Capitulo 30 Nuestro futuro...


"...Ya somos uno...no importa lo que suceda...estaré contigo hasta el ultimo suspiro de mi vida..."

Serena había despertado, aun era de noche, la luz de la luna llena los envolvía en un suave manto blanco que le era difícil olvidar, miro de frente al hombre quien le había dado lo mas preciado que consideraba en su vida, no estaba arrepentida, se ruborizaba al recuerdo de como fue y lo que sucedió regresaban a su mente una y otra vez, no podía creerlo, que era su propio enemigo quien estaba aferrada a sus brazos, en los cuales no se quería liberal por ningún momento, le acaricio su cabello plateado con la yema de los dedos, y beso su pecho refugiándose hacia donde latía su corazón cerrando los ojos con fuerza

-no quiero vayas al mal...-dijo sin pensar

-pues no iré, lo prometo...-le contesto sorpresivamente

-Diamante!- dijo en un hipo de sorpresa-disculpa ¿te desperté?...

-no..., ya estaba despierto-confeso acariciando su rostro-no te preocupes, no iré con el gran sabio o quien me ofrezca irme a los confines del mal-le abrazo con fuerza –mientras tu estés conmigo..., nada sucederá...

-¿de verdad?

-si..., lo prometo Serena...-le susurro besando su cabeza

Por otra parte, en el siglo XXX, Mina un no caía en la impresión de la confesión de la reina, no sabía si caer de rodillas o solo llorar por la situación

-¿otra hija? ¿Qué le sucedió? No entiendo, ¿las demás saben de esto?- le pregunto en un arsenal de interrogantes que solo quería resolver de una vez, haciéndola romper en llanto

-no...ni si quiera Luna sabia de esto...

-pero...¿Por qué?...¿acaso la pequeña no es hija del rey Endymion?-un silencio inundo el ambiente de manera inesperada- no me diga que...

-si, tienes razón Mina, ella no era hija de mi esposo...-miro hacia el cielo ante la confesión

-pu...pue...puedo preguntar...¿Quién es su padre?-le pregunto una tartamuda Mina llena de incomodidad, la reina lanzo un suspiro

-su padre era Diamante Black, el príncipe de Nemesis

-¿¿¿Qué??? –grito con sorpresa sin poder creerlo- pero...él ya no existe o...-recordó el momento en que Serena había perdido su cartera siendo recuperada gracias a el joven peli plateado, a la vez después las acciones de la joven posteriores a ese pequeño evento y su cambio frente a las situaciones cotidianas –entonces...ella y Diamante...

-ahora lo entiendes ¿verdad?

-pero no entiendo..., su majestad, ¿Dónde esta la niña? ¿esta en Nemesis? –ella negó-¿entonces?...

-todo fue mi culpa, Mina-se pauso- tal como sucede ahora, Serena quiere ser fiel a su destino, sin embargo, duda ahora que está con Diamante

-ella... ¿lo ama?-le pregunto mirando fijamente a la reina, quien la miraba con desconsuelo en su mirada-aun lo ama... ¿no es así?

-fue el mas grande amor de mi vida...-suspiro-no sabes cómo me dolió enfrentarlo cuando nos ataco

-pero... ¿él supo de la existencia de la niña?

-le dije que había muerto...

-¿Qué? pero... ¿Por qué le dijo eso su majestad?

-porque el destino de ambos estaba escrito....

-¿eh?

Los rayos del sol se asomaban en el este, a la vez iluminan la habitación de la casa ubicada a las orillas de la playa, un par de jóvenes se abrazaban con sus cuerpos entrelazados en las sabanas blancas, él abrió los ojos viendo la melena rubia expandirse por toda su cama, sonrió con el recuerdo de la noche anterior y mas aun encontrándola refugiada en sus brazos, separándose lentamente de ella cuando Serena abre sus ojos

-buenos días...-le saludo con un sutil beso en sus labios

-hola...-contesto ruborizada, hasta que finalmente el joven se levanta de la cama, completamente desnudo, haciendo que ella en un acto rápido volteara aun mas sonrojada y apenada de lo que estaba, mientras que él, no pudo evitar sonreír ante la situación

-aun ella se apena de verme desnudo...-pensó-que linda...-alcanzo un pantalón cercano, colocándoselo de inmediato –ya puedes voltear-, Serena miro de reojo, aferrándose a las sabanas cubriendo su desnudez, admirando la ancha espalda del peli plateado y quizás una que otra marca hecha con sus uñas queriéndose hundir en la cama para evitar la vergüenza, hasta que una rosa blanca depositada en su cabello la distrae completamente de sus pensamientos

-¿estas bien? –le pregunto con preocupación sentado a su lado quedando a su altura-¿fui muy bruto contigo?-ella negó

-no..., estuviste bien...-enrojeció mas de su propio comentario-quise decir...que...bueno tu sabes...-siendo tomada de sus mejillas recibiendo un beso profundo por parte de él

-eres maravillosa...

-¿de verdad?

-claro que si..., eres una mujer maravillosa, mi mujer...-la volvió a besar mas apasionadamente, en tanto ella solo correspondía nublada de sus pensamientos mas profundos, separándose lentamente de ella-pero ahora..., debes descansar ¿de acuerdo?

