Capítulo 8: Cenizas vivas
Naruto Uzumaki
Tras el atentado de Orochimaru... yo no me podía dormir, estuve una semana teniendo pesadillas sobre mi secuestro y más que sobre mí... sobre el secuestro de mis hijos. Muchas noches me levantaba agobiado y preocupado para ir a comprobar las habitaciones observando que todos mis hijos dormían plácidamente. Tai sé que no necesitaba a nadie pendiente de él, aún así me gustaba revisar su habitación y comportarme como su padre. De mis hijos biológicos, tuve mucha suerte, sólo la primera noche lloraron como nunca, fue un escándalo y aunque Sasuke se levantó la primera vez, al comprobar que estaban bien, me impidió que fuera a verlos y yo me moría de ganas de levantarme y cogerlos, de abrazarles y hacerles saber que no pasaba nada, pero Sasuke insistió en que les dejase.
Tenía razón... a la noche siguiente ya habían comprobado que no nos levantaríamos por tonterías y durmieron prácticamente del tirón entre toma y toma. Ino había tenido la amabilidad de prepararnos la leche que íbamos a necesitar y es que yo ahora como hombre no podía ofrecérsela.
Sasuke también me preocupaba, algunos médicos decían que no había solución para su ceguera y yo quería encontrar algo que le devolviera su vista, su Sharingan, su Rinnegan. Había continuado siendo ANBU, había entrenado mucho y sé que no le hacía falta sus ojos para ser tan bueno como era, pero yo me sentía culpable, era mi culpa que se hubiera quedado ciego, quería que volviera a ver, que pudiera ver a sus hijos.
De mi padre... no volví a sentir nada. Desde que la conciencia de mi padre se reveló, yo sentía su presencia, sabía que estaba conmigo ayudándome, apoyándome, era uno de mis pilares fuertes igual que el de mi madre. Me gustaba pensar que Minato estaba en mí, su fuerza, su inteligencia, su sentimiento protector, sus habilidades como Namikaze. Ahora no lo sentía, podía sentir a mi madre, pero mi padre había desaparecido y yo tenía miedo de que Orochimaru hubiera hecho algo, que lo hubiera sellado, que hubiera destruido su conciencia o que la hubiera robado, no estaba seguro pero Orochimaru tenía tantas artimañas que no podía estar seguro de lo que había conseguido. Quería recuperar a mi padre.
Tai había crecido bastante en este tiempo, su Rinnegan se desarrollaba cada vez más y ahora hacía cosas increíbles. Lo más sorprendente, ahora podía manejar otros cuerpos ya muertos como lo hacía su padre, no eran tantos como su padre, pero seguro que mejoraría, ahora mismo sólo podía controlar a dos y sólo a cierta distancia gracias a esos piercings que llevaba. ¡Cada vez llevaba más piercings! Se parecía cada día más a Yahiko.
Hoy me había sentado en el patio para ver a Tai entrenar con aquellos dos cuerpos. Este chico sería un auténtico genio si lo entrenaban bien y teniendo a Kakashi como profesor, sabía que tendría la mejor instrucción que se podía esperar. Miré mis manos donde aún estaba uno de los libros de Jiraiya, mi padrino, del autor del libro que dio mi nombre, ese maestro que era la admiración de mi padre, el que le enseñó sus invocaciones.
Sonreí al recordar mis duros entrenamientos con él, sé que Nagato lo mató, lo asesinó pero... ahí frente a mí estaba su hijo al que quería como mío propio, el que llegaría a ser alguien importante para esta villa, yo confiaba en él, esperaba grandes cosas por su parte. Volví a levantar el libro y leí, quería leer todo lo que mi padre leyó una vez de Jiraiya, por ambos... se lo debía.
- ¿Cómo va Hokage? – escuché que preguntaba alguien a mi lado y me giré mirando a Kakashi de pie apoyado contra un pilar de madera.
- Kakashi-sensei – le llamé y él se sobresaltó.
- Ya no soy tu sensei Naruto – me dijo con cierto tono de tristeza.
- Siempre lo serás, Kakashi – le dije sonriendo - ¿Qué puedo hacer por ti? ¿O sólo has venido a comprobar que tu preciado alumno entrena? –e pregunté sonriendo señalándole a Tai.
- He venido a hablarte de él precisamente. El otro día... revivió a un gato que un carromato había atropellado – me dijo y me sorprendí.
- ¿Qué?
- Su Rinnegan está cogiendo fuerza Naruto. Cada día tiene más fuerza, ese chico podría superar a su padre.
- ¿Has hablado con él? – le pregunté.
- Sí Naruto. ¿Sabes qué me dijo? Que quería aprender a revivir personas como hizo su padre una vez para traer de vuelta a tu padre y a Itachi Uchiha, quería devolveros a vuestra familia Naruto, ese es su mayor sueño.
- No creí que se lo tomase tan enserio – le dije con una sonrisa triste – le dije que no se esforzase tanto.
