Días después. El pequeño niño patito teniendo un "hogar estable" comenzó a robar comida para sobrevivir. Nadie sospechó de él pues no creerían que un niño de 5 años pudiera robar, por lo que Pato siguió robando sin problemas teniendo cuidado de no ser llevado al orfanato de nuevo. Su vida era difícil pero haría todo lo posible para seguir adelante y no mirar atrás. Estaba solo en un mundo frío y hostil, en donde sobrevivir era muy importante.

En las noches Pato soñaba que tenía una familia que lo quería mucho siendo muy feliz también teniendo amigos, pero eso solo estaba en su imaginación, deseaba que fuera real. Pato también se escondía entre los arbustos y veía a los niños jugar felizmente en el parque, se imaginaba que él estaba jugando con ellos feliz.

Una tarde que el pequeño niño patito regresaba a su casa a paso ligero al estar lloviendo se encontró un pequeño gatito de color naranja claro con el vientre y parte te la cara blanco y los ojos marrón avellana, Pato al verlo sintió pena por él que decidió llevárselo a su casa para cuidarlo. El pequeño gatito se dejaba cuidar por él. Al terminar estando el gatito limpio, curado y alimentado Pato lo dejó a un lado de su cama para dormir a su lado. Al menos ya tenía compañía para que no se sintiera tan solo, podía contarle sus problemas y jugar con su pequeño amigo. Lo cuidaba muy bien todos los días sin que le faltara de nada. Le puso de nombre Ángel.

Un día que Pato acababa de robar más comida teniendo a su pequeño amigo Ángel en su hombro, vio una guitarra eléctrica de color naranja con detalles en negro en un escaparate, Pato quedó fascinado viendo aquel instrumento, le gustaba mucho la música, y tener esa guitarra podría ayudarlo a tener éxito en el mundo musical queriendo además formar una banda como tener amigos. Mientras miraba fascinado la guitarra, no se dio cuenta de que el dueño de la tienda lo notó, se acercó a la guitarra para tomarla y luego la sacó fuera para dársela a Pato.

Pato:¿Eh? (Confundido mirándolo) ¿Por qué me la da, señor?

Dueño: (Sonriendo leve mirándolo con gentileza) Veo en ti esa mirada soñadora e inocente, te la regalo pequeño.

Pato: (Sorprendido) ¿En serio me la regala? (Lo abraza feliz) Muchas gracias, señor.

Dueño: (Sonriendo lo abraza también) No hay de qué, pequeño.

Desde ese día Pato practicaba con su nueva guitarra, componiendo canciones, gracias al dueño de la tienda que le regaló la guitarra estaba haciendo lo que más le gustaba...