CAPÍTULO 15: DECEPCIÓN
"Nunca le falles a alguien que te quiera de verdad, ese es un corazón que después no podrás reparar"
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—¿Qué haces aquí? —preguntó el muchacho. Su voz denotaba hastío y no solo por el viaje
—Vine por ti, no es obvio—
—¿Como supiste que venía? no creo que mi padre te lo haya dicho —
—Los supuse—respondió la chica encogiéndose de hombros para luego sonreír con picardía— solo tuve que hacer un par de llamadas para averiguar el vuelo—
YeonJun frunció el ceño.
—Pues no debiste molestarte... ahora, hazme un favor y devuélveme mi maleta —pidió el chico con dureza y acercándose un paso para tomar su maleta de las manos de la rubia, pero ella lo esquivó haciendo un mohín
— Yeonnie... esa no es forma de saludar a tu mejor amiga, después de dos meses sin vernos—
—En realidad ni siquiera debería dirigirte la palabra... dame mi... —YeonJun trató de tomar nuevamente su maleta y la chica volvió a juguetear con ella. El muchacho bufó en molestia
—Eso no es justo, estoy aquí para recogerte, aunque no hayas respondido uno solo mis mensajes en meses—
—Nadie te lo pidió Lea —
—No seas grosero Yeonnie ¿Por qué me tratas así? —preguntó la rubia compungida y muchacho contuvo una risa en el pecho
—¿En serio preguntas por qué?... Eres increíble Lea— le dijo mirándola fastidiado y arrebatándole por fin el accesorio con algo de fuerza, para luego hacer rodar su equipaje.
La menor se quejó agitando su mano por lo brusco del movimiento, pero el de cabellos azulados ya avanzaba a paso firme, ignorándola. A la omega no le quedó más remedio que insistir corriendo tras él.
—Yeonnie ¿cuándo te volviste un bárbaro eh? — la chica trataba de mantenerle el paso, evitando lo más posible chocar con las personas que abarrotaban el aeropuerto —¡Yeonnie!!
—¡¿Qué demonios haces aquí Lea?! — cuestionaba el muchacho sin detener su marcha
—Ya te lo dije vine por ti, tu no me contestas los mensajes, ni las llamadas... ¿qué querías que hiciera?
—No se... dejarme en paz como dijiste en tu último mensaje—
—No lo voy hacer, hemos sido amigos siempre, no puedo dejar las cosas así —
—Amigos, por favor Lea...—Soltó riendo irónico
—¡¿Como puedes decir eso por un tonto error Yeonnie?! — Lea elevaba la voz y empezaban a llamar la atención, mientras bajaban las escaleras eléctricas del aeropuerto
—¿Llamas error a lo que me hiciste? —preguntó volviendo su mirada solo un momento
—Si... porque lo fue Yeonnie... acepto que metí la pata, pero ya te pedí perdón mil veces ¿qué más quieres de mí? —
—Nada... Lea que ese es el problema, que ya no espero nada de ti—
—Esto es absurdo ¿sabes? no entiendo porque sigues molesto conmigo, si yo fui la que más salió perjudicada en todo esto—
Ya casi llegaban a las grandes puertas de cristal a la salida del lugar y el muchacho se colmó
—¡PORQUE ME ENGAÑASTE LEA!... ¡POR ESO! — gritó molesto para encararla, apretando los puños y ocasionando murmullos entre los que los veían— me hiciste creer que solo buscabas encontrar una salida a la presión de tu padre y que para eso necesitabas hablar con mi hermano ... ¡Y YO COMO IDIOTA TE CREÍ! Confié en ti, te di el número de habitación de Jin, te ayude con su seguridad, todo para que terminaras haciendo semejante... semejante—YeonJun apretaba sus ojos y sus labios en señal de contención— ¡mierda Lea!... ¡¿cómo pudiste?! —
—¡Fue una estupidez! ¡tienes razón!... no debí hacerlo, pero estaba desesperada ¿sí?... tu bien sabes lo mucho he amado a tu hermano, lo que he soñado con él... solo quería convencerlo...pero se enojó...y yo...—
—Lo chantajeaste con ese asqueroso video...—terminó el muchacho en tono frío a pesar de su pecho subía y bajaba, un poco por la carrera, un poco por la discusión.
