Capitulo 15

Buenas a todos. Se veque, cuando dije que los protas se reunieran en Seattle, no caí enla distancia que había desde Nueva York, que es donde está elcomplejo de los Vengadores y, por ende, cerca de donde anden el capiy los suyos, a la casa de Tony. Pero resulta que son 41 horas encoche. Cagate, lorito. 41 horas. No lo había mirado hasta hoy, asíque solo imaginad que los dos condujeron mucho, ¿ok? Fallo miro porser de España y no haberlo mirado antes.


Os dejo ya con elcapitulo, que lo estaréis deseando.


CAPITULO 15


...............


Llegar a la casa de Tony en Seattle no fue difícil, a pesar de ser41 horas conduciendo. Solo tuvo que buscar la casa más estrafalariaque había por la zona, la más grande y que ocupara más calles ysupo que era la suya antes de confirmarlo, mirando la dirección queTony le había mandado en un mensaje, percatándose que el TeslaRoadster plateado de este ya se encontraba aparcado dentro de lapropiedad, haciendo que Steve aparcara el coche que había "cogidoprestado"a una buena distancia de la casa para que nadiesospechara.


Realmente él había cogido aquel coche prestado. Pensabadevolvérselo a su dueño en unos días sin un solo rasguño, peroera lo que tenia la vida del fugitivo. No podía arriesgarse a que loreconocieran utilizando el autobús o llamando a un taxi. Y tampocopodia comprar nada a su nombre.


Cuando llamó a la puerta de la propiedad, esta fue abierta casien el acto, como si Tony hubiera estado esperando al lado del timbrea que llegara.


Encaminándose hacia la casa, Steve ni siquiera perdió el ritmoadmirando los impresionantes y cuidados jardines hasta que ya estabadentro de aquella enorme mansión que Tony había llamado simplementecasa y vio a este ponerse en pie del sofá del salón donde parecíahaber estado sentado.


Tony le dirigió una sonrisa de medio lado, pareciendo un poconervioso por el encuentro, a pesar de que había aceptado en quedarcasi al instante después de haber oido al capi.


Pero en vez de recibir un beso, como se había esperado por eltono que Steve habia empleado por teléfono, recibió un buenpuñetazo que le hizo tambalearse en el lugar, mirando a Steve conasombro.


-¿A qué ha venido eso?- preguntó el multimillonario consorpresa, llevándose los dedos al labio para asegurarse de que esteno se lo hubiera partido.


-¡¿Arriesgar tu vida una vez no te parecía suficiente?!- lepreguntó el capi, notando que sus ganas de verlo se habíanfusionado con los deseos de partirle los dientes cuando le habíavisto hacer locuras a través de las noticias.-¡¿Sabes lopreocupado que me has tenido mientras tú no hacías más quechorradas por televisión?!


Tony lo observó con atención, viendo como la fachada dura delcapi se iba desvaneciendo por momentos conforme los ojos más se lehumedecían y, cuando vio la primera lágrima asomar a los ojos deeste, todo lo que pudo hacer fue acercarse a Steve y abrazarlo,deseando ser un poquito más alto para poder albergarlo por entero.


-Lo siento muchísimo, capi. No deseaba que te preocuparastanto-le murmuró junto al oido.-Ya sabes como soy. Y sabes que notienes que preocuparte por mí hasta este grado. Puedo hacer unmontón de locuras, pero nadie conseguiría apartarme de este mundosi yo no quiero.


-Eres un idiota arrogante-murmuró Steve, con el rostro oculto enel hueco del cuello de Tony, abrazándolo a su vez.


-Lo sé. Pero soy tu idiota arrogante,¿verdad?


Steve no respondió nada a eso, pero apretó a Tony más fuertecontra su cuerpo, deseando poder abrazarlo tanto que acabara siendoparte de él.


Cuando sintió la mano de Tony acariciando su cabello, tratandode llegar hasta su rostro, volvió la cabeza hacia el y vio lasonrisa de medio lado que le dirigió el millonario cuando hizo loque este esperaba que hiciera.


