Confidentes
¡Maldito, somos hermanos!
¡Es mi hija, no tuya!
[...]
Sin darse cuenta, se encontraba ya en la superficie y estaba en los brazos de Mikasa, se levantó y antes de que lo matará su hermano ella lo detuvo.
- ¡¿Qué haces?!
- No es necesario matarlo.
- ¡Él debería de estar muerto, más por lo que te hizo!
- ¡Él no me hizo nada!- Por primera vez le alzaba la voz a Carl, eso dejo sin palabras a algunos.
Pocos sabían de lo que había pasado 21 años atrás.
- ¡¿Por qué lo defiendes?!- Grito molesto y algo sorprendido Carl, Yumei no era de gritar mucho y cuando lo hacía, tenía sus razones.
-.... Vámonos, tenemos que llegar al distrito antes que él.- Fue lo último que dijo, para después subir al transporte dónde estaban, Hange, Eren, Historia, Johnny y ella.
Se puso de rodillas y puso la cabeza de Hange en sus piernas mientras se perdía en sus pensamientos. Escucho varias cosas y quería hablar sobre eso, pero volteó hacia donde estaba el hombre y él negaba con la cabeza.
Llegaron al distrito y una vez que dejaron a los caballos, se bajó y camino hacia dentro del lugar.
Amaneció y el plan empezaba a marchar, estaba a lado de Eren todo el tiempo. Esto les extrañaba, pero no a Eren. Comprendía un poco lo que le pasó a Yumei y todo lo que vió le hizo darse cuenta que ella solo lo protegía.
Al final, Historia termino matando a su padre y ella se presentó como la heredara al trono. La ceremonia se estaba haciendo y con eso, la coronación empezaba. Una nueva reina esta vez era una de verdad.
- Asegúrate de pegarle más fuerte a Levi.
- Claro que lo haré.
- ¿Solo por eso está aquí, comandante?.- Preguntó Mikasa, quien estaba en medio de Eren y Yumei.
- Bueno, tengo mis razones. Aparte terminando esto tengo que hablar sobre unas cosas con Historia.- Terminó de decir la mujer, la nombrada asintió mientras la miraba de reojo.
Llegaron a dónde estaba Levi y cuando lo vió, Historia se lanzó a darle un golpe. Ante eso, Levi sonrió y agradeció a los demás. Todos se encontraban extrañados, menos la comandante. Terminando un poco de hablar, ambas mujeres se dirigieron a dónde estaban la prisión.
- Adelante.- Dicho esto, Historia entro y seguido entro Yumei.
- Su majestad.
- Johnny Aikawa, eres libre. Pero con unas condiciones.
- ¿Se podría saber cuáles son?- Dijo el hombre mientras era desencadenado por su hija.
- Nos proporcionaras toda información que tengas, ayudarás a la Legión y te unirás a ella. Por último, estarás bajo mando de la Comandante Aikawa.- Termino de decir la rubia, el hombre sonrió e hizo una reverencia.
- Si eso hace que tenga mi libertad, acepto.- Dijo el hombre, ambos pelinegros salieron después de la reina.
Caída la noche, llegaron a dónde se encontraba toda la legión. Ambos pelinegros entraron al comedor y este quedó en silencio, cierta persona estaba furiosa pero su pareja trataba de tranquilizarlo.
Mientras que los integrantes del escuadrón 104° miraban extrañados e intrigados al querer saber quién era.
- ¿Por qué un viejo entraría en estos instantes?
- ¿Acaso están discutiendo la comandante y el capitán Carl?
- Será mejor que no se metan con él.- Dijo una peliroja mientras se sentaba alado de Mikasa.
- ¿Porqué?
- Él es de la familia Aikawa, hace 21 años se le arrojó afuera de las Murallas.- Volvió a decir, dejando callados a los de la mesa y volvió a hablar.- Dicen que el secuestro a la Comandante cuando tenía 3 años, aparte que cuando inspeccionaron el cuerpo de la Comandante. Le encontraron varias marcas de abuso en su cuerpo.
