CAPÍTULO 10: EL PROMETIDO


"Hay veces que el amor más intenso se oculta detrás del silencio más profundo, lo malo de callar lo que sentimos es arriesgarnos a perder lo que queremos"

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—Este también es perfecto para él madame, el color resalta su piel... —

JungKook escuchaba como la dependiente, continuaba ofreciendo a su madre los trajes que en su experta opinión le irían mejor, ella se los mostraba en el afán de que el omega opinara al respecto y él solo ofrecía una media sonrisa, que caso tendría opinar, aunque estuviera emocionado por ello dudaba que incluso en ese detalle, su opinión importara.

Su madre y él habían ido de compras, era necesario preparase para la cena que se llevaría a cabo en una semana, específicamente viernes en su casa, para concretar el compromiso con Kim SeokJin, sería según palabras de su madre, una pedida de mano simbólica para efectos familiares. Un evento que debería ser de alegría para cualquier omega normal, solo representaba tristeza para él.

Kookie analizaba que en realidad nunca había podido ser libre de escoger nada en su vida, ni desde su niñez, ni mucho menos ahora, sin embrago no reprochaba los de su niñez, una vez lo hizo y había lamentado haber tomado esa actitud más tarde. En el presente en cambio sentía que la vida estaba siendo realmente injusta con él, a pesar de que debió prever que algo así sucedería en algún momento, sabiendo que tipo de familia tenia y el padre que le había tocado.

Recordaba que de niño intentó con todas sus fuerzas recibir algún gesto de afecto de parte del alfa, pero llamados de atención por comportamiento inapropiado y rechazo fueron su respuesta. Comprendió que su padre no gustaba de ese tipo de expresiones, eso cambio cuando nació Lea, entonces comprendió que el problema para su padre era recibirlos de él.

Observó como Lea era llevada a clases de canto, baile y expresiones artísticas, y cuando él quiso lo mismo, los golpes de su padre lo instaron a nunca más comentarlo, no obstante, el hombre decidió para él clases de deportes, boxeo y acondicionamiento físico. Mentiría si dijera que no se esforzó en ellos, deseaba la aprobación de su padre y el deporte dentro de todos los acontecimientos de su niñez, era beneficioso para él, con eso solo logró evadir su molestia para reemplazarla por indiferencia.

Siendo dueños de una empresa de entretenimiento, era duro para JungKook ver constantemente el recordatorio de lo que él nunca podría ser. Fue peor ver como Lea, en cambio siendo dos años menor que él, era preparada intensamente para ser idol, recibiendo el apoyo firme de su padre, eso le dejó claro que el problema seguía siendo él.

Fue fácil para su hermana Lea percatarse de la magnitud de su desilusión y contrario a todo lo que se esperaría de una hermana, la chica se encargó de humillarlo y hacerlo sentir como un tonto iluso por sus aspiraciones rotas, en especial luego de presentarse como omega. Sin embargo, Jk no podía sentir envidia o rencor por ello, si siendo complemente honestos, su hermana no era responsable de su suerte. Deseo sinceramente verla triunfar y coleccionó cada uno de sus álbumes, pero siempre fue consciente de que la conducta de la chica, terminaría por acabar con su carrera.

Su hermana acabó presentándose como omega también, pero la suerte para ella había sido muy distinta, con el apoyo permanente del alfa y una identidad acorde con su belleza y fragilidad, todo fue muy fácil de conseguir para Lea, hasta en el amor. Lea nunca tuvo temor de ir por quien le interesaba y recibir un rechazo, eso no estaba en su vocabulario, bueno hasta Kim SeoKjin. Diferente de ella, JungKook aunque siempre se consideró un omega lindo, nunca tuvo la seguridad para luchar por lo que quería, si desde mucho antes de presentarse siquiera, el destino le arrojó a la cara que jamás podría tenerlo, con tan mala suerte que su hermana terminó sabiéndolo como siempre agregando un motivo más para su cruel burla.

Después de todo lo sucedido y la forma tan despectiva con la que siempre fue tratado por Lea, cualquiera supondría que JungKook se alegraría de lo acontecido a su hermana y el escándalo social. Sin embargo, Kookie no podía sentirse más triste porque su hermana desperdició, según su opinión, la oportunidad que él hubiera estado encantado de recibir, pero nunca se le permitió.