- Se siente agradecido con vosotros, quiere ayudaros. Puede hacerlo Naruto... puede revivir a Itachi pero necesita algo.
- ¿Qué necesita?
- Su cuerpo.
- No sé dónde está el cuerpo de Itachi, pero Sasuke tiene que saberlo. Él lo mató, supongo que lo enterraría.
- ¿Crees que Sasuke querrá probar a revivir a su hermano?
- Espero que si – le dije.
- Habla con Sasuke – me dijo Kakashi - ¿Podrás convencerlo?
- Algo se me ocurrirá – le dije sonriendo y él sonrió desapareció en una nube de humo.
Miré a Tai que seguía entrenando. Que consiguiera revivir gente era increíble pero yo me preguntaba algo... ¿A qué coste? No quería que perdiera su vista como Sasuke, no quería que sufriera luego por culpa de esto. Quizá podría hacer realidad su sueño y dejarle que reviviera a Itachi pero ya está, no quería que siguiera haciéndolo, no quería que se perjudicase él por ayudar a los difuntos. Sasuke ya se empeoró la vista cuando revivió a Neji con su Rinnegan, no quería esa vida para mi hijo.
- ¿Has visto papá? Dentro de poco podré utilizar hasta dos cuerpos – me dijo entusiasmado.
- Lo he visto Tai – le dije sonriendo – mejoras muy rápido, estoy orgulloso de ti. Ven aquí – le dije dándole un abrazo.
- ¿Sabes? Hoy Kakashi ha dicho que nos iremos de misión, volveremos para mañana – me dijo.
- Me parece genial, aprende mucho y no te metas en líos... o por lo menos no en muchos.
- Kakashi quiere que haga este año el ingreso al examen Chunnin – me dijo algo entristecido.
- ¿Y esa cara? – pregunté – eso es bueno.
- Estoy un poco preocupado por todo ese asunto.
- Nosotros te apoyaremos y sé que puedes hacerlo, eres increíble. Eres un Uzumaki, todo irá bien.
- Gracias papá – me dijo abrazándome – te quiero.
Tai no tardó en preparar sus cosas para irse a la misión y yo me marché a preparar algo para darle una sorpresa a Sasuke que aún estaba con su equipo fuera de la Villa. Hoy venía por fin después de tres días fuera de la Villa.
Aproveché en acostar a los niños después de darles de comer y preparé la gran bañera que Sasuke mismo diseñó metiéndome dentro completamente desnudo relajándome. Pude escuchar como se abría la puerta de fuera y entraba Sasuke, eran los pasos de mi chico, los reconocería en cualquier lado.
- ¿Naru? – preguntó Sasuke - ¿Dónde estás?
- En la bañera – le grité y él vino hacia aquí abriendo la puerta.
Sasuke entró y estaba tan atractivo como siempre, los años le sentaban bien. Tenía los veintidós años y sé que éramos jóvenes para tener a los hijos pero mi padre me tuvo a los veinticuatro... creo que a mí sólo me bastaba saber que era el hombre adecuado para formar mi familia igual que mi padre lo supo en su momento con mi madre.
- ¿Qué haces aquí dentro? – me preguntó arribándose a la bañera pero yo cogí su camiseta y lo tiré dentro conmigo besándole.
- Te quiero Sasuke – le dije.
- Lo sé – me respondió él con dulzura
- Quería darte una sorpresa.
- Entonces lo has logrado
Sasuke se quitó el chaleco mojado lanzándolo al suelo del baño sin parar de besarme y yo aproveché en meter mis manos bajo su camiseta para quitársela. Sonreí consiguiendo que Sasuke también sonriera. ¿Quién me habría dicho que tendría una familia con Sasuke Uchiha?
- Me encanta cuando me esperas ya desnudo – me dijo Sasuke susurrando en mi oído.
- Lo sé – le dije sonriendo – me encanta hacerlo por ver tu sonrisa.
- ¿Y Tai? – me preguntó preocupado.
- De misión – le dije – tenemos toda la casa para nosotros... hasta una hora al menos que es cuando les toca comer a los mellizos – le sonreí.
- Perfecto
Sentí su mano rozar mi pecho con suavidad mientras besaba y mordía mi cuello. Aproveché que mi mano estaba en su cabello ahora mojado para desatar el nudo de su bandana y apartarla de sus ojos pero él pasó su mano intentando bloquear que la quitase.
- Déjame hacerlo Sasuke – le pedí.
- No veo nada Naruto – me dijo preocupado – ya lo sabes.
- Sé que no ves, pero yo si puedo ver tus ojos y me encantan. Por favor, no me los escondas, no a mí, no a tu familia. Me gustaría que aquí en casa no la llevases en los ojos.
- Vale – me dijo dejando que le quitase la bandana.
Dejé la bandana con el emblema de Konoha tras de mí y le sonreí tocando sus párpados con dulzura. Sasuke me besó mientras bajaba sus dedos a mi entrada para prepararme. Se posicionó sobre mí apoyando mi espalda contra un lateral de la bañera y abrió mis piernas con dulzura entrando en mí con lentitud.
