la semana pasada?


Y no pudo evitar reírse cuando Tony volvió la vista hacía él yentrecerró los ojos.


-Bien, bien. De acuerdo. No estás enfadado. Pero, ¿qué tal sidejas ya de trabajar y nos vamos a la cama? Ya son pasadas las tresde la madrugada. Deberíamos dormir un poco antes del amanecer. Yotengo entrenamiento a primera hora.


-Vaya, vaya con nuestro capitán- comentó Tony, haciéndose hacíaatrás en la silla donde él estaba sentado, apoyándose en elrespaldo y cruzando las manos sobre el abdomen.-¿Ahora resulta quelo he transformado en un hombre que no puede dejar de pensar enmeterme en la cama? ¿En qué clase de pervertido lo he convertido?


-No sé si no me has escuchado bien o lo has ignorado a propósito,pero mi sugerencia de cama es para dormir, no para hacer ninguna delas posturas que tengas en la cabeza- le indicó Steve, viendo lasonrisa en los labios de Stark y entendiéndola por lo que era.


Era cierto que ninguno perdía la oportunidad de perderse en losbrazos de otro si tenían la oportunidad, pero había llegado apensar que Tony tenía algún reactor oculto en su cuerpo, viendo lorápido que se recuperaba de sus encuentros y parecía querer más.


-Mira que puedes llegar a ser aburrido, capi- comentó este, haciendoun pequeño mohín antes de ponerse en pie.-¿Solo dormir?


-Solo dormir.


-¿Y nada de prensa para revelar nuestra relación?


-Nada de prensa. Se enteraran cuando nos vean. No hace falta quevayamos a buscarlos.


Sin embargo, cuando vió el ligero gesto de decepción en laexpresión de Tony, hizo que Steve reflexionara sobre porqué este seempeñaba tanto en que todo el mundo supiera sobre su relación. ¿Sesentía inseguro por algún motivo? Discutían como siempre, salvocon la diferencia de que solían arreglando llendo a la cama, unasolución que a Tony parecía haber encantado. No era una parejapegajosa delante de los demás, al menos por su parte, y ambos habíandejado claro lo que sentían hacía tiempo y seguían demostrándoselodía a día. ¿Por qué motivos Tony se mostraba tan cabezota en elhecho de hacer lo suyo público?


Era cierto que la única relación sería de este, la única que Tonyparecía haber poseído en su vida, con Pepper había desaparecido dela noche a la mañana, lo que había entristecido a este, inclusocuando Stark había hecho volar por los aires a sus 42 armaduras porella, para que Potts se diera cuenta de lo importante que era paraél. ¿Qué su primer relación sería hubiera acabado de aquellaabrupta manera le había hecho sentirse, en cierta forma, inseguropor lo que ellos tenían?


A decir verdad, el propio Steve nunca había mantenido una relaciónsería con nadie excepto con su nación. Incluso cuando sabía queamaba a Peggy, nunca habían podido pasar más allá de un besorobado cuando él iba a enfrentarse al Cráneo Rojo y ni siquierahabían podido tener el tan esperado baile por parte de ambos,reencontrándose 50 años después, cuando ella apenas podíarecordarlo durante demasiado tiempo. Y, después de ladescongelación, las mujeres no le habían llamado excesivamente laatención.


Mirando a Tony, que caminaba por delante de él, camino a suhabitación, le hizo pensar sobre lo que él podía hacer parasolucionar esa inseguridad que este podría tener.


Y la idea que le vino a la cabeza hizo emerger una sonrisa a suslabios, una luminosa sonrisa que Tony no pudo ver, caminando delante.


.............


Cuando Wanda se empeñó en salir por la mañana temprano a laciudad, a Tony le pareció raro. No solo por el hecho de que estaquería ir de compras y decía que quería que él la acompañara enunos de sus coches para poder meter lo que fuera a comprar, si noporque nunca habían tenido una relación extremadamente cercana yesta se le había colgado del brazo nada más verle por el pasillocomo si fuera su más mejor amigo del mundo mundial.


-¿Y Visión no puede acompañarte?- fue lo primero que emergió desus labios tras su petición.


-Está entrenando con Parker. Él y Sam se están ocupando de suentrenamiento. Y el capitán también está ocupado- le indicó esta,dirigiéndole una mirada rogante.