Recordaba que una vez expresó con tristeza, su sueños frustrados a uno de los traine de la agencia —Olvídalo chico eres un omega, tienes suerte de ser su hijo o probablemente estarías limpiando pisos, créeme tu no quieres ser traine para tu padre — y tenía razón, Kookie estaba muy claro de la opinión de su padre respecto a los omegas hombres y ser uno fue su mayor temor desde que inició su adolescencia, pero un evento en particular lo hizo entender que probablemente sería algo inevitable.

Y de hecho así fue, su primer celo en casa fue motivo de una fuerte discusión entre sus padres que degeneró incluso en cosas rotas, fue una sensación desesperante para él sentir a su lobo recién despierto quemándole la piel, mientras al mismo tiempo quería huir despavorido de la presencia del alfa, que retumbaba por toda la casa con furia.

Cuando su celo pasó, se sentía culpable de ser omega, y esperó lo peor de su padre, pero extrañamente eso no sucedió, el hombre decidió simplemente ignorar el hecho. Supuso que las presiones de la empresa, la mudanza de Japón a Corea, la carrera en ascenso de Lea y el publicitado matrimonio de NamJoon colaboraron. En cambio, ordenó que pasara sus celos lejos de la familia en una casa de seguridad, por eso cuando su madre sugirió que los pasara en Francia con Tae, el alfa no se opuso.

—Creo que podemos empezar con estos —dijo su madre a la dependiente, para luego girar hacia él —¿qué dices cariño, te los mides?—

Jungkook asintió y volvió a responder con una media sonrisa, ella en respuesta le lanzaba una mirada condescendiente. Sabía que su madre no podía hacer nada por él, ya que jamás se oponía a los designios de su padre, pero al menos con ella podía ser en parte sincero. Por el rostro de la dependiente dedujo que la situación era totalmente extraña para ella, se imaginó que no todos los días veía a un novio con cara de sufrimiento en vez de euforia por el evento. De todas formas, su gesto cambio rápidamente a uno más alegre, y es que seguramente la chica pensaba en la enorme comisión que le tocaría por la compra— ¿por qué debía ella preocuparse por el rostro triste de un muchacho rico?

El chico por fin pudo poner real atención a lugar donde estaban, honestamente desde que su madre le dijo que debía prepararse para el viernes y que no daba tiempo para ir con sastres, se sintió como cervatillo guiado al sacrificio. No era que la noticia del compromiso haya generado alguna vez una respuesta distinta, pero considerando el carácter y la fama de su prometido, pensó que se opondría firmemente. Tener que ir de compras con su madre por un traje, significaba para el omega, cerrar la puerta y tirar la llave de sus esperanzas.

Estaban en a la casa Dior, un edificio de seis pisos ubicado en Gangnam-gu, la casa favorita de su madre, su interior era casi tan llamativo como su exterior con decoración moderna y delicada, además de muy bien iluminada. Fueron directo al piso destinado para las prendas masculinas y de entrada los recibía una amplia sala de estar en acabados en negro, color característico de la casa.

Su madre comunicó con orgullo el motivo de la compra —pedirán la mano de mi hijo— eso fue suficiente para que por la próxima media hora se dedicara a recorrer, calcula Jk, unas tres veces el lugar mientras su madre decidía, está por demás decir que el chico solo aportaba monosílabos. Se dedicaron a caminar entre los percheros de las prendas organizados de acuerdo a la ocasión para la que el cliente las requería, del mismo modo los zapatos a juego y al fondo del lado izquierdo, repisas  con accesorios.

