Capítulo 3
Midoriya salió de la ducha y tomó la toalla para secar su cuerpo.
Después de eso, tomó su bóxer y se lo colocó.
Envolvió su toalla en la cintura, y miró que le habían dejado un bastón.
»¡Qué alivio! Así no dependeré de ellos« pensó.
Salió del baño y se dirigió a su recamara -que no era exactamente de él- a ponerse algo de ropa, e iría a buscar a Todoroki para conocerse mejor.
El camino no era largo, pero algo agotador para él. Ya que le costaba recargarse en su pie izquierdo.
Al fin llegó y miró una notita con una bolsa negra sobre la cama.
La nota decía así:
"Estas cosas son para tu higiene personal. Espero y no te moleste
–Todoroki"
El peliverde no pudo evitar sonreír. Vacío las cosas de la bolsa y miró un desodorante en aerosol, una toallita de color verde y un perfume.
Se colocó el desodorante. Olía bastante bien. Era una marca que nunca había usado, así que olería diferente el día de hoy. Se cambió de ropa, y se puso un poco de perfume.
Ese olor era bastante penetrante. No estaba acostumbrado a perfumes o colonias carísimas. Por lo que supuso que el mareo era por la falta de costumbre.
Se miró en el espejo y acomodó su despeinado cabello con las manos.
Miró su rostro con detenimiento y notó que estaba más hinchado. Suspiro con pesar. Cuando unos vagos recuerdos pasaron por su mente.
Unos botines negros pateándole la cara.
Ese recuerdo casi hace que se caiga al suelo. Pero logró detenerse del tocador y de su bastón.
Bien, tenía ese recuerdo, pero aún no sabía de quién eran esos botines negros.
Trató de recordar quién los usaba.
Recordó los de Kacchan, pero eran diferentes.
No quiso dar vueltas al asunto, ya que un dolor de cabeza lo estaba alertando a aparecer.
Suspiró y salió de su habitación, topándose con Elissa.
—Oh, señor Midoriya... ¿No debería de estar descansando?
—No me llames "señor" —ríe un poco— apenas tengo 23 años. Siento que soy muy joven para ser llamado así. Preferiría que me llamadas Izuku o Midoriya.
—Está bien... Midoriya-kun —la chica también ríe— ¿Buscabas a Todoroki-sama?
—¿Me podrías decir dónde está?
—Claro. Está en el patio de atrás... ¿Quieres que te lleve?
—Sólo dime por dónde es...como es muy grande este lugar, siento que me voy a perder —se rasca la nuca.
Elissa le dice el camino para ir al patio trasero. El hombre asiente, agradece y camina por donde se le dijo.
Miraba a sus alrededores para no hacer el recorrido tan aburrido. Sus ojos se extasiaban de tanto lujo. Ni siquiera pudo describir con exactitud el tipo de madera que eran las paredes. Mientras que miraba hacia abajo y se daba cuenta que el azulejo brillaba con intensidad. El color negro lucía de maravilla.
Mira hacia delante y mira la luz del sol y el aire fresco.
Sonrió, y siguió caminando hasta toparse con un extenso jardín.
El pasto estaba perfectamente cortado, y delante suyo había un camino de piedras grandes y lisas. Ese camino llegaba al centro del lugar. Donde estaba una mesita de jardín color negra. Agradeció ver a Todoroki de espaldas.
Caminó hasta él. Lo que hizo que el otro volteara a verlo; se levantó de un brinquito y fue a su ayuda.
—Midoriya...
—Descuida, estoy bien.
Todoroki se adelanta y saca de su lugar una silla, que quedaba frente a donde él estaba.
—Por favor, siéntate.
—Gracias... —deja el bastón a un lado suyo y toma asiento al mismo tiempo que el mayor. Miró el bastón y sus mejillas se pusieron rosillas por el sonrojo.— Y...gracias por el bastón. No quería depender tanto de ustedes para caminar.
—Descuida. Es un placer ayudarte. Y... ¿Cómo te sientes? Tu rostro está muy hinchado.
—Sí, sólo recuerdo unos botines negros pateándome la cara. Nada más. No puedo, no logro recordar de quién eran esos botines.
—No te preocupes. Recordarás al responsable y las pagará muy caro.
—N-no...no es necesario llegar a la violencia.
—No puedo tolerar que alguien golpee a las personas que me importan.
»¿Yo le importo?«
El peliverde ve en la mesita y sus ojos se abrieron como platos, mientras brillaban con desesperación.
Agitó sus manos y apuntó a la revista.
—¡Oh por Dios! Es la revista del súper héroe número uno: All Migth ¡Ahhh!
El mayor no pudo evitar soltar una risilla por el comportamiento del menor. Como si un niño se tratara.
—¿Te gusta ese súper héroe?
