One Shot VI: Sesión de estudio
Advertencia: La siguiente lectura debo informarles que es para público adulto joven mayores de 21 años en adelante, contiene temas de sexo explícito y uso de parafilias en algunos capítulos de la historia de One shot; Mabill, lenguaje vulgar y altisonante que podría considerarse ofensivo, relaciones con menor entre escenas fuertes y leves. Se prohíbe que los adolescentes lean los siguientes capítulos.
Fanfic de Gravity Falls únicamente de lectura erótica y smut explícito.
Nota de Autora: Este es un universo alternativo de Fight Falls, me lo pidió una amiga hace unos meses. No lo había hecho hasta ahorita que ella empezó a leer Cayendo Dimensiones. Podría ser un mini fragmento de ese fanfic pero de una perspectiva en pareja. En realidad explica porque Kill Cipher es tan buen maestro con Mabel Pines y porque Ford sale a comprar pizza los jueves, siendo un chiste entre escritoras.
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One Shot VI: Sesión de estudio
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Estamos a la mitad del mes de noviembre y hemos llegado a los exámenes finales de los sobrinos nietos. Mientras Stan se encuentra con Soos en su particular viaje por carretera arruinando los centros turísticos del pueblo para tener clientela entrando diciembre. Dipper está en una sesión de estudios con sus amigos, intentando obtener una buena calificación. Como cada mitad del mes Stanford ha decidido salir a comprar un poco de café e ir por una pizza de pepperoni con mitad de champiñones. Debe esperar alrededor de 35 a 45 minutos en recibir la pizza y caminar a casa.
En cambio Mabel... está quemándose las neuronas con los cursos intensivos de Kill Cipher.
El demonio pelirrojo ha dado otro golpe con la regla al decir en voz alta "tiempo" haciendo uso de un cronometro para la sesión de ecuaciones y algebra en la adolescente.
- - Dame la hoja, Pines. – Extendiendo su mano para exigir el pedazo de papel.
La castaña estaba dudosa de entregar la hoja, solo alcanzo hacer 18 ejercicios de 22 que le puso el demonio. Cuando Kill alcanzo la hoja, dio un breve vistazo y de su oreja tomo el plumón rojo y empezó a marcar para calificar. Escuchando el suave "Tsk, Tsk, Tsk" de la fonética de su boca, como signo de burla, sin dejar la mirada afilada de sus ojos cenizos entre la verada al carmín intenso.
- - Supongo que podemos mejor esa última parte, y mejorar alcanzar los 20. – Menciono, antes de caminar alrededor de la habitación y busca los libros de historia y gramática. – Suficiente matemáticas, vamos por historia.
El demonio dejo la hoja de ejercicios en la mesa, el cual la chica no perdió el tiempo en ver la calificación de 75 puntos y todas ecuaciones correctas.
- - ¿75 puntos? – Dando una mirada confusa al demonio. – Todo está bien.
- - En un examen verdadero jovencita, para obtener los 100 puntos es haciendo todo o nada. – Dejando el libro de historia universal. – Mejora un poco más y veras como te recompensare.
- - Desde que iniciamos esta sesión, solo he recibido regaños tuyos.
- - ¿Eso piensas? – Dando una mirada intensa de su orbe.
- - Los pellizcos y las bofetadas en la nalga, no me gustaron – Inflando sus mejillas. – Eres el peor maestro.
- - Me lo agradecerás cuando te gradúes con honores, hundas a Pino en la humillación de ser la mejor en el cuadro de honor y vayas a una universidad, como tú quieres. – Gruño sentándose a su lado. – Abre ese libro.
- - Estas muy empeñado en educarme y mostrarle a Dipper lo bueno que eres. – Sonriendo la menor con felicidad. – Que motivación, pedazo de Dorito.
- - Solo no le daré la razón a Pino – Acercándose a la chica. – Lee, y en unos minutos te preguntare de estos capítulos. Al menos puedes memorizar esto, Mabel.
- - Sí puedo. – Abriendo el libro antes de sentir la mano de Kill sobre la suya.
- - En mi regazo, sentada. Conoces las reglas, pequeña.