Se dirigían al vestidor, y fue entonces cuando se percató que no era una, sino dos dependientas las que los atendían, cada una con cerca de cinco trajes cada una, el muchacho suspiró con fastidio —sería una larga hora

A Jk nunca le gustó darle demasiadas vueltas a sus looks, le gustaba la ropa cómoda, y mayormente sport, cuando iba de compras era por algo en específico, de ser un novio feliz probablemente haría una excepción, pero ese no era el caso, pese a ello su madre evidentemente no pensaba lo mismo. Mientras ellas seleccionaban con cual traje iniciaría la tortura, su celular vibró en su bolsillo, un mensaje de Tae —otro mensaje de Tae

Tata

Nene, sé que no me contestas porque no deseas que me meta, pero quiero que entiendas que esto no ha terminado, no te rindas Jk, una vez me pediste lo mismo y yo no lo hice, ahora no lo hagas tú, te prometí que cumplirías tus sueños y lo harás, confía en mí.

Leía el mensaje cuando su madre interrumpió

—Empieza con este JungKook, me gusta el color—su madre le mostró un traje en azul obscuro a rayas, a juego con una corbata de lazo en tonos marinos—¿pasa algo? —

—Nada mamá mensaje de Tae—negó el chico mientras guardaba el celular en el bolsillo de sus vaqueros y tomaba el traje en cuestión.

Estaba por entrar al lujoso probador, cuando el murmullo de la voz de su madre lo detuvo.

—Jungkook, tu ... ¿no habrás invitado a Tae a la cena cierto? —

El omega giró para encarar a su progenitora y pudo ver en sus ojos el temor y la tristeza que aquella pregunta representaba para ella, y por primera le pareció verse reflejado en su madre— ¿ese también sería su destino? ¿el también viviría doblegado a su alfa, incluso siendo capaz de aislar a un hijo, sangre de su sangre? — Un día llegó a pensar que no, hoy la realidad era muy distinta, más con Kim SeokJin como prometido, porque para nadie era un secreto los gustos del alfa y JungKook sabía, que él no encajaba para nada en ellos. Jamás creyó que la pena que sintió por su madre, seria la misma que sentiría por sí mismo.

—No mamá, puedes estar tranquila—negó después de unos segundos ingresando al vestidor.

Mientras se colocaba las prendas, pensó en Tae, los recuerdos más felices de su vida los tuvo a su lado y el de Hobi. Que su padre le permitiera pasar sus celos cada tres meses en Francia, fue el único y mejor regalo que pudo hacerle, indirectamente claro, si él supiera todo lo que junto a Tae y a su enfermero conoció e hizo, seguramente nunca lo hubiera dejado regresar.

Las mejores experiencias de su vida estuvieron en Francia, las primeras veces, pensaba el chico mientras un suave tono rosa se alojaba en sus mejillas, claro que no solo en el sexo, su primera vez con la libertad de expresar su música, disfrutar el baile, el arte, la diversión sin el temor a dar un paso y desatar la ira de su padre. Con Tae después de tantos años fue capaz de sentir real felicidad y por un tiempo gracias a él, acarició la posibilidad de un destino mejor, incluso si no merecía que fuera justamente él quien le diera esa alegría.

Porque mientras Tae lo considera su ángel como muchas veces le dijo, Jungkook estaba seguro de no ser ni por asomo el hermano bondadoso que él veía, ya alguna vez hablaron de ello cuando su pecho no aguantó más el amor desmedido de su hermano y la culpa no lo dejaba vivir, pero Tae vio su sinceridad como una prueba más de su cariño y de lo unidos que estarían por siempre. Se esmeró en pintar para él, como el artista que es, un mundo de colores y JungKook realmente creyó que, aunque en el aspecto más importante de su vida no podría cumplir su anhelo, en el resto tenía posibilidades.

Y es que honestamente no esperaba que su padre algún día le mostrara real aprecio, pero se había acostumbrado a ser prácticamente invisible para él y siendo un omega varón, le tomó la palabra al traine, viéndolo como ganancia. El muchacho pensó sinceramente que representaba tan poco para su padre, que podría ser libre de hacer lo que quisiera y que a él no le afectaría ni para bien, pero tampoco para mal. Eso lo animó incluso a retomar sus clases de guitarra sin provocar su molestia, se permitió sentirse positivo, y contempló con seriedad la posibilidad de un futuro mejor.

La realidad le estalló en la cara cuando después de los errores de Lea, su padre lo llamara para advertirle que debía dejar todos sus jueguitos, como él decía a sus intereses, porque pronto se convertiría en el esposo de Kim SeokJin.

