✨primer acto: perdida (2/3)
Saco una de sus libretas y aprovecho que están distraídos para hacerles creer que había regresado por algo olvidado.
— ¿siguen aquí mocosos? - por unos segundos, podía jurar que les vio algo de esperanza en sus ojos.
— ah, eres tú - comento con falso fastidio — ¿Ya te habías ido? -
— olvide mi libreta. - les muestra el objeto. — ¿Y ustedes por dónde viven? - haciéndose el desentendido, sabe dónde viven pero era mejor asegurarse.
— nos va a secuestrar - señala Zorajuro.
— jaja que graciosos. Me pagarían porque me los quedarán - aunque es duro, el tono divertido lo aligera. — no querrán quedarse más noche, se aparecen fantasmas en los pasillos y uno hace el ruido de un chirrido - aunque suena fantasioso, el tono serio y carente de expresión le da más credibilidad.
— si claro... - se burlan los gemelos.
Homura no dice más y se va. Pero en vez de irse, se queda en la entrada de la escuela, esperando unos minutos y en un instante ya estan los chicos sujetándose de sus piernas, pálidos como si hubieran visto un muerto.
Los mocosos no saben que hay partes de la tubería que es muy vieja y que el velador hace ruidos fantasmales para asustar a los intrusos.
— bien cosa uno y cosa dos, ¿Dónde viven? -
—di-distrito 3 - Torajuro es quien responde tratando de calmarse.
— no me jodan. ¡Que va! no se porque me sorprende - vira los ojos con obviedad. El distrito 3 es de las zonas exclusivas para vivir de los millonarios. Sea apartamentos o casas enormes. Apenas y se puede llegar en tren bala.
— ¿Vas a pedir un taxi? ¿O un automóvil? - Zorajuro pregunta curioso.
— ¿creen que mi mesada es de medio millón como ustedes? Vamos a pie y en tren - responde, ambas opciones salen de su presupuesto. Si bien gana dinero hackeando y vendiendo información, no es gran cosa.
A diferencia de sus ídolos Playmaker, Revolver y Soulburner.
—¡Aaaahh- se quejan ambos gemelos.
— ya dejen de lloriquear y vamos de una vez - ordena empezando a caminar hacia la estación de tren.
El duo no tuvo más remedio que hacerle caso, era eso o quedarse los otra vez en la escuela, además tenían hambre y estan hartos de comer dulces.
Así que caminaron detrás del mayor pero el los hizo ir al frente con un pequeño empujón. Ambos lo vieron extrañados pero al ver que el mas alto mira al frente y luego hacia ellos de reojo es para mantenerlos en su campo de visión.
— ¿está muy lejos? - pregunta Torajuro.
— no, a unos 5 minutos caminando - responde. — de ahí, tomaremos dos trenes más y listo -
— no sabía que se podía llegar en tren a casa - Zorajuro fue el siguiente en hacer comentario.
— es más común para los empleados de la zona - escucho un suave coro de ambos.
De ahí, un rato silencio estaba entre ellos. Homura no sabe cómo tratar al par más que como un par de mocosos que le encargaron y el duo no conoce más allá de la escuela al mayor.
Pero es el mismo pelinegro que rompe la brecha.
— oigan, ¿es cierto eso que pueden hablar al mismo tiempo exactamente lo mismo? - pregunta Homura. Había leído que los gemelos o trillizos pueden coordinarse tan bien que hablan al mismo tiempo.
Ambos chicos se miran y sonrien traviesos.
—¿Hablas de..-
—...terminar las frases del otro?-
— claro que no es un...-
— mito. Un engaño de los reptilianos -
=tampoco funciona eso que hablemos al mismo tiempo. No seas ridículo= dicen en coro.
— aterrador - el pelinegro levanta sus cejas, sorprendido.
— a mamá no le gusta que hagamos eso - Zorajuro recibe un zape de su hermano mayor.
— yo pienso que es genial - es sincero. — bien ya llegamos -
Ambos gemelos ven el edificio, no es gran cosa pero para ellos es algo nuevo y emocionante. Ven gente ir y venir, querían ir a explorar pero el mayor los tomo de la camisa para evitar que se escabullan.
