Capítulo 2: Konoha
Sasuke Uchiha
Mira que Naruto era insistente, no había forma de perderle de vista, pero ya que había venido buscándome... me encontraría. Llevaba mucho tiempo solo y no había querido volver a Konoha, allí ya no tenía nada, no me quedaba nada, mi vida siempre fue soledad, venganza, orgullo... no conocía otra cosa. De pequeño tenía algo de envidia a Naruto, él siempre sonreía y aunque estaba igual que yo porque no tenía padres... a él no parecía afectarle la soledad, siempre sonreía y trataba de apoyar a los demás, trataba de seguir adelante y eso me daba envidia, porque siempre tenía esa sonrisa que hacía que todos los demás nos sintiéramos bien.
Naruto siempre me pareció un chico realmente fuerte, quizá al principio no lo era... pero lo era de espíritu, era increíble y me gustó estar en su equipo, con él siempre se podía contar en las buenas y en las malas situaciones, estaba ahí cuando le necesitabas y ahora había venido para ayudar a Sakura, seguía siendo el mismo chico preocupado por los demás, dejó que le hiciera cualquier humillación con tal de ayudar a su amiga y eso era lo que más me gustaba de Naruto.
Supongo que ahora mismo lo único que pensaba era en que no quería estar solo, había matado a mi hermano, la única persona que me protegía y el último familiar que me quedaba vivo y me sentía muy culpable por ello. Que Naruto hubiera aparecido aquí me parecía estupendo, porque no quería estar solo en estos momentos. Había cometido tantos errores en mi vida y él seguía buscándome e insistiéndome que volviera a Konoha.
Mi única meta ahora mismo... sólo era la de regenerar mi clan, tenía que hacerlo y Naruto me había dado la excusa perfecta... quería que volviera a Konoha y estuviera con Sakura, quizá no la habría elegido nunca como la mujer perfecta para mis hijos, pero creo que me valía en estos momentos, evitaba que estuviera solo y cumpliría mis propósitos con el clan, era lo único que necesitaba pero... aún pensando así, siempre tuve en mente que era con Naruto con quien al menos quería estar aunque sólo fuera una vez, porque él me había dado la primera vez de todo, mi primera pelea, mi primer beso, mi primer rival, mi primer amigo... él siempre estuvo apoyándome cuando lo necesité, jamás me abandonó y dónde los otros habían desistido, él seguía insistiendo, aquí estaba, queriendo que regresase porque era lo único que repetía una y otra vez.
A mitad noche me acerqué por la habitación de Naruto y al abrir la puerta, me di cuenta de que ya se había dormido, así que me acerqué a él para comprobar que estuviera bien, sabía lo fría que podía ser esta cueva y lo había tenido todo un día en esa celda atado con las cadenas solo por un deseo mío personal de que Naruto... me regalase su primera vez, quería tenerla, lo deseaba y sabía que aún sería virgen, porque Sakura siempre lo había utilizado, se escudaba en Naruto y el gran amor que éste sentía por ella mientras Sakura proclamaba a los cuatro vientos que se moría por mí, aquello debió dolerle tanto a Naruto, sobre todo cuando éramos apenas unos niños.
Me acerqué hasta él sentándome en el viejo colchón y le miré durante unos minutos. Le había echado de menos, puede que jamás se lo dijera, pero él era mi mejor amigo, mi único amigo en realidad, en Konoha todos me tachaban de traidor y él seguía aquí. Sonreí ahora que no me veía, sé que le había hecho de todo esta tarde y que le habría seguramente humillado, pero yo no podía ser de otra forma, él me conocía, era orgulloso, altanero, egocéntrico y no demostraba jamás sentimientos pero aún así había tratado de tener cuidado con él, no quise hacerle daño, quería que accediese voluntariamente a estar conmigo y lo hizo, hizo todo lo que le pedí y la verdad... me gustaban esos juegos, porque con Naruto cualquier cosa de mi imaginación la podía hacer.
Miré sus mejillas ahora sonrojadas y no pude remediar tocarlas, eran suaves pero estaban frías y de un color rojizo. Me preocupé de que fuera a resfriarse o ponerse malo por estar en esta cueva tan húmeda, así que busqué una manta y se la puse por encima tapándole más.
Me tumbé un rato a su lado tapándome con la manta y le miré dormir, se le veía tranquilo, era un chico impresionante, pero seguía teniendo en la cabeza el problema de Sakura, sólo había venido a buscarme para que intentase animar con mi presencia a su amiga, a mi antigua compañera de equipo. Había algo en ella que no me convencía para nada y era esa manía que tenía de echar a Naruto o aprovecharse de él a conveniencia. Odiaba que la gente le utilizase, no me gustaba que lo hicieran porque ellos no veían la gran persona que era, lo daba todo por sus amigos, lo daba todo por mí, apostaba por mí cuando nadie lo hacía y eso se lo agradecería toda la vida.