Sus labios se encontraron y, sin poder evitarlo, Steve soltó unpequeño gemido ante el contacto, apretando una de sus manos sobre eltraje gris oscuro que Tony estaba llevando, realmente necesitandoaferrarse a algo mientras aquellos labios acariciaban los suyos.


Fue como si una corriente eléctrica los hubiera atravesado,reavivando sus cuerpos, porque tambien oyó el jadeo que Tony soltócontra su boca, aferrando sus mejillas mientras hacía aun másprofundo el beso, introduciéndose en su boca, buscando su sabor.


Y Steve, llegados a aquel punto, solo pudo dejarse hacer,permitirle el acceso mientras sentía la lengua de Tony buscar lasuya.


El sonido de unos gemidos empezaron a resonar por el cuarto, peroninguno de los dos hubiera sido capaz de decir cual de ellos estabahaciendo aquel sonido. Sus mentes se habían desconectado y lo únicoque se veían capaces de hacer era tratar de entrar en el cuerpoajeno, perderse en la piel de su compañero hasta que no supierandonde empezaba uno y acababa el otro.

Sintió la mano de Tony entrar bajo su camiseta y Steve solo pudovolver a jadear en el interior de su boca, sintiendo como su piel sedespertaba ante el contacto como si cinco pequeñas llamas hubieranempezado a acariciarlo, haciendo que él mismo alzara las manos y lashiciera desaparecer entre el cabello del castaño, aferrándose eluno al otro como si en ello les fuera la vida.


-Cama. Necesitamos una cama ya-comentó Tony en jadeo, notandocomo Steve había empezado a temblar contra él, sabiendo que si noiban hacia el dormitorio ya, la tormenta se desataría allí mismo,en aquel mismo instante.


-¿Donde está?- le pregunté el capi, apenas separando suslabios de los de él para formular la pregunta, haciendo que Tonypudiera ver el brillo que se había despertado en aquellos dos orbesazules que le habían estado quitando el sueño.


-A....arriba. La puerta del fondo-murmuró él a su vez, incapazde hablar más alto.


Era como si la magia del momento fuera a desaparecer si alzabamás la voz.


Steve lo cogió de la mano y, antes de perder más tiempo, ambosse dirigieron hacia las escaleras sin que ninguno de los dos dijerauna palabra más.


Era como si algo se hubiera despertado dentro del capi, uninstinto primario que hubiera estado durmiendo hasta aquel momento.Pero, por el contrario, Tony se sintió raramente nervioso, como siaquella fuera a ser su primera vez.


La idea era ridícula. En los internados en los que había estadoy, más tarde, en la universidad, había probado de todo, no era unapersona de mente cerrada. Pero verse de la mano con Steve, mientrasle conducía hacia un cuarto para dar rienda suelta a lo que fuera aocurrir allí hacia que su costillas se apretaran contra sus pulmonesy lo dejaran sin aire, apenas tomando unas bocanadas mientrasobservaba la ancha espalda de este caminando por delante de él.


¿Quién era aquel Steve que había sustituido al gran oso depeluche que conocía? ¿Y por qué parecía él la chica en aquellosmomentos? Él no pensaba hacer aquel tipo de concesión. Habían sidodemasiadas noches imaginándose bajo las sábanas con este paradesperdiciar la ocasión.


Así que, forzándose a reaccionar, salir del estado de sorpresaen el que se habia visto metido, se adelanto a Steve y fue él el quelo introdujo en la habitación principal de la casa.


A pesar de que no utilizaba aquel lugar casi nunca, la casaestaba totalmente amueblada y equipada y un equipo de limpiadores yjardineros se ocupaban de que estuviera siempre preparada para suuso.


Se alegró de ello, porque, si hubiera entrado en el cuarto y nohubiera tenido al menos una cama, no sabría sobre qué habríalanzado a Steve.


Este pareció sorprenderse por el gesto, pero no pudo evitarsonreír cuando rebotó sobre el colchón de la amplia superficie,donde parecía poder caber perfectamente.


