Capítulo 19
OHM
Fluke se ha ido adaptando a la granja con mucha facilidad. Él pertenece a este lugar, tanto como yo. Paul ya lo adora, solo llevan dos semanas trabajando codo con codo en el huerto, que es el sitio preferido de mi novio, y he podido ver el cambio.
Gina es otro cantar, no tienen ninguna química y por supuesto, tampoco el mismo punto de vista de cómo llevar la granja. De momento los mantengo en departamentos separados, para que no coincidan demasiado.
Hoy cenamos con Mew y Gulf, espero que no sea muy raro. Le conté a Mew nuestro encuentro mientras estábamos en coma, y supongo que se lo contó a Gulf. Al principio Mew me miró como si hubiese perdido la cabeza, pero me brindó su apoyo en todo momento, como el mejor amigo que es.
Acabo de comprobar el establo y me dirijo a casa a ducharme para nuestra cena, cuando escucho a Gina hablando con alguien. Es bastante tarde, ya todos deberían haberse ido. Me acerco a los árboles frutales, y entonces me quedo de piedra.
Gina enfrenta a Fluke que está con sus brazos cruzados sobre el pecho. En su cara puedo ver que está intentando controlar su enfado.
—Gina, es verdad que si nos deshacemos de los frutales de esta bancada y los sustituimos por calabazas, podemos ahorrar a corto plazo. Pero si los mantenemos, a la larga será más barato y los beneficios serán mayores. Los frutales tienen menos mantenimiento y aunque tardemos un año más en recolectar y poder vender, a la larga el margen es mayor— le explica Fluke.
—Ohm me contrató a mí para que decidiera este tipo de cosas. Tenemos que ahorrar ahora, no ganar más en un futuro. Antes de que llegaras ya se había decidido— le dice Gina.
—Lo habías decidido tú, sin contar con la experiencia de Paul o de cualquiera que te dijera algo contrario a tus pensamientos. No cortaremos los frutales, lo siento, pero es mi última palabra— le dice Fluke e intenta marcharse.
—No me importa tu palabra, el dueño de todo esto es Ohm y será él el que decida— le espeta con rabia.
—¿Qué está pasando aquí? — pregunto saliendo de mi escondite.
—Ohm, estábamos...— intenta explicarse Gina, pero la corto con un gesto de mi mano.
—Creo que hay cosas que no han quedado claras, pero es culpa mía por no haber sido transparente con ciertos cambios que se han producido en la granja— le digo.
—Ohm, no es necesario, de verdad— me dice Fluke.
—No, claro que es necesario. Gina, mañana a las nueve quiero que reúnas a los empleados y estudiantes en el jardín trasero. Los quiero a todos allí, ahora vete a casa que es tarde— le pido y ella asiente marchándose rápidamente.
—Ohm...
—¿Vamos a casa? Mew y Gulf llegarán en una hora— le digo, intentando zanjar el tema.
—Claro, vamos— me dice cogiendo mi mano.
—¿Qué tal tu día? — le pregunto.
—Bastante productivo. Bajé al pueblo y mandé la solicitud para la escuela de cocina. El huerto está dando sus frutos. Esta noche comeremos berenjenas a la parmesana con verduras de temporada — me cuenta con ese brillo que tienen sus ojos cuando habla de comida.
—Mi estómago ya está rugiendo solo con pensarlo — le digo.
—Tu estómago debe amarme mucho, porque lo mimo más que a ti— me dice con un guiño.
—Sí, eso es verdad, pero no me voy a quejar— le respondo mientras lo cargo como saco de papas.
—¡Ohm! ¡Bájame! — me grita entre risas.
—No quiero. Así llegaremos antes a casa— le respondo.
Y de esta guisa llegamos al porche, abro como puedo la puerta y tiro a Fluke sobre el sofá. No dejo que se levante y me apoyo en el respaldo para poder besarlo. Me sumerjo en su preciosa boca sin dudarlo, lo he echado mucho de menos todo el día. Él me corresponde con alegría y esta intimidad que se ha forjado entre nosotros me hace inmensamente feliz.
—Ohm, para, tenemos invitados en menos de una hora y todavía no he terminado la cena— me dice apartándome con suavidad.
—Llamaré a Mew y le diré que estoy enfermo, te quiero solo para mí— le susurro.
—No seas malo, has querido organizar un encuentro con ellos desde que llegué. Te prometo que cuando se hayan ido tú y yo haremos algo especial— me dice mirándome con picardía.
—¿De verdad? — le pregunto, ya ansioso de saber que tiene en esa cabecita suya.
—De verdad, ahora déjame levantarme— me pide y yo me aparto para ver como camina hasta la cocina.