— ¡es como en los animes hermano!! - señala la estructura y la forma de las escaleras.
— ¿también nos dan ticket? Cómo en esa película de demonios y trenes -
— yo tengo servicio prepagado (ejem... tarjeta Hackeda) Vamos a la caseta para pagar sus pasajes por 2 trenes. -
= Está bien =
No demoraron en comprar sus boletos y pararse a esperar su tren. Al subir, tuvieron la suerte de que no haya mucha gente, los niños miraban por la ventana emocionados de ver un mundo diferente y la velocidad del tren.
— bajaremos en la siguiente estación, luego esperaremos al siguiente tren - ambos preadolescentes afirman con la cabeza.
Durante el viaje, la interacción se limito a preguntas y respuestas sencillas. Cómo la edad o cumpleaños, fue una enorme sorpresa saber que el cumpleaños de Homura es el mismo que el de ellos. Que le gustaba comer y cosas asi. El pelinegro también tuvo sus cuestiones menos intrusivas como si tienen mascotas.
Ellos dijeron que les gustan los animales como su padre pero su abuelo y madre no.
El recorrido fue relativamente rápido y llegaron a la estación del tren que está a pocos minutos del distrito 3. Homura ve que los menores reconocen más las calles y se sienten más cómodos. Incluso los pequeños le dejaban las diferentes tiendas, halagando que son las mejores incluso una pastelería donde compran sus pasteles. De hecho, se desviaron un poco para ir a comprar una.
Cuando vio la apariencia, a su parecer le faltaba algo de cocimiento. Homura solo levanta una ceja, las tartas de su madre son mucho mejores.
Volviendo al tema, la zona es muy diferente a dónde el vive. a la periferia de la zona residencial hay restaurantes finos y centros comerciales de alta gamma que en su vida podría pagar. Las calles están perfectas y podía ver algún policía por la zona.
Tras caminar por las pomposas calles un poco más, llegaron a la zona residencial donde están las mansiones. Avanzaron más hasta llegar a un portón con el escudo de la familia Rengoku. Ahí los detuvo el portero pero al reconocer a los gemelos rápidamente se ofreció a llevarlos a su casa en un carrito de golf. Homura pensó que es un lame botas pero hace su trabajo.
— hasta aquí llego yo -
— ¿No nos acompañas a casa? - pregunta Zorajuro.
— ya están con el portero y yo tengo que volver antes de quedarme sin transporte. -
— está bien -
— cuidense cosa uno y cosa dos - se despide ignorando la expresión de incredulidad del portero. Sabe bien la razón de su expresión, la familia Rengoku es demasiado poderosa. Es más fácil quitar media ciudad que ellos cambien de residencia.
De hecho, con una llamada puede arruinarle la vida a él y su madre. Pero da lo mismo, podrían volver a empezar en otra ciudad o pueblo.
...
Hace unos años...
— ¿Homura? ¡¿Que estás haciendo?!! - la mujer de cabello negro fue a buscar a su hijo en el baño, ya había tardado mucho y la cena se enfriaba.
No tenía cerrojo y al entrar le quitó las tijeras de sus manos que estaban cortándose el cabello con expresión enojada.
—¡No quiero parecerme a el!! - no lucha para recuperar las tijeras ni tampoco con las gentiles manos de su mamá examinando el desastre capilar que se dejó. trozos de cabello están en el suelo en copiosas cantidades.
— hijo, está bien -
—¡No! No quiero -
Antes estaba orgulloso de parecerse a su padre, Giyuu le dijo que son como dos gotas de agua tanto física y en aficiones mientras le muestra una vieja fotografía. Después de saber la verdad, rompió aquella imagen y empezó a tener repudio por su apariencia.
¿Cuántas veces su madre sufrió por verlo igual a el? ¿Cuántas veces sintió ganas de llorar que tenga hasta sus mismos gustos?
— Homura no tienes que hacer esto, tampoco odiar a tu padre te ayudará - los ojos tristes y cargados de frustración de su hijo la hicieron suspirar.
— mañana te llevo a la estética de una amiga para que te ayude con tu cabello y tus cejas. ¿Está bien? Pero ya no te hagas daño - era una suerte que mañana fuera sábado y que daño a su apariencia no sea muy significativo.