Sin embargo, cuando Tony se colocó de rodillas sobre él, larisa se le quedó atascada en la garganta mientras veía como elmultimillonario se quitaba la corbata a tirones y la lanzaba a algúnlugar del cuarto, sin apartar la mirada de él, clavándolo en ellugar con el peso de esta.


-¿No tienes ninguna experiencia previa con hombres?- le preguntóeste, con la voz ronca, mientras se deshacía tambien de la chaqueta.


Pero lo único que pudo hacer Steve mientras lo contemplaba fuenegar con la cabeza, forzándose a tragar saliva mientras veía comoeste se desvestía.


Hubiera deseado hacerlo él mismo, pero había que admitir quever a Tony deshacerse de su ropa a tirones, sentando a horcajadassobre él, deseando que el tejido desapareciera, era una de las cosasmás eróticas que había visto en su vida y solo pudo apoyarse sobresus codos mientras no perdía detalle.


-¿Ni siquiera en la guerra?- insistió este.-Sé perfectamenteque siempre había algo más que compañerismo tras las trincheras.


-In....incluso cuando conseguí que me reclutaran, no pasé muchotiempo en el campo- consiguió murmurar Steve.


Sentía la boca seca y se volvió más seca aun mientras veíacomo las manos de Tony se dirigían a su camisa para desabrocharla.


Se sentía como una especie de mirón, sabiendo que no deberíaestar observándolo tan fijamente, como si hubiera una paredinvisible entre ellos que le impidiera tocarlo, así que, tumbándosede nuevo en la cama, alzó las manos, sujetando las de Tony paradetenerlo.


-¿Pue....puedo hacerlo yo?-le preguntó, dirigiendo de nuevoaquellos ojos azules hacia Stark, haciendo que este sintiera como laexcitación y la emoción corrieran por sus venas con la fuerza de unafrodisíaco al instante, haciéndole temblar débilmente solo por elmero contacto de las manos del capitán contra las suyas.


Con un asentimiento de cabeza, Tony dejó descansando sus manosen ambos costados y le dejó la tarea a Steve de poder desvestirle aplacer.


Ese era un privilegio que no recordaba haberle concedido a nadie.


Vio como Steve se pasó la lengua por el labio inferior cuando sepuso con la tarea y lo único que deseó Tony en ese momento fueinclinarse sobre aquellos labios y besarlos sin piedad hasta que esterogara por clemencia.


Pero se contuvo por el bien del momento. Si se dejaba llevar porsu instinto, se arrancaría la ropa a tirones, luego se la arrancaríaa Steve y no miraría por el bien de nadie.


Así que se obligó a permanecer quieto mientras veía como Stevedesabotonaba cada botón como si temiera romperle a cada momento,acariciando brevemente con los dedos la piel que iba dejandoexpuesta, haciendo que Tony tuviera que morderse el labio inferiorpara no soltar un gruñido animal de necesidad.


Odiaba que fuera siempre tan despacio, como si pudiera pasarsehoras solo acariciándolo, amenazando con volverlo loco, pero, viendoaquel rostro, con los ojos azules brillando y el rostro sonrojado porla excitación, concentrado en la tarea y en la piel que quedaba cadavez más al descubierto, ¿cómo iba a impedirle hacer lo quedeseara?


Steve acarició su pecho, donde aún estaba la cicatriz de dondehabía estado el reactor, haciendo la camisa a un lado lentamente,cuando terminó de desabotonarla, dejando a Tony desnudo de cinturapara arriba, recorriéndolo con los ojos, sabiendo que, en aquellaocasión, no era una mera contemplación a escondidas que tendríaque disimular. Aquel día iban a tenerse el uno al otro y podiaadmirarlo tanto como deseara.


-Me siento en desventaja siendo el único que está mediodesnudo- comentó Tony, posando sus propias manos sobre los hombrosde Steve, haciendo que este se incorporara hasta quedar sentadocontra él, notando como este no parecía capaz de apartar la miradade su cuerpo.