- Sasu...Sasuke – escuché que pronunciaba en sueños.
- Shhh, descansa Naruto – le dije susurrando aunque sé que estaba tan dormido que ni siquiera me escucharía.
- No te vayas Sasuke. Vuelve a Konoha conmigo – me dijo aún soñando.
- Volveré a Konoha Naru, voy a volver, te lo prometí.
Le abracé con cuidado, seguía siendo mi mejor amigo, yo lo sentía así... él siempre había estado preocupado por mí, cuando los líderes de Konoha quisieron acabar conmigo, él seguía buscándome para salvarme, siempre confió en mí y eso no podría olvidarlo jamás, no podía matar a Naruto, me había convertido en un asesino pero no era capaz de matarle a él, era a la única persona a la que no podría hacerle daño.
- Ahh – se quejó Naruto de golpe y me sorprendí.
Seguía dormido y solté el abrazo, no le había abrazado tan fuerte como para hacerle daño así que me asusté. Su mano se había agarrado con fuerza a mi camiseta y apretaba más los ojos tratando de calmarse tras el dolor que había sentido. Aproveché para apartarle un poco la camiseta y me di cuenta de las marcas de su espalda, no me había fijado en ellas cuando estuve con él, ni siquiera le había quitado la camiseta cuando tuvimos sexo. Toda su espalda estaba amoratada y no entendía que ocurría ¿Por qué estaba tan herido? Si alguien en Konoha le había hecho daño... cuando volviera iba a correr la sangre, no permitiría que tocasen a mi mejor amigo, a mi único amigo, al único que aún confiaba en mí.
Le cogí de detrás de la cabeza y lo empujé hacia mi para que apoyase su cabeza en mi pecho. Empezó a relajarse al momento y sentí como soltaba el agarre de su mano de mi camiseta volviendo a calmarse.
- ¿Qué te han hecho Dobe? – pregunté aunque sabía que no me respondería.
Casi me lo preguntaba a mí mismo, Naruto estaba demasiado agotado como para escuchar algo de lo que le decía. Mis dedos agarraron su cabello con fuerza y apoyé mis labios en lo alto de su cabeza tratando de calmarme ahora yo por lo que había visto en su espalda.
- Dios ¿Qué te han hecho? – me repetí a punto de llorar, pero me contuve.
- Sasu...ke – escuché que salía de sus labios – Gomenasai.
Abrí los ojos de golpe ¿Por qué se estaba disculpando este Dobe? Él no había hecho nada malo, era yo quien me había largado sin decirle nada, fui yo quien compitió contra su rasengan y me enfadé pensando que me estaba superando, fui yo quien me convertí en un asesino y en un traidor para conseguir ser fuerte, cogí la vía rápida mientras Naruto se quedó allí entrenando día y noche, él era una gran persona que siempre intentaba salvar a sus amigos, que entrenaba hasta la extenuación para protegerlos y yo... yo sólo era un asesino ahora, un traidor, yo era quien debía disculparme por lo mal que se lo había hecho pasar, pero no podía, mi orgullo no me dejaba hacerlo.
Le besé en la cabeza y me marché del cuarto tapándolo mejor con la manta. No podía dejar de estar preocupado por lo que había visto, aquellas marcas, aquellos moratones se me habían guardado en la mente y no había forma de sacarlos. ¿Qué había ocurrido en Konoha en estos años que yo no había estado? Me metí en mi cuarto y traté de dormir, lo conseguí casi a las cuatro de la madrugada y me desperté a las siete cuando escuché un gran ruido que venía de la parte de la cocina, supuse que era Naruto, así que me levanté.
Caminé por los pasillos de la cueva hasta llegar al recinto de la cocina y pensé... que no sabía cómo Naruto había sobrevivido viviendo solo tanto tiempo, era un desastre, los fogones estaban todos encendidos, el mantel en llamas, él tratando de apagar todo, algún plato por el suelo roto y me tocó activar el sharingan junto a la habilidad de agua que memoricé de Zabuza de niño para apagar este desastre.
Naruto me miró sorprendido desde el sitio y me di cuenta de que aún estaba descanzo en medio de todo este desastre.
- Quédate quieto – le dije amenazadoramente y él me hizo caso.
- Lo... lo siento Sasuke, sólo tenía hambre.
- Ven aquí – le dije cogiéndolo en brazos y dejándolo en una silla – no pises ahora, habrán saltado cristales por todos los lados, no quiero que te cortes.
- Gracias – me agradeció y me sorprendí.
- Qué torpe eres Naruto, no has cambiado nada, empiezo a entender por qué siempre te ibas a comer Ramen fuera, eres un peligro en la cocina.
- Lo siento, de todas formas no te hará falta esta cocina, te vienes a Konoha – me dijo poniéndose a la defensiva.
