Capítulo 6: Embarazos complejos

Naruto Uzumaki

Dos meses habían pasado y se podía empezar a apreciar como mi vientre crecía. Sasuke había vuelto a hacer misiones, tan solo se tomó al final un par de semanas de vacaciones para estar conmigo y cuidarme pero yo le había vuelto a mandar con su equipo. Ahora tenía a Temari ayudándome con el papeleo en la torre del Hokage. Menos mal que la tenía a ella para echarme un cable, porque me aburría mucho estando solo en el puesto de trabajo y a veces, me encontraba fatal. Creo que estaba mucho más tiempo vomitando en el baño que haciendo papeleo. Este embarazo era horrible, la pesadez, el cansancio, me dolían las piernas y los pies, se me hinchaban sin remedio.

Algunos de los que trabajan en la torre traían sus propias comidas y para una vez que me atreví a salir, no hice nada más que abrir la puerta y volví a entrar corriendo con unas enormes ganas de vomitar. ¿Qué traían para comer esos tipos? Me daba nauseas solo el olor.

- Se te pasará por la tarde – me dijo Temari sonriendo – créeme... he pasado dos veces por eso, por las mañanas me ponía malísima, pero luego mejoraba.

- Eso espero – le dije – no sé si aguantaré nueve meses así.

- Es una fase Naruto, luego irás mejorando. Aunque se te ve cansado, creo que deberías ir a dormir un poco.

- No puedo dormir, este niño no me deja dormir a gusto.

- ¿Cómo te estás manteniendo Naruto? – me preguntó preocupada por mi chakra y yo me tensé.

- A duras penas – le dije – llevo dos meses gastando chakra sin parar para mantener esta forma, me estoy agotando y ya he cogido varias veces chakra de Kurama intentando recuperar un poco el mío, pero no puedo descansar para recuperar chakra o mi forma volvería a ser la de un hombre – le expliqué – no sé si podré aguantar los nueve meses así.

- Vas a necesitar sacar chakra de donde sea.

- Lo sé y es lo que más me preocupa, no puedo permitirme quedarme sin chakra y volver a mi forma original, mataría a este niño y no puedo permitirlo.

- Todo va a salir bien Naruto, ya lo verás – me animó Temari y le sonreí.

- Eso espero – le dije.

- Vete a descansar Naruto, yo termino esto.

- Gracias – le agradecí marchándome de la oficina.

Caminé por las calles. Estaban muy animadas como siempre y aunque la gente me saludaba, yo saludaba por pura cortesía, por inercia porque estaba sumido en mis pensamientos. Tocaba mi pequeño vientre sabiendo que estaba formándose una nueva vida dentro de mí... el hijo del mismísimo Sasuke Uchiha. ¿Cuántas mujeres de la Villa habrían deseado esto? prácticamente todas pero ninguna lo había conseguido, tan sólo yo llevaba la descendencia de los Uchiha en mi vientre.

Pasé por al lado de la floristería de los padres de Ino y vi a su madre ocupándose de las flores. Paré a saludarla durante unos segundos y hablamos sobre mi embarazo y su nieto. Sé que su marido dio la vida en esa maldita guerra pero al menos... su hija seguía viva y le había dado un nieto al casarse con Sai. ¿Quién lo habría dicho? Sabía que la madre de Ino estaría al tanto de todo lo de mi embarazo y es que Ino era mi médico, supongo que hablarían entre ellos.

Seguí hacia mi casa o bueno... hacia nuestra casa, porque realmente vivía en la casa de Sasuke. Sé que me encontraba mal, llevaba ya más de un mes cogiendo chakra de Kurama para poder aguantar esta forma femenina y hasta Kurama empezaba a agotarse, estaba cansado, no podía soportar que le robase chakra cada dos por tres. Ahora mi solución estaba en el modo ermitaño. Todas las noches antes de dormirme acumulaba todo el chakra que podía para aguantar la noche entera pero aún así... no creo que fuera suficiente para aguantar nueve meses.