Le escuché gemir levemente aunque seguía sin atreverse a abrirme los ojos. Me agarré a su cuello dejándole entrar en mí, cada vez más profundo. Jadeé ahogando mis sonidos en su boca mientras jugaba con su lengua y él seguía moviéndose. Podía escuchar el agua moverse a cada movimiento nuestro.
- Naruto... ¿Quieres casarte conmigo? – me preguntó de golpe Sasuke y me quedé atónito ante su pregunta.
La verdad es que jamás había pensado en eso, supongo que habíamos estado mucho tiempo juntos y no me hizo falta un papel que demostrase nuestro amor, le amaba y sabía que él también me amaba a mí. Supongo que quizá iba siendo hora de casarnos aunque ya habíamos tenido a nuestros hijos. Íbamos un poco tarde para hacer las cosas y sonreí justo cuando Sasuke llegaba en mí.
Salió de mi colocándose a mi lado sonriendo pero sin abrir sus ojos y yo volví a tocar sus párpados. Echaba de menos mirarlos, que él me mirase fijamente como antes. Cada vez que veía sus ojos de esa forma me recordaba que era mi culpa, había dado sus ojos para salvarme y los médicos hacía años que no trataban a los Uchiha, desde que desaparecieron, no estaban preparados ni especializados en esos ojos, no habían tenido que tratarlos en demasiado tiempo, nadie sabía cómo curar la vista de Sasuke.
- ¿De qué te ríes Dobe? – me preguntó.
- De que siempre hacemos las cosas a nuestra manera... - le dije.
- ¿Eso es que no te quieres casar conmigo?
- Claro que quiero casarme contigo Sasuke. Te amo a ti, no podría ser más feliz, pero siempre llegamos tarde a todo – le sonreí y él sonrió.
- Es posible.
Escuché el lloro de los mellizos y supe que tenía que levantarme de los brazos de Sasuke para ir a atenderlos. Se estaba tan bien abrazado a él mientras acariciaba y me hacía cosquillas en la espalda.
- Yo les daré hoy de comer – me dijo – tú descansa, aún tienes ojeras. Quédate aquí relajado un rato, te lo mereces.
- Gracias Sasuke – le agradecí viendo como se levantaba secándose con una toalla y terminando de quitarse el pantalón.
De verdad que era un caso, tantas ganas tenía de estar conmigo que ni el pantalón se había quitado, se había abierto lo justo la bragueta para poder entrar en mí ¡Era un caso! Fue hacia la habitación y me imaginé que iba a coger un pantalón al menos para ir a la habitación de los mellizos.
Cuando quise darme cuenta, me había quedado dormido y sólo conseguí abrir los ojos al sentir cómo me tomaban en brazos.
- ¿Sasuke? – pregunté y él me hizo un gesto para que callase.
- Duerme Naruto, lo necesitas.
- Sasuke... quería preguntarte algo.
- Dime.
- ¿Si... si se pudiera revivir a tu hermano? ¿Aceptarías hacerlo? – pregunté.
- Creo que el pasado hay que dejarlo donde está Naruto. Pero imagino que lo dirás por Tai y él está empeñado en traer de vuelta a nuestra familia. No quiero que se perjudique él los ojos por esto pero también sé que cuando se nos mete una idea en la cabeza de esta familia cabezona no hay forma de sacarla hasta que se cumple.
- Dímelo a mí... te perseguí por medio mundo hasta que conseguí que volvieras – le sonreí y él sonrió también.
- Sólo Itachi – me dijo – hay que convencerle de que sólo le dejaremos revivir a uno.
- Hay una condición Sasuke... hay que encontrar el cuerpo de tu hermano y sólo tú sabes dónde lo enterraste.
- Os llevaré hasta él. Pero ahora duerme Naruto, lo necesitas.
Me dormí a su lado al menos hasta que escuché de nuevo llorar a los mellizos y es que tenían hambre, pero fue Sasuke quien volvió a levantarse dejándome dormir. Sé que él también tenía que estar cansado con el duro trabajo de los ANBU.
Por la mañana intentamos los dos hacer el menor ruido posible y es que Tai había vuelto de madrugada de su misión con Kakashi y se había acostado a dormir. Creo que Sasuke esperaba a que se despertase para hablar con él sobre todo el asunto de revivir a su hermano. Yo no quería decir nada... pero en parte desde que perdí la conciencia de mi padre... creo que sentía la necesidad de que Sasuke tuviera a su hermano de nuevo, de tenerle cerca porque tenía la corazonada muy al fondo de que algo malo iba a pasar. Sentía que algo malo se acercaba desde que no podía sentir a mi padre, pero no le dije nada a Sasuke, no quería preocuparle a él.