—No me enorgullece, sé que estuvo mal... pero fue por amor—agregó ella en tono bajo mirándolo a los ojos
—Eso no es amor Lea... estas obsesionada, te lo dije siempre... te pedí que te olvidaras de él—
—Yo no puedo olvidarme de él. Sé que para ti es difícil de creer, pero yo lo amo sinceramente—la rubia le hablaba en tono de súplica y el muchacho solo negaba mientras escuchaba—solo quería una oportunidad para demostrarle que era perfecta para él, como él lo es para mí, que era la omega indicada para ser su pareja, que nadie lo amaría como yo—
YeonJun se llevó una mano a su cabello, mientras resoplaba. La terquedad de la muchacha simplemente lo sacaba de quicio, pero trató de serenarse.
—Bien sabes que tu no "eras" la indicada Lea, nadie lo es... ¿cuándo lo vas a aceptar? —le dijo arrastrando las palabras y mirándola fijo — Jin ya tuvo a la indicada, a su destinada y la perdió, lo sabes de sobra... Él no puede amar a nadie, porque Irene era la mitad de su alma y para Jin siempre será la única omega—
—Pero ella murió y ellos nunca estuvieron enlazados, yo sé que yo pod...—
—¡Eso no cambia nada! ... era su ¡DESTINADA! por dios Lea — interrumpió ofuscado el muchacho ya perdiendo los estribos— Jin no necesitó un lazo para amarla, ¡lo hace todos los días! ... Jin busca a Irene en cada omega con la que se involucra y tú lo sabes porque lo has visto, siempre las busca parecidas ella... porque no la olvida y ¡no lo hará jamás! —aun agitado disminuyó el tono— entiende Lea tu ni siquiera te le pareces, eres todo lo opuesto a Irene—
Un gesto dolido cruzó por el rostro de la chica, pero inmediatamente frunció el ceño y desvió la mirada en señal de obstinación
—Tú no puedes asegurar eso, solo tenías 7 años no pudiste conocerla bien—
—Puedo asegurarlo, la conocí lo suficiente para hacerlo, ustedes son muy distintas—la rubia seguía sin mirarlo y respiraba agitaba, su aroma no mentía estaba molesta, YeonJun trato de conciliar — pero no significa que sea malo... a tu manera eres perfecta al menos para mí, aunque nunca lo pudiste ver—
Lea giró el rostro para verlo otra vez y empezó a negar con rostro afligido
—Yeonnie, no hagas esto, no insistas —
— No te preocupes no pretendía insistir, eso fue hace mucho—respondió tranquilo—Lo malo es que por esa estúpida fijación tuya con mi hermano, no solo rechazaste mis sentimientos, también traicionaste mi amistad—
El mayor arrancó nuevamente en dirección a la salida y la chica volvió a seguirlo, cuando lograron cruzar las puertas de cristal, la omega cubrió su cabeza con la capucha del abrigo y continuó.
—¿Y no crees que lo estoy pagando ya?... mira lo que me hizo tu hermano, no solo destruyó mi carrera y mi imagen, sino que eso orilló su compromiso con el imbécil de JungKook —
—Y eso es en realidad lo que más te molesta ¿cierto? que JungKook terminará llevando la marca que tu quería. No es mi amistad lo que lloras—
—No voy a negar que me duele, pero más me duele que hasta tú, me des la espalda en este momento. Ni siquiera has opinado de todo lo que me hizo tu hermano—
El comentario encendió nuevamente al chico, deteniéndose molesto otra vez. Ya para entonces estaban en la acera exterior y pretendía hacerle señas a un taxi, pero prefirió contestarle a la omega.