Sonreí con prepotencia pero es que me encantaba cuando Naruto quería discutir conmigo, era lo que nos caracterizaba, me excitaba mucho cuando se ponía de esa forma, me gustaba que se enfrentase a mí, que sacase su carácter.
- ¿Se puede saber qué hacías por la cocina? Podías haberme despertado.
- Quería que durmieras – me dijo – además... sé que odias que te despierten.
- No es cierto.
- Si lo es – me dijo – Sasuke... eras de mi equipo, te conozco bien.
- Que gran mentira – le dije sonriendo con prepotencia – tú eras de mi equipo.
- Serás... yo no te nombre líder del grupo Teme.
- Tampoco nadie te lo nombró a ti y sigo siendo más fuerte.
- Mentira, he mejorado, puedo vencerte – me dijo.
Me acerqué a él cogiéndole las manos con una de las mías y apoyándolas contra la mesa de madera haciendo que no tuviera más remedio que apoyar la cabeza también en la mesa mientras yo aprovechaba a meterle mano bajo su camiseta pellizcando sus pezones.
- Ahh, para – me gritó revolviéndose sin poder soltarse.
- Eres mío Naruto, disfrutaste ayer conmigo, cuanto antes lo aceptes más disfrutarás, trabajas para mí, eres mío, tú mismo aceptaste, esto ya no es la academia ni un estúpido equipo de tres, tu me perteneces, haces lo que te ordeno, no eres el líder, nunca lo fuiste y no lo serás.
- Eres un maldito orgulloso y testarudo.
- Lo soy Naruto, pero disfrutas conmigo, no puedes negarlo.
- Y también un creído egocéntrico – me gritó.
Cogí a Naruto levantándolo de la silla hasta la mesa y lo obligué a tumbarse mientras me subía encima de él invocando una serpiente que se enrolló en sus muñecas y brazos evitando que se pudiera mover.
- ¿Qué crees que estás haciendo Teme? – me preguntó cabreado.
- Darte tu ansiado desayuno Dobe – le dije quitándome la camiseta frente a él mientra veía como se sonrojaba.
- Ni se te ocurra tocarme, no quiero nada de ti – me dijo.
- Anoche no decías lo mismo Naruto, creo que me querías bien dentro de ti – le dije susurrándole con sensualidad a su oído.
- Sólo eres un chiquillo creído.
- Es posible, pero así es como disfrutas conmigo.
- No voy a hacer nada contigo Sasuke, esa era la última vez.
- Te equivocas Naruto... te lo dije muy claro, el trato era hasta que yo decidiera cancelarlo y no quiero hacerlo, lo que ahora mismo quiero es darte tu desayuno, así que prepárate, porque esto empieza ahora.
Le rompí la camiseta por delante mientras la segunda serpiente de mi invocación iba hacia las piernas de Naruto encadenándole una pierna a cada pata de la mesa. Creo que él intentaba soltarse de mis invocaciones, pero no podía, no lo lograría. Metí un dedo en mi boca lamiéndolo y lo pasé por su entrada viendo como se estremecía todo el cuerpo de Naruto.
- Así me gusta, que te quedes bien abierto para mí Dobe – le dije sonriendo mientras él se sonrojaba.
- Esta me la pagarás Sasuke.
- Claro que sí Naruto.
Me acerqué hacia su boca y él desvió su cabeza cuando vio que le acercaba mi miembro. No me quedó más remedio que cogerle la cara con mis manos y metérsela de golpe en su boca antes de que pudiera quejarse. Intenté no meterla muy profundo como ayer para que no le dieran arcadas y aunque al principio no quería moverse... pues me tocaba a mí moverle la cabeza, cuando acabé soltándole siguió él solo dándome placer. Así era Naruto... realmente le excitaba tanto como a mí estos juegos.
- Tu boca es perfecta cuando das placer en lugar de insultarme Dobe – le dije sonriendo y aunque trató de sacarse mi miembro para hablar, se lo impedí – ni se te ocurra arruinarme mi momento, ya te lo he dicho Dobe, haz que tu boca siga haciendo lo que mejor hace.
Me moví disfrutando de su húmeda boca, de su lengua juguetona que me volvía loco, puede que fuera un novato pero yo le iba a enseñar a este chico todo lo referente al sexo, no podía evitar disfrutar con él y no lo terminaba de entender... él siempre fue mi rival, mi mejor amigo, nada más, ¿Cómo había acabado teniendo sexo con él de esta manera?
Separé mi miembro de su boca observando como dejaba sus ojos azules cerrados. Saqué del bolsillo de detrás de mi pantalón un poco de hilo Ninja y al escuchar el zumbido del hilo al deslizar, Naruto abrió los ojos con preocupación viendo como le bajaba los pantalones lo justo para tener su miembro fuera y le pasaba el hilo alrededor de su pene.