Al día siguiente Sasuke movilizó a su equipo, Neji, Kiba y Sai para escoltarnos a Tai y a mí hacia el lugar donde se supone... que Sasuke tuvo su pelea con Itachi. Según Sasuke, no estaba lejos de aquí y nos pusimos en camino. Neji decidió ir primero por su rango de visión y Kiba junto a Sai nos siguieron en la retaguardia.
Veía a Sasuke a mi lado con su bandana tapando sus ojos y me entristecí. ¿Debería contarle esta extraña sensación de que algo malo ocurriría o tenía que callarme? Quizá sólo era una impresión, nada más, sólo mi imaginación que me causaba malas pasadas.
- ¿Qué te ocurre Dobe? ¿No estás contento de despegar tu trasero de esa silla de despacho? – me preguntó burlón y yo sonreí.
- Teme – le dije - ¿No estás feliz de poder abrazar de nuevo a tu hermano? – le pregunté.
- Sí – me dijo poniéndose serio – es lo que más deseo, pero sé que a ti te pasa algo ¿Qué ocurre? ¿Es por lo de tu padre?
- ¿Qué crees que le ha pasado a su conciencia?
- No lo sé Naruto – me dijo Sasuke – pero te prometo que en cuanto lleguemos a la villa iré al cementerio a confirmar que tu padre sigue allí.
- ¿Vas a exhumarlo? – le pregunté entristecido.
- No hay más remedio si con eso te quedas tranquilo.
- Creí que podría descansar ya para toda la eternidad, que tendría paz y ahora... voy a tener que exhumar su cuerpo.
- Todo estará bien Naruto.
- Espero que si – le dije – vayamos a por tu hermano
Le sonreí haciendo que él también sonriera y aceleré el paso adelantando a Neji que se quejó por haber roto su formación. Sé que tenían que protegerme y todo ese rollo por ser el Hokage, pero yo quería llegar antes, también era un Ninja y era fuerte, podía protegerme yo solo perfectamente. Neji aún se quejaba cuando Sasuke le dijo que me diera un poco de cuerda, que me dejase disfrutar durante unas horas de la libertad que ahora como Hokage ya no tenía. Fue Sasuke el único que aceleró viniendo a mi lado para vigilarme.
- Es ahí delante – me dijo – tiene que haber unas ruinas con el emblema de los Uchiha
- Las veo – le comenté.
- Su cuerpo lo dejé envuelto entre mantas, bajo la última torre con el emblema.
- Lo encontraremos Sasuke. Pronto estarás con tu hermano.
Frené en seco al llegar a la torre y Sasuke frenó también a mi lado pensando hacia dónde lo enterró. No tardaron mucho en llegar los demás y nos pusimos a cavar. Sé que Tai quería ayudarnos pero no le dejamos, ya bastante tenía que hacer él como para encima pedirle que cavase. Tras más de veinte minutos, por fin encontramos el cuerpo de Itachi y lo sacamos aún envuelto entre las telas. Yo no me atreví a abrirlo, seguramente tras el tiempo que llevaba aquí no sería agradable de ver.
Tai sonrió al encontrarlo y sé que era la ilusión de su vida tener a nuestra familia junta. Coloqué mi mano sobre su hombro y observamos atentamente como hacía los sellos para revivirlo. El cuerpo no se movió y es que según Kakashi nos comentó que tardaba un poco en hacer efecto, así que cuando vi como Tai se desmayaba del cansancio por haber hecho la técnica, decidimos acampar aquí y esperar a que tanto Tai se recuperase como darle tiempo a Itachi de que empezara a moverse.
Me desperté a medianoche mirando a Sasuke y aunque no me dejaba ver sus ojos, sabía que estaba despierto, no podía dormir por las emociones que tenía. Quería ver a su hermano, se había sentido culpable tanto tiempo por lo que le hizo y ahora lo tenía frente a él, iba a tenerlo de frente, tan sólo unas horas.
Cogí su mano sonriendo y él se giró hacia mí sonriendo también mientras apretaba mi mano con más fuerza. Sé que estaba nervioso y yo quería estar aquí con él dando mi apoyo, esto era lo que para mí significaba querer a alguien, siempre con él, ayudándole, apoyándole... amándole, en las buenas y en las malas, porque la vida no era un camino color de rosa, tenía trabas y dificultades, pero yo sabía que juntos superaríamos cualquier adversidad.
A la mañana siguiente me desperté con el pie de Tai encima de mi estómago, con el brazo de Sasuke atrapando mi pecho agarrándose a mí y con el brazo de Tai sobre el de Sasuke. Al final entre los dos me bloqueaban y me impedían moverme. No pude evitar sonreír al ver las similitudes de esos dos... no podían dormir tranquilos sin agarrarse a alguien.
- Chicos... que tal si me dejáis moverme... tengo que ir al baño – les dije y ambos abrieron los ojos mirándome dándose cuenta de la posición que tenían sobre mí.