—Te equivocas... yo no le perdono a Jin lo que te hizo y por eso no quiero saber nada de él, porque a pesar de lo mucho que me heriste con tu engaño, lo que te hizo me dolió—
—Dices eso, pero estas aquí para su compromiso, en cambio a mí me ignoras y me tratas así—
— Porque aunque lo dudes, de mi hermano hace muchos años no espero nada, tú eras muy importante para mí y me defraudaste, provechándote de nuestra amistad y de mi cariño—aunque YeonJun ya había pasado la etapa más amarga de ese engaño aun dolía— además, para tu información, solo estoy aquí porque mi padre me obligó, pretendo aplicar por una beca completa de dos años en Chile—
—¡¿Qué?! — soltó la chica abriendo mucho los ojos. Quiso refutar, pero alguien aclarando su voz lo impidió
Ambos voltearon a ver y frente a ellos se encontraba YoonGi el guardaespaldas y chofer personal de su hermano mayor, extrañamente informal en un polo amplio blanco, skinny negros, abrigo largo, también negro, y gafas oscuras. Lea inmediatamente arrugó el ceño y si las miradas mataran el chofer ya estaría agonizando el piso.
—Bienvenido joven—el mayor hizo una reverencia.
YeonJun a pesar de su humor quiso reír, pues YoonGi jamás era tan formal con él. Era obvio que lo hacía por la presencia de la rubia y no había que se adivinó para suponer el motivo. Lea veía en YoonGi, otro responsable de su escándalo por ser el hombre de confianza de Jin. Incluso YeonJun lo había hecho, pero abandonó la idea considerando que en realidad el mayor solo trabajaba para su hermano, su función era siempre obedecerlo sin importar qué.
—Hola Yoon—saludo el muchacho al chofer, viendo como la omega torcía la boca, mientras resoplaba y zapateaba
—Es bueno volver a verlo joven... ¿quiere...—
—¡Podrías darnos un momento! —interrumpió la rubia con evidente molestia— ¡Toma la maldita maleta y piérdete! Yeonnie y yo aun no me hemos terminado de hablar—
YonnGi le sonrió a la muchacha, ocasionado más miradas asesinas, pero relajadamente se acercó y tomó la maleta para guardarla en la parte posterior del auto. Lea volvió a resoplar y tomando del brazo al muchacho, lo alejó de los oídos del guardaespaldas.
—De hecho, tú y yo ya hemos terminado de hablar Lea, no hay nada más que decir—
—No puedes estar hablando en serio... tú no puedes irte a vivir a Chile—
—Estoy hablando muy en serio, ya llené la documentación. Estoy esperando respuesta—
La rubia no pudo hablar por unos segundos, mientras veía el rostro serio de su mejor amigo. Miles de pensamientos pasaron por su mente, recuerdos de la única persona que siempre la escuchó y a pesar de sus errores o lo que la gente dijera, jamás se alejó. El muchacho estaba muy dolido, ella entendía eso, pero también significaba que su afecto seguía intacto. Lea entonces llevó ambas manos al rostro del chico mucho más alto que ella. El alfa se sobresaltó, pero no evitó el gesto.
—YeonJun tu no quieres hacer esto... solo lo haces porque estas herido y yo sé que soy culpable, pero estoy realmente arrepentida ...perdóname por favor, de verdad lo siento mucho—
—Defraudaste mi confianza Lea, eso no se borra con un perdón—le dijo retirando las manos pequeñas de la omega— Ya no seré más el tonto de YeonJun para ti Lea—
El comentario no le gustó a la menor y frunció el ceño
—No hables así Yeonnie... yo jamás he pensado eso, tu sabes que el resto del mundo me importa una mierda, menos tú—
—Yo también creía eso...antes—le dijo girando finalmente hacia el auto—hasta mañana Lea—
—YeonJun... ¡YeonJun! —
El menor de los Kim subió decidido al asiento del copiloto de aquella camioneta Mercedez Benz. No le dirigió ninguna última mirada ni a la chica que gritaba su nombre otra vez, ni al chofer que había observado todo con los brazos cruzados, recostado del auto. Cuando el vehículo arrancó, YeonJun volvió a liberar agotado todo el aire que estaba conteniendo, apoyó su cabeza del asiento pensando que no llevaba ni media hora en Corea y ya estaba deseando largarse.
Las amplias verjas de seguridad le daban la bienvenida a aquel Bugatti gris claro, para que avanzara hacia la mansión Kim-Wang. Jimin se estacionó a un costado de la entrada principal de la residencia, y bajó de su auto ajustando su abrigo.
