Capítulo 8

FLUKE

Abro los ojos y el sol ya se ha puesto. Me siento totalmente derrotado, mi primer recuerdo y no es nada halagüeño. Siempre he sospechado que no soy capaz de recordar mi vida, porque en el fondo sé que no me va a gustar lo que descubra. He llorado ríos de lágrimas sobre el pecho de Ohm hasta quedarme dormido, creo que lo he asustado.

Me doy la vuelta en la cama, para descubrir que estoy completamente solo. Estoy arruinando la oportunidad de tener un presente y un futuro junto a un hombre maravilloso, por aferrarme a un pasado, al que está claro, no quiero volver.

La puerta del dormitorio se abre y corta el hilo de mis pensamientos. Ohm entra con una bandeja en las manos y una sonrisa en sus labios. Sé que está preocupado por mí. Me he dado cuenta, que en estas semanas que hemos pasado juntos, he aprendido a conocer las expresiones de su cuerpo. Sé cuándo está cansado, enfadado o triste. Y en este momento está preocupado.

—Hola mi pequeño, ¿cómo te sientes? — me pregunta sentándose a mi lado y poniendo la bandeja de la cena sobre mis rodillas.

—Estoy mejor, perdóname, no sé qué me ha pasado— le digo, odio estropear lo que tenemos.

—No. Perdóname tú. He dejado que lo que siento por ti, se interponga en tu felicidad y en tus necesidades. Ni por un momento he dejado que asimiles todo lo que te está pasando. Por eso necesito que pienses bien en lo que quieres hacer a partir de hoy— me dice muy serio.

— ¿Quieres que me vaya?— le pregunto sorprendido.

—No es cuestión de lo que yo quiera, aquí lo importante es, lo que quieres tú— me responde.

—Yo…

—Sé que Sammy será feliz de acogerte, hasta que recuerdes algo más de tu pasado y puedas regresar a Nueva York. O hacer lo que quieras con tu vida— sigue hablando, pero yo no lo escucho. La sangre recorre mis venas con fuerza, tanto que siento como me zumban los oídos.

—Ohm, por favor para— le pido, esto es demasiado y no es lo que necesito en estos momentos.

—Fluke, yo… solo quiero que sepas que tienes opciones, que yo te apoyaré en la que quieras tomar. Por favor, perdóname por agobiarte, por pedirte demasiado, por…— sigue diciéndome esas cosas que no quiero oír.

—Nunca me he sentido prisionero o presionado, sé que soy libre para decidir, y tú solo me has tratado con cariño, amabilidad y respeto. No quiero ir a casa de Sammy, no quiero volver a Nueva York, y por supuesto no quiero dejarte— le digo con la voz más calmada que tengo. Porque ahora mismo querría asesinarlo, por ser tan malditamente perfecto, por estar dispuesto a dejarme marchar, a pesar de que es lo último que quiere hacer.

—Pero, hoy estabas tan mal… no quiero verte sufrir. Lo de mis padres puede esperar, les pondré alguna excusa y haremos lo nuestro oficial para ellos en otro momento— me sugiere.

—No lo creo. Estas navidades conoceré a tus padres y les contarás que nos queremos. No es eso lo que me ha hecho derrumbarme esta tarde— le digo.

—Me siento un inútil integral. Dime cómo puedo ayudarte, dime que hago para que esto sea menos doloroso para ti— me pide desistiendo de querer convencerme de algo que no necesito.

—Esto que me pasa, es tan difícil Ohm. Siento que a veces nunca recordaré mi pasado y que acabaré viviendo una vida a medias para siempre. Y esa idea me asusta, pero más por ti que por mí. ¿De verdad puedes estar con alguien que no tiene un pasado? ¿Estás bien con la idea de nunca saber quién realmente soy?— le pregunto, ahora soy yo el que quiere saber lo que realmente piensa.

—Todos tenemos un pasado Fluke, el mío no me define, el tuyo no debería definirte a ti. Sé quién eres ahora, sé la bella persona que eres, sé que te amo y eso es lo único que importa para mí.

— ¿Sabes? No quiero pensar en nada de todo esto. Quiero pasar una navidad estupenda, contigo y con tu familia. Haré una cena especial en Nochebuena y daremos las gracias por lo que tenemos y dejaremos de preocuparnos por las cosas que no está en nuestro poder cambiar— le digo totalmente dispuesto a tener  unas navidades lo más normales posibles, sospecho que es algo que no hacía en mi vida pasada.

—Si es lo que quieres, estaré más que feliz por ello. Y ahora come algo, que debes estar hambriento— me dice.