— lo siento -
— ¿Porque te disculpas? -
— por parecerme a el - Giyuu suaviza los ojos y trae a sus brazos al menor, formando un abrazo gentil.
— no tienes porque hacerlo - beso su cabeza — te quiero así como eres -
Eso calmo el embravecido corazon del preadolescente y corresponde al gesto más tranquilo.
...
Cuando llegó a casa, ya eran pasados de las 8:20 de la noche. Se topo con el tráfico de la salida de los trabajadores y algunos universitarios. Su regreso a casa fue reflexivo, por lo que decían los niños, se la pasaban solos en la mansión. Apenas vigilados por una Nana y los trabajadores de la misma.
Su madre viaja por todo el mundo haciendo quien sabe que cosas y su padre está todo el tiempo en la oficina.
El abuelo ni se diga, siempre en viajes de crucero o con el padre de ambos en la empresa. Simplemente no están.
Al menos el tuvo a su madre, su abuelo Sankoji y tíos para sobrellevar animar sus días. Realmente es afortunado pero en su época de preadolescente, siendo estúpido y volatil no se dió cuenta.
Al parecer había más de un tipo de abandono en el mundo real.
— ¿Homura? ¿Todo está bien? - pregunta Giyuu algo preocupada por la hora de llegada. El joven se quitó los zapatos en el recibidor e ingreso a la casa con un sueve "he regresado"
— siento llegar tarde, la práctica de Judo se extendió - no le gusta mentir pero está vez es necesario.
— ya veo. Pero ya estás en casa y bien - le da una mirada de alivio — lávate las manos, la cena ya está lista.-
Giyuu sabe que su hijo miente, se le había olvidado que hay veces que Hakuji, hijo del entrenador viene a su local a comprar algún batido para el camino y para su novia en rehabilitación física.
El mismo fue quien le confirmo que las prácticas de Judo terminaron a su hora habitual y Homura quien sabe a donde fue.
No lo presionaría en decir la verdad, no olia a tabaco, licor o jabón barato como lo haría un joven de 17 años normal experimentando el mundo. Esperaba que haya hecho lo correcto en criarlo en cuidarse y ser responsable.
Solo platicaron cómo estuvo su día mientras comen el salteado de pollo con verduras.
...
Desde el incidente de la tarde, Homura noto que los gemelos Rengoku lo frecuentan con mayor facilidad. Vienen a su clase y prestan más atención, incluso le comparten de sus dulces, aunque la mayoría de la veces dice que no. Incluso lo invitan a ir a su casa a pasar el rato e insisten en que les de su número telefónico.
Intento mantener su distancia, no tienen nada en común salvo ese lazo unilateral de sangre que tienen.
Pero si algo comparte con su madre, es que tiene un corazón muy suave.
Nuevamente terminaron su asesoría y era momento de tomar caminos separados pero al notar que no había ningún carro esperando por ellos, supo que nuevamente tendría que llevar a los chiquillos a su casa.
Estaba bien, hacen ejercicio y enseña a los críos gemelos a volver a casa sin depender de alguna aplicación o automóvil particular si llegarán a faltarles el dinero (si es que eso es posible)
— hummm - Torajuro y Zorajuro se tocaron el estómago, tienen hambre pero no decían nada al respecto.
— vamos a comer - Homura mira por las calles ubicando una dirección en especial.
=¿Vamos a Fransua's? = Comentaron los dos al mismo tiempo con una sonrisa entusiasmada.
—¿Que? No. Terminaré de pagar esa cuenta cuando esté muerto. Vamos a otro lugar. - rechaza la idea de ir un exclusivo restaurante francés en el centro de la ciudad. Queda lejos, es costoso y no tendría idea de que comer.
— vamos un puesto de ramen - los guía por las calles desviándose un poco del camino principal hasta llegar a un local con algo de gente en ella y un olor delicioso salir de ahí. Eso despertó más el hambre incluso en el estoico adolescente mayor.
—¿Ramen? ¿Cómo lo que sale en los animes?-
— si, es ese ¿Nunca lo han comido? - toma asiento en la barra y es imitado por los dos gemelos.