- - De acuerdo. – Acepto sin remordimientos o dudas la menor, antes de sentarse en el regazo del demonio, comenzando a leer claramente el texto. Una de las tantas formas que le enseño Kill para que recordara la información del libro. Aunque fuera tedioso o cansado.
Esta sesión de estudio no es la primera vez que tienen una. Cuando Kill apenas se adaptaba al regreso al pueblo después de su término del Raromagedón, tardo mucho en convivir con los Pines y hacer una tregua. Los gemelos eran un desastre en la vida escolar, Stan y Ford apenas podían con los problemas que con llevan tener adolescentes entrando al cambio social y al duelo de perder a sus padres.
Aunque el demonio de los sueños empezó a convivir con ellos y tener un poco de relación entorno a la pequeña amistad que desarrollaba con los chicos. En la gemela fémina encontró interés y empezó a establecer una relación más seria y con una aclaración de sentimientos románticos, a como lo llamaba ella. Podía estar a su lado sin soltar su mano o encontrar cómodo tenerla cerca. Pero la chica estando a entrar a preparatoria tendría que estar más tiempo concentrada en los estudios.
Kill, sin embargo, vio la situación como una oportunidad perfecta para estar a su lado. Enseguida se dio cuenta de la excusa de Mabel para tener tutorías y se ofreció como compañero de estudio, con un tono engañosamente comprensivo. Que excelente idea para tener más tiempo y estar a su lado. Habló con su tío abuelo y ex enemigo al respecto y le sugirió que Mabel podría necesitar estructura su plan de estudio a medio de ayuda, y antes de que Mabel pudiera protestar por vergüenza en pedir mucho de libertad de tiempo para el demonio, se decidió que Kill la ayudaría con sus estudios por las tardes, solo unos minutos extras. Ford no vio malo esta situación.
Las primeras notas fueron sorprendentes cuando vio que mejoro mucho.
Cada noche, con el pretexto de guiarla con los deberes, Kill se sentaba junto a Mabel, con un tono sereno, pero con un tacto nada más que suave y demandante. Cuando mejoraba sus estudios, podría darse el tiempo y el lujo para un tiempo de receso para ellos como pareja. Que podría terminar en una sesión de besos empalagosos o cariños que no iban tan íntimos.
Con su mano que se movía mientras hablaba explicando cada ejercicio, deslizándose lentamente por debajo de su camisa crop top, sus dedos trazando las líneas de su piel delicada y suave. Parecía saborear cada reacción, los pequeños cambios en su expresión o la forma en que sus hombros se tensaban antes de que ella se relajara demasiado, cediendo a su control.
A veces, dejaba que su mano se demorara, ahuecando su pecho mediano y generoso mientras hablaba suavemente sobre el tema que se suponía que estaban estudiando, sus palabras casi burlonas en su normalidad. Mientras la menor se acomodaba a su toque, reprimiendo unos cuantos gemidos. Otras veces, la presionaba para que le separara las piernas, su mano se deslizaba más abajo por debajo de su falda plisada y jugara con sus leggins, su toque le enviaba escalofríos por todo el cuerpo mientras continuaba con sus instrucciones, sin perder el ritmo en sus explicaciones. Para cualquier otra persona, podría haber parecido una sesión de estudio tranquila estando ellos dos sentados en la mesa con montones de libros y apuntes.
Para Stanford, era solo otro recordatorio de que él podía ser un maldito lobo disfrazado de oveja, incluso en sus momentos más tranquilos. Aprovechando para comerse a su sobrina nieta a besos y toquetearla cuidadosamente sin llegar a más, siendo así cada año.
Pero su error fue un día subir a llamarlos para cenar y escuchar a su sobrina gimiendo despacio y al demonio jadeando mientras movían la cama entre traqueteos bajo las sabanas coloridas de la gemela.
Hubiera detenido ese momento de intimidad, si no fuera que ella ya lo había presentado como su novio oficial. Ahora tenía la edad de diecisiete años, el siguiente año cumplirá dieciocho y ella esta consiente de su salud sexual. Por eso, Ford sale cada jueves a mitad del mes a comprar una pizza para evitar escucharlos y sentir el incómodo momento de su relación, por saber que a mitad de la tutoría para exámenes finales hay entre recompensa o castigo.