—ME ENCANTA —grita, a lo que Todoroki suelta una carcajada.— O-oye...no te rías.
—Es que me encantas... _—dice entre risas— se ve que eres su fan.
—Soy su súper fan. En mi recamara tengo figuras, revistas, pósters y todo lo que tenga que ver con All Migth.
—¿Conoces al creador del súper héroe?
—No... —agacha la cabeza— el mes pasado hubo una convención. Él asistió pero no pude ir...me faltaba dinero—suspira con pesar.
—Oh, ya veo. Lo lamento...
—No importa —levanta la cabeza, le mira a los ojos y sonríe de forma inocente— iré para el próximo mes.
Todoroki miró la expresión del chico y no pudo evitar sentirse poseído por ese rostro tan resplandeciente.
Sintió unas inmensas ganas de abrazarlo y poseer sus labios.
Pero no lo hizo.
—¿Todoroki...kun?
—Dime.
—¿Podemos...conocernos? Osea...no me siento cómodo estando en la casa de un extraño.
—¿A qué te refieres?
—No mal interpretes... —mueve las manos en el aire— a lo que me refiero es que no me siento a gusto si tú no sabes de mí y ni yo de ti.
—Está bien... ¿Quieres que empiece yo?
—Por favor.
—Bien... Mi padre es dueño de una importante empresa de diseños de vestuarios y cosas... —traga saliva, esa parte se la salta— así que como hijo único me dijo que seré heredero de esa empresa. Y pues ya lo soy —ríe un poco— tengo 3 años trabajando en ese lugar... ¡Ah, sí! Tengo 27 años... Ahora...mi cabello y mis pupilas. La verdad es que no sé a qué se deba. Es un misterio para mí. —se lleva la mano a su quemadura— esta marca la hizo mi madre. Quiero creer que fue accidental. Pero lo que sé es que ella me odia. —Mira el rostro de Midoriya. En verdad le ponía bastante atención. Prosiguió— Ella ya está muerta. Probablemente fue lo mejor para ella...así ya no tenía que sufrir más.
—Vaya... —dice al fin el peliverde— lo lamento... —le mira y le sonríe de una forma amistosa. Después el mayor le hizo una mueca de que le tocaba ahora a él.— Bueno...yo igual soy hijo único. Nunca conocí a mi padre y mi madre no habla de él. Estoy estudiando en la universidad. Así que te imaginarás. Tengo 23 años. Me llevo bastante bien con mi madre y con mis amigos. A excepción de uno —recuerda a Kacchan llamándolo bastantes veces "Deku nerd"— pero lo considero mi amigo. Ya que desde la infancia nos conocemos. Mmh...estoy estudiando medicina forense. Amo a All Migth y me gusta el katsudon...
—Qué interesante...se notaba que eras menor que yo... No importa —ladea sus labios, haciéndolo notar demasiado atractivo. Midoriya desvía la mirada sonrojado.
—Mi mamá hace lo imposible por sacarme adelante. —continúa— en mis tiempos libres trabajo en un restaurante. Algún día te llevaré ahí.
—¿Es una cita? Porque la tomaré como tal.
—E-eh...yo...claro... —estaba rojo hasta las orejas, y se avergonzaba más por la mirada penetrante del mayor.
—Es temprano. ¿Quieres que vayamos a ese restaurante hoy? Yo invito.
Saldría con Todoroki-kun... ¡Hoy! Estaba muy feliz, y asustado a la vez. Era muy pronto. Pero no tan tarde. Asintió con la mirada y se levantó de la silla. —Todoroki-kun...¿No es ninguna molestia?
—Por supuesto que no...y no te preocupes por caminar. Iremos en mi coche.
—Bien...
El mayor le da la mano y van adentro. Llamó a una empleada y le pidió que le alisten un coche. Y fue a cambiarse lo más informal posible. No necesitaba ponerse un traje o algo muy elegante. Ya que sólo saldría con Midoriya. Tampoco no lo tomó a la ligera. Se pondría colonia y se arreglaría el cabello.
Por otro lado. Midoriya pensaba que se miraba bien con su ropa puesta. Pensó que el mayor iría informal, así que no le preocupó. Sólo acomodó su vendaje y se puso el perfume que le había regalado el millonario.
Su corazón latía con fuerza. Estaba nervioso, lo admitía. Pero no dejaría darse a notar. Sólo irían a comer algo rico...no como...
»¿Es una cita? Porque la tomaré como tal«
Recordó las palabras que Todoroki le había mencionado, y eso provocó que se pusiera más nervioso.
Llamaron a su puerta y se encontró con Elissa.
—Midoriya-kun... Mi Señor lo espera en la entrada. ¿Me podría acompañar?
Asiente algo feliz y van escaleras abajo hacia la entrada. Para encontrarse con un auto BMW.