Había llovido, pero la tarde continuaba nublada amenazando con nuevos chubascos, para incrementar aquel frío que ya le calaba los huesos. El pelirosa lo sentía aún peor, pues él simplemente odiaba el frío y su opinión no cambiaba al sentir su esbelta figura, ser azotada por una inclemente brisa. Por esa razón, se detuvo a observando con atención hacia el fondo del jardín trasero de esa propiedad, pues un chico se encontraba muy tranquilo sentado sobre el piso de una elegante pérgola.
El muchacho estaba muy ensimismado leyendo o escribiendo, Jimin no podía asegurarlo por la distancia, pero lo cierto era que no parecía para nada afectado por el clima, mientras que a él le rechinaban los dientes vergonzosamente, producto de la incomodidad.
—¡Uff!... Desearía tener su calor—bufó el alfa negando, mientras caminaba hacia las grandes puertas de la casa.
Solo hizo dar unos pasos sobre esas escalinatas, cuando un beta por mucho más alto que él y una sexy alfa, cortaron su avance. Jimin no pasó por alto el extraño gesto que momentáneamente vió en la mujer, mientras se acercaba a ambos. No le dió mayor importancia puesto que, aunque era una alfa seguía siendo una chica y él solía causar ese efecto en cualquier fémina.
—Buenas tardes... soy Park Jimin, el señor Kim me espera —
—Fuimos informados señor Park, lamentablemente el Señor Kim no se encuentra. Le manda sus excusas, pero no va poder desprenderse de sus obligaciones— contestó el beta
—Ni creas que vas poder evadirme, SunYoon—Jimin sonrió—Entiendo, pero como le expliqué a él mismo, estoy dispuesto a esperar—
—El Señor Kim podría tardar, señor Park —intervino la alfa
—Tengo toda la tarde, no se preocupe—
Ambos guardaespaldas se miraron y por el gesto, el pelirosa supuso que esperaban esa respuesta
—Desafortunadamente no podemos dejarlo entrar, señor Park. Como comprenderá en casa solo se encuentran la esposa y los hijos omegas del Señor Kim. Sin su presencia, no tenemos autorización para permitir la entrada de otro alfa—explicó el beta—sin embargo el señor Kim nos dio instrucciones para guiarlo a la terraza, si deseaba esperar por él—
—Infeliz, seguro quiere que se me congele el culo...—
—No tengo problema con eso —contestó con la mejor de sus sonrisas
Los guardaespaldas lo guiaron hacia la terraza posterior de la casa. Era amplia y muy elegante con comedor externo, sala de estar y minibar, pero completamente expuesta por los balcones que daban al jardín, y que convertían el lugar en el área perfecta para morir petrificado.
—Las cosas que hago por ti Jin—pensó el alfa, mientras metía las manos en los bolsillos de amplio sobre-todo gris y un tenue vaho salía de su boca. Sintió su encendedor en el fondo de uno ellos y pronto sacó una elegante cigarrera de su abrigo.
—No hay problema si fumo ¿cierto?... no lo hago a menudo, pero con este frió acojonante lo necesito—le preguntó Jimin a ambas figuras y vió a la chica contener una risa mirando con una ceja alzada al su compañero. Fue él quien contestó en tono serio
—No se preocupe señor Park... haga lo que desee—
—Siendo así, yo prefiero dejarlo en compañía de mi superior, señor Park—terció rápidamente la chica rodeando al beta, para luego darle una suave palmada en el hombro—entre fumadores se entienden... permiso—
La alfa no dio tiempo de respuesta e inmediatamente se perdió en el interior de la mansión. Había tomado el detalle de la fumada para apartarse y buscar a JungKook, pues debía advertirle de la presencia de aquel alfa en la casa. Algo totalmente inconveniente a menos de 24 horas para su compromiso, pues sabiendo lo que el hombre representaba para el muchacho, las cosas podían complicarse gravemente si se encontraban—¡Mierda! ¿Qué carajos hacia el tipo aquí? —
Que ironías tenía la vida, años de conocerse y una situación como esta jamás se presentó. JungKook hubiera saltado en un pie si se hubiera dado antes, hoy solo hundía más el puñal en su adolorido corazón y Hwasa no estaba dispuesta a permitir más sufrimiento para el muchacho.