¿Qué iba a hacer? No quería preocupar a Sasuke con este asunto. Sé que quizá complicaría la situación si no le decía nada pero es que no quería preocuparle. Tenía muy claro que él haría lo que fuera por mí y por este niño pero tenía trabajo, yo no podía impedirle que fuera a trabajar, necesitaba estar al cien por cien porque más miedo que quedarme sin chakra... era perderle a él. Quería que estuviera bien, en plenas condiciones para que volviera sano y salvo de sus misiones. ¿Tenía que decirle esto? era lo que más dudas me causaba.

Cuando llegué a casa, Tai estaba entrenando y me senté en las escaleras de madera que daban al patio observándole. Era igualito que Sasuke... entrenaba día y noche, estaba obsesionado con obtener fuerza pero al menos... había algo que había cambiado de Sasuke, había algo que había sacado de mí, quería fuerza no por venganzas ni por orgullo, la quería para ayudar a sus seres querido, ese era el motivo por el que yo quería ser fuerte, ese fue mi motivo por el que yo quise hacerme Hokage.

- ¿Naruto? – me llamó Tai y yo sonreí - ¿Ya has vuelto? Es extraño en ti volver tan pronto.

- Temari se está ocupando de los asuntos de la Villa hoy – le comenté.

- ¿Te encuentras mal? – me preguntó asustado.

- No – le dije – estoy bien, bueno... quitando las náuseas y esas cosas

Tai me sonrió y yo sonreí también acariciándole el cabello. Era un buen chico. Muchas noches me gustaba ser yo quien le acostaba y aprovechaba para contarle historias de su verdadero padre, algunas me las tenía que inventar y es que no tuve la suerte de conocerle tan bien como me habría gustado, pero sé que en el fondo, Nagato era una buena persona. No quería dejarme ningún detalle de él sin contarle, porque Tai tenía derecho a saber quien era su verdadero padre.

A veces cuando miraba a Sasuke... entendía por lo que pasaba él. Su clan se había extinguido prácticamente y sus esperanzas estaban en este niño, creo que yo sentía algo parecido porque los Uzumaki también nos extinguíamos poco a poco y en silencio, Nagato, Juugo, Tayuya, Kushina... todos estábamos pereciendo, tan solo habíamos podido salvar a Karin que ahora estaba por la villa practicando como enfermera. Aún así, el clan Namikaze era el peor caso que tenía ahora, uno de los clanes casi invencibles, el clan que había sido distinguido por su gran velocidad, por su inteligencia, por la capacidad de aprender prácticamente cualquier Ninjutsu, fueron la gran élite militar durante mucho tiempo, los creadores de la técnica voladora Dios del Trueno... yo era el último Namikaze ahora que conociese y eso me dolía, porque el clan de mi padre fue uno de los más importantes en Konoha... y desaparecía como lo hacía el clan Uchiha.

- ¿En qué piensas Naruto? – me preguntó Tai.

- En nada – le dije – nada importante.

Intenté sonreír pero la verdad era que pensar en mi padre me entristecía. Había hecho todo por Konoha, había sido el mejor padre que pude tener, me protegió, dio su vida por mí y por la villa y yo... yo sólo quería que este niño naciera medio Namikaze, que pudiera coger la velocidad de mi padre y la mía. Por mucho que me doliese... en parte sentía a mi padre viviendo dentro de mí, dándome su fuerza y es que ahora yo había conseguido lo que nadie consiguió jamás, alcanzar la velocidad de Minato aunque seguía sin poder superarle, él era el más rápido del mundo shinobi, eso nadie se lo quitaría, ni siquiera Sasuke con lo rápido que se había vuelto ahora.

Sonreí sólo con acordarme de mi padre, puede que me pusiera triste pensar en su muerte pero también me enorgullecía de ser su hijo, de pertenecer a dos de los clanes más importantes de Konoha, medio Namikaze medio Uzumaki. Ahora sólo esperaba que mi hijo saliera con algo de los tres clanes, quería que tuviera el orgullo de ser el descendiente de nuestros clanes ya casi extintos.