Al final me dejaron ir a hacer mis necesidades pero para cuando volví donde estaba el campamento, me encontré a un Sasuke inmóvil frente a mí sorprendido de ver a Itachi de pie mirándose él mismo las manos sin creerse que estaba vivo. A Sasuke le faltó tiempo para lanzarse a abrazarle y aunque Itachi se quedó unos segundos paralizado sin poder reaccionar, pero enseguida hizo una leve sonrisa y abrazó a su hermano.
- Lo siento – le dijo Sasuke llorando hundiendo su cabeza en su pecho – lo siento mucho.
- Ya está Sasuke – le dijo Itachi – estoy aquí aunque no sé muy bien cómo.
- Voy a casarme y te quiero como padrino – le dijo Sasuke de golpe – Creo que voy a tener que ponerte al día, voy a casarme con Naruto y... eres tío. Ese es mi hijo Taichi – le comentó señalándole – él es quien te ha devuelto a la vida Itachi.
- Entonces creo que debo darle las gracias a alguien – dijo Itachi acercándose a Tai y abrazándole mientras Tai lloraba también.
- Al fin te conozco – dijo Tai – he oído muchas historias de ti.
- Entonces no te creas muchas – dijo Itachi sonriendo – porque a saber qué te han contado de mí. De lo que hice en Akatsuki olvídalo todo – dijo bromeando y todos nos reímos.
Nos movimos en cuanto Itachi se sintió recuperado hacia Konoha y me tocó cargar a Tai, aún estaba débil. Creo que Itachi miraba a Sasuke y seguramente se preguntaría que pasaba con sus ojos pero yo no tenía valor para hablarle de eso, creo que lo sabía y por eso no me había preguntado en toda la vuelta.
Ey Naruto – me llamó Itachi - ¿Puedo llevarlo?
Aquello me dejó atónito, pero como Tai insistió en irse con su tío, frené y se lo cargué a la espalda. Fui al lado de Itachi el resto del camino mirando a mi hijo hasta que se quedó dormido en la espalda de su tío y sonreí.
- Así que cuidaste a mi hermano como te pedí
- Lo intenté – le dije sonriendo.
- Y habéis adoptado.
- Sólo a Tai. Es el hijo de Nagato pero yo lo quiero como mío – le aclaré – aún así... te esperan dos sobrinos más en casa. Un jutsu – le aclaré al ver su cara de asombro – son dos Uchiha, Itachi, dos Uchiha medio Uzumakis – le sonreí.
- Konoha no me perdonará – me dijo con una sonrisa triste.
- Yo soy Konoha – le comenté – soy el Hokage ahora y si digo que estás perdonado, lo estás. No hiciste nada malo, sólo protegías a tu hermano, intentaste proteger la Villa y eso te lo agradezco. No eres un criminal Itachi, eres un héroe y me gustaría que volvieras a tu puesto de ANBU.
- ¿Y sus ojos? – me preguntó señalando a Sasuke.
- Fue mi culpa. Orochimaru trató de secuestrar a nuestros hijos y soltó al Kyuubi. Tu hermano trató de dominarlo para meterlo en mí y lo hizo, pero... esa ha sido la consecuencia por no permitir que me sacrificase.
- Lo arreglaremos – me dijo sonriendo – ya lo verás.
Volvimos a la Villa y la verdad... el tiempo pasó muy rápido. El problema de Sasuke seguía sin tener una solución aunque Itachi se pasaba sus ratos libres en la biblioteca de su clan buscando soluciones, leyendo pergaminos. Lo más sorprendente es que Itachi había vuelto a ser ANBU, tenía su propio equipo y además... empezó a mantener una relación con Karin, creo que realmente no se amaban, pero les convenía a los dos ese matrimonio y lo tuve claro cuando Karin se quedó embarazada.
Lamentablemente... Karin falleció en el parto pero dejó a un precioso niño moreno de ojos oscuros al que llamaron Fugaku en honor al padre de Sasuke y de Itachi. De Sasuke y de mí... bueno, intentamos animar a Itachi cuando perdió a Karin y le ayudamos en todo lo que pudimos con su hijo ya que era padre primerizo. También es cierto que Itachi siempre era muy protector con ese niño pero a mí... ahora lo que más me preocupaba era Sasuke.
De mi padre... lo único que supe cuando Sasuke exhumó el cuerpo, es que no había nada, el féretro estaba vacío y supe que alguien había robado el cuerpo de mi padre. Eso me preocupaba demasiado, no estaba su cuerpo y no sentía su conciencia, así que aún me intranquilizaba más la sensación de que algo malo ocurriría. Lo hablé varias veces con Itachi pero él me tranquilizaba diciendo que no creía que alguien estuviera tan loco como para atacar esta villa teniendo ahora a dos Uchiha en contra, a un niño con el Rinnegan que aprendía cada vez más y a mí, medio Namikaze medio Uzumaki, pero yo aún así no estaba tranquilo.