— mamá dice que es comida de pobres - Zorajuro lo dice en tono inocente. Repitiendo lo que dijo su madre una vez.
— ah, pues que sea nuestro secreto - hace un gesto de silencio que hizo reír a los dos rubios.
—bienvenidos al restaurante...-
La señora que atiende el local se tallo los ojos un poco, confundida de ver al peculiar trío. Quizás eran cosas suyas pero se parecen mucho entre si aunque uno tiene el cabello negro y ojos verdes.
— ¿Que les puedo servir? -
— quiero dos órdenes de Sapporo ramen con extra de huevo y maíz dulce - pide como es usual. Al notar que los gemelos no tenían idea de que pedir, se giró hacia ellos.
— ¿Ordenó para ustedes? -
= ¡Si! = Cuando se vieron en aprietos sobre tantos tipos de ramen, su instructor les dió la mano.
— será algo sencillo. Dos órdenes de Kioto ramen pero sin tanto picante -
— muy bien, en unos momentos se los traigo - se alejo con la orden en su mano y fue a la cocina.
No pasó mucho tiempo para que la comida llegara. Humeante, caliente y sus colores tan bonitos estimulan el apetito. Los menores tomaron los palillos y soplaron un poco antes de comer, no luce tan exhuberante como el del mayor pero estaba bien, tiene un olor sabroso.
=¡Delicioso!! = Expresan con alegria y ojos brillantes.
Al darse cuenta de lo que hicieron se quedaron quietos. Su madre los había reprendió más de una vez por exclamar así en la mesa e incluso los había regresado a su habitación sin terminar la comida. Y más por la forma en que la gente los mira extrañados.
—... - Homura los mira con la cejas alzadas. Repone su expresión serena y toma su porción de ramen con mayores modales. Sus labios temblaron un poco y su seño se frunció un poco, no debía pero...
Pero...
—¡Delicioso! - exclama también con alegría para sorpresa de los gemelos.
El mayor siguió comiendo sin dejar de exclamar lo sabrosa que es la comida, los menores compartieron una sonrisa y comieron sin restricciones.
Disfrutando la comida mientras exclaman lo sabrosa que es con diferentes palabras. La señora vendedora sonrie con ternura y le trajo recuerdos de otro par de jóvenes.
Una chica de cabello negro largo con mirada tímida y otro joven idéntico a los gemelos con el mismo entusiasmo que ellos.
...
Pasaron 3 días más...
— bien cosa uno y cosa dos, me toca entrenamiento de Judo, así que no habrá clases - explica mientras acomoda mejor su mochila en su hombro.
No era novedad para los gemelos, había días que no podía darles asesorías por su entrenamiento pero el pelinegro los tiene bien checados que hagan sus deberes.
— ¿Podemos ir a ver? -
— no, tienen tarea -
— la hacemos en las gradas. - insiste Torajuro. Desde hace días quería saber cómo son sus movimientos en el judo del superior Tomioka. Hablo con su gemelo sobre eso anoche, teorizando que si hacen sus movimientos como en los videojuegos de lucha o si era fuerte como habían escuchado de otros estudiantes.
— está bien. Pero no hagan ruido - advierte mientras es acompañado a los vestidores por los chiquillos rubios.
En el sitio los alumnos de mayor grado observan curiosos los menores y luego a Homura.
Este solo levanta los hombros restando importancia y continúa con lo suyo. Los preadolescentes lo observan cambiándose de ropa por el uniforme de Judo. Admiran sin ser muy discretos la figura de su supervisor.
Se ve tan fuerte como papá y abuelo.
Luego, se enfocan en la ropa. Los menores observan las diferentes obi de colores que sujetan a sus cinturas, pero volvieron su vista hacia Homura viendo que es de los pocos con una cinta negra.
— superior Homura, ¿Que nivel es? -
— soy Sho Dan. Entreno para subir al segundo nivel de la nueva tabla de posiciones - explica terminando de sujetar su obi negro.
Al estar listo, guarda las cosas en su casillero y pone candado.
=¡Woooowww!= dicen los dos al mismo tiempo.
— ya voy a la práctica, ustedes hagan su tarea - les indica con una expresión seria y se va. Lo gemelos hicieron caso y fueron a las gradas con sus mochilas en mano. Tomaron asiento, aprovechando que los jóvenes estan haciendo calentamiento, avanzaron con sus tareas más sencillas.