Hacía tiempo que Mabel se había resignado a tener a Kill como maestro, tanto puede ser un tirano como puede ser compresivo, dejándolo guiar como quisiera en su sesión de estudio, concentrándose en las palabras que pronunciaba en lugar de la invasión constante de sus límites y regaños cuando se quedaba dormida o se distraía un poco. Ya no había mucho a lo que resistirse; cada sesión intensa de estudios se fundía con la siguiente, y su sentido de identidad inocente se desvanecía aún más cada vez que lo dejaba cruzar esa línea, sus propios deseos y necesidades bajo el peso de su dominio.
Mabel las primeras veces intentó mostrar su angustia de forma sutil, con la esperanza de Kill bajara el ritmo de sus enseñanzas. Comenzó a dejar la tarea incompleta, a cometer errores a propósito o a dejar secciones enteras en blanco, con la esperanza de que eso resaltara que esas "sesiones" no estaban funcionando y pudiera volver con normalidad de hacer sus trabajos tranquilamente. Pero Kill se dio cuenta rápidamente y reconoció su sutil rebeldía, proponiendo algo interesante en su novia. En lugar de permitir que sus esfuerzos desbarataran su control, convirtió su desafío en otra razón para afirmar su autoridad y ser el maestro estricto en su alumna.
Cada vez que ella cometía un error o dejaba una respuesta en blanco, él imponía su versión de la disciplina, cada castigo cuidadosamente elaborado para reforzar su dominio. Sus dedos pellizcaban y retorcían su piel e incluso sus delicados pezones rosados, un duro recordatorio del costo de la desobediencia y rebeldía, el dolor agudo y calculado. Por cada pregunta sin respuesta o descuido deliberado, él la azotaba de su trasero, haciéndola contar cada golpe en voz alta, con la voz temblorosa mientras obedecía, la humillación se sumaba al dolor de cada golpe dejando sus nalgas rojizas y adoloridas al sentarse.
Le hizo recordar cada castigo con una sonrisa burlona, su versión retorcida de "ayudar" era un recordatorio constante de que la resistencia, por sutil que fuera, solo conduciría a un control más intenso. Ella aprendió rápidamente que incluso estos pequeños actos de desafío tenían un precio demasiado alto. Aunque para la adolescente lo encontró un poco excitante.
Si ella hacia bien las cosas, obtenía un premio generoso entre besos o caricias que la hacían derretir o desear más de su toque. Su sesión solo duraba 40 minutos, suficiente para terminar la tarea y relajarse. Pero las sesiones de estudio para exámenes eran sus favoritas, podían durar un buen tiempo.
Esta noche, mientras sus tíos abuelos no están ni su hermano gemelo estaría en casa, su novio y ella tendrían su clásica sesión de estudios. Kill aprovechó la tranquilidad y privacidad de la habitación de Mabel para tener concentración e intimidad. Ella se sentó calmadamente en su regazo, leyendo con la mirada fija hacia abajo en libro de historia en un intento de bloquear su presencia. Y las emociones de arrojar el libro y comerlo a besos.
Su mano se deslizó por debajo de su suéter tejido, rozando su piel suave y tersa antes de levantarle el sujetador de su brasier rosa, dejándola al descubierto ante su tacto. Sus dedos se movían con una lentitud deliberada, amasando su joven pecho como si tuviera el control total tanto de su atención como de su cuerpo. Tocando sus senos para apretarlos y masajear la mama. Podía sentir la leve aspereza de su palma al rozar su piel sensible, sus dedos rozando y frotando su pezón como un pétalo suave y animado, el leve filo de sus garras enviando sensaciones de hormigueo a través de ella que le dificultaban concentrarse en las palabras que tenía frente a ella del texto del libro.
- - Kill... - Murmuro la menor con un sonrojo en sus mejillas.
Se inclinó hacia ella en modo provocativo casi jugando, su aliento cálido contra su oído mientras murmuraba suaves recordatorios, su voz baja y persuasiva tan seductiva que provocaba emociones nueva y excitantes en la adolescente.
