Capítulo 3

Parker llegó al casino furioso consigo mismo de solo recordar que protegió a Sam la noche que fue por ella a Irlanda pero no pudo salvar a Perséfone y a su hijo y mucho menos a su familia.  

    La habían golpeado a ella hasta hacerla abortar, mataron a su padre y dejaron a su hermano sin poder moverse de por vida. 

    Por supuesto se había vengado, pero eso no devolvía nada y jamás podría volver el tiempo atrás. 

—Llegó la caballota, la perra, la diva, la potra —dijo Hurs de corrido sacándolo de sus cavilaciones—. Tarde pero llegó. Claro como tiene a sus estúpidos que la esperan.

—Como debe ser —dijo Parker—. Así que cállate y enrolla la cola. 

—La menstruación te dicen —acotó Max—. Siempre llegando retrasado. 

    Parker le miró como si fuera un insecto antes de reír con cinismo y quitarse las gafas de sol.  

—Me llaman la menstruación porque soy el más esperado —dijo con altanería—, y porque cuando llegó se escuchan suspiros de alivio. Vamonos, señoritas que la diablesa debe estar arrancándose hasta los vellos de la nariz. 

—Si ya sabes que siempre va a poner las cosas a su favor para que le dices —añadió Hurs mientras caminaban siguiendo a Parker. 

—Mi dicin li minstriciin pirqui siy Il mis ispiridi —dijo Max haciendo reír a Parker—. Te voy a tomar en serio cuando camines como hombre y no como bebé con el pañal zurrado.

—A mí sí me gusta su andar de señorita top model —dijo Hurs—. Estoy esperando su momento cumbre. Es más reina entre las reinas. 

—Yo estoy pensando seriamente en qué un día se hará una Drag Queen —dijo Max—. Reina de reinas. 

—Espero algún día puedan imitar mi andar con la misma clases, gatas —dijo Parker mientras abría su auto—. Espero que cuando lo logren les sobreviva alguna neurona, igualados. 

—En fin cambiando el tema —dijo Hurs—. Estaba pensando que Maddox con su pecesito precoz logró un bebé y Max que es más promiscuo que Babilonia la grande no tiene uno solo. Algo debe andar mal, seguro que los espermas de Max debe estar durmiendo en sus laureles. 

—Pues ahí que se queden —dijo Max—. Lo último que quiero es el llanto y berrido de un crío. 

—Yo estoy ahorrando para mantener a todos los gatos del mundo y por supuesto para ser el tío consentidor de todas sus crías —dijo Hurs.

—Yo no voy a tener crías —dijo Max con resolución—, y si algún día tengo una por favor arránquenme las pelotas. ¿Qué es la única manera en que puedo tener hijos no? 

—Sí, hijo sí —dijo Parker—. Es la única manera—. Últimamente eres tan listo que me siento orgulloso de ti y no quepo de emoción. Te daré un huesito llegando a casa, mientras tanto confórmate con unas palmaditas en la cabeza.

    Max sonrió contento y subió y bajó las cejas mirando a Hurs que arrugó el gesto sin saber si lo compadecía o le daba gracia. 

—Ya no esperó nada de Max —dijo Hurs—. Y aún así siempre logra decepcionarme. 

    Parker sonrió fingiendo estar contento pero lo cierto es que estaba enojado, decepcionado e infeliz, más infeliz que nunca pero se dijo que nada ganaba quejandose con sus amigos y hacerlos igual de infelices que él. 

     Condujo hasta el hospital donde apenas llegaron vieron a Maddox parado en mitad de la sala de espera. Se saludaron y sin más tomaron asiento. 

    Melina apareció despues, tranquila y risueña como si la noche anterior no hubiese cometido un asesinato. 

  Se sentó a un costado de Parker que no la miró en absoluto como era su costumbre, aunque esta vez pensaba en que al fin la había vuelto a ver.

    Fue Maddox quien lo observó y a quien no le pasó desapercibido que algo no andaba bien con él. 

—¿Está todo bien? —preguntó sentándose a su lado—. Esa tranquilidad excesiva no me engaña. Sé que estás enojado. 

    Parker lanzó un bufido que lo hizo pensar que estaba enojado.

—No es nada, se me pasará —dijo con aburrimiento. 

—Para no ser nada te tiene bastante molesto —insistió Maddox que recibió una mirada que dejaba claro que no quería que lo fastidiara. 

  Comenzó a reír al ver su rostro cansino hasta que lo escuchó bufar de nuevo. 

—Conocí a una tipa de lo más vulgar y desagradable. —Mintió sabiendo que a sus amigos solo había que desviarles el tema—. Tuve un mal momento y me enfadé por sus estupideces. 