Así que, tras darle un breve beso, una mera caricia de labiocontra labio, notando como en aquella ocasión, era Steve el quetrataba de traspasar la barrera con su lengua, le dirigió una sexysonrisa de medio lado y se separo un poco de él para dejarle con lasganas.


-Alto ahí, abuelete. Te he dicho que toca desnudarte.


Y, abandonándose con una renuncia total, Steve dejó que Tonyalzara sus brazos y le sacara la camiseta que había estado llevando,lanzándola a algún rincón.


En realidad, a ninguno de los dos les importaba a donde hubieravolado la prenda en aquellos momentos.


Sin poder resistirse, Tony agachó la cabeza y empezó a dejar unrecorrido de besos por el cuello de Steve, notando como este seestremecía contra él, besandole la forma de la mandíbula,mordisqueando su piel solo por el placer de oír los jadeos que esteno parecía capaz de controlar cuando lo hacía. Y, con una calmafingida, comenzó a descender por su cuello hacia su bien formadopecho, acariciando la piel caliente que habia quedado expuestamientras tomaba lo que podía de él, sabiendo que estaba lograndosubir su temperatura.


Notó a Steve removerse bajo él y notó el momento en el que elcapi estaba ya preparado para todo, notando como había empezado acrecer contra él, pero, a modo de dulce venganza, Tony solo lo tumbósobre la cama y siguió con su camino descendente de besos y pequeñosmordiscos, sonriendo con placer cuando veía la piel blanca de esteenrojecerse por él, por sus marcas.


-Tony-murmuró Steve, con una voz rogante que no podía pasardesapercibida, pero este solo se quedó sentado sobre él, mirándolocon atención.


-¿Qué es lo que ocurre, capi?


-Yo....necesito....


-¿Sí?- insistió.


No podía evitar disfrutar al ver a este luchar contra susemociones, viendo como volvía a mover las caderas bajo él,buscándolo.


-Necesito algo- acabó por decirle este, clavando esos ojosazules en los suyos.


Tony lo contempló desde su altura superior y pareció pensarsobre lo que podría hacer para remediar eso.


-Algo,¿eh? ¿Tal vez algo como esto?-preguntó, llevando su manopor aquel pecho de escándalo hacia su cintura y más abajo,haciendo que Steve pegara un salto en la cama cuando se dirigió allugar donde la ropa aún estaba de por medio.


-S.....sí. Algo como eso- comentó el rubio, mordisqueándose ellabio inferior mientras veía las manos de Tony vagabundear por sucuerpo, solo encendiéndolo para enloquecerlo.

-Pues creo que sigue habiendo demasiada ropa de por medio para eso,capi.¿Cómo podremos remediarlo?


Como toda respuesta, Steve lo tomó por la cintura y lo giróhasta que tuvo a Tony tumbado a su lado, inclinándose sobre él einiciando un nuevo beso en aquella ocasión, sorprendiendo a Starkcuando sintió las manos de Steve sobre su rostro, forzándolo a quelo aceptara.


Para no quedarse atrás, Tony llevó sus manos hacia lospantalones de este, abriéndole estos e intentando hacerlos a unlado.


Como pudieron, ambos se sacaron la ropa que aun portaban atirones, lanzándola a todos los rincones del dormitorio mientras porfin podían sentirse piel contra piel.


Pero, a pesar de lo excitado que se encontraba Steve en aquellosmomentos, no tenía ni idea de lo que hacer con un hombre. No sabíacomo tenía que llevar aquello, como lo acabarían haciendo....


Tony no parecía tener las mismas dudas.


Llevó su mano hasta el miembro de este, haciéndole saltar denuevo sobre el colchón, y, moviéndose sin que el otro se dieracuenta, volvió a quedar encima de este, entre las piernas abiertasde Steve mientras Rogers solo era capaz de aferrarse al cabello deTony, notando como sus caricias amenazaban con hacerlo explotar.


-Relajate. Disfruta-le murmuró Tony al oido, mordisqueándole ellóbulo.