El tiempo pasó lento mientras su madre evaluaba cual traje le sentaba mejor y las dependientes, una omega y otra beta no dejaban de alagar su aspecto. JungKook había dejado de entrenar hace un tiempo, una vez se presentó como omega su padre no quiso invertir en eso más, y de alguna manera el muchacho se sintió aliviado sin sentir su presión. Pero debía reconocer que gracias a eso, obtuvo un cuerpo definido que mantenía corriendo y nadando sin mas exigencias que las de él mismo.

Se dirigieron a cancelar las compras con dos trajes, el primero que se midió en azul obscuro y uno adicional en rojo vino con solapas en negro a juego con su corbata, su madre estaba satisfecha con la compra, pero Jk pensó que las chicas lo estaban aún más.

—¿Quieres ir al lunch a comer algo Kookie? —le preguntó su madre cuando ya salían de la sección masculina —ya son más de las 12—

JungKook se quedó mirándola mientras su madre revisaba los paquetes y Hwasa, su guadaespaldas se acercaba para tomarlos por ella, él estaba prácticamente resignado a su suerte, y si su destino seria así, al menos quería despedirse de aquello que tanta satisfacción le causó por poco tiempo.

—Yo...yo quiero ir a despedirme de ellos madre— le dijo a la mujer en un susurro y con suplica en su mirada.

Yan Min observó a su hijo y en su rostro reflejó su confusión inicial por las palabras del chico, hasta que comprendió de lo que hablaba para mirarlo con espanto

—No Jungkook...—

—Madre—

—Definitivamente no—su voz fue contundente mientras olvidaba el lunch y giraba sobre sus talones en dirección a la salida de la tienda.

—Madre, por favor...—

El muchacho insistió siguiéndole, mientras su madre lo ignoraba y apuraba el paso, ambos escoltados por Hwasa.

—Si ya no los voy a volver a ver, al menos quiero despedirme...te lo pido—

—¡No! Jungkook... ¿no has entendido que tu padre no quiere que estés dando vueltas por allí? me envió a mí para asegurarse de que regreses a casa inmediatamente—

—Yo lo sé madre y lo haré te lo juro...esto no me tomará mucho tiempo—

—No...no insistas JungKook—la mujer caminaba mientras hacía gestos con sus manos — tu no vas a exponerte como le pasó a L..—

—A Lea! — interrumpió el muchacho alzando su tono de voz y sorprendiendo a su madre—ya lo sé—

Para entonces ya estaban fuera de la tienda y Siwon el chofer y guardaespaldas de su madre esperaba abriendo la puerta de pasajeros. El muchacho sabía que estaba obrando mal levantándole la voz a su madre, pero quería que entendiera que él solo necesitaba un poco de aire lejos de la mansión, un tiempo para despedirse de lo que hasta hace poco lo lleno de alegría.

—Lo siento—dijo el chico bajando la cabeza—sé que no debo desquitarme contigo mamá—

La mujer podía imaginar por lo que estaba pasando su hijo, pero no podía arriesgarse a encender la furia de su esposo, después de lo que pasó con su hija menor.

—Kookie... hijo entiende—  su tono era bajo y dolorido—  tu padre no se quiere arriesgar esta vez—

—Yo no soy Lea, mamá—replicó el chico en el mismo tono—no voy a desnudarme y ni voy a una discoteca... voy solo a tocar y a cantar por última vez para ellos—

—Hijo.. —

—No voy a hacer nada para arriesgar el compromiso... jamás haría nada en contra de la voluntad de papa, tú lo sabes— se acercó para tomar las manos de su madre—yo ya entendí esto y no voy a hacer nada para resistirme madre...pero al menos déjame por última vez sentirme feliz—

El muchacho sentía que otra vez las lágrimas querían inundar sus ojos, pero él no lo permitiría, no delante de su madre. Los segundos pasaban y aunque la mujer lo miraba con suma tristeza, suponía que no podría convencerla, su padre infunde tanto temor en ella, que seguramente no se iba arriesgar a provocar la molestia del hombre al llegar sin él a casa, observó como su madre abría la boca negando y se resignó. Cuando la voz firme de su guardaespaldas interrumpió.