—¿No es que la gente es aburrida e insignificante? —preguntó divertido—. No debe ser tan estúpida si logró lo que en años no he visto hacer a nadie.

   Parker era un ícono al cinismo y la indiferencia y precisamente era ese comportamiento pasmoso el que le daba ventaja sobre su adversario, aunque nadie sabía las llamas que le consumían dentro cada vez más. 

—No me recuerdes el incidente —respondió para dar fin—. De hecho aún voy a arreglar eso y se va a arrepentir. 

    Hizo lo que debía. Le dio tela para que se hiciera su historia. 

—¡Por Dios! Buscas venganza —dijo divertido—. Debe ser especial si ha logrado tu atención, en un mal aspecto claro pero atención al fin y al cabo. Mejor dime, ¿era linda?

   Los azules ojos de Parker le miraron con desidia y con aburrimiento sabiendo que en el fondo sus amigas eras unas princesas soñadoras que tejían historias de cualquier cosa. 

—¿Eres estúpido de nacimiento o solo lo aprendiste en el básico? —preguntó con desinterés haciendo que Maddox riera—. ¿No has escuchado que dije que la mujer era vulgar y desagradable? ¿Qué te hace pensar que me fijé en su rostro y/o talla de su sostén? Ridículo. 

—Solo creí que estabas pensando en tu venganza y si eso es real es porque ella acaparó tu atención —dijo defendiéndose con un encogimiento de hombros. 

—Si lo que preguntas dando tantos rodeos es si me gustó pues de una vez te digo que no —dijo apretando los dientes—. No debe tener más que la mayoría de edad en primera y en segunda por qué habría de fijarme en una mujer corriente y sin mayor atractivo que… ¡Por Dios ni siquiera había un atractivo!

  Hizo un movimiento simulando escalofríos que hizo reír a Maddox. 

—Tienes razón no debería estar prestándole atención a la mocosa es solo que me tomó en un momento inesperado —dijo respirando tranquilo—. Igual no voy a volver a verla jamás. 

—Tienes razón —dijo Maddox.

  Hurs se acercó sentándose en medio de ambos y bamboleando el trasero para hacer espacio, tanto que Parker le miró como si fuera su hijo y lo estuviera reprendiendo. 

—Hola bebé —dijo cuando Parker le miró. 

  Este le dio un guiño que Hurs devolvió lanzando un beso.

—No sé ustedes pero no he comido —dijo y ambos lo miraron—. Ya saben hice ejercicio extra ayer, me fui a la cama sin cenar y necesito recuperar todo lo perdido, las calorías. Tengo hambre y empiezo a ver el trasero de Max apetecible. No es normal. 

—La pregunta es, ¿por qué diablos no fuiste a desayunar? —preguntó Parker—. Pareciera que necesitas la boca de tus amigos para hacerlo. 

—No necesito tu boca —dijo divertido—. No para eso, chiquito. Necesito que paguen el desayuno. Además iba a comer cuando el diablo dijo que Lilith y su diablito habían despertado y tuve que venir. 

   Max se acercó mientras los tres reían ante las ocurrencias de su amigo. 

—Ya quiero que tu diablillo nazca —continuó Hurs y Maddox sonrió como estúpido—. Seguro que Brooke hará una deliciosa comida que yo estaré dispuesto a probar.

—¿Por qué habrían de bautizar al hijo del señor del averno? —preguntó Max como si fuera obvio—. ¿Tu madre no sabía que las vitaminas eran vitales en el embarazo? 

   Melina comenzó a reír y se acercó para intervenir. 

—Dejen en paz a Hurs —dijo colándose entre los cuatro para abrazarlo—. Solo lo molestan porque envidian lo guapo que es. 

  Dejó un beso en su mejilla y sonrió mientras Hurs se removía algo incómodo ante el coqueteo de Melina. 

   Maddox quiso reírse de él al igual que Parker que no se quedó callado. 

—Cuando eran pareja coqueteaban menos —dijo lo suficientemente fuerte para que se escuchara entre las dos Kannavage que estaban ahí. 

   Max entendió de inmediato. 

—Se la pasaban dándose arrumacos por todos lados —prosiguió siguiendo el juego—. Uno no sabe si ya volvieron o nunca terminaron. 

   Maddox contenía la risa mientras miraba hacia donde Scarlett escuchaba y después veía a su amigo haciendo infructuosos intentos de callar a sus amigos. 

—Hacían bonita pareja —dijo Maddox agregándose. 

—Aún lo hacen —dijo Parker mirándolo—. Además Melina es preciosa y Hurs un mujeriego que no deja ir presa. 

