38."Por más que intento odiarte, no lo consigo"

Nerea.
•~•~•[•••]~•~•~

Tenía resaca.

Pero no era debido al exceso de sustancia etílica, mi resaca era emocional. El peso de los sucesos ocurridos le estaba pasando factura a mi sistema nervioso. Estar nuevamente entre los brazos de Alex fue la mejor jodida sensación de la semana, no sé lo que le ocurría a mi cuerpo cuando ese hombre me tocaba.

Todo mi ser traicionaba al raciocinio de mi conciencia.

La luz mañanera se colaba a través de los cristales de las ventanas. Estábamos en un sexto piso, con la altura suficiente para detallar la vegetación de esta zona de la isla. Busqué mi ropa con sumo silencio, él aún dormía y no estaba preparada para lidiar con sus cuestionamientos. Me coloqué el vestido y tomé los zapatos en la mano. Estaba en mi habitación, sí, el que debería marcharse era él, pero como ya dije, no estaba lista para mirar a esos ojos negros.

Batallé con el picaporte de la puerta, pero no abría.

—¿Buscabas esto?

Maldición, me había pillado. Giré lentamente observando como tintineaba las llaves entre su mano.

—Pero..., estabas durm—

—Error, tú estabas durmiendo. Desperté antes y cerré la puerta. Sabía que intentarías huir. Te conozco, Nerea.

Dejé caer los tacones al suelo, frustada.

—Si sabes que quiero huir, ¿para qué me retienes? ¿Por qué lo haces todo tan difícil?

—¿Por un segundo pensaste que me quedaría tan tranquilo solo con pasar la noche contigo? Si no insistí anoche es porque me moría por tenerte, no quería destruir el momento. Ahora es momento de hablar.

—No hay nada de qué hablar, todo está dicho.

—Las mentiras que dijiste no te las crees ni tú misma —se acercó solo con su bóxer color negro. Dios, su cuerpo es divino—, tus ojos te delatan. ¿Sabes una de las cosas que más me gustan de ti? La forma en que te ruborizas, en este siglo ya nadie se ruboriza.

Con Alex me salía naturalmente, era uno de los síntomas que mostraba mi cuerpo con su cercanía. Acarició mi cabello colocándolo detrás de mis orejas, para luego levantar mi mentón cerca de él.

—El cabello corto perfila más tus rasgos —prosiguió—, me encantas de todas las maneras posibles. Ahora, sé una niña buena y dime que pasó entre Derek y tú después que él supo lo nuestro.

Estaba agotada mentalmente, ya no quería fingir ante él. Mi vida se había convertido en una mentira constante que apagaba mi luz interior. Por un lado estaba mi madre y su deuda, por el otro, mi equilibrio emocional.

¿Qué debía hacer?

—Alex... yo —Oculté mi mirada.

—Sea lo que sea aquí estoy. ¡Te amo con mi vida, maldición! Lucharía contra todos solo por ti. Desde el minuto uno me gustaste, y desde la hora cero me enamoré de ti. No me pidas que me aleje, porque no lo haré.

Lo abracé con todas las fuerzas que otorgaban mis músculos. Él era mi complemento, mi Hilton tatuado.

—Te quiero, pelinegro.

Rió audiblemente.

—Y yo a ti, pelicorta. Ahora habla, por favor.

Hablaría.

•••

Fue difícil contar todo.

Era Derek, la persona que una vez quise. Quizás nunca acabamos de conocer totalmente a las personas, esa famosa cara oculta de la luna. Batallé contra todas mis concepciones morales, eso que creía correcto e incorrecto, solo para que la vida me otorgara la mejor lección de vida, en temas del amor no existía una metodología a seguir, desordenaba todo como un puto tifón.

Era una situación demasiado surrealista, si no la estuviese viviendo diría que hasta poco creíble, pero habitamos en un mundo colmado de todo tipo de actitudes, corrosivas, destructivas, incapacitantes.

Mi mente aclamaba un poco de oxígeno, solo caminé sin rumbo fijo. Hallé una pequeña terraza visualmente deslumbrante. Las cosas se complicarían a partir de ahora, Alex sabía toda la verdad, y una parte de mí temía por su reacción. En el mismo espacio donde habitaba, una piscina de forma cuadrada yacía impregnada en el piso. Este hotel era el más extraño que mis ojos habían visto, como una mezcla de naturaleza rústica y lujos minimalistas.

El malestar pasó de mi estómago a mis ojos, volteando todo de cabeza. Mi cuerpo balanceó, perdí el equilibrio hasta caer en la piscina. Mi piel sintió frío por el agua, las fuerzas desaparecieron de mis músculos, solo me sumergía en los metros de profundidad. No sabía que me ocurría, quería nadar pero simplemente mi sistema falló.

Abrí los ojos con dificultad para ver a un cuerpo adentrándose a socorrerme, me aferré a él con instinto de supervivencia. Sostuvo mi cintura para llevarme a la superficie. Una vez afuera, abracé su fisionomía para evitar hundirme nuevamente, tosí hasta que se irritaron mis cuerdas vocales.