- ¿Cómo es que está vivo?
- No lo sé, pero desde que apareció, la comandante a estado más rara que de costumbre.- Dijo mientras encogía sus hombros.- Por eso es mejor no meterse con los Aikawa, aparte de los Ackerman y la familia del oriente. Los Aikawa tienen un poder casi parecido a esas dos familias, el suyo en mucho más fuerte. Y él.- Dijo mientras los chicos volteaban a ver al hombre.- Es uno de los mejores en su generación.
La cena continuo con un ambiente incómodo, cada uno se fue a su habitación. La mujer guío a su padre a dónde se quedaría.
- Mentiste.
- Hay cosas que no se pueden saber así porque sí.
- Era una condición para tu libertad.
- ¿No querías verme fuera de esa prisión, princesa?
-...
- Ven.- Estiró los brazos el hombre y la mujer solo caminó hasta llegar a estos, dejando que su padre la abrazará.- Cuando vayan al sótano podrán saber muchas cosas sobre el mundo exterior, por el momento, es mejor guardarlo entre nosotros. ¿Sí?
-... Si.
- Muy bien, es hora de dormir princesa. Descansa.
- Adiós.- Termino de decir para retirarse de la habitación, mientras caminaba a su despachó agarraba con fuerza el collar que tenía.- Ahora recuerdo casi todo, ¿Por qué me mintieron? Eso no lo sé y ni lo sabré.... Proteger a Eren Jeager ese es mi deber, ese es mi destino, nací para protegerlo aunque sea en contra de mi voluntad.
Siguió caminando, lo que menos quería era toparse con alguien de su escuadrón o en este caso, Hange.
Pues la mandarían a dormir y negarle ir a su despachó, o el laboratorio. Y justo Hange era la persona con la cual se encontró.
- A dormir se a dicho.
- Ni se te ocurra, Hange.
Haciendo caso omiso, Hange levanto a Yumei del suelo, cargándola tipo costal de papas. Ella solo se mantuvo quieta y en silencio, no supo en que momento se había quedado dormida.
Cuando despertó, vió a su prometida a su lado durmiendo. Se levantó de la cama con cuidado, para no despertar a Hange. Se agachó un poco y saco la caja, salió de la habitación con su ropa doblada. Antes de irse a las duchas dejo en el estante de libros de su oficina la caja.
Estaba duchándose cuando escucha como abren la puerta, ignoro el sonido y cuando termino ató la toalla alrededor de su cuerpo. Empezó a untarse la crema, cuando volteó a un lado vio que era Mikasa. Cada una siguió con sus deberes, pero Mikasa fue interrumpida.
- Necesito que me ayudes.
- ¿A-a qué?
- Pon esta pomada en las cicatrices de mi espalda.- Dijo la mayor mientras le entregaba un frasco con la pomada.
Dicho esto, se quitó la toalla, quedando de espaldas a la menor. Tenía solo la ropa inferior y el pantalón, empezó a poner en las cicatrices la pomada.
- L-listo.
- Bien, gracias.- Dijo para ponerse un deportivo y lo demás que le quedaba de ropa.
- ¿Esa cicatriz en la columna, fue de la vez que Annie se iba a llevar a Eren?
- Si.
- Pero, se supone que las heridas se sanan y no dejan marcas cuando eres un titán.
- Tuve a mi Titan de niña, no sabía controlarlo y me lastimaba mucho. Son problemas que tengo con mis sanaciones, si pierdo una extremidad sale una cicatriz. Por eso tengo tantas cicatrices.
- ¿Por qué no le a dado la llave del sótano del doctor Jeager a Eren?- Preguntó mientras se acercaba a ella, se podía notar la diferencia de altura. Ambas estaban a centímetros de la cara de la otra.
-... No es de tu incumbencia, hasta a un lado. No quiero problemas con los celos de Hange.- Dijo Yumei, pero Mikasa hizo caso omiso a lo que dijo la pelinegra.