—Si me permite señora, yo puedo acompañar a JungKook y asegurarme de que regrese temprano a casa—

Jk observó a la morena y pese a que tardó en asimilar la información, casi se le colgó del cuello de la alegría mientras su lobo daba vueltas en su pecho. Esa era una excelente opción, si iba con ella su padre no se enojaría, miró emocionado a su madre notando como la mujer alternaba su mirada dudosa entre ambos.

—¿Ves mamá? ...por favor...déjame ir, nona cuidará de mí y no llegaré tarde a casa—soltaba feliz el muchacho.

—No estoy segura, tu padre no quiere que hagas esto más—

—Será una ultima vez y no demoraré, tampoco haré ninguna estupidez te lo prometo—

—No dejaré que se extienda señora, antes de la cena estará en casa—intervino seria la chica otra vez

La mujer mantuvo su rostro pensativo, viendo los ojos anhelantes de su hijo y los segundos se hicieron largos hasta que un suspiro cansado escapó de sus labios finos.

—Está bien...dejaré que vayas y hagas esto por última vez— señaló a su hijo y le habló en tono de advertencia—pero es la última vez que lo haces Kookie...no provoques más a tu padre – luego llevo ambas manos al rostro de su pequeño, no tan pequeño por que le sacaba un cabeza de altura—entiende querido...esto no tiene marcha atrás—

—Lo se mamá—

Jungkook aun con el rostro presa de las manos de su madre asintió y ambos se miraron con tristeza por varios segundos, sus historias eran tan parecidas.

Jk no quería deprimir a su madre, así que rápidamente cambio el semblante por una leve sonrisa, pero era la más real de todas las que le había mostrado ese día. Le dio un beso en la frente a su madre y corrió junto a su guardaespaldas, halándola y gritándole un te amo a la mujer, mientras le aseguraba que llegaría temprano.

¡La hago responsable Hwasa! — escuchó que su madre decía, cuando aún no se habían alejado mucho, mientras su guardaespaldas respondía como podía un atropellado —Sí Señora

Alfa y omega, avanzaban por la avenida con un Jungkook feliz, abrazando y besando a la chica por el camino sin importar las miradas curiosas, mientras la morena intentaba zafarse del fuerte agarre del muchacho.

—Nona eres increíble... ¿te lo he dicho alguna vez? —

—Si...si niño ya se...suéltame—

— No quiero Nona, estoy tan feliz—

— ¡Nos están viendo! — decía ofuscada la chica consiguiendo soltarse al fin de la omega

—¿Y qué? ...que nos vean...no me importa—

—Pues a mi si me importa muchachito— replicó la guardaespaldas —imagínate que le digan a mi hermoso que me ando abrazando con un escuincle por la calle—

Kookie se detuvo mirándola con fingido dolor

—Me dueles nona...lo quieres más a él, que a mí—

—Por su puesto él es mi omega, tu no— le soltó la chica sonriendo sin detenerse— y apúrate niño...gané tiempo para ti, pero no abuses—

JungKook sonrió y corrió para darle alcance, él estaba realmente agradecido con la alfa, sino hubiera sido por ella su madre jamás le hubiera dado la oportunidad de hacer esto por última vez. Hwasa era su guadaespaldas desde hace más de dos años, específicamente después de que NamJoon se casó y ellos se mudaron a Corea, antes de eso su padre jamás se preocupó por su seguridad, mientras Lea y obviamente Nam siempre tuvieron, fue una decisión extraña, pero como todo en su familia, nadie replicó.

Al principio fue duro para Jungkook que siempre había sido muy tímido, pero ella fue paciente y se ganó su confianza. Inevitablemente por la cercanía, ella descubrió sus anhelos, aquellos que a pesar de todo aun guardaba la esperanza de cumplir, así como los que nunca se llegarían a concretar, ha sido más que su guardaespaldas una amiga y alguien que lo ha sabido escuchar en sus momentos de más dolor.

