Capítulo 33

Declan se apartó de ella justo en el momento en que las mellizas hacían aparición.

-¿Estabas coqueteando? -preguntó Scarlett.

-No, solo es un conocido -dijo y ellas sonrieron.

-Es guapo -dijo Brooke-. No es mi tipo pero algo es algo.

-Bueno, tiene una complexión como Par...

Scarlett fue interrumpida por Brooke que le dió un ligero codazo al suponer que Perséfone no lo conocía.

Quiso reír al darse cuenta de que si bien, su esposo siempre se presentaba castaño ante ella en presencia de sus amigos, también era cierto que a veces a ella se le escapaba alguna tontería en la que dejaba claro que era conocedora de que Parker era rubio, pero hasta ese momento nadie parecía haber notado sus comentarios.

-¿A quién? -preguntó fingiendo inocencia.

-A un amigo que conocemos -dijo Brooke.

-Igual un día me lo presentan -dijo divirtiéndose-. Con suerte terminó siendo su esposa.

Brooke comenzó a reír nerviosa y Scarlett casi se ahoga después de la declaración aunque ninguna dijo más.

Por su parte ella estaba divertida viéndolas.

****

Parker reía por los mensajes de Perséfone quien había cambiado de número argumentando que el otro recibía demasiadas llamadas sobre promociones.

Desconocía si era cierto pero lo que no le gustaba era verla nerviosa y esquiva, aún así esperaba que fuera ella quien se lo contará antes de que se enterara por alguien más.

-¿En que piensas? -dijo Chris-. ¿Y quién es Topacio?

-Nadie -dijo guardando su teléfono de la vista de su amigo.

-Así que la domadora del león tiene nombre -dijo divertido-. Y yo que pensaba que sería una pelinegra ojiazul.

-¿Lydia? -preguntó.

-¡Ya llegó la aguja para coser su hoyo, sucias! -dijo Hurs arribando junto a Maddox y haciendo reír a sus amigos.

-Que milagro tenerte tan temprano aquí -dijo Maddox mirando a Chris.

-Es casi mediodía -dijo Chris-. Tengo un asunto pendiente en mi país y voy a viajar esta noche así que quise pasar a ver a verlos antes. Hoy no tengo consultas.

-¿De qué hablaban? -preguntó Hurs-. Dejen que me siente y saqué mi cuaderno para tomar apuntes a doña pelitos.

Parker se quitó las gafas antes de mirar a Hurs y sonreír.

-Hablábamos de Lydia -dijo Parker.

-¿La loca gritona en ruso? -dijo Max que entraba con una cara aburrida.

-Corrección -dijo Chris-. Yo dije pelinegra ojiazul y él mencionó a Lydia. Yo me refería a Perséfone.

-Me disculpas pero Perse es mía -dijo Max atrayendo la mirada de Parker.

-¿Qué te hace suponer eso? -preguntó sin darse cuenta.

-Solo lo sé y punto -dijo Max-. Ya lo verás. Últimamente me llama mucho y salimos demasiado.

-Eso no significa que sea tuya -dijo con seguridad-. De hecho nunca lo será, ninguna mujer es de nadie.

-No es en el sentido literal -dijo Max-. Dios, ¿qué comiste hoy? ¿Amargura hervida?

-Sus amigos lo observaron antes de que él se diera cuenta de que se exponía.

-En fin, creí que hablabas de Lydia -dijo dirigiéndose a Chris-, pero recordé que no la conoces.

-Sí la conozco, soy amigo del novio de su prima, que por cierto es muy guapa -dijo atrayendo las miradas-. Todas sus primas son guapas de hecho.

-¿Las chicas guapas viven en Liverpool? -preguntó Max-. Y uno aquí sufriendo.

-Mi novia es guapa -dijo Hurs enfadado.

-Mi esposa es hermosa -dijo Maddox.

-Ya señoras no se vayan a agarrar a escobazos y deshacer el peinado -dijo Parker-. Lo que me intriga es lo bien informado que está Davenport sobre ella.

-¿Sobre ella? -preguntó divertido-. Yo solo estoy recabando información porque parece estar muy interesada en un francés.

-Conozco a ese francés -dijo Parker.

Chris y él se miraron sonrientes.

-Tengo que admitir que es bastante persistente y no teme dar el primer paso -dijo Chris.