- - Estrella fugaz, concéntrate ahora, o tendré que recordarte cómo manejo los errores – Le advirtió con un gruñido gutural, su tono mezclado con una suavidad que solo se sumaba al peso de sus palabras.
- - Sí... - Asintió la castaña.
- - Y no cierres las piernas.
- - Sí... - Afirmo con el rostro rojo.
Su otra mano se deslizó entre sus piernas, alzo su falda tableada guiando los dedos presionando firmemente contra su vulva cubierta con la tela de su braga, toqueteándola con facilidad practicada mientras explotaba su frágil vulnerabilidad.
Podía sentir el calor subiendo por sus mejillas, su cuerpo traicionándola con una respuesta involuntaria que no podía controlar. Acomodando su cuerpo y permitiéndole tocar más. Él demonio sabía exactamente cómo presionar y provocar, sus dedos encontraban cada punto sensible, aumentando su incomodidad y robándole la concentración mientras se movía con una confianza pausada. Masturbando su delicada flor y colocando besos en su nuca.
Su respiración se volvió superficial y desigual, tratando desesperadamente de ignorar su toque y mantener su mente en las respuestas del examen que necesitaba memorizar. Aunque Kill no le permitió cuando bajo sus bragas y comenzó a frotar su sexo de forma dulce.
La presión de su mano solo intensificó su lucha contra el deseo de la adolescente, cada toque era un duro recordatorio de su poder sobre ella, haciendo que fuera casi imposible aferrarse a las respuestas mientras su mente se nublaba con el temor del castigo que sabía que seguiría si se equivocaba. Tan sumisa y tan inocente. Una mala respuesta seria una agonía a su toque o la posibilidad de saciar ese deseo. El tiempo se agotaba, sus esfuerzos se esforzaban por recordar cada detalle, esperando contra toda esperanza no flaquear bajo su control.
- - Dios... - Dijo Mabel mordiendo suavemente sus labios.
- - ¿Lista? – Musito el demonio escuchando a la chica respirar ansiosamente.
Cuando se acabó el tiempo, cerró el libro con un chasquido de sus dedos, señalándole que el tiempo de prepararse había terminado. Empezó a hacerle las preguntas, cada una elegida cuidadosamente del material que acababa de pedirle que memorizara y los capítulos donde podría venir los temas más importantes, como si no fuera nada más que un examen normal de grado bajo.
- - Mabel – Le llamo. – Háblame de la primera Guerra Mundial y no escatimes en detalles sobre la fecha de inicio y termino. – La animó, con un tono mesurado, como di estuvieran en cualquier otro contexto de sus conversaciones de temas de interés en sus días libres.
La castaña estaba muerta de la vergüenza por sus gemidos ansiosos, balbuceo un poco, tragó saliva y se recompuso lo suficiente para responder, luchando por mantener la voz firme a pesar del efecto inquietante de su tacto sobre su sexo. Sintiendo sus dedos frotar y acariciar la bolita sensible de su clítoris rosado.
Mientras ella recitaba su respuesta tan clara como podía, las manos de él se movían con mayor intensidad, amasando su pecho con un ritmo firme pero pausado sobre su mama, sus dedos entre sus piernas presionando con más insistencia, aumentando la tensión con cada caricia sobre su vulva. Su mano sobre su pecho se volvió más exigente, pellizcando su pezón y apretando, instando respuestas de su cuerpo que entraban en conflicto con sus intentos de mantener la compostura.
La adolescente apenas podía controlar su voz entre pequeños gemidos, respirando un poco pesado y soltando un chillido cuando sentía un dedo hundirse en su centro y empezaba a moverse dentro. Estaba húmeda, muy húmeda y goteando sobre su mano. Su cadera se movió un poco, pero el demonio la encadeno con sombras evitando que se moviera.
- - No trampas – Acuso. – Continua.
- - Pero...
- - Dije continua, Mabel – Ordeno a la adolescente.
Mabel continuo con su respuesta, sus piernas separadas y la mano de Kill masturbando la entrada de su vagina fue un mártir de placer agónico. Solo dos malditos dedos empujando dentro y friccionando su carne de sus paredes. Entrando y saliendo, entrando y saliendo con un ruido húmedo y de succión, empapándose en sus jugos.