Gimió al sentirlo mientras me pedía que no lo hiciera, pero me daba igual lo que él me dijera, iba a disfrutar, yo jamás le haría daño a Naruto eso lo sabía aunque él lo dudase. Naruto veía en mí el monstruo y el asesino que ahora era, ya no me veía como su mejor amigo, eso lo sabía, pero aún así había venido a buscarme porque creía que podía cambiar, creía en mí y eso me alegraba. Daba igual si él me veía capaz de matarle o hacerle daño, yo sabía que jamás se lo haría.
Terminé de pasar el hilo atando sus huevos y luego lo anudé a mi dedo índice moviéndolo para que el hilo se tensase y se moviera por su intimidad sacándole un gemido a Naruto. Sonreí, cada vez que movía mi dedo el hilo se tensaba dándole más placer.
- Eres un cabrón – me soltó.
- Puede ser Naruto, pero disfrutas mucho conmigo – le dije moviendo el dedo de nuevo para tensar el hilo.
- Ahh Sas...Sasuke – me llamó – por favor... para.
- ¿Por qué tendría que parar cuando lo disfrutas? – le pregunté viendo como se ponía completamente rojo por la vergüenza y me di cuenta que sólo era eso... vergüenza – Naruto... mírame – le dije acercándome a él hasta tocar mi frente con la suya – estás conmigo ¿Vale? Yo no diré nada de esto, así que disfruta del momento, me hiciste prometerte que iría con Sakura, así que por favor... déjame disfrutar contigo hasta entonces, sabes que no diré nada de esto a nadie, con Sakura no podré hacer nada de esto, pocas chicas aguantarían los juegos que me gustan. Hazme ese favor Naruto.
- Vale – me dijo – te prometí que accedería a tus juegos si te quedabas con Sakura, así que hazlo Sasuke – me dijo rojo como un tomate.
Metí mis dedos en su boca para que los lamiera y trató de hacerlo sin gemir, pero no podía, mis dedos estaban tan apartados de su miembro que el hilo tiraba de él dándole placer mientras trataba de lamerlos. Bajé mi boca a su miembro metiéndolo y jugando con mi lengua queriendo escucharle gemir aún más.
Saqué mis dedos de su boca cuando los sentí lo suficiente lubricados y empecé a meterlos con suavidad en su entrada deshaciéndome del hilo dejando a Naruto relajarse un poco. Suspiró con tranquilidad sintiéndose liberado. Moví mis dedos en su interior dilatándole todo lo que pude antes de posicionarme para entrar.
Entré en él con cuidado aunque no pude evitar que me doliera a mí la cara de dolor de Naruto, me gustaría haber podido llevarme yo su dolor, pero sabía que pronto pasaría. Le besé el cuello hundiéndome aún más en él con lentitud mientras Naruto se agarraba a mi cuello con fuerza tratando de ahogar su quejido de dolor.
Me detuve unos segundos cuando había entrado, me faltaba un poco para estar completamente al fondo, pero no quería forzar a Naruto, no quería hacerle daño, podía entrar del todo cuando dejase de sentir dolor. Cuando me pidió que me moviera lo hice despacio y con suavidad, pero volvió a quejarse cuando entré de nuevo. Las primeras embestidas eran las peores, lo sabía, podía ver su rostro sufriendo pero a la quinta o la sexta vez, yo mismo sentía como su estrecha pared se dilataba dándome más espacio para moverme, fue el momento cuando empecé a escuchar algún leve gemido de Naruto.
Empecé a moverme cada vez más rápido dejándome llevar por los gemidos de Naruto, sabía que ya no le estaba doliendo y una vez él había empezado a disfrutar, todo mi miedo por si le hacía daño desapareció. Puede que todo el mundo creyera que era insensible, pero no era así, Naruto me preocupaba mucho, no quería hacerle ningún daño.
Gemí cuando iba a correrme y Naruto me pidió que no lo hiciera dentro de él, me recordó a ayer cuando lo dijo, así que como no quería ser irrespetuoso con él, decidí salirme fuera cuando estuviera a punto de llegar. Yo seguí masajeando el miembro de Naruto, escuchándole gemir hasta que me avisó de que estaba a punto pero no iba a dejarle sin más, seguí moviéndolo con mayor rapidez hasta que se corrió llenando mi mano y todo nuestro abdomen con su ser.
La serpiente que aprisionaba sus manos dejó de hacerlo desapareciendo bajo la mesa por una grieta acompañada por la que sostenía sus piernas a la mesa. Estaba a punto yo también de terminar y salí fuera de él terminando encima del abdomen de Naruto mezclando nuestros líquidos mientras él me miraba agotado aún con su espalda entera tumbada en la mesa.
- Gracias... Sasuke.
- ¿Por qué? – le pregunté.
- Por no correrte dentro, no estoy preparado para ello.