Este parecía disfrutar mordisqueándolo y no era que a Steve lemolestara realmente. Le producía un extraño cosquilleo por todo elcuerpo cuando lo hacía.


Lo que menos podría hacer en aquellos momentos seria nodisfrutar, notando la mano de Tony bombeando entre sus piernas,haciéndole gemir, apretando la cabeza contra la almohada mientrasStark solo disfrutaba de las vistas.


En aquellos momentos, su propio placer quedaba relegado a unsegundo plano. Quería que Steve se dejara ir, que supiera lo que eracapaz de experimentar si se dejaba en sus manos y que se relajara,que se sintiera seguro cuando estuvieran los dos solos y que se leentregara totalmente.


Steve abrió los ojos cuando sintió que su final estaba cerca yver la expresión oscura de Tony sobre él, con las mejillasligeramente sonrojadas y los labios entreabiertos, como si sus ojososcuros pudieran derretirle como el chocolate del que parecían estarhechos, solo le sirvieron para que el hilo que lo mantenía atado conla realidad acabara de quebrarse de una vez, haciendo la cabeza haciaatrás de nuevo, dejando su cuello totalmente expuesto, mientrassentía su columna transformarse en algo inconsistente y su mundoentero se transformaba en una gran bola de luz y calor que lorecorrió y lo liberó en partes igual.


Cuando consiguió volver a tomar aire, como si hiciera décadasque no lo hubiera hecho, Tony se había tumbado sobre él,mordisqueando su cuello de nuevo, sabiendo que le estaría dejandoeste lleno de señales. Pero, en verdad, le importaba muy poco enaquellos momentos. Solo quería quedarse allí, totalmente abandonadoentre sus brazos.


-¿Preparado para la segunda ronda?-le preguntó Tony, en unsusurro que le recorrió la piel.


-¿Es que hay más de una ronda?- preguntó Rogers, que le costóabrir los ojos para mirarlo.


-Queda la parte más importante, capi. Y tal ver la más difícilpara tí-. Le besó con delicadeza en la comisura de los labios,haciendo que Steve lo envolviera con los brazos.


Por un momento, Tony se quedó flotando en aquel simple abrazo,sintiendo como si pudiera quedarse así para siempre. Pero su miembrono pensaba lo mismo y se mostró dolorido mientras permanecía fueradel juego, exigiendo atenciones.


Le había concedido una liberación a Steve, pero ¿dónde estabala suya? Así que, perdiéndose de nuevo uno en los labios del otro,Tony lo fue preparando, notando como este volvía a saltar cuandonotó hacia donde se dirigía una de sus manos.


Mordisqueó sus labios para que se olvidara de ello y, cuandotomó el miembro de Steve de nuevo en su mano libre, este se echó atemblar y se abrazó más a él, dejándole hacer mientras el morenose aseguraba de que estuviera lo más preparado posible.


Aunque, comparando sus tamaños, era imposible que le hicieramucho daño.


-¿Estás preparado?-le preguntó Tony, sin abandonar sus labiosdemasiado, alzando mínimamente la cabeza para poder mirarle mientrasya era incapaz de dejar de mecerse contra él.


Como toda respuesta, solo obtuvo un jadeo de Steve contra su bocay, volviéndose a perder el uno en el otro, Tony finalmente se hundióen él, lanzando un gruñido mientras notaba que las manos de Stevese aferraban más a su persona, temblando con más intensidad.


Este se quedó quieto por unos momentos para que se acostumbraraa la sensación de tenerlo en su interior. Y porque simplementequería paladear ese momento, el momento en el que los dos estabanfinalmente conectados, viendo como Steve solo parecía capaz degimotear contra él.


-¿Te he hecho daño?-le susurró.


Normalmente, tomaba lo que le apetecía y punto, dando porsentado que su pareja disfrutaría de todo cuanto hiciera, pero, enaquella ocasión, le importaba y lo necesitaba. Necesitaba que Stevedisfrutara de aquello. Incluso aunque no se moviera, Tony ya loestaba disfrutando. Necesitaba que aquello fuera mutuo.