—¿Necesitas ayuda? — le pregunto.
—Tú en la cocina, no es buena idea. Ve a ducharte, yo meto las berenjenas en el horno, preparo el pan de ajo y subo a cambiarme— me dice.
—Está bien, pero no tardes, a lo mejor podemos compartir la ducha— le digo levantando las cejas en un gesto obsceno.
—Eres un pervertido Ohm Thitiwat. Hoy no nos ducharemos juntos, tenemos invitados.
—Aguafiestas — le digo con un puchero, me rindo en mi intento de probar su cuerpo y subo a cambiarme para la cena.
Pienso en lo que ha pasado con Gina y Fluke hoy. Desde que mi pequeño llegó he dado por supuesto que la gente sabe que su puesto en esta casa es el de mi pareja. Su opinión, su voz, es como si fuese la mía y como tal deben respetarla. Pero está claro que no a todos le ha llegado el mensaje, así que mañana les dejaré claro como son las cosas ahora. Debo darle su espacio, su lugar en nuestro hogar, porque no voy a tolerar que se sienta extraño en su propia casa.
FLUKE
La cena con Mew y Gulf va viento en popa. Los dos son muy amables conmigo y la conversación es muy amena. Cuando llegan los postres, Gulf se levanta para ayudarme a traerlos.
—Mew me ha contado lo que vivieron los dos cuando estaban en coma— me dice mientras corta pedazos de la tarta Red Velvet que he preparado hoy.
—Pensaras que estamos locos, pero no puedo explicarte lo real que es para nosotros esos recuerdos— intento explicar algo inexplicable.
—Para nada. Creo que el destino tiene múltiples caminos, y que todos son válidos— me responde sinceramente y yo no puedo hacer otra cosa que sorprenderme.
—Gracias Gulf, de verdad. Contar con tu apoyo es importante para Ohm, y también para mí— le digo.
—Cuando todos me decían que no era bueno para mí estar con Mew, yo solo podía pensar que nadie lo conocía realmente. No veían al ser humano maravilloso que yo tenía la suerte de ver. Y cuando mis padres me repudiaron por amarlo, lo pasé mal. Mi mundo se tambaleó de lado, todo aquello que sabía, que creía era algo sólido, simplemente dejó de serlo. Y después de un tiempo lo supe, yo no había cambiado, solo la percepción que los demás tenían de mí era diferente— me cuenta.
—¿Te has arrepentido alguna vez de tu decisión? — le pregunto.
—Nunca. Mew es la persona que me hace feliz con tan solo su presencia. No puedo dejar de ser quien soy, cambiar mi esencia para agradar a la gente. Soy feliz, él me hace feliz— me dice muy convencido.
—Ohm me hace feliz a mí. Y yo quiero hacerlo feliz, quiero todo lo bueno para él— le digo.
—Él te ama mucho. Cuando estabas en Nueva York, solo hablaba de ti. Una vez se emborrachó mucho, y estuvo toda la noche contándonos lo especial y maravilloso que eras. Después se fue a casa para llamarte, creo que la tristeza de no tenerte cerca fue demasiado para él— me cuenta.
—Sí, lo sé. Esa noche me llamó y me reclamó no haberlo elegido. Pero él no sabía que desde que lo conocí yo no he tenido elección, mi vida sin él no es algo que quiera, así que...— le explico.
—Les va a ir genial juntos, puedo verlo— me dice muy convencido y yo rezo para que sea así.
Poco después de acabar los postres nuestros invitados se disculpan y se despiden para ir a casa. Ha sido una velada estupenda, me han hecho sentir muy a gusto y bien recibido. Ya Ohm me había dicho que no tenía por qué preocuparme, pero no pude retener mi ansiedad.
Mientras recogemos y lavamos los platos, Ohm me pregunta por la escuela de cocina. Espero poder entrar y con el tiempo abrir mi restaurante. Mi novio está muy seguro de que lo lograré, me dice, sin dejar de sonreír, que mi comida es lo mejor que ha probado.
Una vez terminamos de limpiar Ohm me acorrala contra la pared y me exige que cumpla mi palabra. Estamos solos y quiere su premio por aguantar tan estoicamente hasta ahora. Me entra la risa floja y agarro su mano para llevarlo a hasta el dormitorio. Él me sigue sin chistar mientras me come con su mirada. Sé que en cuanto tenga sus manos sobre mí, todo mi control se terminará y dejaré que haga conmigo lo que quiera.
Y eso es exactamente lo que pasa. Ni siquiera acabamos de entrar cuando tengo su cuerpo sobre el mío. Sus labios devoran los míos con pasión, como si lo necesitase más que su próximo aliento.
