Epílogo
Cinco años habían pasado desde que Cassandra y yo nos habíamos casado, muchas cosas habían ocurrido en estos años, unos para bien y otros para mal. Hans y Aurora habían tenido a una hija, todos celebramos aquel día cuando nos lo dijeron, le llamaron Vanya en honor a la madre de Aurora.
Eros y Dana se casaron hace tres años, y tuvieron un hijo llamado Alastair, pero le apodamos Al. Su hijo por ahora parecía humano, ya que las habilidades de dragón todavía no las mostraba. Pero eso no le importaba mucho a nadie, nosotros le querríamos siendo dragón o no.
Por sorpresa de todos, Parzival y Amelia quedaron juntos, y tuvieron dos gemelos llamados Dusan y Lorcán. Ambos eran iguales salvo por sus ojos, Dusan los tenía marrones mientras que Lorcán los tenía verdes.
Cassandra y yo adoptamos a una bebé a quién llamamos Lysandra. Una noche llamaron al portón del castillo, cuando fui a abrir no había nadie salvo la pequeña envuelta en una manta. A Cassy no le importó adoptarla y nos la quedamos como nuestra hija. Esa pequeña trajo más felicidad a nuestras vidas.
Ahora, las malas noticias eran que Rudy falleció el año pasado, fue una muerte natural, así que poco se podía hacer. Él ya tenía sus años pero había vivido lo suficiente para conocer a nuestros pequeños hijos. Gus se marchó con los de su especie para enseñarles todo lo que había aprendido conmigo en mi aventura, aunque de vez en cuando venía y nos traía algún presente.
Ahora todos estábamos sentados en el jardín viendo a nuestro hijos correr de un lado a otro. ¡Ah, sí! Otra cosa. Por fin encontré un nombre para mi reino, se llama Exilyn, un nombre extraño, lo sé. También otra cosa que cambió fue que ahora me llamaban Reina Lizbeth, ya que al casarme con una princesa ahora seríamos las dos reinas.
Nuestros hijos no se llevaban muchos años: Vanya tenía cinco años, Alastair tenía dos años, Dusan y Locán tenían dos años también, y Lysandra tenía cuatro años. Pero todos tenían algo en común, su fuerte amistad.
–¡Ly! –exclamó Vanya al ver que nuestra hija se había caído. Se acercó a ella y la ayudó a levantarse. –¿Estás bien?
–Sí. –sonrió cómo si no hubiera pasado nada.
–Lyly. –le llamó Alastair tirando de la camisa de Lysandra.
Alastair siempre iba detrás de Lysandra, eran como un par de imanes, eran diferentes pero se compenetraban a la perfección. Nuestra hija le dio la mano y comenzaron a correr de nuevo, siguiendo unas mariposas que habían en las flores.
–Buenos días. –saludó Dante acompañado de su mujer Friya.
–¡Tío Dante! –exclamó Vanya corriendo hacia él, seguida de todos los pequeños.
Era como ver a la mamá pato seguida de sus patitos. Sonreí divertida y junto con el resto nos acercamos para ver a nuestros amigos, y ponernos al día sobre lo que habían hecho estos últimos meses.
–Hacía tiempo que no te veía. –sonreí abrazándole. –¿Cómo os ha ido?
–Muy bien, majestad. –dijo Friya con una sonrisa. –Dante se ha comportado muy bien.
–Dime Liz, somos amigas. –le guiñé el ojo divertida.
–Digamos, que en unos meses habrá otra molestia andando por aquí. –comentó Dante subiendo a sus brazos a mi hija, quien reía y tocaba la cicatriz de su ojo.
–¡No me digas que vais a tener un hijo! –exclamó Cassandra asombrada, los demás abrimos las bocas como peces.
–Eso es. –sonrió Friya acariciando su vientre.
–¡Felicidades! –les abracé. Aproveché y cogí a mi hija de los brazos de su tío. –Mira Ly, pronto tendrás otro primo o prima para jugar.
–¡Bem! –exclamó queriendo decir "Bien".
–Es bien. –le corregí dándole un beso en la mejilla, ella rió divertida y se abrazó a mi cuello.
Tras jugar un poco con nuestros hijos regresamos al interior del castillo, donde comenzamos a preparar la comida mientras Dante, Friya y Aurora cuidaban a nuestros hijos. Entre risas preparamos la comida, nos sentamos en la gran mesa y nos sentamos en nuestros sitios.