- ¿Por qué me debería de quitar, comandante?
- Quítate niña, te recuerdo que soy tu comandante, mayor que tú y estoy casada.- Dijo mientras seguía con su cara neutra, solo eran 3 centímetros los que sobraban.
- Y eso que tiene... viéndola de esta manera, se ve muy sumisa comandante. ¿Por qué me debería de preocupar con Hange? si lo que tengo enfrente mío y a mis ojos, es mucho mejor. Aparte.- No pudo terminar de hablar pues el sonido de la puerta la interrumpió.
- ¡¿Qué carajos?!- El destino la odiaba, justo con quien menos quería tener problemas en estos instantes era con la mujer con la cual se había casado ya hace unos años, y esa era Hange.- ¡¿Qué crees que haces, Yumei?!- Gritó enojada la castaña, se estaba acercando a las dos mujeres. De un solo tirón, atrajo a Yumie hacia ella.
- Por favor no empieces, no paso nada aquí. Mikasa solo me estaba ayudando a ponerme la pomada en las cicatrices.
- ¡Me lo tuviste que pedir a mí! ¡Estás casada y eso no te da el derecho de que cualquier persona te ande tocando, quien sabe donde!
- Vamos.- Dijo mientras arrastraba a Hange a su despacho, una vez dentro, cerró la puerta con cerrojo y empezaron los gritos.
Por otro lado, la pelinegra se encontraba confusa ante lo que había pasado, no sabía porque la mujer había dicho eso y no que ella había empezado. Pero no sabía que la verdadera razón por la cuál la protegió, fue porque tiempo atrás eso mismo sucedió.
La pelinegra estaba de noviazgo con Hange y una vez, una recluta de la policía militar se había querido sobrepasar con ella. Hange lo malinterpreto y llego a tal punto en el cual mato a la mujer, le arrestaron un tiempo, hasta entonces no había pasado lo mismo.
Si nos concentramos en la discusión de la pareja, algunos cadetes escuchaban detrás de la puerta la pelea. Sus gritos dejaban con curiosidad a los que pasaran por ahí.
- ¡Ya detente con tus celos Hange! ¡No paso nada entre Mikasa y yo!
- ¡Pensé que habías cambiado, pero me acabo de dar cuenta que no es cierto! ¡Sigues siendo la misma de antes! ¡Incluso después de que paso lo de la chica de la policía militar, sigues siendo una puta!- Todo quedo en silencio, un silencio que fue interrumpido por un golpe dentro del despacho lo que hizo que todos se asustaran al escuchar caer un estante y libros.
- ¡Me case contigo Hange Zoe, te soporte durante años! ¡Tú eres la que no tienes derecho de controlar mi vida! ¡Si piensas que soy egoísta al pensar solo en mí, pues adelante. Cargo con un maldito poder, por más que quiero morir no puedo! ¡Ese es el destino de mi titán, es defender al titán fundador hasta que muera!- Incluso su hermano se sorprendió, la información sobre el titán de defensa solo lo sabían cuatro personas. Sus abuelos, su padre y ella.
- Yumei... yo lo siento.- Se empezaba a dar cuenta que nada salía como esperaban, esa realción de tantos años empezaba a quebrarse mientras más peleas tenían las dos, ese amor iba desvaneciendo y eso le dolía a cada una.
- ¡Eso no sirve de nada! ¡Te soporte todo Zoe, te saque de todas las malditas estupideces que hacías! ¡Me harte que tenga que obedecer a los demás todo porque piensan que soy un peligro al saber la verdad de todo. Me harte de tener que lamentarme cada día lo que paso, me harte incluso de mi vida!- Dicho esto, la mujer dirigió su mano al dedo donde tenía su anillo, se lo quitó y arrojo a su pareja.- Esto acaba aquí, disfruta irte de nuevo si quieres, ya no es de mi interes tu vida.
