LA SEDUCCIÓN SEA EL ARMA

Parte I

Desire Chains IV


La frase fue tan irreal, tan colmada de formalidades que le fue difícil de comprender al momento. Luego de dejar la estancia en un cómplice silencio, pues las sirvientas bien que intuían el significado de una carta así, que nadie se atrevió a pronunciar palabra alguna a pesar de que por dentro ansiaban aclamar emociones de júbilo, bastante precipitadas pues nadie conocía aún el contenido de aquel papel tan pulcramente guardado en el sobre con la leyenda firmada en cirílicos y un sello muy elegante en tono lila opaco.

--¿Cómo se ha enterado esa persona de mí?—pregunta sin preguntar, pues la respuesta era tan obvia como el rubor en sus mejillas. Rubor, que ni siquiera tenía explicación aparente ya que, no conoce a ese tal Infante de Nóvgorod. Aunque muy en el fondo tiene un gran presentimiento relacionado con su casi mágico encuentro de hacía unas horas, en la mansión Kirkland. Y aún con la imagen de aquellos ojos violetas, tan profundos, calculadores e incluso fríos, con esa imagen le bastó para remarcar sus sospechas.

--Pero no te quedes ahí parado, ábrela—casi le grita Anne. Él la mira entre ansioso e inseguro. ¿Qué se supone que haga en una situación así? De seguir siendo beta, no habría dudado ni el más mínimo segundo, o eso le gusta pensar ahora.

--Está bien, está bien—sacude la mano como quien espanta una mosca, como tratando de quitarle importancia cuando por dentro estaba en un increíble debate que no tendría fin sino hasta que abrió el sobre sin usar el abrecartas, como era su costumbre, y leyó el contenido en su mente y para sí mismo. No demoró más de treinta segundos en hacerlo.

--Alfred, ¿qué dice?—vuelve a preguntarle su amiga y confidente, con las demás presentes igual de curiosas tras ella--¿Se quiere casar contigo?

--¿Qué dices, Anne? Si bien ni lo conozco...--pero eso no evita que su sonrojo permanezca latente. Se digna a compartir parte del contenido, pero sólo lo que el consideró adecuado—Es una invitación formal, nos invita mañana a tomar el té...

Todas exclaman como entre decepcionadas y aliviadas. Él no cabe en la confusión pero no desea preguntar al respecto de sus reacciones. Vuelve a leer la carta, la relee de inicio a fin y se imagina la voz del joven de cabellos tan dorados y clarísimos, se lo imagina frente a él y hablándole con ese acento tan bronco y sensual... ¿y ahora por qué estaba pensando así?

Dejó la carta en el tocador, pensando en que algo en la comida le estaba provocando tales pensamientos. Un caballero no debería pensar de ese modo acerca de otro caballero. Aunque claro, ahora él ya no era considerado uno. Fue vestido y arropado, las velas se apagaron y sólo un destello selene atravesaba su alcoba, reflejando el ventanal tenuemente sobre el piso. Sin poder conciliar el sueño, gracias a ese último párrafo abstrayendo su mente.

"Tiene usted los ojos más hermosos que haya visto"

Y era tan extraordinariamente similar a sus propias ideas, que no pudo evitar un poco de temor recorrerle. ¿Sería una clase de embrujo? No lo dudaba, porque nadie nunca, le había llamado así la atención a Alfred Jones, nunca.

(...)

Al día siguiente, todo al despertar fue normal. A excepción de un ligero sobre esmero por parte de las sirvientas, y ya intuía la razón pero eso no le hacía sentir muy cómodo. ¿Es que lo único que importaba en la vida de un doncel, era consumar matrimonio? Qué gran estupidez y poco uso del razonamiento. Él se considera útil para otras cosas, él estudió por años en una escuela de prestigio, él debió ser el que heredara el cargo en su familia, en su empresa agrícola, en su vida. Unos ojos bonitos no sustituyen algo así, ni por más hermosos y peculiares que sean. A esto, una lágrima escapó fugitiva de su ojo izquierdo.

--¿Qué tienes, Alie?—la morena acaricia su mejilla, dejando lo que hacía a otra compañera--¿Es por todo este cambio? No me imagino como debes sentirte...si quieres podemos decir que has amanecido indispuesto para salir hoy ¿qué piensas?—su sonrisa reconforta al rubio, que deja escapar una risilla antes de limpiar su lágrima.

--Tentador...--se reincorpora y fija la mirada en el espejo frente a él—pero no quiero huir de esto ni de nada—se sonríe él mismo, dándose ánimos— ¡además ya me terminaron de vestir, no quisiera deshacer su buen trabajo!

Y con esa última exclamación deja la alcoba, baja corriendo las escaleras y llega hasta el comedor pero no ve a nadie. Escucha murmullos provenientes del salón y va hacia allá, trotando al principio pero deteniéndose progresivamente gracias a los zapatos poco prácticos. Al llegar, se asoma por la rendija de la puerta y distingue pilas de cajas coloridas esparcidas por el suelo, flores adornando cada mesa y a su madre, hablando con otros dos de aspecto cordial y que identificó como heraldos de la corte real una vez abierta la puerta.

--Oh, veo que ya te has levantado mi cielo—su madre saluda al estilo formal—No creerás las buenas nuevas que estos caballeros nos han traído.

Los dos hombres saludan al menor, con especial dedicación, incluso demasiada desde la perspectiva de Alfred.