- ¿Qué te ocurre con eso? No pasa nada Naruto.
- Lo sé, pero... quizá algún día te lo cuente.
- Vale – le dije sin querer indagar más en el motivo por el que no podía irme en su interior – Ve a ducharte mientras me arreglo un poco y busco algo no incinerado que desayunar, partiremos pronto a Konoha.
Naruto se marchó hacia su habitación para ducharse y yo me di la ducha más rápida de mi vida en el aseo de mi habitación. Cuando salí a la cocina, todo estaba prácticamente calcinado pero aún quedaba algo qué comer, así que lo serví y cuando Naruto apareció por la puerta ya duchado y sin camiseta me sorprendió.
- Naruto... ponte algo – le dije.
- ¿El qué? Me has roto la camiseta y sólo llevaba esa – me dijo y me sorprendí por mi descuido, quizá no debí romperla.
- Iré a por una de las mías - le dije – siéntate y desayuna mientras.
Busqué en mi pequeño armario alguna camiseta que pudiera dejarle, intenté encontrar alguna que no llevase el emblema de la familia Uchiha, pero... ¿A quién quería engañar? Yo siempre le ponía mi emblema a todo lo mío, en realidad... hasta me daba cierto morbo ver este símbolo en Naruto, así que cogí una camiseta negra con el emblema Uchiha detrás y se la llevé para que se la pusiera. No quise aparentar muy sentimental con él, así que se la lancé desde la puerta y él la cogió al vuelo, ahora parecía algo deprimido y no entendía muy bien el motivo.
- ¿No estás feliz Naruto? – le pregunté – voy a volver a Konoha como tú querías.
- Lo sé – me dijo – pero... las cosas han cambiado mucho en Konoha, Sasuke.
- ¿En qué han cambiado? – le pregunté pero él no contestó – He hecho una pregunta – le dije enfadado.
- Ya lo descubrirás Sasuke, cuando lleguemos lo verás.
Desayunamos en silencio y yo seguía viendo a Naruto triste, eso no podía ser sólo mi imaginación, Naruto siempre era un chico enérgico, pero ahora que conseguía por lo que tanto había luchado... ahora que conseguía que le dijera que volvía con él a Konoha, había tristeza en su interior y no entendía nada ¿No era esto lo que quería? Estaba volviendo por él, a lo menos es que no se había dado cuenta de que era él por quien yo volvía, por nuestro trato.
Nos pusimos en marcha hacia Konoha aunque yo no dejaba de mirar a Naruto, había seguido avanzando por lo que veía, ahora estaba más fuerte, seguía llevando ese cabello largo y despeinado de siempre, seguía teniendo esos ojos azules pero ya no veía en ellos la vitalidad de antaño, ahora era mucho más serio que antes ¿Estaba madurando o estaba ocurriendo algo más que yo no sabía? No podía estar seguro. Tardamos tres días en llegar y le hice el amor tanto como pude, creo que esos eran los únicos momentos en los que podía volver a ver la sonrisa de Naruto, que le veía disfrutar, porque cuánto más nos acercábamos a las puertas de la villa, más serio, más distraído y menos hablador estaba.
Las puertas aparecieron ante mis ojos al anochecer del tercer día y fui a saltar a la última rama para bajar al suelo cuando Naruto me detuvo poniendo su brazo en mi pecho.
- Sasuke... lo siento – me dijo.
- ¿Qué ocurre Naruto? – le pregunté.
- Siento haberte mentido
- ¿De qué hablas?
- Te prometí que cumpliría nuestro acuerdo pero no puedo seguir contigo.
- De eso nada, me prometiste que si volvía y estaba con Sakura tú serías mío cuánto quisiera, el trato no se acaba hasta que yo lo diga.
- No lo decides tú Sasuke... te he dicho que las cosas han cambiado mucho en la villa, rige el reinado del terror ahí dentro – me dijo preocupado.
- ¿Qué ocurre Naruto?
- No está permitido tener relaciones con hombres, son normas de Danzo.
- ¿Qué hace Danzo en el poder? Creí que estaba Kakashi.
- Y lo está, es el Hokage, pero el consejo es quien realmente está manejando todo.
- ¿Por qué? – le pregunté.
- Porque... porque... - intentó hablar pero de sus ojos cayeron lágrimas – da igual el motivo, sólo... no puedo seguir viéndote, espero que seas feliz con Sakura, Sasuke.
- Ey, Naruto... - le llamé tratando de que se detuviera, pero ya estaba abajo caminando a la puerta y no me quedó más remedio que bajar.
Podía haber roto nuestro trato y haberme largado de Konoha, aún estaba a tiempo, pero ahora sabía que algo malo estaba pasando ahí dentro y Naruto iba a necesitarme, no podía abandonarle, él jamás lo hizo.