Siempre había soñado con tener un auto así. Por eso trabajaba duro para tener excelentes calificaciones y poder tener sus lujitos.
Todoroki sale del auto aún apagado y le abre la puerta del copiloto al menor.
El peliverde quedó asombrado por lo guapísimo que se miraba. Estaba vestido muy informal. Pero eso lo hacia lucir demasiado atractivo. Con o sin traje, Todoroki era un hombre verdaderamente apuesto y elegante.
Caminó hasta el coche y se subió en él.
El mitad-mitad le cerró la puerta y se subió en el lugar del piloto.
—Dime la dirección, Midoriya. —huele el perfume que le había regalado al mencionado y sonríe mirándolo— hueles realmente bien.
—Tú igual, Todoroki-kun.
En el camino, Todoroki le preguntó al chico si no le molestaba un poco de música, ya que no hablaban. Y para no tensar el ambiente decidió poner música.
El peliverde asintió y dejó que el conductor la escuchara. Así sabría los gustos del hombre.
La radio puso Tear in my Heart, de Twenty One Pilots.
»Y tenía que empezar por esa...me hubiera gustado que la escuche en el momento en el que me declare« pensó. Y, sin pensar, ya que no quería decirse eso. Era algo que fantaseaba. Pero trataba de no enfocarse en eso. Había poca probabilidad en que Midoriya se fijara en él. Ahora estaba más tenso.
~She's the tear in my heart... I'm alive~
—No sabía que te gustaba Twenty One Pilots —dice Midoriya.
—¿A ti igual te gusta?
—En realidad sólo un poco...escucho más Eminem —ríe
—Vaya...te gusta Slim Shady...conozco algunas canciones que me agradan. Por ejemplo esta.
Cambió la canción que estaba a punto de terminarse a Shake That.
—¡Esa es una de mis favoritas!
Midoriya la cantó sin pena alguna. Y rapeando sin dificultad.
Llegaron al restaurante y Todoroki quitó la radio y se bajó para abrirle la puerta al peliverde.
Caminaron juntos hasta la entrada y Midoriya sintió un frío recorrer su cuerpo al encontrarse con los ojos de esa persona.
—¡MALDITO NERD! ¡¿DÓNDE MIERDA ESTABAS?
—K-kacchan...
—¿Quién es él, Midoriya?
—PREGUNTO LO MISMO, BASTARDO —mira a Todoroki con un aura amenazante.
—Todoroki-kun...él es Kacchan...el amigo de la infancia... Kacchan, él es Todoroki-kun. Él me vio tirado...
—Cuando me entere quién te hizo eso... LE PARTIRÉ LA PUTA MIERDOSA JETA.
—Deja de gritar, Kacchan... ¿Podrías tomar nuestras órdenes?
—¡¿HUH?!
—¡Trabajas aquí!
—Tsk...maldito Deku.
Apunta en su libreta y se va echando chispas. Mientras que Midoriya y Todoroki tomaban asiento en una mesa para dos.
—¿Por qué dejas que te llame Deku?
—La verdad es que no tengo idea. Toda la vida me ha dicho así. Ya me acostumbré.
El mitad-mitad lo mira de lejos. Notando unos botines negros. Recordó lo que dijo Midoriya y rápidamente el enojo lo empezó a devorar.
—Midoriya...él fue quién te golpeó...
—¿Kacchan? No, no...estoy seguro que él no fue.
—¡Pero tiene botines negros! Como los que recordaste.
—Kacchan podría maldecirme, decir de qué me voy a morir...pero nunca me ha puesto un dedo encima. Además, esos zapatos son diferentes a los que recuerdo. —mira atrás y mira al rubio gritándole al cocinero, rió por lo bajo y volvió a mirar a Todoroki— él es muy sobre protector...las apariencias engañan.
—Bien...creeré en ti.
Kacchan llega con las órdenes de los chicos.
Y como siempre, llegaba gritándole al peliverde y amenazando al mayor.
Izuku trataba de calmar a ambos, ya que Todoroki le respondía a los insultos y amenzasas. Y todo lo que quería es no causar problemas al jefe.
Los empleados de ese restaurante se fijaron en la aparición de su compañero, y lo mal que se veía. Así que fueron a saludarlo. Fijándose también en el amante que llevaba consigo el peliverde.
Todos lo conocían por ser el hombre multimillonario. Pero nadie sabía de qué.
Se despidieron de ellos y sólo quedaron ellos dos. Charlando y conociéndose más.
Midoriya empezaba a tener sentimientos confusos por su salvador.
Y su salvador igual tenía esas inquietudes.
Pero los dos tenían miedo a arruinar el momento. Así que decidieron dejarlo así.
Sin decir nada y sin mencionar algo que los delate.
Seguirían fingiendo ser amigos...y probablemente después; sean algo más.
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