―¿Por qué me diste esto?―Fue lo que se escuchó por la mañana en la mansión Mikaelson.

Fue una sorpresa para Rebekah Mikaelson cuando abrió la puerta y vio que Hannah estaba en la puerta. Hannah dijo brevemente.

―Hola Rebekah― dijo mientras estaba de pie al otro lado de la puerta.

Entonces, su rostro se contrajo en uno de ira. Ella no pudo contenerlo más. Era cierto que anoche le había gustado el regalo que le había hecho, pero el de esta mañana era ridículo.

Era un collar que conocía a la perfección y uno que admiraba cada vez que iba a la casa de Klaus, cuando todavía estaban juntos. Le dijo que había pertenecido a una reina o una princesa o algo así.

Lo que Hannah no sabía era que Klaus sabía que ella lo anhelaba, y pensó que este sería el momento indicado para regalárselo.

―Hola amor, ¿supongo que te gustó mi regalo?― Preguntó Klaus.

Honestamente, esperaba que ella saltara a sus brazos de alegría y quisiera que volvieran a estar juntos.

Sin embargo, debería haber sabido por el tiempo que estuvieron juntos que ella era una mujer que no se compraba, sino que se ganaba.

―No, me encantó― respondió Hanah con sarcasmo mientras rodaba los ojos.

Luego se cruzo de brazos, no queriendo pasar por alto las payasadas de Klaus. El híbrido sabía que ella podría molestarse con su intento para recuperarla.

―Entonces, aquí tienes tu regalo― añadió Hannah.

Luego le había arrojado el collar a sus pies. Afortunadamente, no lo tiró lo suficientemente fuerte como para romperlo. Sabía el valor de lo que él le había dado, y no era tan descuidada como para romper algo tan valioso.

Hannah se había acercado para quedar justo frente a Klaus, le estaba dando la mirada más amenazadora que jamás le había dado a nadie.

Esta era una de las raras ocasiones en las que Hannah Forbes estaba increíblemente enojada y frustrada.

Ella había intentado ser menos enojona y agresiva desde que dio a luz, la forma en la que actuó cuando estaba dando a luz era algo que no quería repetir nunca más.

―Sabes cómo soy, no soy alguien a quien puedas comprar― dijo Hannah.

Cuando terminó de hablar, empujó a Klaus y comenzó a caminar fuera de la mansión que guardaba sus mejores y peores recuerdos.

Mientras caminaba, se dio cuenta de que toda la familia estaba allí para presenciar lo que acaba de ocurrir, sin poder contener su curiosidad.

―Además, ambos sabemos lo que hiciste para rompernos―agregó Hannah.

Luego le dio a Hayley una mirada de soslayo y supo que el resto de la familia también vendría pronto.

―Lamento haber entrado así a tu casa― dijo Hannah.

Estaba tratando de ocultar su enojo y ser lo más educada posible sin sonar tan molesta como realmente estaba.

Hannah Forbes había salido furiosa de la mansión Mikaelson con pura rabia en su mente, esperando que Klaus finalmente captara la indirecta y la dejara en paz.

Sin embargo, Klaus era uno de los que no se da por vencido.

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DI NO A LOS LECTORES FANTASMA.

Todos los derechos y créditos reservados a la autora original: --mikaelson

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