- Mierda... - susurré golpeando el tronco del árbol
Caminé tras Naruto, ahora ni siquiera era capaz de mirarme ¿Qué estaba ocurriendo? Los guardias nos pidieron la documentación para entrar, al menos al Dobe, porque a mí me apuntaron con armas y llamaron al Hokage. Kakashi se sorprendió de que Naruto lo hubiera conseguido y me dejaron entrar vigilado por varios guardias que me seguían de cerca. Llegamos a la torre y estaba dispuesto a aceptar mi castigo aunque como les había ayudado en la gran guerra Ninja... casi me consideraban más un héroe y eso era raro, no había querido volver al acabar pero ahora... miraba hacia Naruto y sabía que mi sitio estaba aquí.
Kakashi decidió que era conveniente ya que volvía por decisión propia y les había ayudado tanto en la guerra, que me metieran en un equipo ANBU y a mí me sorprendió que Naruto no estuviera en uno, porque él había ayudado como el que más en todo esto.
Salimos del despacho de Kakashi y perseguí a Naruto por el pasillo, aún estaba cabizbajo, triste, este no era el Naruto que yo conocía ¿Qué le ocurría? Era como si Konoha le quitase toda su vitalidad.
- Ey... Naruto, espera – le grité pero no se detenía – que esperes – le grité esta vez más enfadado y le cogí del brazo para impedir que siguiera marchándose – dame una explicación ¿Qué está ocurriendo?
- Ya lo sabrás Sasuke, aléjate de mí, por favor, yo... yo no quiero hacerte daño, ve con Sakura, me lo prometiste, sé feliz con ella, cásate, ten hijos, disfruta de una larga vida, ya he hecho todo lo que he podido por ti, te he devuelto a tu hogar Sasuke.
- Me importa una mierda todo eso, quiero saber qué te ocurre a ti.
- ¿Sas... Sasuke? – escuché que preguntaban por mi nombre tras de mí y al girarme, me encontré a Sakura.
No me apetecía nada tener que hablar con ella en este momento, sólo quería hablar con Naruto y que me aclarase lo que estaba ocurriendo, pero cuando volví a girarme hacia Naruto, había desaparecido. Desde luego seguía siendo el Ninja número uno en sorprender a la gente... y en desaparecer.
- ¿Cómo...? – preguntó Sakura.
- Naruto ha ido a buscarme – le dije – digamos que tiene una manera muy particular para convencerme.
- Yo... te he echado mucho de menos Sasuke, me has hecho mucha falta – me dijo Sakura.
- Pues ya estoy aquí – le dije porque se lo había prometido a Naruto, estaría con Sakura si es lo que él quería, pero yo no estaba dispuesto a renunciar a nuestro trato.
No estaba dispuesto a renunciar a Naruto, sé que ocurría algo que ahora mismo no podía ver, pero Naruto jamás había sido así, él era un chico sonriente, con una gran vitalidad, que nunca se rendía, era el chico que había visto en la cueva dispuesto a lo que fuera por sus amigos ¿Qué le ocurría en Konoha?
- Sasuke-kun – se lanzó Sakura a abrazarme y aparté mis manos levantándolas por la sorpresa, ni siquiera quería abrazarla pero al final al ver que no me soltaba me tocó abrazarla levemente, aunque intenté que soltase el abrazo enseguida – mi... mi padre.
- Lo sé – le dije – Naruto me lo contó. Tienes suerte de tener un amigo como él, no habría vuelto si no hubiera venido a buscarme.
- Sí, sé de lo que es capaz Naruto, él siempre ha sido muy bueno conmigo.
- Él te ama – le dije.
- Pero yo te amo a ti.
No supe que responderle, no porque no lo supiera... lo sabía, no la quería, de hecho estuve a punto de matarla en varias ocasiones pero le había prometido a Naruto que estaría a su lado y no me quedaba más remedio que quedarme aquí, porque yo sí cumplía lo que prometía y Naruto respondería por lo que prometió, de eso me ocuparía yo mismo, me daba igual si aquí no aceptaban las relaciones entre hombres, podía el mismo Danzo venir a chupármela si quería, pero no iba a alejarme de Naruto.
- ¿Qué hace el traidor Uchiha en mi villa? – preguntó Danzo en ese momento.
- Creí que estabas muerto.
- Debiste apuntar mejor hijo – me comentó con enfado – no tolero traidores en mi villa.
- Qué lastima entonces que sea el héroe de Konoha que ayudó en la quinta guerra Ninja, ahora apártate de mi camino, porque voy a salir de aquí.
- ¿Ese crío estúpido fue a buscarte, verdad? – preguntó y sé que se refería a Naruto.
Tuve que calmarme para no golpearle allí mismo por insultarle, intenté relajarme y fue entonces al fijarme en él, cuando me di cuenta de que le habían destrozado su brazo derecho y su pierna izquierda. No sé si había sido yo el causante, pero llevaba partes postizas, podía verlas claramente.
