Dudas

¡Tu naciste para esto! ¡Tu deber es defenderlo!

[...]

No pasó mucho tiempo desde que desperté, ya había amanecido. Estaban hablando hasta que un cadete entro corriendo y azotando la puerta.

- ¡Ambos Titanes fueron asesinados! - Nos levantamos con prisa y nos dirigimos dónde se supones que deben estar.

Solo estaban sus esqueletos evaporando se. - ¡Bean! ¡Sawney! - Grito Hange, estaba en el piso maldiciendo.

Escucho a Auro riéndose, solo moví mi cabeza y lo miré de reojo. Luego de eso recibió una paliza por Petra.

- Tranquila. - Fue lo único que salió de mi boca, estaba dándole la espalda a la mayoría mientras acariciaba la cabeza de Hange.

Debería de hacer algo, nuestros sujetos de prueba habían sido eliminados, luego de tanto tiempo intentando capturar o que nos dieran la orden, todo se había ido a la mierda. Tal vez sea egoísta, mi titan sirve.

¿No?

- Ven levántate, te veo en mi oficina dentro de 15.

- Pero....

- Es una orden de tu comandante Mayor Hange. - Ordenó mirándola a los ojos, los demás se mantenían quietos, no movían un musculo.

Tú los conoces, sabes quienes son. Mátalos.

Era claro, tenemos un traidor entre nosotros y no quiere que sepamos algo, algo que cambiaría todo, otros más.

¿Quién era?

Esa era la pregunta de todos y esta vez no sabía la respuesta, esa voz me era conocida, la escuche en algún lado. Me adentre al castillo para prepararme algo de café, todo esto estaba haciendo que me doliera la cabeza de pensar tanto, escucho el agua hervir, sirvo mi café en la taza y me dirijo al despacho de Erwin.

- Adelante. - Escuchando esto entro y cierro la puerta. - ¿Quién crees que sea el traidor?

- Déjame decirte, que ya tengo la respuesta. - Él sonrió ante mi respuesta, el plan lo empezamos a hacer.

Algunos saben del plan, otros no. La expedición se llevará a cabo en unos días.

Pero esta noche tenemos que ir a por los nuevos reclutas. Luego de unos minutos de andar en su despacho me dirigí al mío, dónde pude ver a Hange en el sillón con sus codos sobre sus piernas.

- ¿Mejor? - Solté sin más, uno de sus brazos me rodeó por la cintura e hizo que me sentará en una de sus piernas.

- ¿Qué te dijo Erwin? - Pregunto mientras me veía a la cara.

- ¿Quién crees que es el traidor?

- Bueno...

- Hange... ¿Está bien dudar? – La mire en espera de una respuesta, sentía mis ojos arder, todo se volvía sofocante. – No sé qué decir, no sé si esto está bien, ¿Crees q el plan de Eren sirva?

Fueron varios minutos hablando sobre la Legión de Reconocimiento y los planes que teníamos. Sin embargo, varias cosas no dejaban de rondar por mi cabeza, mi pasado volvía luego de varios años intentando superar lo, tal vez todo sea mentira o no.

Varias veces me preguntó si estaba bien y conteste que sí, pero ya ni siquiera sé que pasa. Recuerdo conversaciones con mi tío, pero a la vez escucho voces, no se quien sea, no se que me paso ni como obtuve mi poder.

Unas horas antes de irnos, decidí entrenar, no solo mi titán, si no también mi cuerpo.

No podía dejarme llevar por la ira que tenía al pelear y recordar a mi tío, pero me era imposible, ya cansada me deje caer al pasto. Dónde solo doble mis rodillas y apoye mis brazos en estás, estaba sudorosa y cansada. Mi respiración era agitada y mi corazón estaba acelerado.

- Te veo rara desde que paso lo de Shiganshina, y si te pregunto que si estás bien me dirás qué sí.

- Ya lo dije, estoy bien.

- No te creo, soy tu hermano mayor y sé que no estás bien. ¿Qué te pasa? - Pregunto Carl, siempre fuimos unidos pero desde que tenía 12 años me distancié.

- ¿Cómo lo mataron? - Dije, él solo se acercó y se sentó a un lado de mí. Paso su brazo por mis hombros, haciendo que mi cabeza quedará apoyada en su hombro.