Tony entrecerró los ojos, todo aquello le olía a chamusquina, perocomo tampoco podía estar seguro de lo que fuera que la joven estabaplaneando, no le quedó de otra más que seguirle el juego paratratar de averiguar qué era lo que se estaba proponiendo.


Cuando se vio en un centro comercial, estuvo a punto de sucumbir porel tedio, ya que si Tony Stark quería algo, solo tenía que levantarel teléfono y lo tendría en la puerta de casa, pareciéndole unagran perdida de tiempo pasar toda la mañana de tienda en tienda,buscando a-saber-qué que hubiera llevado a Wanda allí.


Se dejó arrastrar por esta de tienda en tienda, comprobando queWanda no tenía intención alguna de cambiar su estilo y los coloresrojo y negro destacaban por encima del resto de colores en losmontones de ropa que iba seleccionando aquí y allá, sabiendo que,inevitablemente, aquellas compras saldrían de su bolsillo.


Como el fondo financiero de los Vengadores que era, todo aquello quea estos les hiciera falta salia de su propio dinero. No le molestabaque gastaran, la verdad. Lo que le molestaba era que quisieranllevarle a él a ver como gastaban. Eso era lo verdaderamenteirritante.


Y fue aún más irritante ver como esta cogía un montón de ropadespués de un rato de pasear por una tienda y, en el ultimo minuto,cuando Tony ya creía que se dirigirían a la caja más próxima ypodrían volver a casa, esta decía que no estaba muy segura con sucompra y que era preferible que miraran en otra tienda antes decomprar nada.


Para el mediodía, se dejó caer en unos asientos cerca de unafuente, en una de esas sillas metálicas de los restaurantes decomida rápida, dejando que Wanda fuera la encargada de ir a lahamburguesería más cercana para buscar algo de comer para los dos.


En realidad, Tony tenía más cansancio que hambre, pero agradeciópoder sentarse, elevando la vista hacía el techo abovedado decristal de aquel centro comercial, pudiendo ver pasar las nubes através del cielo, sin el riesgo de que una tromba de agua lespudiera caer encima.


Con una sonrisa animada, Wanda no tardó en volver con una bandeja enla mano.


-Está siendo una mañana entretenida, ¿verdad?- comentó la joven.


Tony volvió la vista hacía ella, sin creerse que de verdad hubieradicho eso. Y su expresión fue suficiente para que esta cambiara detema.


-La gente nos hace fotos, pero no se acercan demasiado a nosotros.


-Será porque no se fiaran demasiado de acercarse. Nunca se sabecuando una nueva amenaza puede saltar sobre nosotros.


Fue el turno de ella de mirarlo con una expresión incrédula. Peroantes de decir nada, supo que, en cierto modo, Tony tenía razón. Yasolo por el mero hecho de existir hacía que un enemigo quisierasaltar sobre ellos en cualquier momento, allí donde se encontraran.


Sin embargo, mientras permanecían allí sentados, no andando por lastiendas como habían llevado haciendo toda la mañana, los niñosacabaron acercándose a ellos, pidiéndoles autógrafos,preguntándole a Tony donde había dejado su armadura o pidiéndole aWanda que les mostrara esas luces rojas que le habían visto hacer através de la tele.


No tuvieron inconveniente en atender a sus pequeños fans, pero, paracuando terminaron de comer, Tony se dió cuenta que aquello solosignificaba volver a las tiendas, ver como Wanda volvía a tomarmontones de ropa e iban de una tienda a otra, tratando de ignorar lasmiradas de interés de algunas dependientas o hacer ver que no sedaban cuenta de que les tomaban fotos a escondidas.


Cuando, en algún momento de la tarde, Tony volvió la vista hacíala bóveda de nuevo, con un montón de ropa en los brazos, sinrecordar cuando Wanda le había dejado aquello allí, y vio queestaba anocheciendo, un pequeño gemido lastimero emergió de sugarganta antes de que él pudiera controlarlo, mirando a sualrededor, buscando a la joven Maximoff, rogándole si hacía falta,para poder marcharse de ese infierno de una buena vez.


Buscándola por los alrededores, aún con un montón de ropa en lasmanos, la encontró hablando por teléfono no muy lejos de él. Pero,en aquellos momentos, le importaba muy poco con quién estuvierahablando.


