Yo sólo había comenzado esto por diversión, un juego tonto en el cual podría entretenerme un rato. Jamás creí que eso se llegaría a convertir en algo tan complicado, algo que ocupara todo el tiempo mis pensamientos, fantasías... Joder, deseaba tanto a mi Hyung. Lo deseaba tanto que era tan frustran te.

Todo comenzó cuando él siempre venia conmigo, me buscaba y siempre estaba detrás de mi, como un perrito, uno muy lindo a decir verdad. Admito que al principio lo rechazaba e ignoraba ya que realmente me molestaba, pero después con el paso del tiempo lo hacia por el hecho de que me divertía y lo encontraba bastante tierno, el como siempre me rogaba porque le hiciera caso, lo lindo que se veía enojado y esas hermosas sonrisas que me dedicaba.

Todo era sencillo, sólo era un juego de un rato y cuando estuviera satisfecho y ya no lo encontrara divertido, simplemente le daría fin -o eso es lo que creí-

Todo se fue a la mierda cuando comencé a desearlo, desearlo cada vez más, cuando no me sentía satisfecho con el simple hecho de que me siguiera o me rogara, no. Yo quería más, quería que me tocara, quería sentir sus manos en mi piel, sus labios sobre los míos, y sobre todo quería tenerlo montado en mi. Sí, joder, quería follarlo. Quería follar a mi Hyung, un chico. En todas mis fantasías sexuales su rostro era el único que aparecía. 

Este deseo prohibido no podrá ser saciado hasta haga mio a Park Jimin.