La sopa está bastante rica y me sienta de maravilla, o puede ser que por fin he sacado de mi mente mis sentimientos más dolorosos. Ohm es un gran hombre, me quiere con sinceridad y yo a él. No necesito pedir nada más por navidad.

OHM

Después de nuestra charla de ayer, el ánimo de Fluke ha cambiado por completo. Está haciendo lo que me dijo, ha apartado a un lado todo lo que le agobiaba y se dedica a vivir, el aquí y ahora.

Por fin el médico me ha dado el alta y puedo volver a mis actividades cotidianas, y ahora, no sé muy bien cómo, estoy en la furgoneta rumbo al centro comercial del centro a comprar decoraciones navideñas.

Fluke ha sido inflexible en ese punto, según él no podemos recibir a mis padres en una casa sin espíritu navideño. Normalmente ceno con Sammy y no necesito un árbol de navidad, ni luces escandalosas. Realmente no he sentido la navidad como algo especial desde que Thorn murió, mis padres han dejado de venir, es como si se rompiera algo que mi hermano mantenía unido en nuestra familia.

Cuando le he contado esto a Fluke, enseguida se ha puesto en marcha. Ha hablado con Sammy y han organizado la cena de Nochebuena como si fuera algo importante. Y es la primera vez en años que estoy entusiasmado con estas fiestas.

Recorremos el centro comercial comprando luces, un árbol enorme y algunos utensilios de cocina que Fluke va a necesitar. Yo lo sigo por los pasillos con mil bolsas en mis manos y no dejo de disfrutar de esa sonrisa, tan alegre que ilumina su carita de ángel.

Cuando acabamos con la lista interminable que ha traído consigo, no sentamos en la cafetería de la planta baja a tomar un refresco.

— ¿Crees que nos faltará algo?— me pregunta echando un vistazo a todas las bolsas que nos rodean.

—Si compramos algo más  tendrán que cerrar el centro comercial por falta de existencias— me rio un poco de su entusiasmo.

— ¿Hemos comprado demasiado? ¿Es mucho dinero?— me pregunta de repente algo nervioso.

—No es eso, no te preocupes por el dinero, tenemos suficiente para no morir de hambre— le contesto.

—No debería gastar algo que no es mío, perdona, creo que me he dejado llevar por mi entusiasmo— me dice con esa tristeza de nuevo en su cara.

—Te has ganado hasta el último centavo que hemos gastado. Te has ocupado de la granja y de la casa casi sin ayuda y has permitido que yo haga el vago una semana entera. Así que no te atrevas a decirme que no es tu dinero, porque sí lo es— le respondo con contundencia.

—Vale, no te enfades.

—No estoy enfadado, solo quiero dejar claro esto para que no sea un problema en el futuro. Todo lo que tengo es tuyo también, ahora y pase lo que pase, estamos en esto juntos y así es como quiero que sea— le explico para que entienda que el dinero no es algo que sea importante, más allá de su valor para poder sobrevivir.

Decidimos volver a casa, y empezar a decorar el salón. Y esa idea me ha valido una sonrisa esplendorosa por parte de Fluke. Una vez las bolsas están en el coche, rodeo el capó y lo atrapo por la cintura. Un grito de sorpresa sale de sus labios y yo lo acallo con un beso, que él no duda en devolverme. Entonces un carraspeo nos saca de nuestra pequeña burbuja.

—Buenas tardes Ohm— oigo que me dicen.

—Señora Truman, qué placer volver a verla— le digo sin dejar de abrazar a Fluke, que se revuelve nervioso.

—Veo que se está adaptando bien al pueblo, Fluke— le dice mi vecina sin dejar de mirarnos atentamente.

—Sí, muchas gracias señora Truman, Ohm es un gran anfitrión— le contesta mi pequeño con el rubor subiendo hasta su cara.

—Ya lo veo. Solo quería que supieran que me gustaría verlos a los dos en la recepción que daré el día de año nuevo en mi casa— nos dice mientras nos ofrece un sobre blanco.

—Será un honor asistir, muchas gracias por la invitación— le dice Fluke con ese tono de voz tan suave que hace que se derrita hasta el corazón más frío.

—Eres todo un encanto, los veo en año nuevo— nos dice despidiéndose de nosotros con un gesto de su mano enjoyada.

Una vez fuera de nuestra vista, Fluke me reprocha mi acto de cariño en público, y yo solo puedo callarlo con otro beso arrollador. Me encanta este tipo de discusiones, donde siempre salgo ganando.

Nos pasamos el camino a casa planeando nuestra navidad. Es curioso lo que hace en tu idea de las cosas, cuando las miras a través de otras personas. Fluke no tiene memoria, no recuerda si la navidad era algo importante para él, pero ha decidido que le encanta esta época. El simple hecho de compartir con él la ilusión, por algo que es tan nuevo en su vida, me hace extrañamente feliz.