Luego vino los combates de práctica. Torajuro y Zorajuro abrían los ojos al ver cómo se movía su instructor, el como se levanta del suelo y como derriba a su compañero de entrenamiento.
No sabían que era muy flexible por lo estricto que es. La forma que hace los candados o llaves de sumisión para ganar puntos.
— el superior Homura es...-
—... genial- dicen al la par.
—¡Hey! ¡Cosa uno y cosa dos!! Hagan su tarea- exclama Homura sin moverse de su posición, dándoles la espalda.
=!nos descubrió!! =
...
Termino la práctica y salieron del gimnasio casi al último último, no tenían prisa por irse, aunque ya algo tarde.
Afuera del edificio está un auto lujoso de color negro, en su imaginación, Homura pensó que sería una limosina o de esas camionetas enormes. Quizás sea por seguridad para no llamar la atención, bueno, si uno ignora la marca costosa del vehículo, serviría. El conductor abrió la puerta de pasajeros pasando por alto al mayor.
— ¡Superior Tomioka!! Venga a nuestra casa-
— ¡Tenemos videojuegos y podemos pedir pizza!! -
— no, mañana tengo clases y ustedes también - rechaza en tono amable. — si tienen buenas notas en este mes, me quedo el fin de semana con ustedes -
=¿Lo promete? =
— lo prometo -
= ¿Promesa de dedito? = Ambos gemelos levantan el meñique con expresión seria.
— promesa de dedito - con una mano para cada gemelo les hace la promesa. Le da una sonrisa gentil que ilusiona a los dos.
El chófer mira con asombro la interacción. Los gemelos Rengoku siempre son arrogantes, pretenciosos y hacen lo que quieren con quién sea, exigiendo a deshoras.
Incluso le dan poco importancia si uno está enfermo o incapacitado. Por esa razón, muchos de los empleados de la mansión Rengoku renuncian.
Y que se diga de su madre.
Afortunadamente ella no está con frecuencia.
Por primera vez, miro al pelinegro mayor, pestañeo algo confundido, el joven tenia porte de un Rengoku.
...
Paso un mes.
Uno largo y lleno de cambios que Homura no pensó en vivir. Desde convivir con los gemelos Rengoku, siente que se ha suavizado mucho, incluso han dejado de temerle en la escuela pero aún mantiene su reputación.
Su mamá lo ha notado pero no hace preguntas al respecto. El pelinegro de ojos verdes piensa en como decirle a ella que ha estado conviviendo con sus medios hermanos. No es estúpido como para ignorar ese hecho. en su momento hizo una investigación sobre la familia de ese sujeto y de ahí siguió la línea.
Mira que pequeño es el mundo.
Además, aunque no hubiera hecho una investigación. Los niños lucen exactamente como el cuando era pequeño, más obvio imposible.
Afortunadamente nadie en el colegio donde está lo sabe (al menos nada relevante) de haber continuado en su anterior escuela, si se habrían dado cuenta y empezaría el chisme.
Pero ese no es el punto.
Se supone que debio mantenerse al margen, que debía fingir demencia e ignorarlos pero maldecia su corazón tan blando, no pudo ignorar que compartian el sentimiento de abandono por alguien que se supone que debe cuidarlos.
— Maldicion... - escupe sentandose en la cama y tapándose los ojos con un gesto frustrado. No podía negar que habia tomado cariño a ese par de mocosos en tan poco tiempo.
— ¿Homura? - escucha suaves golpes a su puerta y no puede evitar asustarse. ¿Lo había escuchado?
— mamá - no se animó a abrir la puerta. No tiene el valor de enfrentarla. Sentía que la estaba traicionando.
— ¿Puedo pasar? - no tenía una razón real para negarse. Su silencio fue suficiente para ella e ingreso con cuidado. La luz es poca así que se acercó a encender la lámpara. El rostro culposo de su hijo la alertó y tomo asiento cerca de el.
— ¿que sucede Homura? -
— yo... - no sabe cómo decirle, ni como lo tomara. Aún tiene fresca en la memoria cuando era un cabrón mocoso malcriado que le hizo pasar malos ratos.