—¿Gustas uno? —ofreció Jimin una vez quedaron solos, pero el otro negó y el menor se encogió de hombros.
Dándole una calada a su cigarro, paseo su mirada por el jardín y la piscina, deteniéndola con curiosidad justamente en aquella pérgola distante, que había visto cuando llegó.
—¿Eso que está en allá es una chimenea real? — preguntó nuevamente señalando al inmueble en medio del jardín. Y es que si su vista no le fallaba, el cobertizo contaba con una pequeña chimenea interna, que por lo que veía estaba encendida.
—Si señor—confirmó el beta y Jimin sonrió
—¿Hay algún problema porque yo espere la llegada de Kim, en ese lugar? —volvió a cuestionar el menor y Siwon lo miró con atención, pero no contestó—Verás...el frío y yo no congeniamos bien y temo que para cuando llegue Kim, mi cerebro ya no funcione... ¿entiendes? —
El dramatismo del alfa lo hizo sonreír. Lo cierto era que él también odiaba el frío, por lo que tampoco le hacía gracia estar allí acompañando al visitante.
—Haremos esto señor Park. Usted espere en la pérgola, mientras le informo al señor Kim que decidió quedarse y averiguo si demorará—
—Eso me parece bien—
Pronto el guardaespaldas ingresó en la casa y Jimin descendió las escaleras para atravesar el jardín y rodear la piscina, en dirección al gazebo.
De entrada, la estancia era flanqueada a izquierda y derecha de solo dos largos sofás en tono oscuros con su respectiva mesita ratona. Al fondo se observaba la rústica chimenea en bloques de arcilla escalonada y a un lado de ella, más precisamente del lado derecho, un mostrador que definía la esquina, con copas colgando del techo en aquella área. Claro indicio de la utilidad de la misma, como barra.
El bonito inmueble se mezclaba perfectamente con el jardín, pues las enredaderas tapizaban las columnas y en medio de aquel frío Jimin lo sintió agradablemente acogedor. Aunque no sabía si era por la tibieza del ambiente o por el aroma que percibía. Pues con solo poner un pie en aquel lugar, una leve pero dulce esencia a moras y azucenas lo recibió, implicando obviamente la presencia de un omega allí y Jimin tenía claro de quien se trataba. Lo había distinguido incluso a la distancia.
Si bien era cierto que a lo largo de los años, fueron pocas la ocasiones en que tuvo algún contacto o dialogo con el muchacho, pues era demasiado tímido, Jimin jamás olvidaba un aroma. Lo raro era que no lograba divisarlo a simple vista.
El alfa descartó el cigarro al entrar completamente en el gazebo, ojeando el lugar. Se acercó al calor de la chimenea, su principal motivo para estar allí y girando su rostro hacia la izquierda, finalmente lo encontró.
El prometido de su primo dormía plácidamente, escondido tras el sofá, casi en el resquicio del piso de madrera y sobre alguna especie de delgada frazada. Su espalda y cabeza estaban recostadas del mueble, pero producto del sueño había echado su rostro hacia un lado, dejando su frente apoyada contra una columna, y haciendo caer su flequillo sobre sus ojos.
El omega seguro se había quedado dormido mientras leía, pues una de sus manos sostenía apenas un pequeño, pero grueso libro. Nuevamente Jimin envidió la capacidad del chico para dormir tan plácidamente en medio de tan molesto frío, porque si bien era cierto la chimenea aportaba muchísima calidez al lugar, el muchacho solo vestía un polo manga larga, unos holgados pantalones deportivos en azul y estaba descalzo. Por si fuera poco, no tenía ninguna frazada cubriéndolo, solo la que le servía de tapete.
Negando para sí mismo, el alfa dio un paso al costado y pretendía retirarse para no interrumpirle el sueño, cuando notó que el pequeño libro que el chico sostenía, en el borde del resquicio, amenazaba con desprenderse de sus dedos. Eso no le hubiera importado, si no fuera porque estirando su cuello un poco más, Jimin pudo notar el charco de agua lodosa que lo esperaba.