- Sasuke – escuché a Kakashi llamarme – entra al despacho, tengo que hablar contigo urgente.
Pasé de Danzo para ir al despacho, allí estaba Kakashi resoplando y se dirigió hacia la ventana para mirar por ella.
- Acércate – me dijo y fui hasta la ventana mirando la villa – intenta no meterte en el camino de Danzo.
- ¿Por qué está vivo? – le pregunté.
- Tenemos buenos médicos en Konoha, Sasuke, consiguieron salvarle a duras penas.
- ¿Fui yo? – le pregunté – el que le arrancó esas extremidades – le aclaré.
- No Sasuke, fue otra persona.
Recordé entonces las marcas que tenía Naruto en su espalda, aquellos moratones, aquellas heridas, su actitud cambiante al llegar aquí, el decirme que muchas cosas habían cambiado, soltar el nombre de Danzo con asco y en parte con temor... creo que había sido Naruto pero eso era imposible... Naruto jamás haría algo así contra nadie de Konoha, ni siquiera lo hizo contra mí, no podía matar a nadie, no podía herir tan serio a nadie que no fuera un enemigo. Sé que Naruto no podía haber sido pero entonces... ¿A qué había venido aquella frase de "no quiero hacerte daño"? ¿Qué narices le habían hecho a Naruto?
- ¿Naruto? – pregunté susurrando.
- Sí – me explicó Kakashi.
- ¿Qué ha ocurrido? – le pregunté
- Naruto perdió el control del Kyuubi Sasuke, no puede controlarlo.
- Lo controla muy bien – le dije
¿Cómo no iba a controlarlo? Había estado conmigo cuatro días, había reído, llorado, se había enfadado y se había alegrado, no había perdido el control bajo ninguno de esos sentimientos, le había hecho de todo en el sexo y no había perdido el maldito control, Naruto era la persona más fuerte y cabezota que conocía, no perdería el control así sin más.
- La ira – me dijo Kakashi – la ira lo consumió.
Flashback
Naruto caminaba por la villa hacia la torre del hokage, le habían mandado llamar por un asunto urgente, pero ni siquiera le habían explicado el motivo exacto por el que le llamaban. Kakashi había dicho que él sería el siguiente Hokage en la sucesión pero Danzo desde que se había recuperado de las graves lesiones que Sasuke le había hecho, no había consentido que le pasaran el cargo. Siempre había alguna excusa para impedírselo, a veces era "Es demasiado joven", otras era simplemente "Es demasiado impulsivo", por una u otra razón, al final Danzo siempre se salía con la suya, no le permitía a Kakashi renunciar a su puesto y pasárselo a Naruto.
Todos en la villa respetaban a Naruto, sabían el daño que le habían hecho de niño, cómo le habían tratado todos esos años sabiendo que su padre escondió al gran demonio en su interior, todos le huían, le insultaban, le temían, pero él nació siendo un niño sonriente, fingiendo ser feliz cuando su única diversión durante el día era sentarse en un columpio solo y mirar a los niños jugar, nadie quería acercarse a él. Ahora todo había cambiado, Naruto era el héroe de la guerra, todos querían acercarse a él, sabían que él era un hombre de confianza y es que... todos sabían que ya no era un chiquillo, era todo un hombre que protegía a la gente que le importaba y para él... Konoha era importante, era su hogar y aunque muchos le habían hecho daño, seguía queriéndoles, seguía protegiéndoles.
Naruto llegó a la torre del Hokage y entró, todos le saludaban ahora, todos quería ser sus amigos, pero Naruto aunque era cortés y saludaba a todos, sólo pensaba en una cosa... había logrado muchas cosas, pero no la más importante, traer a Sasuke Uchiha de vuelta a Konoha. Sasuke les había ayudado en la guerra pero se había marchado en cuanto tuvo la mínima posibilidad, no quiso regresar con ellos a Konoha, se veía como un criminal aunque ahora la gente le veía como un héroe.
Tocó a la puerta y Kakashi le dio permiso para entrar al despacho, allí estaba Sakura, Shikamaru, Kakashi y Danzo debatiendo sobre algo. Naruto entró cerrando la puerta y saludó mirando a todos atentamente.
- ¿Qué puedo hacer por vosotros? – preguntó Naruto hacia el hokage.
- Naruto, me alegro de que hayas podido venir, estamos decidiendo qué hacer con Sasuke – comentó Kakashi
- ¿Qué hacer con Sasuke? – preguntó Naruto - ¿cómo que qué hacer con él? Dejarle en paz es lo que hay que hacer, ya volverá cuando quiera, sabe que puede volver, dejémosle que tome la decisión.
- Tiene secretos de Konoha, si no está aquí, hay que hacer algo, no podemos permitirnos que esos secretos lleguen a manos equivocadas – dijo Danzo.
