Los presentimientos de la antena
A Emma se le conocía por ser una chica de batería ilimitada, era una chica con una energía a temer. Sus padres adoptivos Dina y Yuugo la adoraban. La mayoría la tenia en una definición de ser algo tonta pero al mismo tiempo muy lista. Desde que había iniciado su relación con cierto azabache de nombre Ray se había sentido la persona con mas suerte en todo el mundo. Algo cambio y ocurrió durante un viernes en la tarde.
Mientras estaba en la salida de la escuela esperando a que su novio llegara, sintió una extraña opresión en el pecho seguida de un horrible escalofrío que recorrió todo su cuerpo, su cabello rebelde que hacia referencia a un antenita se movió de un lado a otro como si estuviese algo a punto de pasar. Se quedo quieta por unos minutos hasta que decidió que lo mejor sería esperar en casa a que esa sensación se le pasará. Rápidamente le envió un mensaje a Ray diciéndole que tenia cosas que hacer y se fue corriendo a su hogar.
En cuanto llego fue recibida por el silencio, sus padres llegarían hasta la noche así que tendría tiempo para pensar. Llegó a su habitación despojándose de su uniforme y ponerse su pijama con estampados de jirafas, se sentó en su cama tratando de averiguar que era esa extraña sensación que sentía.
Recordaba que la ultima vez que tuvo aquella sensación fue un día antes de que le avisaran sobre la repentina desaparición de Norman, con tan solo de respuesta de parte del padre y del tío que se había ido a estudiar al extranjero. Tambien había tenido otro presentimiento parecido antes de eso, y fue cuando en su cumpleaños numero 12 Norman le había robado su primer beso. Ahora que lo analizaba todo estaba relacionado con Ratri.
Y por un pequeño momento y con la ligera esperanza de que aquel presentimiento se tratase del albino no pudo evitar hacer una sonrisa boba.
No. No. No
Se regañaba mentalmente ante tal acción involuntaria. ¿Qué le estaba pasando? Ella tenia novio y lo amaba ¿no? Además apostaba lo que sea a que ese albino tuviese alguna relación con alguna chica alemana de hermosa cintura y exótica.
—Ojala y no sea así— rezaba a todo santo para que lo que pensaba no fuera realidad.
NO.
Estaba pero muy, pero muy mal. Se dejó de debatir y decidió llamar a la única persona que la podía ayudar en esos momentos.
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—Así que en conclusión. Tienes sentimientos encontrados con Norman.
—¿Eso que quiere decir?— pregunta recostada desde en un sillón individual color blanco.
—Que estas enamorada del Hitler ese.—dijo Oliver aventando su libreta y bolígrafo hacia atrás, quitándose aquellos lentes— que según el—le hacían ver mas maduro.
—Eso es imposible, no estoy enamorada de Norman.— reprocho sentándose correctamente en el sillón— Además yo estoy con Ray y lo quiero mucho.
—Aja y One Pice terminara mañana.
—¡¿One Pice terminara mañana?!— grito con horror ante las palabras del albino.
—No tonta. Identifica el sarcasmo, demonios— Oliver se cruzo de piernas y brazos tratando de encontrar una solución a la torpeza de su amiga.
—¿Entonces que me pasa?— dijo comenzando a lloriquear ya que no entendía ni lo mas mínimo de su situación.
Oliver se estaba debatiendo si entre decirle o no sobre aquel secreto, pero decidió mejor dejarlo así, no le quería complicar más la vida a Emma. Además, Norman ni si quiera estaba en el país.
Suspiro pesadamente para empezar a comer las papas a la francesa que había comprado en la calle.
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Al día siguiente Emma se la paso en su habitación pensando y pensando en las palabras de Oliver. No tenia ganas de salir y Ray le mando mensaje diciéndole que su cita del domingo se cancelo, le agradeció ya que no se encontraba para nada bien. Esa sensación aun perturbaba su mente y pecho.
El lunes llegó y aun no se encontraba de buenas. Llego a la escuela y no se encontró a Ray por ningún lado. Camino por los pasillos tarareando hasta que escucho los rumores de las chicas sobre un albino hermano de un rubia que era un nuevo egresado, escucho escandalo de los chillidos y suspiros de las chicas por un pasillo hasta identificar a la melena albina y a la rubia. De la nada su corazón comenzó a bombear con el riesgo de tener un paro cardíaco.
—¿Norman?— preguntó sorprendida y con emoción.
—¡Emma!- el albino llego hasta a ella para atraparla en un abrazo en el que ella correspondió gustosa.
Pudo notar como algunas chicas los miraban con envidia e incluso alcanzando a escuchar un ¿En serio con ella? Hizo el abrazo aun mas cariñoso apretando la camisa del chico y juntarlo mas a su cuerpo.
—No lo puedo creer estas aquí.— dijo entre felicidad y tristeza, era una sentimiento muy confuso. Tomo las mejillas del albino entre sus manos haciendo un dibujo mental en el que detallaba cada facción del chico.
—Sorpresa—dijo en un susurro con un pequeño tono carmín en sus mejillas.
Y Emma sintió su corazón estrujarse. Se había quedado pérdida en aquellos orbes azules similares a las aguas de un gran océano. Sus ojos verdes pasaron a los labios húmedos y carnosos del albino, tenia un inmenso deseo por probarlos y estaba dispuesta a hacerlo, sin importarle las consecuencias de aquello.
Salió de su ensoñación cuando escucho la voz de Ray, apartándose un poco del albino el hizo lo mismo con nervios.
Norman pareció quedarse viendo a Anna y noto que algo andaba mal, algo que la sonrojada Emma no había notado.
—Nos vemos luego.— se despidió el Norman comenzando a correr en dirección a la rubia y el azabache.
—Adiós.—alcanzo a decir agachando la mirada e ir al ahora solitario Ray quien estaba parado en medio del pasillo perdido en otra galaxia.
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