-¡Wanda!- la llamó, haciendo que esta se volviera hacíaél.-¡¿Puedo llevar esto a caja y marcharnos?!- le preguntó,refiriéndose a la ropa que tenía entre los brazos.


-¿Eh?. Ah, sí. Podemos irnos ya.


A Tony le faltó tiempo para correr a la caja e indicarle a la chicadel mostrador que se cobrara rápido, que tenían prisa. Ni siquierahabía tratado de dirigirle una sonrisa encantadora, como habríahecho en otro tiempo, tratando de ser amable, de lo cansado queestaba.


Cuando se vio montado en su propio coche, con el volante entre lasmanos, casi le dieron ganas de echarse a llorar de gratitud, teniendolas compras en el maletero y viendo como Wanda tenía el cuidado deponerse el cinturón.


En el viaje de ida ya había descubierto que, para Tony Stark, loslimites de velocidad eran solo meras sugerencias.


Sin embargo, cuando llegaron al complejo, fue ella la primera enbajarse del coche, asomándose al interior del vehículo, donde Tonyaún estaba dentro, y le dijo a través de la ventanilla:


-¿Podrías hacerme el favor de llevar las bolsas a la puerta? Tengoque hacer hueco en el armario.


A este no le dio tiempo a decirle ni que sí ni que no antes de quedesapareciera corriendo, dándole las gracias desde la distancia.


Viéndose en casa, hasta aquello le dió igual, no viéndole lo raroa la situación, sacando las bolsas del maletero y cerrando el coche,hasta que llegó a la puerta del complejo.


Para su sorpresa, había un montoncito de pétalos de rosas blancas yrojas en el suelo en la misma puerta, con un camino claro que leestaban marcando a través del suelo, indicándole que tenía queseguirlo. Y un cartel junto a la puerta le dijo que podía dejar lasbolsas allí mismo, que no le harían falta.


Aquello ya hizo saltar sus radares, entrecerrando los ojos, mirando asu alrededor.


¿Era alguna clase de broma? ¿Era su cumpleaños y no se habíaacordado? ¿Sería una cámara oculta? No tenía ni la más remotaidea, porque prefirió pensar en esas opciones que no en la querealmente estaba siendo susurrada por debajo de todas ellas,diciéndose que aquello era imposible y que, sin duda, había vistodemasiadas películas.


Sin embargo, les siguió el juego e hizo el camino que aquellospétalos le marcaban, encontrándose más carteles a su paso.


''No empezamos con muy buen pie'' le saltó un cartel a los ojos aldoblar una esquina.''Pero no puedes negar que fue a mejor con eltiempo'' emergió poco después otro, haciéndole acudir unasonrisa a la cara, dándole la razón a quién él creía que habíaescrito eso.


''Nos transformamos en los lideres de un grupo sin apenas darnoscuenta'' lo encontró cerca de las escaleras que llevaban a laazotea del complejo.''Y tuvimos nuestras rencillas, pero, a pesar deello, lo arreglamos y ha hecho que quiera hacerte una preguntaimportante:...''. Aquella ultima la encontró pegada en la puertade la azotea, sintiendo que, estúpidamente, el corazón habíaempezado a martillearle en el interior del pecho cuando dirigió sumano al pomo de la puerta.


Cuando abrió esta, lo primero que le saltó a los ojos fueron lasguirnaldas encendidas, que bailaban sobre su cabeza por la brisa dela noche, y las velas encendidas que había ante una mesa redonda, deexquisito mantel blanco con una cena para dos preparada sobre esta,junto a la que se encontraba Steve, ataviado con un elegante trajenegro, dirigiéndole una sonrisa tímida, con un pequeño ramo deflores rojas y blancas entre las manos.


Un cartel sobre la cabeza del capi le preguntaba de modo silencioso:''....¿Quieres casarte conmigo?''.


Tony abrió la boca, pero, inexplicablemente, se encontró que, enaquellos momentos, no le salia la voz y se obligó a carraspear.


-¿Me lo estás proponiendo?- fue lo primero que pudo decir.


-¿No ha quedado muy claro?- le preguntó Steve a su vez, aúnpareciendo nervioso.


Después de todo, dudaba que el gran Capitán América estuvieraproponiendo matrimonio todos los días y, desde luego, se le veíainquieto mientras permanecía allí de pie, solo.