- - Muy bien, estrella. – Murmuró él, mientras ella completaba su respuesta y pasaba a la siguiente pregunta sin perder el ritmo de su cogida —. Ahora, háblame de las causas de la Guerra fría. —Su mano se movió ligeramente, sus dedos frotando su punto más sensible con un propósito de hacerla perder su paciencia, cada respuesta que ella daba parecía alimentar su propia satisfacción mientras ponía a prueba su capacidad para permanecer coherente.
La respiración de Mabel se hizo más pesada entre sus gemidos perdidos, su voz tembló mientras continuaba respondiendo, cada palabra forzada bajo la presión de su implacable toque. Trató de concentrarse en los hechos históricos, los detalles, cualquier cosa que la distrajera de las sensaciones que la dejaban vulnerable y expuesta. Como deseaba ella que olvidaran esto y cogieran en la cama.
El demonio de los sueños parecía saborear su lucha, sus manos nunca cesaban continuando en cogerla a un ritmo rápido, sus preguntas la presionaban hasta que estuvo seguro de que ella estaba balanceándose al borde de la distracción y la desesperación entre las sujeciones sintiendo la humedad acumularse y derramar su miel.
Finalmente, cuando él se inclinó para hacerle la última pregunta, su compostura empezó a desmoronarse entre sollozos y gemidos tan dulces que provocaron que el miembro del demonio palpitara ansiosamente. Su respiración se volvió entrecortada y podía sentir que sus pensamientos se desvanecían, la presión implacable de su toque nublaba su mente con una incomodidad que cada vez era más difícil de ignorar. Luchó por recuperar la concentración, aferrándose a cualquier fragmento de concentración que pudiera lograr.
- - Kill... por favor.... Detente... no puedo más... no puedo. Déjame un momento concentrarme. – Susurro ella, con voz temblorosa mientras suplicaba por un momento que le permitiera pensar un momento, con un tono casi dulce y desesperado. – No lo muevas, no... por favor... - Escucho a Kill soltar una risita silenciosa de sus colmillos, sacudiendo la cabeza lentamente.
- - Vamos pequeña, una más, Estrella fugaz – Dijo, con una voz cargada de deseo impasible antes su angustia por acabar. – Solo estás advertida que si no respondes bien, ya sabes lo que pasara cariño.
- - Kill por favor tómame... - Suplico.
- - Casi terminas...
Mabel se maldijo por emocionarse por esa maldita voz que usaba el demonio para motivarla a continuar su juego. Las palabras provocaron una nueva oleada de pánico en ella, pero su contacto no cedió; sus manos solo se volvieron más firmes, alimentando la sensación que mantenía sus nervios tensos. Decidida a evitar cualquier castigo que él hubiera ideado, luchó por aclarar su mente, obligándose a concentrarse en la pregunta que él había hecho. Sus dedos cogiéndola con más rapidez y dureza, su vientre temblaba y el dulce escalofrío en su cuerpo.
Respiró profundamente, ordenando sus pensamientos en un último esfuerzo por responder, superando la intensidad de su contacto y como la cogía con sus dedos. Cada empujón y frote dentro de su canal. Con un escalofrío, logró reconstruir la respuesta, su voz apenas era audible mientras se esforzaba por pronunciar cada palabra. Entre jadeos y gemidos que escapaban de sus labios, logro terminar.
Kill sonrió contento. Le dedicó un lento y burlón aplauso a la chica, con un tono de voz cargado de orgullo retorcido y deseoso de corromper a su novia a sus deseos.
- - Excelente, Mabel. Todas las respuestas son correctas pequeña – Murmuró, con una voz llena de oscura satisfacción y deseo ante su sesión de estudio. – Es tiempo de una recompensa. – Chasqueo sus dedos liberándola del agarre, viendo a la menor jadear. – Dime ¿Quieres que te bese o algún dulce...?
El pelirrojo no tuvo tiempo para enfrentarse a la chica que brinco a sus brazos y lo tomo del cuello, besándolo con desesperación entre roces y abrazándolo.
- - Kill guárdate tus malditos sarcasmos – Bufo molesta. – No es justo.