Preparé algo para comer y Tai se marchó bastante rápido, tenía entrenamiento con su equipo y aunque él me insistió en que Kakashi les había dicho que no comieran nada... yo le obligué a comer, ya me conocía a Kakashi demasiado bien. Además... eso de llegar a las tres de la tarde sería una gran mentira, llegaría como mínimo a las cinco, pero aunque le insistí a Tai de que no tuviera prisa, él decidió irse antes ¡Qué poco conocía a Kakashi! Pero así era él, creo que jamás cambiaría Kakashi.

Hacía por lo menos un año que me habían devuelto las cosas de mi padre, sé que me querían ocultar que Minato era mi padre, pero ahora que ya lo sabía, no tenía caso seguir ocultándome cosas, así que me devolvieron todo, pero yo no había tenido el valor de abrir sus cajas, lo único que había cogido suyo, fue su capa de Hokage, la que ahora llevaba yo. Supongo que hoy era un buen momento para revisar que es lo que dejó.

Me fui a la sala donde había dejado todas las cajas amontonadas y abrí la primera de ella viendo una fotografía suya con sus alumnos, con Rin, Obito y Kakashi. Sonreí al ver la sonrisa de mi padre, sus primeros alumnos... también los últimos. Dejé la fotografía en un lateral a mi lado y seguí sacando cosas... libros de Jiraya. Siempre me dijeron que a mi padre le gustaba la lectura, me enteré de que me había puesto este nombre por Jiraya, por el personaje principal de una de sus novelas y busqué el libro, creo que lo leería.

Me sentía ahora mismo bastante débil, podía sentir como mi hijo se llevaba parte de mi chakra, sentía como desaparecía de mi cuerpo el chakra que podía absorber de mi técnica más el que le robaba a Kurama. Estaba un poco mareado y sé que era por la falta de Chakra, pero necesitaba mantenerme despierto, necesitaba seguir emitiendo chakra para aguantar en esta forma, para no perderle. Era capaz de dar mi vida entera por este niño, por mi hijo con Sasuke.

Mi cuerpo se cayó hacia atrás cuando sentí que mi espalda golpeaba contra una rodilla que me sujetaba y cuando miré hacia arriba vi a Sasuke que se agachaba envolviendo sus brazos en mi cintura y tocando con delicadeza mi vientre.

- Te debilitas Naruto – me dijo de golpe.

- Estoy bien – le mentí.

- No lo estás, ¿Crees que no me doy cuenta de la cantidad de Chakra que estás gastando? – me preguntó – Coge el mío Naruto.

- No – le dije – lo necesitas para tus misiones.

- Yo puedo recuperarlo, si descanso esta noche mañana estaré como siempre, pero tú no paras de gastar chakra, no te da tiempo a recuperarlo.

- Estoy bien, enserio.

- No lo estás y no voy a ponerte en peligro ni a ti ni a nuestro hijo ¿Me oyes bien? Sois lo más importante para mí y no permitiré que os pase nada. Coge mi chakra.

Sasuke se sentó frente a mí y me tendió su mano para que se la cogiera. Sé que podía coger parte de su chakra pero no quería dejarle a él indefenso, dejarle sin chakra era una locura ¿Y si ocurría algo? ¿Y si le llamaban para alguna misión y no podía utilizar sus habilidades por haberme dado su chakra? Yo tampoco quería perderle. Dudé unos segundos mirando su mano tendida hacia mí pidiéndome que la cogiera.

- No puedo – le dije.

- Si puedes. Dame la mano Naruto y coge lo que necesites. Estoy bien, yo repondré mi chakra descansando hoy, no tengo más misiones por hoy. Vamos.

Cogí su mano pensando sólo en nuestro hijo, no podía permitirme el lujo de ser terco ahora, estaba en juego la vida de nuestro bebé, estaba en juego la descendencia de nuestros clanes, nuestra supervivencia, no podía ser egoísta, ni era el momento de tener miedo por Sasuke... tenía que conseguir que este niño sobreviviera como fuera, así que apreté su mano con fuerza cerrando los ojos y empecé a tomar parte de su chakra. La verdad es que me tranquilizaba saber que Sasuke tenía mucho chakra de su parte, había entrenado tanto, había conseguido acumular tanto poder.