-si...-suspiro algo decepcionada

-preparare el desayuno ¿esta bien?- acomodo nuevamente la flor en su cabello

-bien...iré a ducharme...-contesto, él se alejo cerrando la puerta, Diamante moría por hacerle el amor de nuevo, pero sabia a la perfección que su relación tenia que ser mas lenta que las demás, mas aun que las cosas podrían complicarse mas de lo que ya estaban, mientras tanto, Serena todo las sabanas dirigiéndose al baño, era tan esplendoroso que le fascino tan solo verlo, dejando la tela que la envolvía muy atrás, para abrir el grifo gozando de las aguas cálidas aguas que corrían por su piel, en el leve recuerdo en su mente, por un momento creyó que Diamante la seguiría en el baño, pero no lo hizo, se sintió un tanto decepcionada, lo necesitaba, cada caricia la hacían sentir libre, deseaba y querida, se envolvió en una toalla saliendo de la sala de baño encontrándose con la cama recientemente hecha con sabanas cambiadas y un nuevo vestido sobre ella además de ropa interior

-Diamante...-pensó ruborizada, colocándose las prendas, para bajar las escaleras con algo de dificultad, no podía negarlo, ni si quiera disimularlo, sus piernas le traicionaban un poco, también su intimidad

-pero ¿Por qué bajas las escaleras?-le regaño un poco el peli plateado-me hubieras avisado

-no estoy enferma...-fue interrumpida ya que él la tomo entre sus brazos bajando con ella los últimos escalones, aun así siguió con ella en sus brazos, sentándose en una silla con Serena en sus piernas

-¿acaso ya me extrañabas?-pregunto de manera presumida

-no, solo que me dejaste sola allí arriba-se excuso inflando sus mejillas

-solo quería hacer el desayuno, además de darte esto-le mostro una pequeña bandeja con dos píldoras mas un vaso con agua

-¿Qué es eso?

-¿piensas que voy a drogarte?-pregunto divertido

-no seas ridículo!

-una de ellas es para el dolor –le señalo-y la otra...

-¿y la otra?

-es la píldora del día después-comento desviando la mirada

-¿has pensado en todo?

-bueno...-suspiro-debo confesarte que compre esas píldoras la segunda vez que te vi...-bajo la mirada, recibiendo un beso en la mejilla de la joven

-gracias, Diamante...-tomo la primera pastilla llevándosela hacia su boca para beber del vaso

-lo pensé...-contesto-ya que ninguno de los dos se cuido anoche, además...¿no queremos traer bebes al mundo, verdad?

-¿no quieres?-le pregunto ella sorprendida ¿acaso eran solo encuentros sexuales?

-si quiero-contesto rápidamente, tomando sus mejillas-claro que quiero niños, sobre todo si es contigo...-confeso- pero..., debes tener en cuenta nuestra edad, además quiero que tu cumplas tus sueños como mujer, que estudies con tranquilidad, trabajes en lo que deseas, ser tu primero...¿entiendes?-esas palabras le sorprendieron, jamás nadie le había hablado de esa forma, quien le dijera que pensara en ella primero, en su felicidad personal, besando sus labios sorpresivamente enredando sus brazos alrededor de su cuello

-te amo...-se separo para luego jugar con su nariz

-y yo a ti, me gustaría, tener muchos hijos contigo..., pero primero, tenemos que ser mas adultos, ¿no crees?-la hizo sonreír- pero que te quede claro, que jamás me separare de ti ¿de acuerdo?, porque eres mi mujer, y para toda la vida...

-si..., soy tuya, solamente tuya, Diamante...-ambos se abrazaron, para que ella, tomara la píldora bebiendo el vaso nuevamente, el desayuno, fue allí, en las piernas del peli plateado, en un mar de romanticismo sin igual, dando un pequeño paseo en la playa, tomados de las manos, como cualquier pareja normal, sin ver el paso del tiempo o lo que sucedería después solo el presente

-¿eres feliz...?-ambos se encontraban sentados en el balcón, mientras él le daba un ligero masaje en los pies

-me apena que lo hagas...-se ruborizo, al sentir el contacto de las manos de él sobre sus pies

-no me has respondido...-contesto con una sonrisa divertida-¿eres feliz?

-si lo soy...-sonrió apenada-ahora contéstame tu...

-solo quiero consentir a mi novia...-contesto besando uno de sus pies, mientras ella mordía sus labios, aquel beso se extendió hasta sus pantorrillas, subiendo hasta sus esbeltas piernas, liberando uno que otro suspiro-eres hermosa...

-¿de verdad?...-le pregunto en medio de un suspiro

-la mas hermosa, de todas...-se dejo llevar hasta los muslos de la joven-y sabes que mas...-subió hasta su altura, recostándola en el amplio sofá- que eres toda mía..., Serena...-beso sus labios con pasión, tomándola entre sus brazos levantándola delicadamente cargándola en dirección hacia la habitación depositándola sobre la cama-me prometí que te dejaría descansar hoy...

-mentiste...-respondió, mientras él le desataba el nudo en el cinto del escote de la joven lentamente, para luego desabrochar cada uno de los botones delanteros de su vestido, revelando su encaje rosa, besando sus pechos sobre la ropa interior

-la luz del día te hace ver mas hermosa...-gimió, bajando los tirantes de su sostén, cuando la puerta de la habitación se abrió sorpresivamente

-mira hermano la sorpresa que te...-el joven Zafiro miro, mas aun el sonrojo de ambos fue mayor al ver quien acompañaba al joven peli negro

-Zafiro..., hijo, ve abajo...-indico su madre viendo la escena que ambos estaban protagonizando, cerrando la puerta en silencio, aunque la mujer no pudo evitar sonreír, bajando por las escaleras

-no puede ser...-pensó Serena avergonzada

Por otra parte, Mina estaba sentada junto a la gobernante de Tokio de cristal, tratando de contener los sollozos de la mujer quien lloraba desconsoladamente

-mi pequeña era mi símbolo de amor entre él y yo...-confeso-no sabes cómo reía de felicidad el príncipe Diamante cuando se entero que esperaba un bebe...

-¿que sucedió?

-Darien nos descubrió...

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