-¿Don....dónde estás tocando?-gimoteó este, pareciendoincapaz de controlar su propio cuerpo, haciendo que Tony frunciera elceño.


Pero, cuando se movió levemente y vió como Steve se echaba atemblar con más intensidad, no pudo evitar sonreír de nuevo.


-Al parecer, he encontrado tu punto bueno sin pretenderlo, capi-comentó Stark, comenzando con un lento vaivén de caderas mientrasveía como este solo parecía capaz de estremecerse y abrazarse mása él, jadeando como si alguien le estuviera robando el aire.


Tony tiró de sus labios con los dientes, exigiéndole que lepermitiera el acceso mientras volvía a mecerse contra él de aquellamanera lenta, tentativa, como si quisiera que sintiera hasta el másleve movimiento.


Y Steve, totalmente derrotado, solo pudo gemir en el interior desu boca mientras Tony empezaba a aumentar el ritmo de sus embestidasmientras su lengua se hundía de igual modo en el interior de suboca, temiendo que no pudiera evitar dejarse ir en cualquier momentopor las sensaciones que Stark no se cansaba de despertar en él.


-Pareces algo perdido, capi-comentó Tony con un tono juguetón,sabiéndose ganador, sabiendo que le habia hecho sentir como nadie lohabría hecho hasta el momento, viéndolo en el momento más intimode su vida.-Pero no tienes que olvidarte de mí.


Y, con esas palabras, tomó el miembro de Steve entre una de susmanos, casi haciendo gritar a este, obligándole a abrir los ojosmientras las sensaciones eran demasiadas para él.


-¡Tony, Tony, Tony!-repitió Steve como advertencia, sintiendoque era incapaz de controlarse.


Todos los huesos de su cuerpo se habían convertido en gelatina ysentía sus muslos temblorosos. No podía hacerle aquello además. Suautocontrol explotaría como una bomba.


-Tranquilo, capi-le dijo este, acelerando el ritmo de susembestidas, disfrutando al verlo tan perdido debajo de él.-Yotampoco tardaré mucho más en dejarme ir.


Y, agachando la cabeza, colocó sus labios contra el oido deSteve.


-Estás tan deliciosamente apretado que no podría durar aunquequisiera- le murmuró.


Y eso fue todo.


Steve no pudo evitar que su cuerpo rompiera en temblores,abandonándose de nuevo a aquella tormenta que se habia desatado ensu interior, aprisionando a Tony contra él y haciendo que el hombrede hierro se deshiciera en mil pedazos junto a sí mismo, haciendoque los gemidos de ambos resonaran por el cuarto como una clemencia alos Cielos.


Luchando por buscar aire, notó como Tony no pudo sostenerse mássobre sus propios brazos y se dejó caer contra su cuerpo cuando todopasó, haciendo que Steve no pudiera contener el deseo de abrazarlocontra él de nuevo, haciéndole rodar hasta que los dos quedarontumbados en la cama.


-¿Qué?¿Ha merecido la espera?-le preguntó Tony, dirigiéndoleuna sonrisa satisfecha.


-¿De verdad quieres oírlo en voz alta?-le preguntó Steve a suvez.


-Por supuesto. ¿Qué clase de playboy sería si no me aseguro deque todos mis amantes quedan satisfechos?


Steve lo golpeó en el pecho. Odiaba oírle hablar de otraspersonas, y menos cuando ambos acababan de estar juntos, pero en elfondo sabía que Tony lo estaba haciendo precisamente para eso, paraverlo enfadado, viendo como este le sonreía, juguetón.


De repente, vio como el semblante juguetón de Tony era sustituidopor un gran bostezo y el capi no pudo evitar acariciarle el cabellocon aire cómplice.


-¿No has dormido?- le preguntó, bajando el tono.


-Creo que me he hecho las 41 horas del viaje de una sentada- comentóTony, no pudiendo evitar que los ojos se le cerraran solos.