Acomodé a Lysandra en mi regazo donde comencé a darle de comer poco a poco, mis demás amigas hicieron lo mismo con sus hijos. Al terminar de comer me fui con mi hija a su habitación para dormirle, estaría muy cansada de jugar con sus amigas.
Le canté una nana mientras le acariciaba la espalda y caminaba de un lado a otro. Cuando noté su respiración más pesada supe que se había dormido, la dejé con cuidado en su cama y la tapé hasta la cintura. Salí de ahí con cuidado y regresé al salón donde mis amigos parecían despedirse de Cassandra.
–Hola, Liz. Nosotros ya regresamos al reino, Vanya necesita bañarse y dormir. –explicó Aurora. –Además sus abuelos quieren verla, hace tiempo que no la ven.
–Claro, espero que otro día podamos coincidir. –les sonreí y les abracé.
–Hasta otro día, bruja. –me despidió el tuerto. –Cuida de la pequeña Ly, ella tiene futuro a diferencia de su madre.
–¡Oye! –le reclamé y Friya rio divertida. –Suerte con tu futuro retoño, espero que lo conozca pronto.
–Así será, Lizbeth.
Me despedí de todos mis amigos, quedando sola en el castillo con Cassandra y una dormida Lysandra. El resto de la tarde jugué con Lysandra a escondernos por el castillo, Jun me acompañó en el juego ya que él había decidido quedarse a vivir con nosotras y servirme cómo soldado, al parecer me había convertido en su ejemplo a seguir.
La madre de Cassandra y Sofía nos dieron una sorpresa cuando aparecieron por el portón, habían dicho que se quedarían unos días con nosotros y luego Arturo vendría a vernos junto con su esposa. Al parecer a él le iba muy bien siendo rey, y había muy buena comunicación con todos los reinos.
–Hola pequeña. –le abrazó la reina a mi hija, esta sonrió y le devolvió el abrazo. –¿Cómo has estado?
–Bien. –sonreí al ver que lo dijo ahora bien. –Mami, baña conmigo.
–¿Quieres que me bañe contigo? –le pregunté agachándome a su altura.
–Sí. –levantó ambos brazos con una sonrisa.
Alcé a Lysandra en mis brazos y me fui con ella al cuarto de baño de mi dormitorio para bañarla, una de las sirvientas estaba preparando el agua ya que normalmente a esta hora la bañaba todos los días, le agradecí y nos dejó a solas. Le quité la ropa y le preparé un nuevo cambio, me desnudé también y ambas nos metimos en la bañera de madera.
Mi hija comenzó a salpicar con las manos haciendo que un poco de agua saliera de la bañera y cayera al suelo, le limpié el pelo con un champú que Luna me había traído del futuro, cosas como esas las agradecía.
Una vez limpias me vestí con ropa cómoda y a Lysandra igual, ella me agarró de la mano y salimos en busca de su abuela y Sofía. Ella y Lysandra comenzaron a jugar mientras nosotras las veíamos con una sonrisa.
Le contamos cómo estaban los hijos de nuestros amigos y ella dijo que esperaba verlos en alguna otra ocasión. La reina y Sofía se marcharon después de cenar a sus dormitorios que tenían, Cassandra dejó a la pequeña en su habitación y al dormirla vino a nuestros aposentos donde nos acostamos abrazadas.
Estaba durmiendo tranquilamente hasta que noto que alguien me coge de la mano y tira de ella. Abrí los ojos solo para encontrarme conque todavía era de noche, la luz de la luna llena entraba por la ventana alumbrando la habitación, ahí es cuando me di cuenta de que Lysandra me miraba asustada.
–Mami. ¿Dormir contigo?
–¿Qué ocurre, Ly? –le pregunté sentándole en la cama, y hablando en voz baja para no despertar a mi esposa.
–Monstruo en la ventana. –dijo algo asustada, y escondió su cara en mi pecho.
La cogí al brazo y la llevé de nuevo a su habitación para que me lo mostrara. Ella señaló por la ventana y vi una sombra parecida a una mano que llegaba hasta la cama, Lysandra me abrazó y escondió su cara en mi cuello.