- Lo siento Sasuke – le dije sin abrir los ojos – es mi culpa por no ser suficiente.

- Eres todo lo que esperaba Naruto – me dijo – es normal, no paras de gastar chakra, necesitas demasiado para mantenerte, pero voy a ayudarte. Coge del mío siempre que lo necesites y no vuelvas a tratar de ocultarme algo así. Por ti haría lo que sea y lo sabes.

- Te dejaré indefenso – le dije

- Confió entonces en que si ocurre algo tú me protegerás – me dijo sonriendo – lo importante aquí es nuestra familia Naruto, no voy a permitir que os pase nada a ninguno de los dos.

Algunas veces... Sasuke me recordaba a mi padre, tan cariñoso, siempre preocupado por la familia, tan dulce y tan familiar. Parecía mentira que hacía un par de años era ese chico vengativo y sin sentimientos, ahora estaba ante el verdadero Sasuke. Seguía siendo un maldito capullo cuando estaba trabajando, era uno de los mejores ANBU pero en casa... en casa estaba el Sasuke del que yo me enamoré, ese chico inteligente, el estratega, el chico serio pero que de vez en cuando me regalaba sus escasas sonrisas, ese chico dulce que me protegía como cuando formábamos equipo, porque por mucho que me insultase... él siempre me protegió, incluso un par de veces estuvo dispuesto a dar su vida por mí, ese Sasuke que se convirtió en mi mejor amigo y del que ahora llevaba a su hijo en mi vientre.

- Te has decidido al final a abrir las cosas de tu padre por lo que veo – me dijo Sasuke

- Sí – le comenté aún cogiendo de su chakra.

Sasuke miró la fotografía de mi padre y luego cogió uno de los libros mirándolo por dentro y sonrió.

- Vaya... el personaje se llama como tú – me dijo sonriendo.

- Mi padre me puso el nombre por él, le encantaba leer y más si eran las novelas de Jiraya. ¿Cuándo abrirás las cosas de tu hermano? – le pregunté.

- No lo sé – me dijo cerrando el libro y poniéndose serio – no sé si estoy preparado. Sólo de pensar lo imbécil que fui... fue mi culpa, yo lo maté.

- Estaba enfermo Sasuke y te quería demasiado, siempre te protegió. Nos engañó a todos, no deberías de sentirte culpable.

- Era mi hermano Naruto, debí haber imaginado que me engañaba, pero no pude ver más allá de lo que él quiso enseñarme.

- Era el genio Uchiha Sasuke. Siempre iba dos pasos por delante de nosotros, lo tenía todo planeado.

- Sí. Es irónico – me sonrió – tu padre fue uno de los prodigios de su generación... el genio de los Namikaze y mi hermano... el genio de su generación. Deberíamos estar orgullosos de que haya tantos prodigios en nuestra rama familiar ¿No crees? – me preguntó sonriendo.

- Supongo que si – le dije dejando de apretar su mano pero Sasuke agarró la mía con fuerza evitando que soltase.

- Coge más Naruto – me dijo – estoy bien.

- Sí cojo más te desmayarás.

- Cógelo – me ordenó – tú lo necesitas más que yo. Por favor... no me lleves la contraria ahora.

Sasuke me recordaba a mi madre, siempre se salía con la suya. Tal y como decía Minato... él sólo fue capaz de ganar una decisión en todo su matrimonio y fue sólo para salvarme a mí. Creo que había sacado demasiado de mi padre porque no podía vencer a Sasuke en una discusión. Cerré mis dedos de nuevo apretando su mano y seguí cogiendo chakra aunque ahora veía el rostro de agotamiento en Sasuke y en menos de cinco minutos... la mano de Sasuke ya no tenía fuerzas para apretar la mía. Solté viendo como su cuerpo se caía hacia un lado y lo cogí antes de que se golpease contra el suelo.