Cuando llegamos a casa veo que hay alguien sentado en el porche. Bajo la luz de la entrada puede ver a Mew con su cabeza apoyada en las manos en un gesto de derrota total.

El corazón se me acelera, me pongo en el peor de los escenarios y pienso que algo malo le ha sucedido a Rachel o a Sammy.

Fluke me mira extrañado y camina en silencio a mi lado.

—Mew… ¿Qué pasa?— le pregunto asustado.

Y cuando su mirada se cruza con la mía, la derrota y el dolor más grande que haya visto antes me deja en shock.

—Ohm, Fluke, hola yo…— balbucea y yo me quedo plantado ahí sin saber que decir.

—Mew, vamos dentro, empieza a hacer frío. Te prepararé un té caliente y hablaremos, ¿vale?— le dice mi pequeño, sacándome de mi estupor.

Mew asiente con la cabeza y nos sigue en silencio hasta el salón. Fluke, va a la cocina a preparar algo caliente y yo me quedo con mi amigo, que no ha dicho palabra.

—Mew, ¿qué ha pasado? ¿Tu familia está bien?— le pregunto, todavía no sé qué puede tener al loco de mi amigo, tan despreocupado por todo, en este estado de nerviosismo.

—Es Gulf, ha desaparecido y ya no sé qué hacer— me dice francamente afectado.

— ¿Desaparecido? Explícate mejor, porque no estoy entendiendo nada— le digo.

Fluke llega en ese instante con tres tazas de café y una botella de whisky, creo que él ha captado mejor que yo, la gravedad de este asunto.

—Hace unos días fuimos a casa de los padres de Gulf, él quería contarles que estamos juntos. Intenté decirle que iba a ser un shock para ellos, que a lo mejor no se lo tomaban bien. Pero él insistió que no quería esconderse más, que su familia lo amaba y que lo entenderían. Él no sabe lo que es tener que fingir algo que no eres, siempre ha sido heterosexual y no entiende que hay personas que no iban a ver con buenos ojos nuestra relación. Pero igualmente fuimos a verlos y les dijimos que nos queríamos y que íbamos a vivir juntos.

—Por tu cara, supongo que no ha ido bien— le digo con un suspiro.

—Ir mal es un eufemismo de cómo fue en realidad. Nos echaron de su casa, su madre le decía que era un enfermo y a mí que era un pervertido que había echado a perder a su precioso hijo. Esperaba que no lo aceptaran a la primera, esperaba que fuese algo sorprendente para ellos, esperaba… no sé qué coño esperaba la verdad. Fui un iluso, y Gulf ha pagado el precio— nos cuenta sin poder contener su llanto.

— ¿Y dónde está Gulf? ¿Está bien? — le pregunta Fluke.

—Después de que su familia nos echara, lo dejé en su casa, no quiso que me quedara. Me dijo que me llamaría al día siguiente. No lo hizo, pero pensé que necesitaba espacio para asimilar toda esta mierda. Ya han pasado tres días y al no saber nada de él, fui a su casa. Su coche no está y parece que nadie ha estado ahí en días. Después fui al bar y Tay me dijo que le pidió unos días libres y que no ha sabido nada de él — nos cuenta intranquilo.

—Es difícil aceptar quien eres, y ser valiente para asimilar que amas a otro hombre. Es duro para personas que hemos sabido siempre lo que somos, imagínate para alguien como Gulf, seguro que cuando esté más tranquilo, te llamará — le dice Fluke, pero puedo ver que no está nada seguro de lo que predica.

—Tengo miedo de que no vuelva jamás, que decida que no vale la pena. Que, estar con alguien como yo, no valga el sufrimiento de perder a toda su familia. Conozco a la madre de Gulf de toda la vida, ella me hacía galletas y me curaba las heridas de mis incontables travesuras cuando era niño. Por eso no puedo reconocer en ella a ese ser rencoroso y con tanto odio que nos echó de su casa sin remordimientos. Puedo llegar a entender que a mí no me acepte, que no quiera verme, ¿pero a su propio hijo? Eso sí es indecente.

Pasamos casi toda la tarde intentando consolar a Mew y pensando en cómo encontrar a Gulf. Sabía que su amor iba a ser difícil, que sería un quebradero de cabeza, pero jamás pensé que iba a ser por la familia de Gulf. Decido que mañana iré a hablar con Esther, ella me conoce y a mi familia desde siempre, tiene que saber dónde está su hijo y me lo va a decir.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top