Siente como si la hubiera traicionado.
— ... - Giyuu con calma espera que su hijo tome la palabra. Sabe que cuando está en ese plan es mejor no presionarlo.
— lo siento mamá... - suelta pequeñas lágrimas e intenta no llorar pero no puede. Tiene miedo de su reacción.
—¡...! - eso puso más nerviosa a la morena y se acomoda mejor en la cama esperando que continúe.
— lo siento mucho yo... Yo - ella lo atrajo con un abrazo gentil, dándole leves caricias a su espalda. El adolescente aún se pregunta cómo es que puede sentirse tan pequeño cuando está con ella.
— respira... Dime ¿qué pasó? - no quiere adelantar conclusiones por más ansiosa que esté por respuestas.
— me veo con mis medios hermanos - se separa un poco de ella, suelta rápido y lo más bajo que puede la verdad.
— ¿Cómo? -
Fue entonces que Homura le contó que el director le pidió ser tutor de los gemelos Rengoku. Jura que sus intenciones son meramente académicas pero no evito tomarles cariño y cada vez los está viendo como sus pequeños hermanos.
La culpa no lo deja porque siente que la traiciona.
Giyuu suelta un suspiro doloroso pero también aliviado.
—¿Mama? -
— está bien Homura. - le acaricia la mejilla — tienes un corazón tan noble que era de esperarse que les tomarás cariño. Sabes que ellos no son culpables de toda situación. -
— pero... Está bien... -
— podrían compartir la mitad de la sangre pero siguen siendo familia. Si se llevan bien y tú no sientes incomodidad con ello, está bien. -
— ¿que hay de ti? -
— era de esperarse que el siguiera su vida. Solo me tomo desprevenida todo esto pero no tengo motivos para alejarlos de ti o al revés -
— entonces... Si un día los traigo aquí... -
— son bienvenidos -
Homura la abrazo fuerte y soltando unas pequeñas lágrimas de alivio, ella por otro lado su expresión es húmeda pero se mantiene serena.
Dejo a su hijo en su habitación ya listo para dormir, bromeando que la primera cosa que pensó fue que ya iba a ser abuela pero el negó enérgico la situación. ¡Ni siquiera tiene novia! Con sonrisas cómplices se despiden.
Ya sola, Giyuu se dirige a la sala y toma asiento en el primer sillón que encuentra. Su cuerpo tiembla y termina en un llanto silencioso que por poco no logra esconder de su unigenito.
No niega que está contenta que su hijo se lleve bien con los hijos de su anterior pareja. Le da gusto que se de la oportunidad. Pero dolía saber que el había seguido con su vida, feliz, exitoso y lleno de bendiciones.
Era de esperarse.
Después de que ella duro un mes buscandolo para decirle de su embarazo. Ninguna señal de humo, ni siquiera palabras de despedida. Solo desapareció.
Fue que al enterarse que el ya esta comprometido con otra y de la peor forma, dió punto final a su relación.
De ahí, no volvió a buscarlo ni saber de su vida. Ni siquiera tenía redes sociales por temor de ver lo que es evidente.
Es un pensamiento egoísta lo sabe, no le desea mal pero al menos quería saber si todo lo que vivieron aún está en alguna esquina de su memoria y si tuvo algun valor.
Pero daba miedo saber la respuesta.
Limpio su húmedo rostro y siguió sollozando en soledad mientras usa su ropa para secar sus tibias lágrimas. Por enseñanza de su hermana, Pidio a algún ser superior que le dé fuerzas y esperanzas de que haya un futuro mejor.
...
Al día siguiente en el colegio, Homura fue abordado por los gemelos Rengoku rápidamente durante el almuerzo.
De hecho, insistieron tanto en hablar con el que casi lo arrastran de los dos brazos.
Ya en un espacio más privado, Llevan consigo las notas de calificaciones de ese mes y se lo muestran orgullosos. Homura levanta las cejas escéptico, tenían notas mayores a 8.5 de calificación, es bastante bueno considerando que estaban sobreviviendo con 6 y 5.5.