Le había avisado de que esto pasaría, pero era un maldito cabezón. Acaricié su cabello viendo como dormía ahora, como se había desmayado por la falta de energía que me había regalado a mí. Lo cogí en brazos y me lo llevé a la habitación. Me dormí a su lado acariciándole el cabello, mirando como dormía. Amaba a Sasuke Uchiha y creo que no podía haber soñado una vida mejor que estar a su lado.

Me desperté cuando escuché una puerta corredera moverse, creo que era la de la entrada principal. Era muy tarde y al sentir los pequeños pasos tratando de no hacer ruido por el pasillo, sabía que era Tai que volvía de su entrenamiento y se iba hacia su cuarto. A veces me preguntaba si realmente podríamos ser una familia, si Tai nos sentiría como a sus padres y es que lo acogimos siendo ya bastante mayor. ¿Era normal preocuparme tanto? Supongo que había empezado a querer a ese chico hace mucho, para mí ya era de mi familia. Miré a Sasuke que seguía dormido con su mano en mi vientre de forma protectora y sonreí. Le besé la frente y me dispuse a dormir mirando el tatuaje de ANBU en su brazo. ¿Le llamarían por la mañana para ir a alguna misión? Esperaba que no, creo que necesitaba descansar y era por mi culpa, si sólo pudiera reunir más chakra.

Cuando me desperté a la mañana siguiente, Sasuke ya no estaba, me había dejado una nota encima de una bandeja con el desayuno. ¿Se podía querer más a alguien? Me parece que no. Sasuke siempre estaba preocupado por mí y más ahora que mis hormonas estaban cada vez peor, ahora que llevaba a su hijo en mi vientre se preocupaba el doble de que estuviera perfectamente alimentado y atendido.

Al llegar a la oficina, Temari estaba ya ocupada con algunos informes y había hablado con algunos ANBU para darles las instrucciones oportunas. Todo funcionaba perfecto incluso sin mi ayuda y era gracias a Temari, estaba muy acostumbrada al papeleo por haber tenido que ayudar a su hermano cuando se convirtió en Kazekage. Sabía perfectamente como llevar la Villa sin necesidad de que la supervisaran y eso me era de gran ayuda.

Me puse a trabajar enseguida pero incluso con todo el chakra que le quité a Sasuke... sabía que al final del día no podría aguantar más y tendría que conseguir más chakra para sostener esta forma. ¿Cómo era posible gastar tanto chakra? Quizá era porque a cada día que pasaba me encontraba más y más cansado de tener que sostener este jutsu. Temari se dio cuenta enseguida de lo que pasaba y me tendió su mano, pero yo me negué a cogerle chakra a ella.

- ¿Te lo ha contado Sasuke, verdad? – le pregunté.

- Estuvo esta mañana aquí. Tenía que traer un informe – me dijo

- ¿Ha ido a alguna misión?

- No, le he mandado a hacer papeleo. No quiero arriesgarme a que le pase algo ahora que está gastando su chakra en ti, no es bueno que salga de misión.

- Odia el papeleo – le dije sonriendo.

- Lo sé, pero ha aceptado siempre que pueda ayudarte a ti. Volverá a hacer misiones en cuanto nazcan los pequeños, te lo prometo. Además... me ha dicho que se irá a entrenar con Kakashi de vez en cuando para no perder la forma, así que todo está bien, ya sabes lo duro que puede ser Kakashi en sus entrenamientos.

- Sí, lo sé –le dije.

- Vamos... toma de mi chakra lo que necesites.

- Pero...

- No me sirven negaciones – me dijo sonriendo – soy madre ¿Recuerdas? Sé lo importante que son nuestros hijos, así que cógelo, a mí no me hace falta, me paso el día aquí encerrada con papeleos y si ocurriera algo tengo a Shikamaru – me sonrió – vamos, cógelo.

- Shikamaru es un vago – le dije sonriendo y ella sonrió también.

- Lo sé, pero quiere a su familia y hace lo que sea por nosotros, incluso dejar de ser vago.