-¿Ves por qué tengo que discutir contigo? ¿A quién se le ocurrehacer algo así?


-A un genio como yo- comentó el playboy, sonriendo brevementemientras permanecía con los ojos cerrados.


-¿Por qué no descansas un poco?- preguntó el capi.-Te vendrábien.


-¡No!- exclamó Tony, abriendo los ojos y apoyándose sobre unbrazo.-Aun no hemos acabado. Para mi no basta una sola ronda. Tenemosque aprovechar el tiempo que tenemos.


-He dicho que descanses un poco- le dijo Rogers, sujetando a Tony porla cabeza y obligándole a volver a tumbarse sobre la cama, a sulado.-Luego de que descanses un poco, podremos seguir con lo que seaque quieras hacer.


-Te gusta la idea, ¿eh?- le preguntó este, dirigiéndole unasonrisa algo pervertida, alzando las cejas.


Steve sintió que las mejillas se le enrojecían, pero tampoco pudonegar sus palabras, así que solo le tapó los ojos con una mano.


-Anda. Callate y duerme un poco. Yo también estoy cansado. Recuerdaque los dos hemos hecho un viaje muy largo hasta aquí- comentó elcapi, sintiéndose avergonzado.


-Está bien. Te haré caso, jefe. Pero cuando despertemos, vamos aseguir con la fiesta. Aún hay muchas cosas que podemos hacer.


-Ya, ya- le dijo Steve, deseando que cerrara la boca, notando como sucuerpo volvía a calentarse ante el abanico de posibilidades que Tonyestaba poniendo ante él.-Duérmete de una vez.


Y este no tardó mucho en caer. Steve tenía la impresión de quellevaba mucho más que 41 horas sin dormir. Lo observó durante unosminutos, solo por el placer de contemplar aquel rostro relajarse conel placido sueño, pero, a pesar de desear permanecer allí, con losojos abiertos, recordando cada detalle de su rostro, antes de que élmismo se diera cuenta, se quedó dormido también.


Findel capitulo 15


Porfin. Aquí lo tenéis. Una escena de Stony en toda regla. No unossimples besos o caricias arrancados al tiempo mientras ocurre algo oles interrumpen. Tenía muchas ganas de hacer un momento mucho másintimo entre ellos y seguro que todos también estabais esperando lomismo. ¡Pues aquí lo tenéis!


Ysí, algunas pensareis que, en vuestra imaginación, pega que sea elcapi el que le de a Tony porque es el más grandote de los dos y haycientos de fanarts de eso, pero para mí es y será un gran oso depeluche y no me lo veo dándole a Tony duro contra un muro por muchoque se le vaya la olla. Lo siento, pero es superior a mí. Aunque noniego que pueda cambiar los roles en algún momento porque ellosquieran probar o que sé yo. Supongo que el capi tendría queinformarse sobre esas cosas, como tendría que tratar a Tony y todoel calentamiento previo antes de ponerse con semejante tarea.


Paraeso nos ha dado Marvel a ese Capitán América de Hydra, para hacerfanfics con ese argumento. Porque, la verdad, si a Tony no le daalguien bastante duro, tengo la impresión de que no podríaquitármelo de los ojos como un seme, la verdad. Es posible queutilice ese argumento para hacer un fanfic con esos roles, pero aquícreo (y digo CREO) que no lo sacaré o veré un momento correcto paraque algo como esto llegue a producirse. Tendré que dejar de ver alcapi tan inocente en ese aspecto. Pero es que yo creo que es virgen.No hizo nada antes del suero, con Peggy no le dio tiempo y luego nosale con nadie (para mi Sharon a sido borrada de mi memoria), asíque este chico no sabría qué hacer ante una situación así. Enserio, tendría que hacer que se informara o algo. El sexo gay no estan fácil como en los mangas yaois, que meten de todo a la primera ysin dolor. Dios.....¿por qué he acabado hablando de esto?



Porahora os dejo, que tengo que hacer que estos dos se despierten y vercomo les sienta la siesta. Manteneos sanos y nos seguimos leyendo.

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