-Sí, pero me temo que es solo eso -dijo Parker.

-No estamos entendiendo nada -dijo Hurs-. Me siento como Max en estado natural.

-¿Como? -preguntó el aludido.

-Bruto -respondió Chris-. En fin, Lydia Petrova está sobre un francés que Parker y yo conocemos, el tipo no pone sus ojos en ella.

-El colmo sería que ese francés sea Parker vestido de francés -dijo Maddox.

-Me suicido si es eso -dijo Hurs-. El colmo que esa cosa tan delicada tenga más admiradoras que nosotros.

-Las chicas son así -dijo Parker-, pero hay algo que creo que es importante en cuanto a ella. Lydia es fuerte, pero egoísta, piensa en ella, su familia y de nuevo en ella. No hay más. El hombre de su vida es su papá, busca una réplica y jamás habrá un hombre más importante que su padre, ni su novio ni su esposo. Jamás. Quizás sea eso lo que la ha hecho tal cual es. No se ha dado cuenta que cada vez está más sola porque exige y exige de los hombres pero no da nada.

-¡Qué horror! -dijo Max que chilló al ver que Parker le había arrancado un par de cabellos-. ¿Qué haces?

-Me pareció que era un pelo cano -dijo Parker-, pero solo era el reflejo de la luz.

Se acercó a la papelera para tirar el cabello dando la espalda a sus amigos y volvió a su lugar.

-Sí, no hay nada más feo que una mujer con papitis -dijo Hurs-, pero quién es el francés.

Parker miró a Chris que echó a reír.

-¿Es Parker, verdad? -dijo Maddox-. Me voy a reír fuerte cuando se de cuenta de que nuestra campanita es multifacética.

Siguieron hablando de eso durante largo rato hasta que de nuevo Chris y él se quedaron solos hablando de todo un poco.

******

-Así no Parker, así no -dijo ofendido-. No puedo creer que puedas andar en tacones de aguja y te sea tan difícil aprender modales que no son de tu país.

-Soy Irlandés no francés -dijo ofendido.

-Pues vas a convencer a una arpía de que eres francés en estos días -dijo aburrido-. Lo mejor será que memorices todo.

Suspiró mientras veía a Chris moverse con la gracia de un francés de su envergadura. Había aprendido viéndolo, imitando y perfeccionando cuando él mismo le corregía. Ahora que tenía la oportunidad de ir con Cairenn estaba seguro de que ella le observaría a detalle y él la iba a convencer.

Días antes se había reunido con la abogada después de tanto tiempo, le entregó el acta que había robado a Cairenn y finalmente dos días atrás la eficiente abogada tenía resuelto el problema a su favor. Ahora solo quedaba esperar el momento de ir a Irlanda por lo que era suyo.

El momento se acercaba cada vez más para él pero también era consciente de que Perséfone y Sam debían estar más lejos que nunca de él.

-¿Cuándo te vas? -dijo Chris al verlo pensativo.

-No lo sé, hay mucho que dejar listo, pero no pasa de este año -dijo y él asintió.

-Cuando estés listo me dices -dijo Chris.

-Gracias -añadió-. Por cierto, aquí están las muestras que me pediste. Melina consiguió la otra, espero los resultados.

****

Los siguientes días la pasó mal, en casa tenía a Jane y a su hijo y aunque seguía investigando junto con Chris sobre ella, lo cierto es que no tenían nada claro al respecto. Habían muchos vacíos de tiempo en la historia y sentía que ella le decía solo una parte.

Miró el sobre que Chris le había dado horas antes vía correo dado que estaba de viaje y lo abrió.

El resultado de la paternidad de Max estaba ahí. Lo leyó y finalmente le llamó a Chris para corroborar que había entendido bien.

Sin duda el resultado no erraba.

Cerró los ojos y pensó en si decirle a su amigo era lo mejor. Si lo hacía habían dos opciones: la primera era que Max se alejara de ella y la dejara en paz y la segunda que se fuera sobre ella con más odio.

Guardó el sobre bajo llave y se dijo que pensaría con calma sobre eso antes de hablar y decirle Max la verdad.