Sin saber que en un tiempo se iba a arrepentir de haber dicho todo eso, suponía que iba a ser el fin de todo, todo ser humano se equivoca.
¿O no?
Los demás escucharon pasos, se alejaron rápidamente de la puerta. Se dispersaron para que no los descubrieran. Pudieron ver como la mujer salía con una caja en mano y se dirigía a fuera del edificio. Paso todo el día y no la vieron, Arya tampoco estaba. Una persona sabía donde estaba, pero era mejor darle su tiempo.
Anocheció y nada de la comandante, fue cuando ella llegó. Su rostro estaba más serio de costumbre, casi corriendo se dirigió a la habitación de su padre. Un fuerte sonido fue lo suficiente para que todos fueran a ver que había pasado.
Se encontraron con Johnny en la pared mientras sangraba de la cabeza, unos se iban a acercar pero los detuvieron. La mujer salió de la habitación arrojando un libro al cuerpo de su padre, cuando estuvo cerca lo agarro de la camisa y lo acerco a su cara.
- ¡Eres un maldito mentiroso!- Grito la mujer mientras lágrimas salían de sus ojos.- ¡Me mentiste desde que era niña!
- Yo no te mentí, cof cof... ellos lo hicieron.- Dijo mientras señalaba a Carl, la mujer solo miro de reojo y su mirada reflejaba miedo, enojo, tristeza, emociones que no podía controlar, quería a su padre, pero esto era más fuerte.- Te dije que nunca confiaras en ellos, te lo repetí todos los días.
- ¡Me hiciste creer que estaba muerto! ¡Todos estos años!
- Puede ser cof cof... pero fue por tu seguridad.- Dijo mientras acercaba su mano al rostro de su hija, no quito su mano de la mejilla, ese calor que le transmitía no lo había sentido hace muchos años, su cabeza era un caos, no sabía qu ehacer y fue cuando tuvieron que entrometerse para detenerla, él apenas y podía mantenerse despierto por el golpe proporcionado por su hija.
Ella se encontraba agarrada soltando varios rayos, querían noquearla pero reacciono y cristalizo esa parte, haciendo que fuera imposible hacerlo. A la fuerza la llevaron al sótano, donde se tranquilizo un poco.
Fue una semana de castigo, decidieron no decir nada sobre lo que paso. Su padre estaba en cama y ella no se decidía en visitarlo o no, empezó a trabajar en el orfanato que había puesto Historia. Pasaron dos meses después de lo que paso con su padre y era el último día.
Al día siguiente se llevaría acabo el plan para reconquistar la muralla Maria, la última noche se podría decir para algunos. Nadie sabia quien viviría o quien moriría, eso era obra del destino.
Hange y ella seguían peleadas, no habían arreglado las cosas y eso le tenía contenta a cierta pelinegra. Podría tener más posibilidad de estar con su comandante, si o si iba a regresar con vida.
- No sabía que eras chismoso, Levi.
- Tsk.
- Ah~ podría ser mi última noche y creo que lo agradecería.
- Maldita suicida, caes mal. Lo único que piensas es en morir.
- Bueno... ¿Qué más podría decir?- Dio soltando una pequeña risa mientras se encogía de hombros.- Veo que tu relación con Eren fue más allá de capitán y cadete.
- Diría que lo mismo contigo, pero ya sabemos lo que paso hace tres meses. Si que hiciste un gran show un día.
-... ¿Sabes que es amar?- Preguntó de repente la mujer, al hombre le sorprendió la pregunta. No sabía que responder, no le salían las palabras.- Pues yo no, nunca supe que es amar... No se si es por el alcohol o porque esta podría ser mi última noche, que estúpida.
Ambos amigos rieron, la mujer le estiro la botella que contenía alcohol. Él la tomo y le dio un trago, estuvieron 5 minutos en silencio.
- Me acuerdo la vez que te conocí.
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Este fue un mini capítulo, como ya leyeron. Fue el como se conocieron y se convirtieron en confidentes.
Muchas gracias por leer. Hasta la próxima.
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