—Princesa, ¿estás bien?

Era Derek con esa voz que no utilizaba hacía meses. Solo tosí, sin poder evitar separarme de su cuello.

—¿Derek...

—No hables, por favor, solo respira. —Colocó su mano en mi nunca, sosteniendo mi cabeza—. ¿Qué pasó? ¿Por qué caíste de esa manera?

El frío me delató, mi cuerpo estaba frágil. Mis pies no tocaban el fondo, invadiéndome el pánico.

—Derek, sácame de aquí. No toco fondo, me hundiré nuevamente.

Esta vez posó sus pupilas sobre mí.

—No dejaré que caigas. Mantente tranquila para llegar hasta la pared.

Asentí dejando que él manipulara mi cuerpo. Nadó como todo un profesional hasta que mi espalda sintió la seguridad del borde. Él emergió completamente, para luego tomarme por debajo de mis brazos y extraerme sin dificultad, hasta quedar sentada sobre el suelo.

—¿Estás mejor? Sentí mucho miedo cuando te vi hundiéndote. —Me abrazó inesperadamente, dejándome en shock—. ¡¿Por qué no nadaste, maldita sea?! ¿Y si no hubiese estado cerca? ¿Y si te hubiese pasado algo malo?

¿Qué le ocurría? Estaba frenético, con cada palabra emitida fortificaba más el abrazo. Lo aparté, frunciendo mi ceño.

—¿Qué pasa, ahora te preocupas por mí? ¿Qué más te da si me pasa algo malo?

—No digas esas cosas. Yo jamás desearía que te pasara algo malo. Eres... —bufó—, olvídalo.

—Termina la frase, ¿soy qué?

Todo estaba solitario, si realmente Derek no me hubiese salvado, ahora mismo estaría con varios litros de agua en mi sistema respiratorio.

—Jamás lo entenderías, Nerea. Lo único que necesitas saber es que por más malditamente que intento odiarte, no lo consigo. La fuerza de lo que siento por ti, opaca mis instintos irracionales. Eres la jodida adicción más grande de mi vida.

Sus ojos revelaron un atisbo del pasado, un reflejo que solo hallé el primer día que lo conocí. Me mataba reconocerlo, pero sé que había veracidad en sus palabras.

—Lo que sientes por mí no es sano —pronuncié lentamente, comencé andar para separarme de su cuerpo—, ¿acaso no te das cuenta?

—El día que entiendas el puto miedo de sentir que perdiste a la persona que hacía sentirte vivo, entenderás que lo sano en el amor está sobrevalorado.

Dicho esto se marchó dejándome con la palabra en la boca, con miles de interrupciones en mi conciencia y sin deseos de procesar sus confesiones.

•••

Cambié mi ropa mojada y bajé al lobby, dispuesta a buscar a mi madre y contarle toda la verdad. Me dirigí hasta la entrada buscando a través de los árboles. De repente sentí un grito que hizo voltearme hasta ver como caía un cuerpo desde la tercera planta del hotel. Impactó contra el suelo, mostrando a mis ojos la imagen más impactante de mi vida.

El pánico me paralizó, deteniendo el tiempo a mi alrededor. Los gritos de las personas se agudizaron corriendo a toda velocidad. Mi corazón se detuvo al ver el cuerpo yaciente sobre el suelo.

Era Derek.

—¡No! ¡No! ¡No! —las lágrimas nublaron mis vista, me arrodillé junto a él—. ¡Derek! ¡Derek, despierta! ¡Derek, no hagas esto, maldita sea!

Una persona quiso tocarlo, pero lo impedí:

—¡No lo toque! ¡Llamen a una ambulancia! ¡Llamen a emergencias, maldita sea!

Un hilo de sangre escurría por la comisura de sus labios, abrió ligeramente sus ojos jadeando de dolor.

—¡Derek, mírame por favor! —Mi llanto aumentó—. ¡No hagas esto, maldita sea! ¡No te duermas, la ambulancia ya viene! ¡Te prometo que todo estará bien!

—P-Princesa...

—Shh, no hables, por favor.

Sus ojos quedaron fijos, mirando hacia arriba, seguí el trayecto y hallé a Alex en la tercera planta, justo en el balcón donde había caído Derek.

No, mi alma murió cuando lo vi. Alex no pudo haberlo tirado.

Mi mundo se derrumbó, nuevamente.

🌼🌼🌼🌼🌼🌼🌼🌼🌼🌼🌼🌼🌼🌼🌼🌼🌼

N/A:

Dos capítulos más y decimos adiós a nuestra pequeña Villa del Mar.

Casi al final y aún no quiero llorar. Han sido muchos contratiempos, idas y venidas. Al día de hoy puedo decir que ya tengo un final para esta obra.

Muchas gracias a RoxanaW20 por el bombardeo de comentarios, fui muy feliz con cada notificación tuya.

A todos un excelente fin de año.

Con amor,

Dani.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top