- - Cierto – Cargándola en los brazos y llevándola contra la pared. – Solo nos queda unos minutos antes de terminar esta sesión, señorita Pines.
- - Pero aquí yo soy el tutor, y usted mi alumna. – Sacando un preservativo se lo mostro. Viendo los ojos avellanados de la chica iluminarse de deseo. – Estrella fugaz...
Parecía deleitarse con su reacción, sabiendo exactamente cómo combinar los estudios con la tensión sexual con su respuesta renuente, manteniéndola firmemente bajo su control.
En pocos minutos estaban cogiendo intensamente contra la pared de la cabaña, importándole poco si los escuchaba o hubiera alguien en casa. La menor se aferró a sus hombros siendo embestida con profundidad y con rapidez sobre su sensible sexo chorreante, no había rastro de pudor cuando meneo sus caderas al ritmo de las penetraciones y gemía entre los besos apasionados que se daban.
- - No pares... no pares... - Gimiendo con fuerza entre gritos llenos de placer. - ¡Kill!
- - Mabel... joder... - Jadeo hambriento de disfrutar y llevar a la chica a su disfrute.
El demonio golpeo con un puño la pared de la cabaña y la sujeto firmemente de sus muslos y caderas, embistiéndola duramente contra su dulce y tersa vulva femenil. Era un desastre de secreciones y fluidos de la menor, pero que ayudaron mucho en la lubricación para el desliz de sus penetraciones.
- - Estoy cerca... cerca – Soltando un gemido alto.
- - Córrete preciosa, córrete – Dando besos en su cuello.
Sentía sus paredes apretar alrededor de su circunferencia y hacer los empujes un difíciles, aunque para el demonio era lo más delicioso y placentero. Unos cuantos golpes y el término corriéndose dentro, llegando al clímax junto a la adolescente. Las réplicas del orgasmo la hicieron gemir y dar un pequeño grito en la chica. La mantuvo en sus brazos, quedándose dentro y esperando calmar su respiración acelerada.
- - ¿Quieres darte un baño? – Sugirió el demonio colocando un beso en su mejilla. – Nos ayudara a relajarnos.
- - Yo... creo que sí – Menciono con las mejillas enrojecidas y su voz cansada de tanto gemir y jadear.
Ambos se dieron una mirada llena de complicidad a su travesura de estudio. Mabel ya estaba adorando estas sesiones, no le molestaría que su novio continuara. Sintió como el pelirrojo la llevaba en brazos hacia el cuarto de baño a continuar un poco con su intimidad.
Ford llego a la cabaña con la pizza, aun sin señales del auto de Stanley o que Dipper regresara, entro rezando no escuchar nada. Cuando apenas iba entrar al comedor a dejar la caja. Encontró a la pareja con libros sencillos, ya calmada y levemente aseada, viendo el rastro húmedo de la chica en el cabello y el cambio de ropa a una muy cubierta al igual que el demonio.
- - Oh pizza~ – Dijo, Mabel contenta se levantó y fue en búsqueda de platos y vasos. – Un poco de pizza antes de los exámenes finales.
- - ¿Siguen...? – Señalando los libros.
- - Repaso rápido – Dijo Kill haciéndolos levitar y guardarlos. – Ya terminamos, ella esta lista. Sacará una perfecta calificación.
- - Oh, Jesús bendito acabo esto. – Frotando sus sienes.
- - Acaso no llegaste a tiempo, Seis dedos – Soltando la burla. – Hoy fue... recompensa.
- - Cállate Cipher – Sonando molesto.
- - Traje los platos y bebidas – Parándose junto a ellos. - ¿Qué sucede?
- - Te dije que era jueves de Pizza – Dijo Kill con media sonrisa. – Y Seis dedos te desea suerte en el examen.
- - Aww, gracias tío Ford – Abrazando a su tío.
- - Sí, Mabel... - Dando palmaditas en su cabeza. – Suerte con tu examen.
Estaba muy seguro que Kill Cipher es un maldito lobo vestido de oveja, maldita sea el día que se volvió el novio de Mabel. Debió dispararle con su arma en cuanto entro a su casa. Lo único bueno es que la sesión de los exámenes son cada dos meses.
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