Asumió que el omega no podría detenerlo estando tan sumergido en su sueño, por lo que se colocó en cuclillas al lado del muchacho y se extendió sobre él, alargando su mano para retirarle el libro. El alfa estaba un poco demasiado sobre él, pero cuidaba de no despertarlo, cuando escuchó un balbuceo haciéndolo detenerse, para observar al bello durmiente.
—ymmmim—
Volvió a repetir el muchacho, pero Jimin notó que seguía profundamente dormido y procedió a finalmente tomar el libro de sus manos, logrado su cometido en calma. Pretendía apartarse, cuando su mirada topó con unos hermosos ojos grises, que lo miraban con —¿fascinación? —.
—¿Hola? —
Fue lo único que pudo decir Jimin pues con solo abrir la boca, el gesto dopado del menor cambió bruscamente a uno de real pánico, abriéndolo sus ojos en demasía. Sin poderlo evitar, en un movimiento rápido, fue repelido con gran fuerza, contra la esquina de la chimenea golpeando su cabeza y espalda contra la firme roca, sacudiéndole hasta el apellido y arrancándole un quejido de puro dolor de paso.
Del azotón varios retratos y trofeos sobre la repisa de la chimenea, cayeron frente a la mirada atónita de JungKook, incapaz de creerse lo que acababa de pasar.
Se había quedado dormido luego de escribir, las que pensaba serían sus últimas líneas en ese viejo diario, y su sueño le estaba pareciendo infinitamente agradable. En realidad, no era la primera vez que soñaba con él, pero si era la primera vez que podía percibir hasta su aroma en medio de sus fantasías. No pudo dejar de imaginarlo como un regalo para su dolor.
El aroma se había vuelto tan cercano, que JungKook codició un poco más de su regalo, complaciéndose al encontrar una cabellera rosa casi sobre él y luego una mirada traviesa del alfa de sus sueños. Jamás pensó que su fantasía hablara y lo saludara, notando con horror que no era una ilusión. El mismísimo Park Jimin estaba a escasas pulgadas de él.
No pudo controlarse, los nervios lo traicionaron y cuando fue consciente había empujado con manos y pies al alfa, azotándolo contra la chimenea. Y ahora estaba allí totalmente acorralado contra el sofá, agitado, con la garganta seca y observando como el hombre sacudía su cabeza con gesto de dolor.
—La puta madre.... Creo que recordé hasta mi primer pañal—se quejó el alfa al fin aun con los ojos cerrados, pero Jk no contestó. Después de unos segundos Jimin consiguió enfocar a su agresor—Wao y te veías tan pequeñito y frágil... recuérdame no volver confiarme de un omega hombre—
Jimin aun maltrecho, sonrió por su comentario en plan de chiste, pero su gesto se alarmó al notar los ojos acuosos del menor.
—L-lo la-lamento...—
Fue lo único que dijo Junkook, para luego rápidamente quitar sus ojos llevándolos desorientadamente de un lado para otro conteniendo las lágrimas, pues sí antes se sentía mal, ahora estaba peor.
Él pensaba que en realidad nunca había tenido alguna oportunidad con el alfa y acababa de demostrárselo. La única vez en todos esos años, que pudo tenerlo lo suficientemente cerca, y venia él y se comportaba como un bárbaro, golpeándolo y reafirmándole lo lejos que siempre estuvo de gustarle. JungKook solo quería desaparecer y perderse de su vista, mientras frustrado y de rodillas sobre el piso buscaba su diario. Porque solo faltaba que el alfa lo leyera por error, para hacer más dolorosa su humillación—si tan solo lo encontrara—
—Ohh... espera—intentó Jimin pero el omega no lo escuchaba.