- Tenía 10 años cuando lo mataron, tú tenías 4 años. Fue un juicio muy largo y también doloroso, recuerdo q llorabas mucho y pedías que lo soltarán, al final.... Fue comida de titanes. - Volteé a verlo a los ojos, cuando me devolvió la mirada yo solo di una pequeña sonrisa.

Levanté mi cabeza y solo la dejé apoyada en mis brazos, que está vez estaban cruzados sobre mis rodillas. - Estoy empezando a recordar algunas cosas, la verdad hay veces en las que me alegró, pero... Hay veces en las cuales dejo de dormir y no quiero ni comer. - Suelto una sonrisa ligera, mientras acarició una de mis orejas.

-.... No es tu culpa.

- Jajaja, ya ni sé que pensar. Todo me da vueltas en la cabeza, ¿Qué pasaría si no fuera un titán? Siempre me preguntó eso, pero... Son pocas las ganas de vivir que me quedan, hermano. - Volteó a verlo con los ojos llorosos, una mirada que reflejaba muchos sentimientos encontrados. - Me acostumbré a no mostrar mis sentimientos, pero con ustedes me es imposible. Me dicen que no es mi culpa, pero ¿Para qué he sido útil?

Mire mis pies, me recordaba cuando estaba en las montañas y siempre salía al pasto a jugar. Era tan inocente y frágil, una niña que no sabía la realidad del mundo.

- Ni con el poder del titán he llegado a ser útil, ni siquiera hacer mi labor de comandante puedo llegar a hacer bien. Odio eso de mí, odio depender de alguien, odio ser débil; solo doy órdenes y listo, no hago nada más. - Sentí sus brazos alrededor de mí, esa calidez me recuerda a mamá. Cuando lloraba en las noches y llegaba a abrazarme. - Odio que siempre que cierro los ojos lo recuerde, recuerde la vez que estuve en ese lugar, solo los escucho, no puedo hablar, pero esas voces, esas malditas voces que me hablan como si supiera la verdad de todo. – Ejercía fuerza en mi agarre, lagrimas salían de mis ojos mientras mi voz se quebraba cada vez más. – Hange ya no es la misma, ella cambió, dudo si me sigue amando como antes.

- Pequeña...- Estuvimos así unos minutos, el sol comenzaba a ocultar se. Nos levantamos y sacudimos, llegué a mi habitación donde entre al baño y me di una ducha.

Salí y me cambié, al abrir la puerta estaba Carl esperando. - Toma, estás a punto de cumplir años... Mamá, papá y el abuelo me dijeron que te lo diera cuando te sientas así... Ábrelo cuando estés lista.

Tomé aquella caja y la guardé abajo de la cama, nos dirigimos a mi despachó luego de una que otras bromas.

- ¿Y piensas ya casarte con Edwin o no?

- Las cosas están complicadas. Ahora con el plan de recuperar Maria, está más insistente

- Si lo amas, cuídalo y no dejes que haga otro sacrificio.

No pasó mucho tiempo pues tenía que ir con Edwin a oír los nuevos reclutas, me levanté y tomé mi capa. Tan solo la puse sobre mis hombros y me puse la capucha.

Salimos de ahí y finalmente llegamos, dónde varios nos esperaban. Luego de decir nuestro plan y que varios se retirarán, quedaron pocos.

Sentí las curiosas miradas sobre mí, pues era obvio, tenía la capucha puesta y cubría parte de mi rostro.

- Si en realidad quieren paz y libertad. No mueran, no me haré cargo de sus familiares. - Dije sería, me retire con el saludo y me fui. Luego de varios minutos ya habíamos llegado con los reclutas, pero se les tenían que preparar.

Mientras los entrenaban y preparaban, yo me encontraba en el laboratorio con Hange. Una de las cosas que extrañaba hacer con ella, a pesar de negarse a probar conmigo, al final la convencía y siempre se emocionaba.

Amo su sonrisa y el brillo en sus ojos, cuando su cabello es desordenado y esos días donde la tengo que bañar por encerrarse en el laboratorio. Amo a Hange Zoe.

Está será la única manera de despejar mi mente, todo estaba calculado, pero había cosas que me preocupaban....

¿Sabrá utilizar el cristal?

Solo pocos sabíamos del cristal, pero si es así, será más difícil hacerlo.

-S-

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