--Buenos días, caballeros—corresponde Alfred, que no avanza más pues los dos entremetidos dieron señales de irse ya. Los observó muy atento, casi con recelo—Madre, ¿qué son todas esas cajas?

--Regalos—responde a secas, como si ya no fuera obvio—para ti.

--¿Y quién o quienes han dejado ridícula cantidad de regalos?—hace énfasis en la palabra, un tanto fastidiado. No es que no le gustaran los regalos, pero sabía que éstos en especial venía con otras intenciones incluidas más que sólo el detalle de dar algo bonito—No me lo digas, creo saberlo muy bien.

--Hijo, no sabes cuántos y cuántas morirían por estar en tu lugar—Christine intenta recomponer el humor de su hijo pero no hace más que agravarlo.

--Pues se los doy, que yo no quiero esta vida—sale del salón, caminando agobiado hasta el comedor. Ahí fue alcanzado segundos después por su madre, que al parecer aún tenía cosas por decir.

--¿No quieres saber las buenas noticias?—hace además de preguntarle pero aunque le respondiera con una negativa, igualmente le contaría. No dejó que el otro dijera algo y prosiguió—Tu padre volverá mañana, como nuevo miembro oficial de la corte británica.

--¿Y eso se lo ha ganado por tener un hijo omega? Imagina ahora lo que obtendrá al dar mi cuerpo...

Un seco golpe detuvo la articulación de las siguientes palabras, que quedaron suspendidas en su boca a lo que trataba de digerir el hecho de que su madre, le había soltado una cachetada a mano desfundada.

--Nadie está vendiéndote, mucho menos fructificándose de tu condición ni por encima de tu libertad, tu vida o tus ideales. ¿Has entendido, Alfred?—Christine, con sus ojos fogosos clavados en los de su impactado hijo, confiesa con ardor endurecido por una repentina ira e indignación. Sin embargo no sostiene ese semblante por más de unos segundos, Alfred es incapaz de decir algo y ella se da cuenta de su error. Suspira en un reproche interno hacia ella misma que refleja colocando una mano sobre la mejilla de su pequeño y la otra sobre el dorso su mano—Perdóname, no quiero que te sientas así hijo, no quiero que vivas una vida que no elegiste pero...

--Comprendo, sé que quieren lo mejor madre es sólo que a veces...todavía en demasiado difícil aceptar todo esto—y se auto señala con su mano libre, con la otra sujeta la de su madre en sinónimo de consuelo y entendimiento—no volveré a hablar así, lo prometo.

--Yo tampoco mi cielo, eres lo que más importante y deseo protegerte, que seas tan feliz como siempre he de esperar...—y son una sonrisa amorosa que se dedicaron ambos, terminaron con aquella conversación y se dispusieron a tomar el desayuno.

Alfred sigue siendo un adolescente, y es uno al que muchas cosas se le derrumbaron al verse obligado a renunciar. Sin embargo también era un adolescente decidido y seguro, uno que no se rendiría tan fácil. Después de todo sigue siendo joven, con toda una vida por delante. Una vida incierta, pero que él se encargaría de malear a su gusto con tal de cumplir sus metas.

Una vez a punto de terminar el desayuno, Alfred le comunicó a su madre acerca de la invitación formal recibida la noche anterior por el renombrado de la nobleza eslava.

--¿En verdad? Yo recordaba haberlo visto antes, en una boda hace algunos años pero entonces era tan sólo un pequeño—recuerda virando los ojos hacia abajo, recordando con un deje de sorpresa y admiración—verlo ahora tan apuesto e imponente no me lo imaginé.

--¿Sabes cómo es? Es decir, no me gustaría asistir sin saber nada, podría importunarlo...--él mismo se asombra de lo que dice, ni si quiera lo conocía y ya estaba buscando dar una buena impresión.

--Bueno, como ya sabes, es ruso y de la milicia. Un terrateniente, según me han contado.

--¿Entonces es un malvado?—Alfred lo pronuncia con sarcasmo aunque no evita un cosquilleo temeroso.

--Es ruso, mi cielo—su madre le sigue el juego, dejando atrás todo rastro de preocupaciones—Sólo sé tú mismo, como siempre has sido.

--¿Quieres decir que esto sí es con esa clase de propósito?—No se muestra demasiado decepcionado pues realmente ya esperaba algo similar.

--Sólo nos ha invitado a tomar el té, lo demás podría salir sobrando, todo depende—e iba a agregar un comentario tranquilizador pero el asunto sacó a luz otro tema igual de parecido que fue preciso comunicar—Hijo, acabo de recordar que hoy también fuimos invitados por los Kirkland, a la misma hora que con el joven Infante.

Esa sería ahora y oficialmente, la primera decisión que tuviera que tomar Alfred bajo su propio criterio y por su propia palabra. ¿Qué podría ser lo peor que pasara por rechazar una invitación formal? Y por otro lado ¿rechazar una invitación directa de la familia más influyente de Inglaterra? Habría que pensarlo luego de abrir todos los regalos, y por supuesto, de tomar el postre que especialmente le prepararon hoy; soufflé de chocolate.






Uff, no es el mejor capítulo pero meh Les juro que se va a poner interesante, en algún punto lejano... xd ya me estoy poniendo al corriente con TODAS mis historias así que la actualización de ésta va a ser más seguida y regular, de hecho me voy a centrar más en esta y únicamente a esta en cuanto termine PBMB (que será en enero)  

Gracias por leer, hasta la próxima :D

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