Se levantó y miró su labio en el reflejo del cristal. La noche anterior había tenido una pelea de nuevo con el príncipe, esta vez porque se había atrevido a ir al restaurante de las Kannavage y más aún le había dicho a Perséfone que él interceptada los regalos que le enviaba. Por supuesto Perséfone montó en cólera argumentando que desconfiaba de ella y desde entonces no habían vuelto a hablar. Al menos, se dijo, le había roto el hocico al tipo. Para más inri, esa mañana había tenido con Maximilian un enfrentamiento donde las cosas salieron de su lugar y le dijo cosas que le hirieron, le entendía, pero Parker sabía que hacía lo correcto, después de todo él siempre iba a estar de lado de Max, jamás del lado de Jane.

-¿Vamos al restaurante? -dijo la voz de la entrada-. Sirve que te distraes después de lo de hace rato.

Miró a Maddox y asintió.

Fueron al restaurante de su esposa donde pensó que nada podía ir peor; sin embargo, se equivocó al ver a Perséfone besando a Max.

El estómago se le contrajo, no supo si de rabia, de celos o de miedo a que ella estuviera de verdad fijándose en su amigo.

Fingió estar al teléfono cuando la vio pasar y detenerse unos segundos al verlo, pero después pasó a su lado como si nada.

Perséfone llevaba días sin dormir porque creyó que cambiando su número las cosas dejarían de suceder; sin embargo, no fue así, los mensajes volvieron a llegar al nuevo número y poco a poco se vio siendo perseguida tanto que desvió su camino más de una vez. Habló con Melina, le contó, le dio una descripción del sujeto que siempre iba tras ella y esta prometió investigar antes de decirle a Parker, pero aún no había nada.

Conversaba con Max sobre sus asuntos y después lo escuchó quejarse sobre lo de siempre.

-¿Estás bien? -preguntó.

Max negó y comenzó a relatarle a Perséfone todo lo que había pasado con su amigo, por alguna razón ella era una de las personas a quién había podido contar algunas cosas y aunque ciertamente tuvo un interés sexual, más bien ahora eran buenos amigos.

-No me lo tomes a mal pero por primera vez estoy de acuerdo con la top model -dijo refiriéndose a Parker-. Dale tiempo y si no tendrás el placer de verlo humillado.

Max sonrió. Tomó su mano y dejó un beso antes de verla.

-Eres muy bonita -dijo y ella sonrió agradecida sabiendo que Max era un coqueto hasta cuándo estaba deprimido.

-Ya lo sé -respondió con una sonrisa.

Max la miró y sonrió antes de dejar un beso en su mejilla.

-Me gustas -dijo y ella volvió a sonreír divertida-. ¿Crees que dejes de quererlo algún día?

-No lo sé -respondió aunque ya ni siquiera recordaba la mentira que había contado-. Tú y yo somos muy parecidos en lo rencorosos. Yo lo soy a niveles insospechados.

Se giró para verlo.

-Lo quiero pero también lo odio -mintió-. Supongo que dejara de importarme un día.

Lo vio mirar al frente pensativo.

-Mis amigos creen que tenemos algo -dijo avergonzado.

-¿Con algo te refieres a sexo? -preguntó y él asintió-. Déjalos que piensen lo que quieran.

-En realidad no sé qué hay entre nosotros -dijo Max-. Solo hemos hablado en la boda de Maddox y bajo el alcohol, de los que debo admitir solo recuerdo la mitad; lo demás han sido mensajes y ya pero no hay nada, ni siquiera una amistad real.

-Es cierto -dijo ella con una risilla mirando al frente donde vio al hombre que la perseguía en la acera de enfrente tomando fotos hacia ella. No supo qué hacer, ellos estaban desesperados por encontrar a Parker pero tal vez si la veían con Max las cosas fueran diferente y alejaría la atención de Parker.

De la nada Perséfone tomó el rostro de Max y se acercó a besarlo sorprendiéndolo pero tampoco se negó y respondió el beso.

Cuando se separaron ella sonrió sintiéndose avergonzada y traidora. Se alejó mientras Max la veía.

La siguió hasta la cocina donde Maddox y Parker estaban parados, este último con el celular mirando algo de forma distraída.

Se vio envuelta en pláticas con todos pero noto la mirada de Parker sobre ella. Se reprendió a sí misma, después de todo haber besado Max no arreglaba nada, más bien si lo investigaban podrían dar con Parker igualmente.

Dejó que Max la guiara a su supuesta casa y miró su celular esperando una y otra vez la llamada o el mensaje de su esposo. Algo que no llegó...

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