–No pasa nada, solo es la sombra de una rama. –le dije al ver lo que realmente era. Ella miró algo nerviosa cómo la luna alumbraba la rama y esta hacía la extraña sombra. –Además, tenemos a nuestro gran amigo Gus protegiéndonos.
Gus estos días se encontraba rondando por el bosque y esta noche hacía guardia por los alrededores. Le saludamos por la ventana y le sonreí agradecida.
–¿Lo ves?
–¿No monstruo?
–No, no hay monstruo. –le acaricié la espalda. La intenté dejar en su cama pero no se soltaba de mí, era cómo una lapa. –¿Quieres dormir conmigo esta noche?
–Sí, por favor.
Regresamos a nuestro cuarto que estaba dos habitaciones más lejos, Lysandra se acostó en medio de ambas y la abracé por la cintura, ella se pegó a mí y a los minutos se durmió. Le di un beso en la frente y cerré los ojos para dormir, cosa que conseguí con facilidad.
–¡Mami, arriba! –gritó mi hija, dándome unas palmaditas en la mejilla.
Lysandra sin querer me dio una patada en la barriga haciendo que me incorporara soltando un quejido, ella me miró apenada y apunto de llorar, cuando me lancé hacia ella haciéndole cosquillas. Cassandra nos observaba con una sonrisa desde la puerta de la habitación.
–¿Quieres guerra, pequeña? –le dije con una sonrisa, y ella reía sin cesar por las cosquillas.
–No. -reía sin control, haciendo que yo también riera.
–Bueno, par de guerreras, es hora de desayunar. –nos interrumpió Cassy. –Además, hoy es un día especial.
–¡Sí! –exclamó nuestra pequeña.
–¿Qué día es? –me hice la pensativa y como que no recordaba. Lysandra me miró frunciendo el ceño y se lanzó a mi regazo.
–¡Es mi cumple, mami! –hizo un berrinche.
–¡Ya lo sé, renacuaja! –la levanté en el aire con mis brazos. –No se me iba a olvidar, soy muchas cosas, pero olvidadiza no.
–Eso quisieras. –dijo Cassandra abandonando la habitación.
Nos quitamos el pijama que llevábamos y le puse una ropa cómoda pero elegante, la peiné y ella salió corriendo para buscar a Cassandra. Me arreglé un poco y salí a la entrada donde mis amigos ya habían llegado. Sus hijos rápidamente abrazaron a Lysandra y le dijeron felicidades. Ellos se fueron a jugar con Gus, quien había entrado para visitarnos, me despreocupé de ellos ya que con el Troll estarían seguros.
–¡Vamos a celebrar! –gritó Hans emocionado.
–¡Sí! –gritamos todos sonriendo.
Todos comimos entre risas y luego por cortesía de Luna, quien vino unos segundos a darnos una tarta y se marchó, Lysandra cortó con mi ayuda un poco la tarta y luego continué yo partiéndola a trozos iguales. Cassandra y yo recibimos los regalos de parte de nuestros amigos, la mayoría era ropa y Dante le dio un collar donde ponía su nombre y apellidos, Lysandra estuvo muy contenta y pidió que se lo pusiera de inmediato.
–Tía Liz. –llamó Vanya a mí lado. –¿Dónde está Rowan?
–Digamos que Rowan se ha ido a un largo viaje y no sabemos cuando regresará. –le respondí con una sonrisa.
–Ya veo. –sonrió y se marchó a jugar.
Lo cierto es que Rowan por fin ascendió al Cielo, si es que se le puede decir así, al parecer encontró la paz que tanto quería y nos despidió con una sonrisa. Lo bueno es que ella ya descansa, después de lo que le hizo mi antepasado se lo merece.
–Dime, Ly. ¿Cuántos años cumples? –le preguntó Dana con una sonrisa.
–5. –le mostró la mano completa. –Ya soy mayor.
–No tan mayor, pero sí, ya eres más mayor que ayer. –comentó Amelia con Dusan en su regazo, Parzival tenía a Lorcán en el suyo.
–Tened cuidado, los niños crecen en seguida. Pronto vendrá y dirá que tiene novio o novia. –dijo la madre de Cassandra, con una sonrisa.
–¡No le daré a mi pequeña a nadie! Antes se batirá en un duelo conmigo. –exclamé molesta. –No quiero que me separen de ella.