Al final acabé aceptando su chakra pero no cogí tanto como con Sasuke, no quería que nadie acabase debilitado por mi culpa y menos... cuando empezaron las visitas a mi casa en los siguientes meses. Shikamaru, Neji, Hinata, Karin, Ino... hasta Sai fue capaz de venir a darme Chakra, se turnaron todos para ir recuperándose y pasarme chakra. Aún así, Sasuke no dejaba de darme del suyo y Tai incluso algún día también participó con tal de mantenerme. Me sentía mal y a la vez agradecido de poder contar con buenos amigos que me ayudaban en toda esta locura. ¡Un hombre embarazado! ¿Quién lo habría dicho?

A mí empezó a preocuparme el parto a medida que me acercaba al día y es que según Ino... cuando alcancé los cuatro meses, empezó a ver que no venía uno, venían dos, mellizos que había separado sus embriones, por eso me estaban consumiendo más chakra de lo que yo podía regenerar. Con aquella noticia todo empezó a tener sentido para mí, por eso necesitaba tanto Chakra. El problema cuando llegaron los nueve meses se hizo presente para todos en la Villa... ¿Y si me ocurría como a mi madre? ¿Y si el sello se debilitaba tanto en el parto que el Kyuubi salía de nuevo y arrasaba con todo? Sé que Sasuke no me había estado dando de su chakra el último mes para reponerse él por si algo malo sucedía y es que hasta los enemigos estarían al tanto de esto, querrían a esos niños y me preocupaba.

Sasuke había aumentado la vigilancia en toda la aldea y su equipo ya prácticamente no descansaba o lo hacía lo justo y necesario, siempre estaban de patrulla. Me asustaba mucho que el sello se debilitase, no podría proteger a la Villa y se supone que yo era el Hokage, tenía que protegerles a todos.

El día se acercó, Ino se pasó los últimos tres días visitándome en casa y cuando sintió que se aproximaba el parto, me llevó a la sala que habían habilitado para mí para evitar que el Kyuubi pudiera escaparse de mi interior al debilitarse el sello. Mentiría si dijera que no estaba asustado, se suponía que yo no debía haber pasado jamás por esta situación, era un hombre, un parto no estaba planeado ni en mi imaginación. El equipo de Sasuke se quedó fuera por la Villa por si ocurría algo pero él sí entró conmigo para animarme. Cogí la mano de Sasuke en cuanto le vi y ya no quise soltarle.

- Estoy aquí Naruto – me dijo sonriendo – no dejaré que te ocurra nada.

- Tienes que cerrar ese sello – le dije en susurro – si se debilita tienes...

- Sé lo que tengo que hacer Naruto, tranquilo, voy a estar a tu lado, estamos muchos aquí, no te pasará nada, no dejaremos que salga de ti. La Villa estará bien, preocúpate sólo por nuestros hijos.

- Vale – le dije.

- ¿Te duele? – me preguntó al verme sudar y aguantando mis ganas de gritar.

- Horrores – le comenté intentando sonreír sin conseguirlo.

- Apreta mi mano Naruto, no me moveré de aquí.

Grité cuando sentí las contracciones, esto dolía como mil demonios, Sasuke no podía hacerse una idea. La próxima vez... si es que había una próxima... iba a venir él a esta maldita mesa. Vi a Sasuke hacer unos sellos con su mano libre y sentí que trataba de frenar el sello de mi estomago, trataba de fortalecerlo para evitar que se escapase el Kyuubi.

- ¿Lo tienes Sasuke? – preguntó Ino.

- Sí, creo que sí – le dijo – el sello está listo, lo contendré todo lo que pueda hasta que podáis regenerar el sello.

- Voy a empezar, así que Naruto... tienes que empujar.

- ¿Empujar? – pregunté - ¿Tú sabes lo que duele esto? – le pregunté enfadado y es que mis hormonas hacía meses que andaban revolucionadas.

- Empuja y acabaremos enseguida – me dijo ella y traté de empujar pese al dolor que sentía.

Sasuke aguantaba mi mano aún y aunque sé que seguramente le estaba haciendo daño a él también, se aguantó y no soltó mi mano, de hecho... su rostro mostraba preocupación y agachó su cabeza besando mi frente tratando de darme ánimos.