-¿Se te ha ocurrido a tí todo esto?- le preguntó Tony, dando unospasos hacía él, sin reflejar nada en el rostro.-¿Por eso me hatenido Wanda todo el día lejos de aquí?


-En realidad, he recibido ayuda. En mis tiempos, estas cosas sehacían delante de la familia. Pero me indicaron que me habíaquedado anticuado.


Tony asintió con la cabeza, sin decir nada, hasta que se colocódelante de Steve, contemplando el ramo que este llevaba entre lasmanos.


-¿Eso es para ti o para mí?- le preguntó, alzando la mirada parapoder ver aquellos ojillos azules.


-En realidad, son el centro de mesa. Pero estaba más nerviosoesperando aquí, sin nada en las manos- le indicó este, haciendo queTony volviera la vista hacía la mesa, contemplando el jarrón decristal vacío sobre esta.


Ninguno de los dos dijo nada después de eso, aunque Steve fue soloporque estaba esperando a que Tony por fin le dijera algo, lo quefuera. Su silencio y aquella expresión en su cara, que no transmitíanada, no le dejaba claro si le había gustado aquello que le habíapreparado o no.


-¿Y bien?- se atrevió a preguntarle Steve después de unosinstantes.-¿Qué me contestas?


-¿A qué?- le preguntó Tony a su vez, volviendo a mirarlo.


-A la pregunta.


-Bueno....lo he leído en un cartel, así que no sabía a quiéntenía que contestarle.


-¿En serio me estás haciendo esto? ¿En este momento?


-¿El qué te estoy haciendo?- volvió a preguntar Tony, con aireinocente.


-¿Quieres oírmelo decir?


-Pues no estaría mal, después de ver lo que te has esforzado- leindicó.


Steve asintió, carraspeando, sintiendo que, si no lo hacía, nosería capaz de encontrar su propia voz para hacer lo que, sin duda,sería una de las preguntas más importantes que habría hecho en suvida.


-Tony Stark, después de todo lo que hemos pasado y superado,sabiendo como eres y, aún siguiendo enamorado de tí, sabiendo que,a pesar de todo, seguiremos discutiendo hasta que perdamos la memoriay seamos dos viejecitos malhumorados, ¿quieres casarte conmigo?


Este, contemplando a Steve, viendo sus mejillas sonrojadas, a puntode estallar, no pudo evitar echarse a reír, haciendo que este solose pusiera aún más nervioso.


-¿Eso es un sí o un no?- le preguntó Rogers.


-Claro que es un sí- le dijo Tony, tomando el rostro de este entresus manos y atraiéndolo hacía sus labios, necesitando besarlo enaquel instante.


En realidad, sus verdaderos deseos eran de devorarlo, quitarle elcondenado traje que tan bien le quedaba y demostrarle lo mucho que lehabía gustado aquella cursi petición de matrimonio, sin importarlessi alguien los estaba viendo desde algún lugar.


Pero se contuvo. Con mucha fuerza de voluntad, pero lo hizo. Besóaquellos labios hasta que casi sintió como si se fundieran con lossuyos, pero acabó soltando a Rogers, viendo como este sonreía,cuando tuvieron que separarse para tomar aire.


-Entonces, tengo que darte esto- le dijo Steve, sacando una cajita dealgún bolsillo del traje, dejando el ramo de flores sobre la mesa,olvidado.


-¿Me has comprado un anillo de compromiso?


-¿Cómo iba a demostrar que estábamos comprometidos si no?- lepreguntó este a su vez, alzando sus ojos hacía él.-Pero,tranquilo. He comprado uno para cada uno.


Y era cierto. En el interior de la caja había dos anillos, desencilla plata, sin adornos ni artificios, en dos diferentes tamaños.


Steve cogió uno, tomando la mano de Tony mientras una sonrisailuminaba las facciones del rubio, y se lo colocó en el dedo con unaire de ceremonioso compromiso, digna de encontrarse ya delante delaltar.


Por su parte, Tony hizo otro tanto de lo mismo, satisfecho de queeste hubiera comprado dos anillos idénticos. Sacó el que lecorrespondía de la caja y, dejando esta, vacía, sobre la mesa, tomóla mano de Steve, que aún parecía incapaz de dejar de sonreír, yle observó mientras le colocaba el anillo al dedo con el mismocuidado que él mismo había llevado.