—Gracias Nona...— habló el muchacho cuando ya estaba a su lado con las manos en los bolsillos

—No es nada en realidad— le contestó ella encogiéndose de hombros

—Si lo es para mí...es la última vez que podré hacerlo—

—Entonces disfrútalo de verdad...has que esos terremotos nunca olviden tu voz—

La guardaespaldas observaba a JungKook con guitarra en mano rodeado de niños, en aquella sala de estar de hospital, algunos con venoclisis, otros solo con sus madres, el muchacho no había traído el instrumento, ya que en vista de las circunstancias actuales estaba prohibido para él, pero visitaba ese hospital a menudo desde hace más de un año y las enfermeras ya le tenían una similar para cuando se presentaba ocasiones como estas.

Hacía más de un año desde que el omega empezó sus improvisados conciertos a ese público tan animado, y es que luego de que finalmente su padre le había concedido a JungKook la oportunidad de retomar y terminar sus clases de guitarra, el muchacho realmente sentía la necesidad de expresar todas sus emociones a través de la música, pero era imposible pedirle a su padre que lo dejara audicionar o grabar videos en las redes, sería una provocación innecesaria.

Quien diría que la casualidad uniría al muchacho con los mejores fans que la vida le pudo dar, mientras buscaba información para un proyecto estudiantil, en el afán de consolar a otros terminó consolándose a sí mismo, y no habían momentos de más felicidad para el chico que aquellos en los que podía expresar libremente lo que su corazón sentía, canalizándolo a través su música, pudiendo recibir aprecio y admiración a cambio.

Su padre eventualmente se enteró, pero más allá de comentarios cortantes no hizo mayor escándalo, y el disfrutó por más de un año la tibieza de sentirse satisfecho con lo que hacía, como nunca lo experimentó antes. Todo terminó el día en que le comunicó del compromiso.

Hoy sería la última vez que la melodiosa voz del omega se escuchara en aquel lugar, el muchacho cantó tanto canciones propias, como covers con todo el sentimiento que su corazón dolido necesitaba y los niños lo despidieron entre el llanto y la alegría. Hwasa observaba la escena y aunque el chico se esmeraba en que su lobo no manifestara su dolor con una fortaleza envidiable, como lo hizo en la tienda junto a su madre, para ella que lo conocía muy bien era fácil verlo, tan era así, que sabía esa presa estaba a punto de romperse y no tardaría.

Habían dejado atrás el Hospital Central de Seul hace algunas cuadras, la guardaespaldas tenía la intensión de llamar a su superior Siwon por el auto, pero el niño le había pedido que caminaran un poco más, tomaron rumbo por una vereda hacía un parque forestal y se detuvieron en un pequeño puente de concreto rústico sobre un río que atravesaba el lugar, el chico apoyó sus codos inclinándose levemente en el muro y se quedó observando en gesto pensativo el horizonte.

El clima estaba cambiando, se estaba tornando frió y el paisaje poco a poco perdía sus colores vivos, tan parecido a como él se sentía en este momento, tenían un largo abrigo de algodón negro que lo cubría del frió exterior, ojalá pudiera tener uno que lo protegiera del frió interior.

La chica a su lado lo observaba, el muchacho era lindo, su cabello largo azabache y ondulado se removía por el viento, sus ojos grises reflejaban la tenue luz del sol, tenía un hermoso perfil y unos labios pequeños muy tentadores. Recordó que cuando se lo asignaron, realmente la paso mal, su relación con Suho apenas empezaba, todavía no tenían un lazo, y le ponen un hermoso cosito tierno en un cuerpo sexy para cuidar.

Pero eventualmente las cosas se normalizaron, fue fácil en realidad ya que con esa familia era mejor mantenerse alejado, a fin de cuentas, cada loro en su estaca, JungKook no pertenecía a su mundo y el mundo del chico era realmente triste.

El muchacho era como un ave exótica muy costosa, que había estado toda una vida en una jaula de oro, había aprendido a volar tarde y por poco tiempo disfrutó de la libertad, de la noche a la mañana su verdugo de siempre, su propio padre, le cortó las alas para volverlo a encerrar en otra jaula de oro, pero justo la última que ese niño hubiera preferido, la más dolorosa para su corazón.