Jimin aún estaba mareado del golpe, pero entendía que su comentario no le había gustado al chico. Recordó las palabras de aquel rubio respecto al muchacho y lo entendió —Eres un imbécil Jimin—suficientemente mal debía hacerlo sentir su propio padre —¿cómo le dices una cosa así, justo al hijo omega de SunYoon? —
—Oye... yo no quise...—repitió, pero nada logró, el menor seguía divagando con la mirada—niño... escúchame... —
Nada, el omega ignoraba todo a su alrededor incluyendo su voz, desesperando a Jimin y fue fácil para él, percatarse de que lo que buscaba tan ansiosamente, era el fulano libro que había quedado en medio de ambos. Cuando finalmente lo encontró, lo vió gatear en su dirección, para tomarlo entre sus manos y rápido adivinó su siguiente movimiento —Ohh no...no lo vas a hacer—pensó incorporándose
—¡¿Quieres parar?! —
Un solo latido retumbó con fuerza en sus oídos y JungKook contuvo el aliento, pues la voz demandante del alfa y su mano sujetando firmemente su muñeca impidiéndole levantarse, lo sacudieron en lo más profundo, paralizando su cuerpo. El menor apenas pudo disimular la sumisión de su omega, el diario cayó de sus dedos y terminó sentado obedientemente sobre sus piernas, mientras sus ojos se clavaban en el contrario
Jimin había tenido que ser más rápido que el azabache, para detenerlo antes de que huyera como seguramente era su intención. Permanecía nuevamente cerca del omega, con una sola rodilla apoyada en el piso de madera y algo agitado producto del esfuerzo
—Mira... discúlpame ¿sí?... fue un pésimo comentario —
El muchacho no contestaba, solo parecía mirarlo con intensidad y un tenue sonrojo, lo que lo llevó a soltar el agarre de su muñeca. Seguramente no era un toque, al que el chico estuviera muy acostumbrado
—Creo que el golpe me dejó idiota... porque lo dije sin pensar—bromeó y vió al muchacho salir de su trance para desviar su mirada incómodo. Jimin apretó los labios conteniendo una maldición, queriendo cachetearse mentalmente, pues tocar el tema de golpe no mejoraba las cosas—quiero decir... en realidad mi idiotez no es nueva... siempre he sido idiota—intentó tratando de relajarlo, pero no lo conseguía—me refiero a que... incluso idiota a veces es mi estado natural o más bien que... bueno, no eres responsable de eso ¿entiendes? —
El muchacho no le dirigía ninguna mirada y Jimin se rascaba la cabeza sintiendo que nada de lo que decía reducía la tensión y ya comenzaba a frustrarse. Hasta que pudo ver una pequeña sonrisa tirar de los labios del azabache.
—Al menos ya te ríes—
La voz suave del alfa, lo hizo corresponderle la mirada momentáneamente, desviándola otra vez avergonzado y levantándose
—Aun así, lo que hice estuvo muy mal, yo estoy muy aver...—
—No tienes porque—interrumpió Jimin, haciendo lo mismo
—Claro que sí, seguro pensarás que soy un salvaje —
—Yo no pienso eso JungKook—el alfa dijo su nombre y el muchacho volvió mirarlo—lo que hiciste es apenas normal. Invadí tu espacio personal sin tu consentimiento, tenías derecho a defenderte—
—Pero no así... fue exagerado—
—No lo creo. En realidad, fui yo el que se confió de tu tierna carita de niño bonito—comentó Jimin encogiéndose de hombros y causando un nuevo sonrojo en el menor— el fallo fue mío—
JungKook no sabía cómo sentirse por el comentario. El alfa había vuelto a señalar su falta de delicadeza, pero lo había llamado "bonito". Al final pesó más el alago y no pudo evitar mostrarle una tímida sonrisa, aunque seguía sintiéndose mal por el golpe.
—Pero el golpe fue fuerte—
—Créeme chico, que Lo que más me duele no es mi cabeza, sino mi orgullo—soltó fingiendo consternación — por favor no se lo vayas a decir a nadie. Menos a Jin, el infeliz se cagaría de la risa por semanas a costa mía—
El comentario del alfa hizo reír a JungKook y Jimin sonrió amplio, satisfecho por aligerar el ambiente y notando que en realidad el futuro esposo de Jin, era un niño bastante bonito, sobre todo por sus bellos ojos grises. Incluso su risa era agradable y si Jin no estuviera tan obsesionado con el recuerdo de Irene, bien hubiera podido darle una oportunidad al omega. Se miraron un momento y fue Jimin quien reinició la conversación.