   Dio el tiro de gracia al ver a Scarlett levantarse tomar de la mano a su madre para que la llevara y abandonara la sala de espera. 

—Me las van a pagar —dijo Hurs—. Ya voy a empezar a soltar la serie de secretos oscuros frente a sus mujeres. 

—Yo no tengo —dijo Max con diversión. 

—Si lo haces no dejaré que Brooke te dé comida —añadió Maddox. 

—Puedes hacerlo —dijo Parker—. Me sirve de propaganda. 

—Voy a reducir esos 27 centímetros a 12 —dijo enfadado alejándose para ir a buscar a Scarlett. 

—Se han pasado —dijo Melina—. Pobre Hurs, la chica lo va a masacrar.

—La vida no es fácil —dijo Max—. Estamos cumpliendo la ley de la vida: ponerle obstáculos para que valoren su amor.

  Algún tiempo después, la doctora salió.

  Para nadie pasó desapercibido que esta miró a Parker varias veces y que él nunca le prestó atención y también que Melina abrazó a Parker en una clara muestra de que marcaba su territorio.

  Él, que en ese momento miraba su celular y atendía sus mensajes miró extrañado a Melina al notar que estaba abrazándolo o al menos lo fingió conciente de que la doctora no apartaba la vista de él pero simulando no haberse dado cuenta. 

    Después de un largo rato ahí tomó la mano de Melina y salió del hospital para ir a casa. Al menos Brooke había despertado, el hijo del diablo ya estaba bien y su amigo mucho más animado.

—No vas a contarme —dijo ella en el camino.

—No hay nada que contar —dijo sin más.

    Ella guardó silencio sabiendo que no le diría nada aún cuando le cuestionara una y otra vez. 

    Llegaron por su hija al colegio y después fueron a casa, en total silencio al menos él. Al llegar a su casa se encerró durante horas en su despacho y después de mucho tiempo salio sin decir a dónde ni a qué horas volvería. 

    Solo mientras conducía anuncio a Melina que no volvería a casa tras ir al casino. 

    Eran casi las ocho de la noche cuando Parker estacionó frente a la clínica donde Brooke estaba.

    Se mantuvo un largo rato ahí mientras observaba la entrada hasta que la vio salir. 

    No llevaba la bata pero él no olvidaba un rostro, así que se bajó de su auto de inmediato y caminó tras ella alcanzándola en el estacionamiento subterráneo del hospital.

    La mujer caminaba confiada hacia su auto hasta que sintió la mano de alguien cerrarse sobre su brazo. 

    Se giró mirando a Parker con ojos muy abiertos. 

  —Parker Walsh Welshmen —dijo recomponiéndose de inmediato—. Creo que sabes quién soy con solo verme, ¿debo llamarte Parker Stewart? Creo que ni siquiera eres un Walsh Welshmen, da igual, no vales nada aunque te coloques mil capas para que no te reconozcan. Eres y serás siempre un maldito bastardo, apenas te vi en el hospital supe que eras tú, hay algo en ti que te delata frente a nosotros. Cuando terminen de jugar contigo van a hacerte pedazos. 

—Crees que saben dónde estoy—dijo con una sonrisa burlona acercándose peligrosamente a ella—, tú has dado conmigo por azares del destino y puedes estar segura de que no irás con el chisme. 

    La tomó del cuello con fuerza y la arrastró hacia una de las esquinas escondidas por los autos. 

    Apretó tan fuerte que la hizo vencer y arrodillarse. 

—Así me gusta —dijo con la mirada colérica sobre ella—. Arrodíllate ante tu rey, maldita...

¡Ya está aquí su manicomio, locas!
🤣🤣🤣 Nos leemos el domingo. Voy a estar dejando avances de todas las novelas en los grupos de Facebook, la página y el Instagram para que sepan. También estamos empezando un poco intentos 😌 así que vamos con calma que esto va para largo y aun hay mucho que reír, que llorar, que disfrutar. Vamos también a ir cambiando del presente a los recuerdos de Parker al menos en los primeros capítulos, así que calma que vamos poco a poco para que lo vayan conociendo. No me pregunten que si cuando se casó, de que color fue el vestido, que color era el calzón de Perse en la noche de bodas, cuántos orgasmos tuvo, que color era el boxer de él; tampoco me pregunten quien fue el que golpeó a Perséfone, por qué lo odia, si se acuesta con Melina, etc. porque si les cuento no tiene caso que lean y mejor no escribo la novela y les hago un resumen, poco a poco van a ir atando cabos y se darán cuenta de todo. Calma mujeres. 

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