La guardaespaldas temblaba por el inclemente frío que iba aumentando de intensidad a medida que la tarde avanzaba, le daría unos minutos más al chico, sabía que los necesitaba. Se dispuso a checar su reloj, cuando la voz del omega la hizo fijar sus ojos en él nuevamente

—¿Sabes Nona?... a pesar que por un momento acaricie la posibilidad de cumplir mis sueños de forma parcial—la miró levemente mientras se encogía de hombros y regresaba su vista al frente—no como un idol o un artista claro está, pero si disfrutar de hacer música y quizás viajar...muy en el fondo siempre supe que estaba aspirando a mucho—suspiró—quizás por eso nunca me permití tener grandes esperanzas...así que no puedo decir que este golpe no me lo esperaba— negó con la cabeza—sabía que en algún momento esto pasaría y que yo no nunca podría elegir a mi persona especial—

La chica se acercó para acariciar su hombro, no creía tener algo mejor que ofrecer al muchacho inundado en tristeza frente a ella, su olor a llanto y melancolía estaban agobiando a su lobo, pero no había nada que ella pudiera hacer por él y fue testigo de cómo sus ojos se llenaban de lágrimas.

—Lo que nunca me espere nona... fue que mi padre escogería justo al último alfa sobre la tierra que yo hubiera querido—

Jungkook se giró hacia ella y sin poder contener más su dolor, la presa de sus ojos se liberó sobre sus hermosas mejillas.

—¿Porque nona?...¿porque justo él?— el chico la miraba fijamente como buscando una respuesta—de todos los alfas en Corea y con dinero ¿porque tenía que ser justo Kim SeokJin?...precisamente su primo— hipeaba en su dolor y se limpiaba las lágrimas bruscamente pero no cesaban — el primo del alfa al que he amado desde que tengo 11 años...incluso antes de saber que era un omega nona ¡NO ES JUSTO! —se quebró llevándose la manos al rostro.

La muchacha le apartó delicadamente las manos, el chico era más alto que ella, pero lucía como un cachorrito indefenso al que acababan de arrollar, su ojos y nariz roja, era muy doloroso para ella ver un omega sufrir, la naturaleza del alfa es siempre proteger y supuso que eso vio el niño en su rostro, porque se le fue encima para apretarla en un fuerte abrazo, mientras recostaba su cabeza en su hombro.

—Y-yo ya me había resignado Nona ...yo s-siempre supe que él jamás seria para mi—el muchacho lloraba entre los brazos de la guardaespaldas, con los ojos cerrados— yo había entendido q-que él nunca se fijaría en mí, que yo j-jam-más podría ser su omega... yo incluso aspiraba a un camino lejos de él—sus lágrimas empapaban el abrigo de la chica—...pero ¿Por qué?...d-dime Nona ¿que hice mal? ¿por qué el destino m-me hace esto? Y me regresa al suyo de esta forma—

Después de unos segundos el omega respiró profundo y consiguió serenarse poco a poco separándose del húmedo hombro de la chica, para mirarla a los ojos con los suyos aun empañados y sus mejillas convertidas en ríos

—¿Por qué la vida me regresa al dolor, restregándome en la cara lo único que jamás tendré?... y me obliga a unirme justo a su primo...justo al primo de Park Jimin —

Park Jimin el hombre que un día en un puente, salvó una guitarra y sin saberlo se robó el corazón de un niño para siempre, hoy su padre y el destino los estaba uniendo, pero no de la forma en la que el chico alguna vez soñó. JungKook sentía que la vida le había dado la peor de las bofetadas, poniéndolo cerca de su persona amada, sin siquiera tener derecho a pensar en él nunca más. 


Introducción al personaje de JungKook, les aviso que este personaje en particular tendrá  cambios a lo largo de la historia.

Probablemente encuentren en el capítulo un tanto triste, pero es necesario para que eventualmente se entienda el lazo de unión que existe entre estos hermanos. 

Si ven JungKook es uno de los omegas mas bonitos de esta historia, y su lobo es un tanto diferente pero igual de bonito, pronto todos a su alrededor lo notaran 😉

Gracias por leer Chummys 😘  

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