—Creo que es la primera vez que cruzamos más de cuatro palabras ¿cierto? —dijo y vio a JungKook asentir tímidamente—a partir de mañana eso probablemente cambiará... ahora seremos familia—
Podía parecer un comentario inofensivo, pero Jimin había dicho aquello con la intención de medir la reacción del muchacho y la respuesta fue clara. Los gestos del chico que hace poco reía, se esfumaron dando paso a un semblante triste y opaco. Lo vió desviar su mirada y perderla en algún punto del sofá de enfrente
—Si supongo.... —
El tono apagado del muchacho terminó por confirmarle a Jimin, que aquel rubio había tenido razón siempre. El niño no deseaba unirse a Jin, ni siquiera por satisfacer a su padre y despreció aún más a SunYoon por eso. Pues por su ambición no solo le jodía la vida a Jin, sino que era capaz de arrancarle la alegría a un lindo omega, que para variar era su propio hijo. La voz del chico lo trajo nuevamente a la realidad.
—C-creo que ya debo irme... e-es tarde—dijo JungKook inclinándose para recoger el dichoso libro otra vez. Al incorporarse Jimin le asintió, notando el cambio melancólico de su aroma
—Si comprendo—
—Discúlpame una vez más...por el golpe—habló en voz baja y haciendo una leve reverencia se despidió—permiso—
Jimin pretendía dejarlo ir, esa era su intención, pero una extraña culpa e impotencia se apoderó de él.
—Espera...— le dijo con voz suave, deteniendo al chico nuevamente tomándolo del brazo. El omega era más alto, pero Jimin seguía siendo el alfa, solo bastó su tacto y la persistencia de su mirada, para que el menor frenara su avance—En realidad soy yo quien te debe otra disculpa. Por aprovecharme del toque que tengo para hacerte sentir mal, cada vez que abro la boca—
—No... no es así... —
—Claro es así, porque lo hice con toda la intención—dijo honesto Jimin descolocando al muchacho—tenía una duda y tu afligido lobo me la aclaró, tu no quieres este compromiso —El menor abrió mucho los ojos al escucharlo—tu padre te está obligando—
—N-no es lo que cr..—
—Ni siquiera intentes mentirme chico...—interrumpió Jimin— porque aunque lo hagas, tus ojos llenos de pena y tu triste aroma son muy honestos. Tu no quieres casarte con Jin—
De pronto su interior se convulsionaba dejando asomar sus lágrimas—si tan solo supieras— era tan irónico que justo él se lo digiera.
—Díselo JungKook—le susurró una voz en su cabeza y por primera vez no temió de ella. Las cosas con Jimin no serían distintas, es más probablemente solo le inspiraría lástima y aunque JungKook pudiera sentirse mal por eso, el sentimiento desaparecería mañana al recibir la marca de SeokJin, porque eso definitivamente no cambiará. En cambio, podría ayudarlo a cerrar ese capítulo de su pasado y convertirse en un buen esposo, así tal vez el alfa también fuera bueno con él y no tendría que repetir la historia de su madre.
—Oye... no llores—
Lo escuchó hablar y fue entonces cuando notó sus lágrimas humedeciendo sus mejillas y el agarre del alfa en ambos brazos, pues ahora estaba totalmente frente a él mirándolo agobiado, sin tener idea de lo que solo sus ojos y su toque, le producía. A pesar de todo JungKook no podía estar más feliz, pues este encuentro había sido lo más cerca que jamás pudo tener a Jimin y agradeció por eso, pero era tiempo avanzar
—Jimin yo...—
Lea
Holaaaa chummys mil disculpas por la tardanza, por eso hoy habrá doble capítulo y la próxima semana también.
Quizás piensen que hay muchos caps sin JinTae, pero hay verdades importantes antes de que ellos vuelvan a verse y quiero que las vean conmigo 😏 en esta historia aun no hay relleno Chummys 😉
Los amo por la paciencia y los amo por apoyar esta historia, pero mas los amo por darle una oportunidad a esta escritora novata😘😘
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