–¿Nos van a separar, mami? –preguntó Lysandra a punto de llorar.
–Algún día, pero no te preocupes que no lo permitiré, cariño. –la abracé y ella me abrazó por el cuello.
–Vale. –dijo algo conforme.
–Vaya par de dos. –suspiró Cassandra. –Mientras sea buena persona no me importa con quien salga. Solo quiero que sea feliz.
Los pequeños me pidieron que les contara alguna anécdota de alguna de mis aventuras, para contarle las historias salimos al jardín, donde Gus me ayudó a recrear la escena de cuando me encontré con los abandonados y me atacaron. Luego les contamos algunas historias, cómo cuando caí encima de Dante y empezamos una pequeña pelea, o cuando huíamos de una quimera colina abajo. Aquello sacó unas risas a los presentes, sobre todo a quienes vivimos aquella situación.
–¿Podemos quedarnos a dormir, papá? –le preguntó Vanya a Hans.
–No lo sé, mañana tenemos una reunión con unos nobles. –dijo apenado.
–No seas estricto, podemos quedarnos e irnos temprano. –habló Aurora haciendo que su hija sonriera.
–¡Yay! –exclamó la pequeña abrazando a Lysandra. –Hoy podemos jugar hasta tarde.
–Tampoco tan tarde, jovencita. –Hans le paró los pies a su hija.
–Nosotros también nos quedamos, sino es ninguna molestia. –dijo Parzival viéndonos a mi esposa y a mí.
–No hay ningún problema, hay habitaciones de sobra. –comenté con una sonrisa.
Juntamos varias camas para que los niños durmieran todos juntos en la habitación de mi hija, mis amigos estuvieron de acuerdo y cada uno fue a su habitación a descansar, mientras yo arropaba a cada niño y le daba un beso en la frente.
–Tía Liz. –llamó Vanya mirándome. Los gemelos ya se habían dormido, Alastair estaba a punto de caer dormido y mi hija me miraba. –Nos puedes contar otra historia, por favor.
–Ya es tarde, y ya os he contado todas. –les sonreí.
–Por favor, mami. Solo una, es mi cumple. –pidió Lysandra haciendo un puchero.
–Bien, pero es la última. –ambas asintieron con una mirada de complicidad.
Estas dos de mayor serían muy astutas, demasiado astutas.
Me senté a los pies de la cama de Lysandra, ella me cogió de la mano y sonrió. Comencé a pensar en todo lo que había vivido desde que había llegado aquí, por suerte Luna me había traído algunas medicinas para las enfermedades más comunes, hacía una pequeña trampa en la historia.
–¿Mami? –la voz de Lysandra me sacó de mis pensamientos.
–Lo siento, me he quedado pensando. Ahora les contaré una gran historia. –sonreí viéndola con cariño.
–Yay. –susurró Vanya con una sonrisa, y tapándose hasta le cuello con la sábana, al mismo tiempo que me miraba con mucha atención.
Les empecé a contar cómo había llegado a la edad media, esa era su historia favorita. Conforme les iba contando ambas comenzaron a dormir poco a poco, Alastair ya estaba dormido desde hace un rato y las dos se durmieron a mitad de la historia.
Sonreí al ver que se habían dormido, me levanté con cuidado de no hacer ruido, y les di un beso en la frente a cada uno. Corrí las cortinas para que la luz de la luna no les molestara, al salir entorné la puerta por si a media noche nos llamaran para algo.
–Cuando una aventura termina, otra empieza. –susurré para mí misma, y caminé de nuevo hacia el dormitorio.
FIN
Muchas gracias a todo/as por leer esta novela, espero que les haya gustado tanto como a mí escribirla. Si todo va bien tengo pensado hacer una novela de cierta hermana Jones que he mencionado por unos capítulos...
Escribir esta novela ha sido también una gran aventura para mí, no solo por pensar en la historia y personajes, sino también de indagar en Internet para saber todo lo posible sobre la Edad Media y sus costumbres.
Puede que en algunos capítulos hayan errores ortográficos pero todos somos humanos, y cómo no soy escritora de profesión es obvio que habrá algún que otro error.
¿Os gustaría una novela de la hermana de Lizbeth?
Nos veremos en futuras novelas en las que estoy trabajando.
Un saludo a todo/as.
Noelia Baker.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top