A pesar de los esfuerzos de mi cuñado, no pude evitar enfadarme por todo el asunto. ¿Quién era capaz de profanar el tan merecido descanso de mi padre que tanto había sacrificado por esta villa? ¿Y con qué fin? Impulsado por mi malestar, mandé llamar a un equipo ANBU para buscar cualquier pista que nos indicase quién había sido el responsable. Sasuke se ofreció a ir con otro equipo, en el que también estaba Itachi, y liderar la misión.
A la semana regresaron pero no trajeron buenas noticias. No habían encontrado nada, ningún rastro que poder seguir, ni ninguna evidencia que nos ayudase a encontrar a la persona que estaba detrás de todo esto. Pero eso puso en evidencia que quien hubiese robado el cuerpo de mi padre, no era ningún aficionado.
Cuando pasaron dos años sin que nada ocurriera, es cuando entendí que quizá Itachi tuviera razón y me relajé. Ahora hasta me dejaban hacer alguna misión con los ANBU y es que siempre en el despacho me aburría. Mis hijos ya tenían cinco años y Tai con sus catorce años se iba a todos los lugares con su equipo y con Kakashi que era su profesor, hasta había pasado el examen de Chunnin. Dentro de unos días, Kakashi sería libre para irse a su escuadrón ANBU y es que su Sharingan había vuelto a funcionar perfectamente y mi hijo... mi hijo tendría su equipo Chunnin, cambiaría de maestro y se rumoreaba, que Ibiki quería tenerlo en su equipo.
Tras cinco años viendo a Sasuke completamente ciego, empecé a tener esperanzas en su visión gracias a los últimos acontecimientos con su hijo Natsume.
Flashback
Sasuke Uchiha
Hoy no me habían encomendado ninguna misión por lo que decidí pasar mi día libre con mi familia. Fui el primero en levantarme y me dirigí a la cocina a preparar el desayuno para Naruto y mis hijos. A pesar de mi ceguera, me seguía manejando bien con los fogones y los utensilios, ¡si no pudiese con algo tan sencillo como esto, no podría seguir siendo el líder de mi propio equipo ANBU!
Cuando ya tenía el desayuno casi listo, sentí la presencia de mis hijos aproximarse a la cocina junto con Naruto.
- Huele muy bien, papá – me comentó Tai siendo el primero en sentarse a la mesa.
- ¿A qué se debe este manjar tan delicioso que nos has preparado? - me preguntó Naruto divertido tras darme mi beso de "buenos días".
- ¿Acaso no puedo cuidar a mi familia? - le respondí con una sonrisa en mi boca.
- Si es de esta manera, puedes mimarnos todas las veces que quieras – me contestó animado.
Pude oír cómo se llevaba algo a la boca y por el olor que desprendió al morderlo, supe que se trataba de una frambuesa. Le agarré de la cintura para pegarlo más a mi cuerpo, puse mi mano en su nuca para atraer su rostro hacia el mío y uní nuestros labios en un profundo y demandante beso. Pasé mi lengua por cada rincón de su boca degustando el sabor de esa fruta. No era mi favorita pero en el interior de Naruto era lo más exquisito que había probado jamás.
- Oye, que era mía – se quejó cuando al separarnos se dio cuenta de que le había robado lo que quedaba de frambuesa y terminaba de comérmela.
- De tu boca sabe mucho mejor – le contesté con mi típica sonrisa.
- Puag, ¿por qué los mayores hacen esas cosas? - oí que Yumiko protestaba – Cuando crezca no permitiré que nadie me haga eso.
Pude imaginarme la mueca de asco que estaría haciendo y sonreí por ello. En momentos como éste, es cuando me gustaría tener mi vista en perfectas condiciones. Aunque acariciaba los rostros de mis hijos para imaginarme cómo eran y anotar cada pequeño cambio conforme iban creciendo, deseaba poder verlos con mis propios ojos. Ansiaba volver a ver el alegre rostro de Naruto, comprobar cuánto había crecido Tai en estos años y disfrutar de las sonrisas de Natsume y Yumiko.
Aunque amaba a Naruto con toda mi alma, no podía contarle cómo me sentía realmente porque sé que se culparía aún más de lo que ya lo hacía y no iba a permitir algo como aquello. Había sido mi decisión salvar a Naruto y que él no tuviese que sacrificarse, por lo que no creía que fuese justo que supiese de mis sentimientos. La única persona con la que había podido desahogarme era Itachi, por eso se pasaba sus ratos libres investigando, intentando hallar una solución.
Después del desayuno, estuve entrenando con Tai mientras Naruto jugaba con los pequeños. Mi hijo mayor se había vuelto fuerte y sabía que aún lo sería más, me sentía muy orgulloso de él.
- Serás uno de los mejores ninjas que tendrá Konoha en mucho tiempo, podrías llegar a ser Hokage si te lo propusieras – le dije sonriendo.
- Gracias, papá. Me haré más fuerte para poder proteger a las personas que me importan.