- ¿Manos equivocadas? ¿Dejar que lleguen secretos? Hablamos de Sasuke Uchiha, nadie puede vencerle, nadie lo cogerá para sacar secretos de la villa.
- No creo que dijese los secretos de la villa porque le atrapen, sino porque los venda o quiera vengarse de nosotros – dijo Danzo de nuevo.
- Venga ya, Sasuke no haría eso.
- Es un traidor.
- Nos ha ayudado en la guerra, no es cierto, no es un traidor, él no vendería secretos.
- No confío en él.
- Pero yo sí – dijo Naruto – venga chicos, no podéis estar pensando esto ¿Sakura? – preguntó.
- Tenemos que valorar todas las opciones Naruto – dijo Sakura.
- No puedo creerme que tu digas algo así, le amas Sakura, sabes que es un buen tipo, es Sasuke, hablamos de Sasuke Uchiha, es un héroe, nos ayudó, no podemos abandonarle.
- No vamos a abandonarle – dijo Danzo – estamos planeando matarle.
- Ni se te ocurra tocarle – gritó Naruto enfadado
- Es la única solución, no podemos fiarnos de los Uchiha, son traidores por naturaleza.
- No es cierto, retíralo – gritaba Naruto cada vez más enfadado.
- Cálmate Naruto, sólo estamos debatiendo que hacer, nadie le hará nada a Sasuke – intentó calmarle Shikamaru.
- ¿Puedes prometerme que Danzo no ordenará su muerte a escondidas? – preguntó Naruto y Shikamaru calló – confío en Sasuke, pero no confío en Danzo, él ordenó la misión de Itachi para matar a su clan, él destrozó la vida de Sasuke y ahora planea matarle sólo para guardar unos estúpidos secretos de la villa que Sasuke no dirá.
- Tranquilízate Naruto – dijo Kakashi.
- Hay que matarlo, Sasuke es un peligro – gritó Danzo.
- No toques a Sasuke – le gritó Naruto.
- Si no mandáis su captura y asesinato lo haré yo mismo.
- Por encima de mi cadáver – comentó Naruto tan enfadado que se podían ver las colas del Kyuubi salir de él.
- Naruto cálmate – gritó Shikamaru sin acercarse a las colas que ya salían.
Danzo siguió insultando a Sasuke y tratando de convencer a los allí presentes de que había que asesinar a Sasuke, hasta que Naruto no pudo sostener más al demonio y el Kyuubi salió atacando directamente a Danzo.
Fin Flashback
- ¿Perdió el control por mí? – pregunté a Kakashi.
- Sí, Sasuke. Naruto siempre te ha protegido, quería que no te pasara nada, te defendió, siempre lo hace, confía en ti más que en nadie pero perdió el control del Kyuubi y eso no ha sentado bien a la población, piensan que Naruto es un peligro, que se descontrolará de nuevo y podría arrasar la villa, nadie confía en él ahora mismo. Le tienen miedo Sasuke, la gente ha vuelto a ver a Naruto como lo veían de niño.
- Lo hizo por mí ¿Por qué? – pregunté.
- Erais buenos amigos Sasuke, Naruto siempre te considera su amigo, no dejaría que te pasara nada.
- ¿Por qué lo permites? – pregunté - ¿Por qué no le ayudas? Tú puedes hacer que la gente deje de tenerle miedo, eres el Hokage, haz algo.
- Soy el Hokage Sasuke, pero Danzo es el líder del consejo, no puedo tomar decisiones sin la aprobación del consejo y a Danzo le viene muy bien tener a Naruto en este estado, quiere ser Hokage y el nombramiento iba para Naruto, no le dejará hacerse con el cargo y lo sabes.
- ¿Cómo han podido cambiar tanto las cosas en tan poco tiempo? No puedo creerme que le hagáis esto a Naruto después de lo que ha hecho por todos vosotros, él... él es un buen chico, se merece más que nadie ser Hokage. Ayúdale o lo haré yo.
- Naruto no quiere que nadie se le acerque – dijo Kakashi – desde que perdió el control del Kyuubi está asustado de volver a perder el control, no dejará que nadie esté con él.
Salí de la oficina enfadado mientras Kakashi me llamaba y me pedía que volviera, pero yo no quería volver, quería ver a Naruto, había llegado a esta situación por defenderme, ese maldito Danzo me las iba a pagar todas, no podía ser posible que le hicieran esto. Si nadie iba a ayudarle, lo haría yo. Como dije... no iba a permitir que nadie me apartase de él. ¿No estaban permitidas en la aldea las relaciones homosexuales? Pues yo no iba a renunciar a Naruto, le había prometido que estaría con Sakura y lo haría, pero no podía renunciar tan fácilmente a Naruto, le quería, le necesitaba.
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