— lo hicieron bien cosa uno y cosa dos -
— ¿Entonces irás a nuestra casa este sábado? - pregunta Zorajuro con esperanza en sus ojos.
— lo prometí ¿no? -
El duo da brincos de felicidad de poder pasar más tiempo con el mayor.
— entiendo su entusiasmo pero avisen a su casa y al estirado de su portero que iré para alla, no vayan a llamar a la policía- les entrega las calificaciones.
— pensé que dirías algo como: ¿A cuántos profesores sobornaron por esas notas? - dice en broma Torajuro con una graciosa expresión seria, imitando a Homura.
— sería dudar de sus capacidades. Son inteligentes - halaga con una sonrisa sincera que hizo que se les subiera los colores a sus mejillas. — aunque unos holgazanes -
=¡Oye!!=
...
Homura al llegar a casa le dijo la situación a su madre y la promesa que les hizo al par. Giyuu no le vio problema pero si las cosas se ponen tensas que no dude en llamarla e iría por el.
El adolescente acepto su comentario y se puso a pensar que llevar de ropa para el fin de semana. Se hizo el tonto un rato mientras escucha de un vídeo sobre las últimas actualizaciones en software y antivirus. La final optaría por un par de tenis, ropa interior un solo pantalón de mezclilla, camisetas de color negro, otra azul pastel y unas camisa negra de botones para no verse tan vago.
Ya con su maleta hecha, sería cuestión de esperar al sábado.
...
— Homura espera - el adolescente fue detenido por su madre cuando estaba en la puerta de la casa para irse un fin de semana con sus medios hermanos.
Se sentía tranquilo pese que iba a pasar unos días en la casa de quién lo engendro y sus hermanos pero por lo que había escuchado, pasa poco tiempo en casa.
Así que estaba bien, si lo veían pensarían que es un amigo cualquiera.
— ¿Que sucede mamá? -
— lleva estás tartas de batata. Una cortesía de mi parte - ofrece una pequeña caja de almuerzo con las tartas.
— aahh... - no le agrada mucho la idea de compartir la comida de su mamá con otros pero sabe que se ha esforzado en hacerlas.
— está bien, pero no aseguro que lleguen - ella le dió una sonrisa cariñosa.
— pásala bien Homura -
— si mama, no te acerques con personas con pene. Especialmente si se apellidan Uzui - dice por último antes de escabullirse de recibir un Regaño por su forma de hablar.
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✨❤️✨
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Posiblemente no se sorprendan de que Homura se encariñé con los gemelos. No son malos, solo se sienten muy solos, no saben cómo expresarlo y su educación familiar no es muy buena y Homura heredó la nobleza de Giyuu.
Zorajuro y Torajuro le han tomado estima a Homura muy rápido porque es el único que los ha cuidado y está al pendiente de ellos verdaderamente, lo admiran y obviamente lo siguen.
En cuanto a Giyuu, es normal que haya reaccionado así. Claro que le dolió enterarse que su hijo es cercano a ellos pero no es que vaya a ponerse en plan en contra.
Sus asuntos con su padre son ajenos a ellos.
Porque el perro de Watty me borra las imágenes que subo de Homura :V
Se las vuelvo a añadír
(Nomás con el cabello negro, peinado diferente y ojos verdes)
Sobre el Judo. deporte permite una educación física integral, potenciando por medio de la práctica de sus técnicas las posibilidades psicomotrices, tales como la ubicación espacial, la perspectiva, el ambidextrismo, la lateralidad, la coordinación
Los cinturones indican el rango del luchador. El rango muestra la habilidad y la experiencia alcanzada por el competidor. Se organizan por colores, siendo el blanco el más bajo y el negro el más alto. El negro a su vez tiene 10 grados avanzados.
Cinturón Blanco: también denominado 6º kyu.
Cinturón Amarillo: también denominado 5º kyu.
Cinturón Naranja: también denominado 4º kyu.
Cinturón Verde: también denominado 3º kyu.
Cinturón Azul:también denominado 2º kyu.
Cinturón Marrón: también denominado 1º kyu.
Cinturón Negro: también denominado 1º dan. Del cinturón negro se pueden pasar 10º dependiendo de la experiencia, siendo el 10º el último nivel o judan. Aquí pertenece Homura.
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