—Hoy no tengo paciencia— me advierte mientras sus manos me desnudan.
—No la necesitas— le contesto cogiendo su mano y colocándola en mi entrada.
El gemido ahogado de Ohm hace eco en el silencio de la noche, cuando sus dedos tocan el plug anal que he llevado toda la noche. Ha sido un reto aguantar con esto rozando mi próstata a cada instante.
—Eres la cosa más sexy, atrevida y hermosa del mundo Fluke— me susurra con adoración.
—Tu cosa sexy— le respondo con una sonrisa que amenaza con partir mi cara en dos.
—Mío. ¡Jesús, que bien suena eso! — me dice sacando el dildo de mi interior y sustituyéndolo por sus dedos.
—Mmmm, que rico, por favor cariño, yo tampoco puedo esperar más— le digo bajando su cremallera y buceando en sus bóxer hasta su polla más que dispuesta.
—En la cama, con este delicioso culito levantado para mí— me ordena con esa voz suya tan sexy.
Ni se me ocurre rechistar, no tardo un segundo en estar a su disposición como me ha pedido. Y un segundo después su polla recorre un camino delicioso hasta el final. Me cuesta respirar y Ohm para un segundo para que nos adaptemos y esto dure más de cinco minutos.
Últimamente no podemos saciarnos nunca. Hacemos el amor por la mañana, cuando nos encontramos para comer o en mitad de la noche cuando Ohm se da la vuelta y clava su erección contra mi culo, que lo recibe con agrado.
Entonces empieza su vaivén suave y relajado. Siento cada terminación nerviosa en tensión. Sus manos recorren mi piel y todo arde allí donde posa sus dedos. Su polla resbala con suavidad y mi propia erección martillea hacia delante con cada estocada. Es brutal, puedo sentir cada respiración de sus labios contra mi nuca, y es maravilloso.
—Nunca hubiese imaginado a alguien tan perfecto para mí, y además tener la suerte de que ese alguien me amara. Te quiero tanto Fluke— jadea en mi oído y a mí me suena a gloria.
—Y yo a ti— gimo sin poder parar.
Ohm se entierra fuertemente en mí y después saca su pene de mi interior y me da la vuelta. Mis piernas se abren para recibirlo entre ellas, y él me abre imposiblemente para, de un movimiento suave, volver a mi interior.
Entonces empieza a follarme en serio. Fuerte, pasional y arrebatador. No entiendo como todavía sigo vivo, porque creo que acabaré ardiendo en llamas, si sigue por ese camino.
—Amor, dime que estás cerca— me ruega.
—Fuerte y sin miramientos, dámelo y verás que espectáculo— le susurro pasando mi lengua por su mandíbula.
Y joder si no me lo dio. No recuerdo haberme corrido tan fuertemente desde hace mucho tiempo. Apenas estoy bajando de mi nube de felicidad cuando siento a Ohm tensarse sobre mí y gritar mi nombre mientras su orgasmo arrasa con todo a su paso.
OHM
Son casi las nueve, y como pedí, todo el personal va llegando hasta la entrada de la granja. Anoche después de nuestra magnifica sesión de sexo hablé con Fluke acerca de esta reunión. Puedo sentir su nerviosismo, pero en su fuero interno, sabe que esto es necesario. Sentaré las bases para nuestro futuro juntos, hasta que pueda poner un anillo en su dedo, los demás deben saber que puesto tiene mi novio en la granja.
—Buenos días— les digo en voz alta para acallar los murmullos que se han ido subiendo de tono. —Los he reunido hoy porque quiero dejar claros algunos puntos. En primer lugar quiero presentar formalmente a mi pareja, Fluke Natouch, porque no lo hice cuando llegó y eso ha llevado a algunos malentendidos— les explico mientras me miran con una mezcla de curiosidad y aprensión.
Fluke se adelanta un poco y yo enredo mis manos con las suyas en un gesto de apoyo silencioso.
—Hola a todos, soy Fluke y quiero que sepan que estoy aquí para ayudar, que mi puerta siempre estará abierta para todos. Gracias por recibirme y espero que podamos trabajar juntos— les dice con sencillez, y esa sonrisa que derrite corazones.
—Bien, ahora quiero que quede una cosa clara. La palabra de Fluke cuenta como la mía, por lo tanto, cuando él de una orden, será como si la diese yo. Esta granja es nuestro hogar, y todos ustedes forman parte de ella, pero no voy a tolerar ninguna falta de respeto a su persona— les digo mirando directamente a Gina y viendo cómo se sonroja hasta la médula.
No quiero que Fluke vuelva a sentirse fuera de lugar, no voy a permitir que nadie crea que, definitivamente, este no sea el sitio donde debe estar.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top