- Cuando salga de esta voy a cortarte esa cosa que te cuelga entre las piernas Teme – le grité y él sonrió un poco.

- No será para tanto.

- Te voy a enseñar donde puedes meter tus genes la próxima vez maldito bastardo – le grité casi llorando del dolor.

- Ya está casi Naruto, veo al primero – me dijo Ino sonriendo ayudándome también a empujar y sacando finalmente a uno.

Sonreí un poco cuando escuché llorar al niño y el Teme sonrió también sin soltarme. Sólo uno más, sólo un poco más y este sufrimiento pasaría.

- Es un niño Naruto – me dijo Ino sonriendo dándoselo a Karin para que lo lavase.

- Yo le pondré el nombre – me dijo Sasuke sonriendo.

- Ni se te ocurra, el primero lo elegía yo – le dije – soy el que está en esta mesa sufriendo.

- Vale, vale – me dijo Sasuke sonriendo – el segundo lo elijo yo.

No tardó mucho en salir también el segundo aunque yo estaba agotado, no creo que hubiera podido moverme aunque lo hubiera deseado. Sasuke estaba sudando ahora que me daba cuenta, pero no había dicho nada en todo el rato, sólo se había preocupado de mí.

- ¿Estás bien? – le pregunté.

- Es una niña chicos – nos dijo Ino sonriendo.

- Sí, agotado – me dijo – Ino... acabad ya, no sé cuánto más voy a poder sostenerlo dentro de él.

- Voy a cerrar el sello – nos dijo Ino – ya puedes quitar el Jutsu Naruto.

Por fin podía salir de este maldito Jutsu. Lo anulé volviendo a mi forma de chico mientras trataban de contener el sello, pero cuando escuché la explosión a mi lado me preocupé. Escuché a Sasuke llamarme y es que había soltado su mano, creo que más bien él me había soltado. Cuando el humo se dispersó vi a Temari delante de mí protegiéndome con su abanico de la explosión mientras Sasuke había cogido a nuestros hijos protegiéndolos de una figura que había aparecido frente a nosotros.

- Vete de aquí Sasuke – le gritó Ino.

- ¿Y Naruto? – preguntó.

- Lárgate Teme – le grité – ponlos a salvo, yo estoy bien.

- Cerradle el sello – les ordenó antes de desaparecer con nuestros hijos mediante la técnica de mi padre.

Me quedé tumbado aún en la mesa y es que no podía moverme, sentía como Kurama se enloquecía dentro de mí luchando por salir, por escaparse y grité del dolor.

- Hay que cerrarlo ya – dijo Ino acercándose a mí comprobando el sello de mi estómago que estaba ya perfectamente visible.

- Ino date prisa – le comentó Temari.

- No dejaré que lo cerréis – dijo el hombre acercándose pero se alejó en cuanto vio una sombra por el suelo que iba hacia él con toda intención de detenerlo.

Miré a Shikamaru que acababa de entrar tratando de protegerme ahora o quizá... había entrado por su mujer, no estaba seguro.

- ¿Por qué tardáis tanto en cerrarlo? – preguntó Shikamaru manteniendo ocupado junto a Temari al enemigo.

- El sello se está borrando, no puedo identificar los símbolos... eso es del clan Uzumaki, necesito a un experto en sellos de este clan – dijo Ino – yo no sé reconstruirlos.

- Yo lo haré – dijo Karin acercándose a mí y poniendo su mano en mi estómago.

Sentí dolor pero también notaba como el Kyuubi retrocedía, como se calmaba lentamente y en tres segundos, estaba el sello perfectamente cerrado aunque Karin cayó desplomada al suelo inconsciente por el agotamiento del sello.

Iba a levantarme pero no pude, el dolor y el cansancio era demasiado fuerte, no podía moverme y cuando quise darme cuenta, alguien me había golpeado. Vi los ojos del enemigo y como se me llevaba de aquí ante el asombro de los demás que no sabían cómo les había esquivado. Debería estar preocupado... pero en parte sabía que Sasuke vendría, él no me dejaría tirado o eso quería creer.

- Sas...Sasuke – susurré antes de quedar inconsciente.

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