Estuvimos varias horas entrenando, incluso Naruto se unió a nosotros mientras Yumiko y Natsume nos observaban entretenidos. Al terminar, preparé algo para comer y almorzamos todos juntos mientras Tai nos contaba algunas anécdotas sobre su equipo. Había sido una buena idea haberle dicho el día anterior al Dobe que podíamos pasar un día en familia. Dejó todo preparado para que hoy Temari se encargase del papeleo que quedaba mientras nosotros disfrutábamos de nuestra reunión familiar.
Después del almuerzo, nos fuimos al salón a relajarnos. Tai se puso a leer un pergamino sobre jutsus que le había prestado mi hermano, mientras que yo saqué algunos rompecabezas para jugar con los gemelos. Naruto se sentó a mi lado para observar cómo los colocaba en la mesita que había frente al sillón y le pedía a Yumiko y Natsume que eligieran uno para resolverlo.
- ¿Por qué siempre les dejas estos puzzles tan raros? - me preguntó Naruto curioso.
Sentí cómo cogía uno de los rompecabezas y le daba vueltas. Supuse que lo observaba detenidamente para intentar resolverlo.
- Es una manera de estimular su ingenio y su inteligencia. Son buenos ejercicios mentales – le respondí mientras me colocaba enfrente de Natsume.
Le oí resoplar y una pequeña sonrisa apareció en mis labios al imaginarme que el Dobe no había podido encontrar la solución del puzzle. Me aparté un mechón de mi pelo que me estaba molestando en uno de mis párpados, como le prometí a Naruto, en casa no llevaba la bandana pero mantenía los ojos cerrados en todo momento. Sentía que no había diferencia entre tenerlos abiertos o cerrados, la oscuridad iba a ser la misma.
Me concentré en escuchar el ruido que hacían las piezas al ser movidas de un lado a otro y me imaginé las muecas que debían tener mis dos pequeños mientras trataban de resolverlos. No sé qué fue lo que me impulsó a abrir los ojos, pero realmente deseé en ese instante que se obrase un milagro y mi vista se recuperase. Me sentí decepcionado cuando no fue así, aunque no lo demostré porque sabía que Naruto estaría observándome y no quería que se preocupara. A pesar de todo, no volví a cerrar los párpados, mantuve mi mirada hacia el frente, donde se debía hallar el pequeño rostro de Natsume, entonces fue cuando pasó algo extraño.
Por mi ojo izquierdo, donde antes tenía el rinnegan, pude distinguir de forma borrosa cómo unos ojos azules, supuse que eran de mi hijo, cambiaban a color rojo con las dos aspas características del sharingan, pero al segundo siguiente, la oscuridad volvió.
- ¿Lo has visto? - pregunté sorprendido.
- ¿El qué? - oí la voz de Naruto a mi lado.
- Sus ojos... Natsume ha activado el sharingan – le dije con la boca abierta de la impresión.
Naruto tardó unos segundos en responder, sentí cómo se acercaba a nuestro hijo para comprobarlo.
- No, Sasuke. Debe haber sido tu imaginación. Sus ojos siguen siendo tan azules como siempre. Espera un momento – alzó la voz de repente - ¿puedes ver?
Pude notar la esperanza en su tono de voz, por eso me dolió tener que decirle que no.
- No, todo sigue igual pero juro que hace unos instantes he visto el sharingan en sus ojos. No ha sido una imagen clara, pero estoy convencido de ello – le expliqué.
- Hay que contárselo a Itachi de inmediato – me contestó Naruto – Tai, ve a buscar a tu tío ahora – escuché que le ordenaba.
- Naruto, no creo que... - pero no me dejó terminar.
- Sí es necesario Sasuke. ¿No te das cuenta? Quizás no haya sido nada pero ¿y si es una señal de que puedes recuperarte? - me preguntó mientras atrapaba mi rostro entre sus manos y apoyaba su frente sobre la mía – por muy pequeño que sea, si hay algo que se pueda hacer para que recuperes la visión, hay que investigarlo.
Antes de que me diese cuenta, Tai había regresado con Itachi. Naruto le explicó lo que acababa de contarle, pude notar la alegría de mi esposo mientras hablaba lo que me provocó cierto desasosiego. No quería que se ilusionase para luego ver sus esperanzas destrozadas, demasiado se preocupaba y se culpaba como para que todo hubiese sido fruto de mi imaginación. Quizás había sido mi mente la que me había jugado una mala pasada, puede que mi propio deseo hubiese creado una ilusión, un espejismo.
Itachi me sacó de mis propios pensamientos al acercarse para revisarme. Estuvo varios minutos comprobando mis ojos, usando diferentes jutsus que no conocía pero que seguramente los había aprendido de los antiguos documentos del clan.
Tras varios minutos, pude oír cómo se sentaba en la mesita donde estaban los rompecabezas y cómo le indicaba a Naruto y a los niños que se sentasen. La seriedad en su voz hizo que mi corazón se acelerase y los nervios me invadiesen en ese instante. Itachi se aclaró la voz antes de empezar a hablar.