Después de eso, ambos solo pudieron mirarse y sonreír. Aunque nopudieron decir nada porque, en ese momento, algo parecido a unpetardo sonó en la puerta por la que había subido Tony.


Volviendo la cabeza, vieron que no había sido ningún petardo, si noque Wanda y Sam habían lanzado uno de aquellos trastos que tirabanconfeti, viendo como ahora caía sobre ellos, mientras Visiónllevaba una pantalla entre las manos.


-¿Lo estás grabando?- le preguntó Tony a su amigo rojo.


-No, él no- le llegó la voz de Natasha desde la pantalla.-Peropuedo asegurarte que yo lo he grabado todo. Y Friday también. Cuandovuelva al complejo, pienso montar un video desde diferentes ángulos.


-¿Desde cuando estáis ahí?- les espetó Tony.


-Desde poco después de que tú subieras- le indicó Sam, sonriendoal ver toda aquella situación.-No podíamos perdernos este graninstante. Y verlo desde las pantallas parecía poca cosa.


-Pues menuda manera de estropearnos el momento- comentó Stark.


Sin embargo, Steve fue incapaz de decir nada. Solo era capaz desonreír y, de manera totalmente por sorpresa, abrazó a Tony contraél, aún no creyéndose del todo que se hubiera atrevido a haceraquello y que este le hubiera dicho que sí, mientras los miembros dela puerta los felicitaban y les silbaban.


Tony les indicó con la mano que se marcharan y ellos, que sabíanque estaban sobrando en aquellos momentos, bajaron las escaleras ylos dejaron solos en la azotea, aún abrazados el uno al otro.


-Pareces tú más nervioso que yo- le indicó Tony, alzando la cabezahacía Steve mientras aún se encontraba entre sus brazos,abrazándolo a su vez, disfrutando del contacto, de su cercanía, delmomento, de Todo.


-Desde luego, siento como si lo estuviera- afirmó este, dirigiéndoleuna sonrisa nerviosa.


-¿Qué tal si nos sentamos, asimilamos que estamos prometidos ydisfrutamos de la cena?- le propuso este, tomándolo de la mano yconduciéndolo hasta su asiento en la mesa.


-Creo que me parece una idea excelente- convino Steve, aún sinsoltar la mano de Tony incluso cuando ambos estuvieron ya sentados,uno en frente del otro, mirándose a los ojos.


Findel capitulo 35


¡Juroque me he sentido super avergonzada escribiendo sobre esta peticiónde matrimonio! ¡Estaba maravillada, emocionada y avergonzada apartes iguales! No sé si así os imagináis al Capitán Américapidiéndole matrimonio a alguien, pero yo, desde luego, sí. O, almenos, esa parte de mi cabeza que parece la encargada de escribiresta historia así lo ha querido, sacándome más de una sonrisa enlos labios y haciéndome esconder la cara en la almohada en más deuna ocasión por la vergüenza.


Osjuro que me imaginaba a Tony con una cara de aburrimiento mortal enel centro comercial, donde Wanda se lo ha llevado mientras los demásle preparaban todo aquello en el complejo, desesperado, deseandomarcharse. No me vería al gran Tony Stark dando vueltas por uncentro comercial, sin saber a donde iba y sin un destino fijo. Y mehe imaginado su cara cuando ha llegado al complejo y a visto lospétalos de flores en el suelo.


¡Deverdad que desearía que pudierais entrar en mi cabeza para quepudierais ver las cosas como yo las veo! Ha sido absolutamentehermoso y vergonzoso. ¡¡¡Quiero que estos dos se casen al final deInfinity War!!! ¡¡¡Mi alma lo pide!!! >///////////<


Perono os doy más el coñazo en este capitulo. Me pongo con elsiguiente. Quiero ver como amanece la parejita, como se toman los doseso de llevar un anillo de compromiso que los une y como se lo hantomado y visto los demás miembros de los Vengadores, dándole ya losrepasos finales a esta historia.



Comosiempre, desearos que os mantengáis sanos, nos seguimos leyendoy....¡espero que os haya encantado este capitulo tanto como a mi meha encantado escribirlo, mientras me pongo con el siguiente, y leerloal mismo tiempo! ¡Bye!

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