- Lo que voy a deciros sólo es una teoría por lo que quiero que os lo toméis como tal. No quiero daros falsas esperanzas – nos aclaró – Creo que lo que has visto, ha sido una especie de visión del futuro, como una predicción, lo que significa que tu rinnegan aún funciona. Puede que no se extinguiese del todo a pesar del esfuerzo que hiciste con tus ojos en el pasado... creo que al ser la máxima evolución del sharingan, al ser más poderoso, no llegaste a perderlo del todo y con el paso del tiempo se ha ido regenerando. Aunque parece un proceso lento, han pasado bastantes años y apenas ahora has visto esa imagen borrosa, por lo que me hace pensar, que podría haber una forma de que recuperaras la visión pero tendré que investigarlo detenidamente, por lo que os pido paciencia. Aún así, recordad que es sólo una teoría – terminó de explicarnos.
Creo que todos estábamos igual de impresionados y de animados a pesar de que mi hermano nos avisó de que no deberíamos poner todas nuestras esperanzas en una simple hipótesis, pero no lo pudimos evitar. El milagro que esperaba acababa de obrarse.
Fin del flashback
Naruto Uzumaki
Después de las palabras de mi cuñado, sentí que aún se podía hacer algo para ayudar a Sasuke. Él podría volver a ver a su familia podría volver a vernos a Tai y a mí, podría observar por primera vez después de tanto tiempo a Natsume y a Yumiko, podría volver a utilizar sus técnicas oculares de nuevo, aunque me encargaría de que no volviese a hacer una locura que pusiese en riesgo sus ojos de nuevo. Y yo deseaba que sus ojos mirasen mi rostro con dulzura, que recorriesen mi cuerpo con deseo, echaba de menos la excitación que sentía cuando Sasuke me devoraba con la mirada. Sé que era egoísta por mi parte pensar en esto y más al saber que fue mi culpa que perdiese su sentido de la vista, para que no tuviese que sacrificarme, para salvarme a mí, a nuestros hijos y a la villa... pero no pude evitarlo.
En eso momentos, me encontraba en mi oficina revisando unos documentos, cuando unos golpes en la puerta me desconcentraron. Alguien pidió permiso para pasar desde el otro lado, al concedérselo, uno de los jounin que custodiaban la entrada a la villa, caminó de forma apresurada hacia mi mesa.
- Hokage-sama, tenemos una... situación en el pórtico principal – me comentó muy nervioso.
- ¿Ha habido algún ataque? - pregunté preocupado.
- No, señor – contestó con el mismo nerviosismo de antes.
- ¿Algún intruso ha intentado colarse en la aldea? - cuestioné extrañado por la actitud del ninja frente a mí.
- No exactamente – respondió desviando la mirada.
- Entonces, ¿qué ha ocurrido? - le interrogué desconcertado por no saber qué estaba pasando ahí.
- Es mejor que lo vea con sus propios ojos, Hokage-sama – me pidió inquieto.
Su actitud nerviosa y sus evasivas, captaron mi atención logrando despertar mi curiosidad. Me levanté para acompañarle hasta la entrada de la villa, salimos de allí seguidos por dos de mis escoltas personales que intentaban pasar desapercibidos ante los demás, pero yo sabía dónde se encontraban en todo momento.
Al llegar, pude observar un pequeño revuelo al otro lado de las puertas. Varios ninjas tenían rodeado a un sujeto que no lograba distinguir desde mi posición. Me acerqué con paso firme mientras les pedía a mis hombres que se apartasen pero mis pies dejaron de obedecer al reconocer a la persona que se hallaba ante mí.
Mis ojos se abrieron de la sorpresa y mi corazón empezó a latir con mucha fuerza debido a la emoción. Intenté hablar pero mi boca sólo se abría y cerraba sola sin llegar a emitir ningún sonido. Pensé que se trataba de una ilusión... era imposible... frente a mí estaba ni más ni menos que mi padre, Minato.
Antes de que mi propia mente terminara de analizar la situación, mi cuerpo ya había reaccionado solo y me había abalanzado hacia él estrechándolo fuertemente entre mis brazos, sorprendiendo a todos los presentes. En el instante que mi cuerpo chocó contra el suyo, mis lágrimas comenzaron a caer, recorriendo mis mejillas y perdiéndose en la camisa que llevaba mi padre cuando hacían contacto con ella.
Sollocé un lastimero "papá" contra su cuello pero el sonido quedó amortiguado y dudo que llegase a escucharlo. Tras varios minutos en esa posición pude empezar a calmarme y ahí me percaté de que algo raro pasaba. Mi padre no me había correspondido al abrazo, había mantenido la misma posición sin moverse ni un centímetro, con sus brazos a cada lado de su cuerpo y su cabeza hacia el frente.
Me separé un poco para poder mirarle y cuando nuestros ojos hicieron contacto, su boca se abrió para soltar unas palabras que me dejaron paralizado.
- ¿Quién eres y por qué me estás abrazando? - fue lo que me dijo antes de que me separase por completo, totalmente destrozado.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top